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Categoría: Confesiones

Conociendo a mis compañeros de trabajo (1)

Me atraía su voz muy sexy, es extrovertido y muy divertido, un tanto loco, ya era nuestra tercer cita e íbamos caminando por una calle solitaria y un tanto oscura para ir del restaurant al auto, me tomó de la mano y me detuvo, se puso frente a mí, me tomó por la cintura y me besó, tenía unos labios carnosos y me besaba muy sensual, suave y lento pero con ese beso me hacía sentir su deseo, nuestros cuerpos se fueron acercando al punto que mis senos ya estaban pegados a su pecho, sus manos seguían en mi cintura pero pegándome a su cuerpo y pude sentir como su verga iba creciendo y mi mente estaba totalmente concentrada en sentir ese pedazo de carne y comérmelo era el próximo paso, pero actúe como inocente palomita y lo dejé creer que él era el que lo pediría pero no sería esa noche, ya que no tenía mucho en esa empresa ni quería darme tanta fama tan rápido baja.



Más tarde esa noche ya estando en mi departamento él me envió un mensaje que decía lo siguiente:



Pasé una noche genial a tu lado, me encantó besarte no puedo dejar de pensar en ello, encendiste mi pasión, espero no se haya notado mucho.



Yo le respondí: si lo noté, yo estaba igual que tú, esperó pronto se repita pero por hoy ya me dormiré, gracias por tan agradable noche te veo mañana.



Y así lo dejé por esa noche, al siguiente día como él era del equipo de supervisores, me tuvo casi todo el día haciendo otras cosas para poder estar cerca de mí, pero no podíamos tocar el tema pues todo el tiempo estábamos rodeados de personas y así pasaron varios días y los mensajes de texto cada vez más reveladores y atrevidos, hasta que se atrevió a decir:



Me gustaría conocer ese lado que no conozco de ti, me gustaría pasar una noche contigo.



A lo que yo respondí: estaría rico poder conocernos de esa manera.



Nos quedamos de ver el fin de semana, yo me arreglé con un vestidito corto azul y unas zapatillas en color beige, debajo una tanga y brassiere blanco de encaje, mi cabello lo sujete con una ligera coleta.



Entramos al motel y era una habitación bonita, un tanto amplia y como era de noche estaba iluminada a media luz, perfecto para el momento, entramos y nos tomamos nuestro tiempo, puso música, yo deje mi bolso y me arreglé otro poco, me acerque a él bailando sensualmente al ritmo de la música que había puesto y con un abrazo y un beso empezó una gran tiempo.



Nuestros cuerpos estaban unidos moviéndose al ritmo de la música, movimientos lentos y con cada movimiento mi excitación iba en aumento, sus manos recorrían mi cuerpo, sus labios subían y bajaban por mi cuello, mis manos ya se habían abierto paso entre su camisa y su pecho, noté que tenía tatuajes en el pecho y me aleje unos centímetros para verlos y con una sonrisa perversa y un ligero empujón lo arrojé sobre la cama, subí a la cama sobre el que permaneció acostado y comencé a besarlo, mis manos recorrían su pecho y sus brazos y lo arañaba con mis uñas ejerciendo una ligera presión, ahora eran mis labios los que recorrían su piel, el, permanecía inmóvil, solo lo escuchaba gemir, gozar y eso me prendía más, como lo he dicho antes me gusta tomarme mi tiempo para gozar y hacer gozar y no teníamos prisa, comencé a bajar por su pecho y él sabía hacia donde me dirigía y se acomodó una almohada en la cabeza para tener una mejor vista, desabroché su cinturón y su pantalón, él se enderezó un poco para ayudarme a bajarlo hasta sus rodillas y ahí estaba, duro, firme, grueso, un largo normal, más que redondo yo diría que ligeramente ovalado, una cabeza no muy grande pero bien definida pero lo mejor de todo era lo gruesa que estaba esa verga



