Una vez en el avión cada una de sus tres ratonas se postraron a sus pies tal y como lo hicieron en la sala de espera del aeropuerto, una de ellas se puso a 4 patas para que su Ama pudiera apoyar sus pies encima de su lomo como toda un reina, otra de ellas la descalzó para así poder sobarle los pies y que su dueña disfrutara cómodamente del viaje mientras que la tercera de las ratonas le abanicaba suavemente mientras que el Ama disfrutaba su bebida favorita.

Mientras que el Ama disfrutaba de la atención brindada por sus tres ratonas, la azafata encargada de los pasajeros de primera clase miraba desde lo lejos en su lugar la escena de las ratonas a los pies de su Ama, situación que lejos de causarle incomodidad, le causaba curiosidad y hasta algo de morbo.

La azafata líder al ver cómo era servida el Ama se armó de valor y se dirigió a servir una bebida para llevársela a su Majestad con el pretexto de acercarse a ella, en la servilleta había un recado que decía “He notado con curiosidad como tiene a esas chicas sirviéndole lo cual me excita y causa mucho morbo solo de imaginarme a sus pies, yo soy sumisa y me gustaría ser parte de su sequito de perritas”.

El Ama leyó la nota y al reverso de la misma escribió “Si te interesa ser mi ratona quiero verte clavar la mirada al piso desde ahora y hasta que llegue el momento de aterrizar y si es que decides estar a mis pies bajarás detrás de mí al mismo tiempo que mi sequito”, habiendo escrito la nota, el Ama discretamente dejó caer la servilleta pero a la vez fue lo bastantemente notoria para que la azafata se diera cuenta teniendo así que acercarse para recogerla y se diera por enterada lo que debía hacer en caso de unirse a sus ratonas. El Ama continuó disfrutando de su refrescante bebida y atención mientras con discreción vigilaba a su futura ratona.

Transcurridos apenas unos 30 segundos, discretamente el Ama miró hacia la azafata y claramente se percató que ya estaba con la mirada clavada al suelo, eso le confirmó que tenía una nueva ratona. Por fin aterrizamos en las bellas playas hawaianas y como era de esperarse que al abrirse la puerta del avión los pasajeros de primera clase descendieran primero como debe ser, por lo que me puse en pie y de inmediato mis ratonas se alistaron tras de mí para seguir a su dueña, sin embargo esta vez baje del avión no con solo tres ratonas, al bajar, del avión presurosamente la azafata salió tras de mí también, ella agradecía a dios el que le hubiera puesto a los pies del Ama que tantos ella había anhelado tener y que por fin había llegado el momento de ser útil para otra persona.

La azafata apenas salió de la aeronave se postró a los pies de su nueva y única dueña y delante de toda la gente del aeropuerto y de los pasajeros que iban descendiendo agradeció besándole los pies por esa oportunidad tan grande de permitirle sentirse no solo útil para alguien más, sino que además se cumplía el sueño que tanto había anhelado. Toda gente que pasaba por ahí en ese momento incluyendo los pasajeros veían como se estaba humillando sin razón aparente la azafata, sin embargo a ella no le importaba lo que pensaran los demás, ella solo debía obediencia y respeto desde ese momento a su Ama.

La azafata después de lamer y besar los pies de su nueva diosa, decidió que lo correcto sería evitarle a su Ama la incomodidad de tener que pasar entre toda la población que a su magnificencia podría incomodar, por lo que le suplicó la siguiera y así conducirla por el acceso del que solo la tripulación aérea goza para salir rápidamente. Una vez evitadas todas y cada una de las trabas que deben sufrir los viajeros ya las demás perras tenían el equipaje de su dueña listo, únicamente estaban esperando arrodilladas apoyadas en sus talones a que su Majestad apareciera con ese porte como la diosa que es, apenas la vieron se condujeron a la renta de autos solicitando una limusina. Ya que no podían pedir menos.

De camino al hotel en la limusina mientras que las ratonas servían a su Ama, la nueva ratona estaba siendo entrenada de cómo debía dirigirse y conducirse a los pies de su Ama, obedeciéndole en todo y jamás contradecirle o sería acreedora de una buena reprimenda, la azafata solo dijo “Ama usted manda y su perra le obedece”, el Ama se dio cuenta que la nueva ratona había entendido su rol a la perfección.

El Ama inmediatamente ordenó a todas sus ratonas, al llegar al llegar al hotel dos de ustedes se encargaran de acomodar todas mis cosas bien puestas y el resto se pondrá bikini y me seguirá a la alberca para abanicarme y masajearme los pies, y ustedes ratonas al terminar de acomodar se bajaran a la alberca a buscarme, recuerden que son mis vacaciones, ustedes vienen de esclavas nada más ¿ha quedado claro inútiles? Todas respondieron al unísonamente “muy claro Majestad”.

Al arribar al hotel el Ama sacó de entre sus documentos personales la confirmación impresa de la reservación, el encargado de la recepción al verificar los datos le registró, le entregó la llave y le dio la bienvenida invitándole la bebida de cortesía de los huéspedes al llegar por primera vez dándole el cupón que demostraba estar apenas registrada. El encargado ofreció llamarle al botones y llevara su equipaje, su Majestad respondió “no será necesario, mis chicas se encargaran de eso”.

Las ratonas enseguida se encargaron de llevar el equipaje de su Majestad para después ya en la suite desempacar las pertenencias de su dueña, lo primero que debieron sacar fueron los bikinis primero el del Ama para continuar con los bikinis de las dos ratonas que bajarían a servir a su ama en la alberca. Antes de bajarse a disfrutar de la bebida de cortesía les dejó claro a sus demás ratonas que solo tenían 15 minutos para dejar todo listo, guardado y ya estar en la alberca para servirle como era su obligación.