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Conociendo a ratona 2.0 (Cap. 13): La renta de esclavos

El hotel de su Majestad seguía conquistando fronteras, ya fuera dentro de Madrid o internacionalmente, cada vez adquiría mayor reputación y prestigio por ser el mejor entre los mejores hoteles de Madrid y el cual contaba con el mayor número de servicios de altísima calidad, no solo en decoración sino también en atenciones hacia el huésped. A su Majestad le llovían a su página de Facebook miles de comentarios positivos a diario, así que pensó en integrar a su Facebook una serie de preguntas para mejorar aún más el servicio dado al huésped. Una vez más su Majestad no tuvo que esperar para recibir comentarios de clientes que habían estado hospedados y habían quedado maravillados con todo en general, desde el SPA hasta pasando por los restaurantes pero sobretodo muchos de los huéspedes los hacían en base a la atención personalizadas ofrecida por la sumisas en todo momento.



A su Majestad le dio mucho gusto darse cuenta que su recién inaugurado hotel estuviera teniendo tanto éxito en cada uno de los servicios prestados por el hotel. Eso permitía subir aún más la categoría del hotel, ya que significaba que los esclavos y esclavas que trabajaban ahí daban su máximo esfuerzo y aún más con tal de no fallar a su Dueña. Cierto día una huésped que estaba por terminar su estancia en el hotel le comentó a su Majestad si no habría posibilidad de quedarse con la sumisa asignada durante su estancia en el hotel. A su Majestad le sorprendió escuchar esa pregunta ya que los esclavos eran propiedad del mismo hotel, sin embargo le vino la idea de aceptar la propuesta de llevarse al esclavo asignado, pero esto generaría un costo mensual que se debería pagar mes a mes. El huésped que le faltaban solo dos días para regresar a su país estuvo de acuerdo y para formalizar el tato se redactó un contrato donde quedaba asentada la renta del esclavo. Su Majestad pensó que la renta de esclavos exportados a otros países sería una muy buena forma de ingresos fijos, ya que si el arrendatario de esclavos no pagaba en los primeros cinco días de cada mes, el esclavo se recogería y se pondría a disposición de algún otro interesado en su renta.



A partir de ese momento en cada reservación realizada su Majestad preguntaba si sería de su gusto en caso de haberles gustado el servicio de los esclavos, si les gustaría llevárselos a casa en calidad de renta mensual, obviamente con las mismas atenciones dadas por ellos en el hotel. Como era de esperarse y por obvias razones los futuros huéspedes respondían afirmativamente pero que solo se los llevarían si quedaban 100% complacidos con la atención recibida.



Su Majestad se dio cuenta que tenía que conseguir más esclavos para las posibles rentas mensuales, ya que no pensaba deshacerse de los esclavos recientemente adquiridos, entrenados y educados a sus pies. Mando llamar a una de las esclavas para que les llevara el teléfono inalámbrico. Una vez que la esclava regresó con el teléfono, besó los pies de su Dueña para poder regresar a sus obligaciones diarias. Su Majestad llamó a sus esclavas ocultas y ordenarles presentarse a la brevedad en el reino. A los veinte minutos las esclavas se encontraban llamando a la puerta para atender las ordenes que les diera su Majestad, se arrodillaron y besaron sus pies para terminar adoptando la pose adoración y esperar las ordenes que les asignarían.



Su Majestad les comentó que ahora el hotel estaba por incluir entre los servicios la posible renta de esclavos si es que el cliente deseaba arrendarlo, por lo que debían ir a conseguir una remesa de por lo menos 200 esclavos más, 100 mujeres y 100 hombres. Las esclavas pidieron permiso de hablar y al ser autorizado preguntaron más o menos entre que rango de edades deseaba que los consiguieran, su Majestad les ordeno los compraran en entre edades de 18 a 25 años para que rindieran el tiempo y recuperase ella lo invertido. Las esclavas ocultas besaron los pies de su Majestad para retirarse a cumplir con la tarea que les habían asignado.



