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Categoría: Confesiones

Conociendonos

Mi amiga estaba de cumpleaños el domingo 25 de agosto, es bajita, delgada y trigeñita. Desde hace años tenemos una maravillosa amistad que nos une. Cada vez que la visito o nos saludamos en nuestro trabajo procuro sonreírle, saber como esta de salud y algunas veces tocarle su nalgas cuando esta en mi oficina. Ese tipo de gestos que se repite con bastante regularidad nos excita bastante a ambos pero hasta hace poco más de un año, no nos decidimos a dar otro paso. Todo ocurrio ese día exactamente en la casa de Papa. Habiamos quedado a solas brindando con un vaso de vino. Su marido estaba de turno, su papa en Chiriquí y su hermana salio a dictar unas clases de inglés. De pronto, ella se incorporo y pausadamente se vino a sentar a mi lado. Mi excitación crecia por momentos. La gota que colmo el vaso fué cuando acerco su boca a mi oido y me susurró:
-¿Siento curiosidad por lo que nos dijistes a mi, a mi hermana y a su amiga?, tenemos por lo toda la tarde para experimentarlo.
Inmediatamente ella se me avalanzo como un animal en celo, ella me esperaba con su boca abierta en la que sin darme cuenta mi lengua jugaba con frenesí. Sus manos se fuerón hacia mi entrepierna, donde mi pantalón albergaba un pene totalmente en erección esperando alguna caricia que le hiciera explotar. Me desabrocho y cogio mi polla con su mano, empezo a moverla como masturbandome. Mientras yo me las había apañado para dejarle sus pechos al aire y lamía y mordisqueaba sus abultados pezones. Con mi mano busque su humeda vagina y comenze a acariciarla suavemente, lo que provoco un para de gemidos de complacencia por su parte. Seguidamente ella se incorporó y se bajo sus pantalones y se dispuso a sentarse sobre mi polla mientras apartaba con una mano sus bragas para dejar su agujerito al alcance de mi polla. Me agarró el miembro si se lo introdujo en su coño más que humedo. Empezo a botar como una posesa y no tardó en correrse ni tres minutos, mientras se corría gritaba:
- Por fín, cabrón, por fín. Follame toda.
Yo ya no aguantaba más y cuando pensé que me iba a correr dentro de ella se volvio y se metio mi polla entre sus tetas, esto hizo que me fuera sobre su cara y sus pechos. Ella comenzó a lamerme y limpió todo mi miembro.
Tras descansar unos instantes se puso de pie y empezó a vestirse, acordamos entonces vernos regularmente a solas y seguir con esta relación obviamente en secreto. Yo estaba encantado, y ahora nos vemos dos días por semana como mínimo. Cojo la moto y me la llevo lejos de donde vivimos. Allí nos dejamos llevar por la pasión y nos pasamos las tardes follando como conejos.
Datos del Relato
  • Autor: anonimo
  • Código: 11691
  • Fecha: 11-11-2004
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 4.86
  • Votos: 21
  • Envios: 1
  • Lecturas: 3713
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