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Conociendo a ratona 2.0 (Cap. 6): De regreso hacia Madrid

Como era de suponerse, durante todo el vuelo de regreso a Madrid, el Ama se la pasó siendo servida y atendida como la Diosa que era por sus inútiles perras, de las cuales su única gracia era ser arrastradas a los pies de su señora. Tal cual era de suponerse, en pleno vuelo la curiosidad mató al gato lo cual obligó a la azafata a poner atención a ver como esas chicas sin reclamo alguno eran sometidas en cada cosa que se les ordenaba hacer únicamente a señas y palmadas.



La azafata llevó la bebida de cortesía que gozan los pasajeros que compran boleto de primera clase, y ya ahí disculpándose de antemano por la intromisión comentó “disculpe señora podría hacerle una pregunta si no le molesta”, el Ama miró a la azafata y le autorizó tal privilegio, la azafata agradeció y enseguida preguntó he mirado atentamente y veo que todas estas chicas se esmeran para servirla con su máximo esfuerzo y dedicación, ¿podría explicarme como lo hace?



El Ama respondió calmada “me sirven de esta manera tan entregada por una simple razón, ellas son esclavas a mis pies y su único privilegio es atender y servir a su Dueña las 24 horas”, la aeromoza mantuvo silencio por unos segundos, suspiró y enseguida agachó la mirada y preguntó ¿Señora cree usted posible adoptarme y así ser parte del sequito que tiene a sus pies? El Ama dijo ¿y que te dice que me hace falta o que quisiera otra esclava de las que ya tengo?, la aeromoza dijo:



”Señora soy sumisa y hace poco perdí a mi Dueña, ella falleció y desde entonces he buscado a quien servir pero la verdad son puras chicas que se creen amas pero la realidad es que son puras novatas, y yo veo que a usted no le es necesario hablar, solo da simples chasquidos y sus perras saben que hacer exactamente cada una”, ¿me permitiría suplicarle me aceptara como su leal súbdita?



El Ama hizo sonar dos chasquidos, eso le bastó para que las estúpidas perras lame pies interrumpieran sus labores en los pies de su Dueña, el Ama refiriéndose a la azafata dijo:



“A ver tu inútil encárgate de mis pies con la misma entrega que mis perras estaban dándome y mantén silencio como las demás”. La nueva perra de inmediato ocupó el lugar correspondiente para atender los pies de su posible y futura Ama, guardando silencio se dedicó a dar su mejor esfuerzo con tal de que la adoptaran como una más del sequito.



El Ama se percató casi de inmediato que la arrastrada que le masajeaba y besaba los pies tenía futuro como esclava, por lo que dijo “Al parecer tienes vocación para ser perra, te daré una tarea y si la cumples sin falla alguna, puede que seas aceptada en mi sequito, pero solo si tú número de errores sea cero, ya que mis perras deben darme siempre la excelencia en todo”. La nueva perra besó la mano de su futura Ama en agradecimiento por permitirle estar a sus pies. Su nueva Dueña le ordeno ponerse a cuatro patas para ella descansar apoyando los pies en su lomo mientras tanto sus perras continuaban con la adoración de pies y abanicando.



La azafata permaneció casi todo el vuelo postrada sirviendo como descansa pies, ya que al ver que por el intercomunicador le llamaba el capitán, alzó la mano suplicando permiso de hablar, el Ama dijo ¿Qué quieres perra?, la azafata respondió “Ama me llama el capitán, debo responderle, evitándole problemas a usted Al notar mi tardanza en atender su llamado, de esa forma no sabrá que solo me la he pasado dándole descanso a sus dignos y delicados pies.



Su Ama le respondió no tardes inútil, ahora tu estas a mi servicio y ya no más del capitán; la azafata respondió con un tono de voz poco audible “así lo haré mi Diosa”.



Como a los 30 segundos regresó la nueva esclava ante su Ama para suplicarle con suma humildad “Mi Ama me apena mucho no poder continuar en estos momentos postrada a sus pies, debo suplicarle a usted y mis compañeras esclavas retomen sus lugares ya que estamos empezando el descenso y deben adoptar la posición para aterrizaje y replegar mesitas, pero le prometo que a la brevedad regreso para continuar sirviéndole como usted merece”.



El Ama y su sequito adoptaron la posición para el próximo aterrizaje, y al estar en plataforma para descender del avión la nueva perra se alistó para descender junto con sus compañeras y su Ama, llamó a su asistente y le ordenó hacerse cargo de todo, ya que a partir de ese instante ella renunciaba a su puesto para dedicarse de lleno a servir a su nueva y definitiva propietaria, dicho esto acompañó a su Ama hasta la banda donde se recopila el equipaje para ser entregado a los pasajeros.



Las perras ya tenían más que aprendido cuál era su tarea en cuanto al aeropuerto, por lo que sin perder tiempo dirigieron sus pasos a recoger las maletas y cargarlas hasta llegar a la salida donde las esperaba la ratona principal con la limusina y retomar camino hacia el reino de su Majestad.



En el trayecto hacia el reino las esclavas explicaron a su nueva compañera todas y cada una de las obligaciones que se debían cumplir cabalmente y sin reparo alguno.



La nueva esclava puso toda su atención a las explicaciones recibidas por parte de sus compañeras y antes de llegar a su destino, ya la nueva esclava había aprendido todas las indicaciones. Eso le ayudó a que justamente al bajar de la limusina, ya sabía exactamente que debía hacer en ese momento al compás de las otras perras; se avocaron a bajar el equipaje y sacar todas las pertenencias de su Ama a la mayor brevedad.



Ya que el sequito había crecido bastante, el Ama dispuso que unas cuantas de ellas se dedicaran a desempacar y arreglar sus cosas, otras se encargaran de darle un buen baño de tina mientras que las demás le preparaban una bebida refrescante y abanicarla mientras descansaba en la tina.



El Ama ordenó a su nueva perra que le diera un buen masaje de pies y no solo estárselos lamiendo como en el avión, ahora debía masajear bien y después aplicarle una pomada de árnica para desinflamar después de tanto caminar durante el regreso desde Hawái. La perra asintió y no tardó en apoyarse en sus talones estando arrodillada para poder así cumplir el mandato de su Ama.


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