Todo el sequito de esclavas ocultas se dirigió al bazar a conseguir a las nuevas perritas encargadas por su Majestad. Había chicas de diferente color de piel altura y edad, pero las esclavas ocultas llevaban ya el específico ordenado por su Majestad por lo que se dirigieron a buscar en el área de esclavas jóvenes. Había esclavas rubias, morenas, ojo verde, azul, en fin había un buen surtido y una cantidad impresionante de chicas que esperaban ser adquiridas como esclavas, desde las más atractivas, hasta las que solo de verlas un espejo se rompe solo. Era más que evidente que las esclavas más adiestrables eran las más jóvenes en el rango, ya que apenas era la primer vez que las exhibían como mercancía y aun no entendían de que se trataba, por el contrario algunas de mayor edad eran un poco más ariscas ya que eran mercancía usada y devuelta, por lo que ella sabían qué clase de vida les esperaba.



Las esclavas ocultas preguntaron precios de las chicas de todo el rango de edad entre las que les habían ordenado llevar. Por extraño que parezca las más caras de adquirir eran las más jóvenes, las que no sabían que hacían ahí, y las que ya tenían su andar como esclavas, su precio era menor, ya que aunque tenían la experiencia, eran mercancía ya de segunda mano y bastante rebeldes. Las esclavas ocultas le ofrecieron al mercante que estaban interesadas en llevarse cincuenta ejemplares de las más jóvenes y cincuenta de las rebeldes, pero bajo la consigna de que les hiciera un 50% de descuento en cada lote, al principio el mercante se negó a aceptar la oferta ya que era las jovencitas eran nuevas y las rebeldes aún tenían posibilidades de ser vendidas a un buen precio. Las esclavas ocultas dijeron al mercante, al parecer esta zona del bazar no está muy habitada y por lo que alcanzo a ver en vez de hacer una venta, te quedaras con la mercancía por mucho tiempo. El mercante refunfuñó pero se dio cuenta que tenía ya varios días con esas chicas ofreciéndolas y nadie se las compraba, por lo que tuvo que aceptar la oferta y venderlas a mitad de precio y todavía tuvo que mandarlas al domicilio marcado por su cuenta cosa que no le pareció ya que no había ganancias.



Las esclavas ocultas continuaron su búsqueda dirigiéndose hacia la sección de mercancía masculina en esta parte del bazar también estaban divididos por edades y los que estaban buscando se veían bastante inexpertos y temerosos de negarse a obedecer y que les pasara algo malo, ese grupo de miedosos les pareció que serían fáciles de dominar, preguntaron por sus edades y les dijeron que estaban próximos a cumplir los 18 años, esto les gustó ya que justamente eso buscaba su Majestad, pidieron se los empaquetaran un lote de cincuenta esclavos por lo que los dejaron apartados. Las esclavas ocultas dijeron que les empaquetara ese primer lote pero que aún les interesaba un segundo lote y que por favor aun no hiciera la cuenta, el mercader aceptó la orden y se mantuvo en espera.



Las esclavas ocultas vieron un grupo de esclavos bastante fornidos pero sin totalmente tímidos, esos esclavos que les dices ladra y no saben si deban ladrar fuerte o de manera suave. Las esclavas ocultas hablaron con el dueño del local y le dijeron otro lote de esos esclavos y que se los empaquetaran también, el mercader los empaquetó en pocos minutos y a la hora de hacerles la cuenta las esclavas dijeron que deseaban un descuento de como mínimo un 50%. Una vez más el mercader no estaba de acuerdo sin embargo al escuchar que posiblemente en un futuro podrían comprarle unos cuantos más si es que les salían eficientes, el mercante no solo les hizo el descuento sino que además les ofreció dejárselos a las puertas de su domicilio con tal de tenerlas como clientas regulares.



Las esclavas ocultas dieron el domicilio de su Majestad y se marcharon para notificar a su Majestad que iba en camino la mercancía solicitada, habiendo dado el reporte de su tarea impuesta, una vez más lamieron los pies de su Majestad para retirarse sin darle la espalda haciéndole una reverencia y agradeciéndole ser ellas parte importante del sequito reclutador.


Datos del Relato
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