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Consolador peligroso

~~Era el otoño pasado, acontecía el cumpleaños de mi compañera de piso Amparo, nosotros vivíamos los dos alquilados en Aljaraque, llevábamos dos años juntos, no éramos pareja, pero a veces nos liábamos, ella era muy picantona, y pensé en comprarle un juego de braguitas y sujetador pecaminosos. Miré en algunas tiendas de lencería, pero nada me llamaba la atención, por lo que decidí darle una vuelta más de rosca, y al final decidí ir a un sex shop. Decidí ir a uno de Huelva, al entrar había un par de chicos atendiendo y una tropa de chicas adquiriendo elementos para una despedida en el mostrador. Les dije lo que quería y sacaron catálogos, estuvimos mirando, las modelos eran bellas, unos cuerpazos de órdago, había uno que me gustaba mucho porque dejaban media teta al aire, y como Amparo las tiene colosales pues le quedaría divino, así que compré ese según las medidas que yo pensaba que ella tenía. Al otro día fue el aniversario, mi regalo le encantó, me dijo que se lo iba a probar, se lo puso, y resultó irle algo pequeño, por lo que decidimos cambiarlo. Así que para que no hubiera errores nuevamente, decidimos ir los dos al sex shop para traerse el adecuado. Llegamos al rato, y estaban los dos mismos chicos, Amparo se hizo la cortada al principio, pero rápidamente fue acomodándose, los chicos eran muy amables, y tras buscar un poco, al final encontramos la talla adecuada, por lo que al no haber probadores, se introdujo en una cabina conmigo, para que viese si le quedaba bien. Yo estaba sentado en una silla, ella de pie, se quitó la blusa, quedando sus tetas al aire, se colocó el sujetador, ante esta situación, mi polla se endureció de golpe, más aun cuando en una de las pantallas de la cabina, una chica rubia se la chupaba a un negro, aunque la verdad es que notaba que Amparo también le excitaba esa situación. Tras ver que le quedaba bien el conjunto, salimos dispuestos a irnos ya, mientras yo descambiaba la lencería, Amparo divisaba unos consoladores en una vitrina, y sin vergüenza alguna solicitó a uno de los chicos que se los enseñaran, los ojos de ella brillaban como cuando está caliente, y eso me excitaba. Pilló uno negro, largo y gordo, al tenerlo en las manos le dijo al chaval que era muy grande, que debía hacer daño, a lo que el dependiente le replicó entre risas que no hacía, ella le respondió que no sabía, que le daba miedo, que no estaba acostumbrada, y el chico con una grácil sonrisa le dijo que con una buena lubricación a una chica le cabía, a lo que Amparo mirándome dijo, pues no sé, no sé, no creo que haya pollas tan grande como esta de plástico, a lo que el chico tras llamar al otro dependiente replicó, sí las hay de carne y hueso, y es más excitante que los consoladores, alo que ella ya totalmente cachonda respondió que donde se podía encontrar una así de grande, a lo que los chicos rápidamente replicaron que ellos dos, centímetro arriba, centímetro abajo, la tenían como esa, ella les dijo que anda ya, que eran unos exagerados, tras lo que yo viendo el ambiente, le dije inútilmente a Amparo, venga vámonos que se nos va a hacer tarde, y ella me replicó con voz de mando y una sonrisita maliciosa, cállate, espera un poco que estos chicos me están mintiendo, los chicos siguieron y le dijeron que no mentían, que si ella lo pedía se lo demostrarían, a lo que ella sorprendentemente les hizo una proposición, si no os llega a 19, nos regaláis la compra, y si llega, lo que queráis, ellos dijeron que se las tenía que mamar un poco si la tenían de 19, a lo que ella accedió, ante esto, le dije a Amparo que era lo que estaba haciendo, ante lo que ella me mandó a callar, y me dijo que o me fuese a una cabina a mirar, o que se quedara callado, por lo que hice lo segundo.
 Los chicos en segundos estaban con los pantalones bajados, se veían grandes pero tampoco tanto y no estaban duras del todo, súbitamente mi novia extendió sus brazos y las cogió en sus manos, y los chicos inmediatamente me dijeron que fuera bueno y cerrara la tienda, que ellos me esperaban en el almacén, yo estupefacto, hice lo ordenado, y cerré la puerta del local, lo que me llevó un poco de tiempo, al llegar al almacén, Amparo estaba sentada encima de uno, empalada hasta el fondo y cabalgando, entre tanto el otro se la encajaba en la boca, ante esto, mi reacción fue sacármela y empezar a masturbarme. Después de un rato así cambiaron las posiciones, la pusieron a cuatro patas, y el otro se la metió hasta el fondo, ella gemía, hasta que el dependiente que quedaba le metió su polla por la boca, dejándola muda, así estuvieron otro rato, dándole a mi compañera, se fueron intercambiando las posiciones y las posturas, dándole una lección de posturas a Amparo, así hasta que llegó el momento de soltar, se pusieron los dos de pie mientras ella estaba arrodillada, y fueron sus tetas y su cara las que recibieron la leche, quedaron saciados, ella cubierta de semen y su coñito chorreando.
 Sin dejarme terminar la pajita, uno de los chavales me dijo que fuera al coche a recogerle el bolso a ella, en el que tenía cosas típicas de mujeres, me fui al coche, recogí lo solicitado y al llegar a la tienda, se demoraron un poco en abrir, por lo que temí que estuvieran de nuevo liados, pero al rato salieron los dos, y me calmé un poco, más al ver sus pollas chuchurridas. Uno de los chicos me indicó, que pasara, que no hiciera ruido, que iba a ver algo que me gustaría, yo empezaba a sospechar, al pasar al almacén, vi a ella a cuatro patas, con los ojos vendados, y un mozo negro se la estaba follando con gran premura y violencia entre los gemidos de Amparo, ella como una buena perra le rogaba que no parase, así estuvieron un gran rato. Los otros dos se iban turnando, se acercaban de uno en uno para metérsela en la boca, por lo que aunque tuviera los ojos vendados, supongo que ella sabía demás que el que le estaba reventando el coño era otro, pero la muy zorra pasaba de todo, solo quería disfrutar. Al rato, uno de los chicos le quitó el pañuelo, ella pudo ver que eran tres más yo, los chicos que allí había, pero ni se inmutó, continuaron igual que antes algo más de tiempo, el negro reventándole el coñito, y los dos chicos metiéndose en la boquita a Amparo, hasta que se pusieron los tres de pie y ella de rodillas en medio, las corridas de los dos chicos primeros resultaron abundantes pero nada que ver con la del negro que era una fuente, quedó bañada de semen de los chicos, su cara y sus senos se perdían entre la manta de leche.
 Al ver que había exprimido a los tres chavales, la muy zorra me miró, y con un dedo me hizo un gesto para que fuera, me acerqué, cogió mi polla que estaba por aquellos entonces fuera y medio lista de papeles con mi masturbación, y me la chupó enérgicamente hasta que me corrí, fue un vaciado instantáneo, pero muy brioso, ya que estaba muy caliente, la bañé aun más, estaba empapada de leche, y estaba muy contenta. Tras esto, se limpió un poco como pudo, y nos fuimos a nuestro piso, con el conjunto gratis, pues me rembolsaron el dinero pagado por él antes.

Datos del Relato
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