Lo que sentía era cien veces mejor que lo experimentado con mi novia, ni siquiera cuando hacíamos las mejores cositas. Me quería quedar con esta mujer. Saqué el huevo lentamente y luego se lo volví a meter, también lentamente.
- ¡Ayy, qué sabroso! ¡Cómo me gusta cuando me lo metes lentamente! ¡Así, asi, me gusta!- gritaba la excelente mujer mientras la cuca se apretaba fuertemente alrededor de mi pene. Temblaba como loca y la cabeza la tenía echada hacia atrás.
Luego se le escapó un gritito de la boca cuando terminó de acabar. Le sostenía por ambas caderas mientras le hacía largas metidas bien adentro de su vientre. Una tras otra, bien adentro de la cuca. Ella se sentía como en el cielo y luego de diez o doce metidas se volvió a venir. En el momento de ese orgasmo sentí que la puerta del baño se abría. Nos quedamos paralizados en medio de otro orgasmo que estábamos teniendo, y aguatándonos.
La voz era inconfundible: era la de su esposo todavía hablando por teléfono con alguien. Oímos que orinaba y lentamente metí el huevo
por el culo hasta que lo tenía mas parado dentro de ese sabroso trasero. El esposo bajó la palanca (soltó la taza del inodoro) y se dirigió al lavamanos. Se lavó las manos mientras yo se lo sacaba lentamente a la muchacha. Entonces se secó las manos y salió. Cuando cerró la puerta se lo volví a meter con fuerza. Ella trató de contener el grito pero casi no pudo.
- ¡Eres asqueroso! ¡Me gusta así! ¡Me gusta tu huevo! - Para luego tomar aire.
Seguimos tirando largo y seguido. Otra vez estaba acabando ella y yo, por mi parte, también estaba comenzando a tener mi propio orgasmo. Cuando sentí que ya iba a acabar, le aceleré el paso: no lo pude evitar. Mis caderas parecían un piloto automático y ella no se quejó cuando le comencé a dar metidas bien duro y mas profundas. Mi cuerpo sonaba cuando daba contra las nalgas. Me rogaba que no parara aunque no era mi intención detenerme. Ya casi acababa:
- ¡Así, así, así me gusta, dame! ¡Mas, mas! ¡Yaaaaaaaa!!!!! - gritaba cuando tuvo el poderoso orgasmo. En el momento en que sentí su cuca al contraerse, le di duro hasta que exploté. Le di más y mas duro hasta que se me vaciaron las bolas y todo se lo había echado adentro.
Se quedó moviendo la cadera como si la hubieran matado a cogidas, al mismo tiempo que ambos orgasmo se aflojaban.
Al rato regresamos al lounge, uno primero y el otro después. Yo estaba sorprendido por lo rápido bien aseada que quedó. Creo que yo no tuve el mismo éxito. El esposo no le dijo ni una palabra y tomamos nuestros asientos respectivos comportándonos como si nada hubiera pasado. Ni siquiera sabía su nombre pero si la conocía íntimamente. El recuerdo de la firme redondez de su culo suave siempre me haría parar el huevo de ahora en adelante.
Ya el lounge del vuelo se estaba llenando de gente. Casi no me daba cuenta de los pasajeros que entraban porque sólo miraba a la dama. Ella me sonreía dándose cuenta en que pensaba yo. Quitó una pierna de arriba de la otra para luego cruzarlas en la dirección contraria. Apuntaban directamente hacia mi cuando lo hizo. Pude ver un poquito la cuca, sin pantaletas, todavía mojada, entre unas piernas perfectas y medias de algodón. Ya me dolía el huevo.
Me puse a pensar en los sucesos de varios días antes. Mi amigo de Nueva York me había enviado un e-mail diciendo:
“Cuando los gatos no están en casa otros se están cogiendo a la gata”. Ese era el título del e-mail.
Cuando lo abrí vi una foto que habían tomado con mi teléfono celular y un mensaje: “ Salí de mi apartamento y vi a tu novia cuando salía del suyo…pero no estaba sola. Creo que conoces al tipo”.
Su apartamento quedaba al otro lado de la calle como a treinta metros del de ella. La foto era de ella sentada en las escaleras abrazando al tipo y besándolo. Tenía las manos subiéndole la minifalda y agarrándole las nalgas. Era mi jefe que era casado. Ahora se porqué me envió de viaje a París días antes.
Me senté en el lounge para pensar qué iba a hacer por esta infidelidad de mi novia. Saqué el celular y le dejé un mensaje:
“YA TERMINÉ CONTIGO. PRONTO REGRESO Y TE LLEVO TUS COSAS. CUIDATE MUCHO”.
Colgué cuando dejé el mensaje de voz.
Luego le envié un mensaje al amigo que me había enviado la foto: “MUCHAS GRACIAS POR PREOCUPARTE. ERES UN BUEN AMIGO. DESPUÉS TE ESCRIBO UN MENSAJE DE TEXTO.”
Después que colgué envié otro mensaje a la dirección de correo a la esposa del jefe, a su negocio de alimentos para vuelos en el aeropuerto. Miré de nuevo a mi mujer misteriosa y le sonreí. Media hora después terminaron de abordar y el vuelo despegó.
La mujer y su marido se sentaron dos filas delante de mi al otro lado del pasillo. Ella tenía un asiento de pasillo desde donde me ofrecía una buena vista de sus piernas de vez en cuando. Vi como se aplicaba el lápiz labial con ayuda del espejo de su polvera, pero en realidad lo que hacía era verme por el espejo. Yo estaba sorprendido.
Luego de cinco horas de vuelo el avión ya estaba en vuelo de crucero, nievlado y suave, y las luces fueron apagadas débilmente. La mayoría de los pasajeros estaban dormidos y como nunca he podido dormir en los viajes por avión me senté con los audífonos para oír música con los ojos cerrados.
Mi mano estaba descansando en el apoyo del asiento cuando de pronto sentí el roce inconfundible del suave y tibio algodón en mi mano cuando alguien pasó por el pasillo. Abrí los ojos y allí estaba mi misteriosa mujer: parada mirándome.
Me sonreía seductoramente y movía la cabeza hacia la parte de atrás del avión. Caminó en esa dirección mientras yo volteaba a ver a donde se dirigía. Entró a los baños en la parte de atrás, de primera clase. ¿Qué iría a hacer al baño? Espere un rato y luego también me dirigí hacia allí para tocar la puerta suavemente, asegurándome de que nadie estaba mirando. Me abrió para que entrara:
- Ya no aguanto mas. ¡Quiero que me vuelvas a meter el huevo ya mismo!
CONTINUARÁ.
Traducido por Traduttore_traidore