Sin detenerme a pensarlo me la lleve directo a la boca y es que me encanta llevarme vergas a la boca y sí que estaba gruesa, me la metí a la boca lo más adentro que pude y comencé a subir y bajar por esa verga tan gruesa que me llenaba la boca, era algo rico, me tomó de la coleta que llevaba y me empezó a coger violentamente por la boca y gemía, eran movimientos fuertes y rápidos, lejos de incomodarme, me gustó, yo seguía su ritmo, me dijo que me pusiera de rodillas y así lo hice, él se paró encima de la cama y continuó cogiéndome por la boca, me la metía tanto que hacía que me atragantara, eso me excitó mucho más, ya que yo estaba de rodillas sobre la cama la posición era muy cómoda, yo solo me enfocaba en tragar esa verga, jamás me imagine cuanto aguantaría este hombre si correrse en mi boca, no las conté pero si debieron pasar al menos unas 5 canciones entre que me cogía por la boca y me dejaba chupársela, una de las cosas que más me gustan es con la lengua recorrerla todita, sentir lo duro de una verga con la punta de la lengua es riquísimo, también besarla por los lados como si me estuviera comiendo una paleta con los labios solamente, yo seguía con el vestido puesto, me sacó la verga de la boca y me dijo baja de la cama.



Nos bajamos de la cama y me puso de espaldas a él, me besaba el cuello mientras sus manos iban bajando por mi cuerpo, llegó al límite de mi vestido y comenzó a subirlo, me agarro de las nalgas y me dijo al oído, están listas? Subió más y descubrió mis senos, el pezón se asomaba un poco ya que por la posición a gatas de al principio así habían quedado y los pellizco, una corriente eléctrica me corrió por la espalda, chúpalas le dije: me giro y se sentó en la cama, yo me incliné levemente y jaló mi brassiere para sacar mi seno, se lo llevó a la boca y lo lamió completamente, me chupo el pezón y me daba pequeños mordiscos, ya estaba yo muy mojada, término por desabrochar mi brassiere con una facilidad que me sorprendió, y me lo quitó por completo, mis senos quedaron en su poder, los tomó en sus manos y sabía cómo apretarlos y ser agresivo en sus movimientos causando un ligero dolor que causa placer sin llegar a lastimar, los míos ya no eran gemidos, ya eran gritos de placer, siguió lamiendo y besando mis pechos pero su mano bajo a mi vagina, me rozaba por encima de la tanga, pasaba a mis nalgas y me daba nalgaditas, me separó un poco de él y me giró, me daba mordiscos en las nalgas que me hacían sentir como descargas electrizantes por toda la espina dorsal de puro placer, fue bajando mi tanga y separé un poco mía piernas, el aprovechó y metió sus dedos entre mis piernas y de tan húmeda que estaba no tuvo problema en meterme dos dedos y me empezó a coger con sus dedos y me daba de nalgadas. Así te quería tener, me decía, retorciéndote de placer, me sacó sus dedos, se puso de pie y puso sus dedos en mis labios y los Lamí, el me besó en el cuello y me tomó de mi coleta y tirando con fuerza hacia atrás me dijo “acuéstate que ahora si vas a gozar”.



Lo miré y me senté en la cama, así, de frente a él me fui recorriendo hasta estar completamente dentro de la cama y el subió detrás mío, yo lo recibí con las piernas abiertas, tomó su verga entre sus manos y la puso en la entrada de mi vagina, me la dejo ir toda así sin más, grité, se sentía más gruesa de lo q se veía, que rico dolió, pero el sin detenerse por mi grito, me la metía y me la sacaba rápido, duro, me la metía tan rico, cada embestida me hacía gritar, mis uñas arañaban su espalda y tuve un orgasmo, mi vagina tuvo contracciones riquísimas tanto que hasta lo sacó cosa que el aprovecho para tenderse y pedirme que lo montará, súbete me dijo: cógete a tu gusto, tome su verga y me la metí, uy se me fue hasta adentro me empecé a mover como si fuera la última vez que fuera a coger, la sentía rozarme en cada pliegue en cada pared dentro de mi vagina, me olvide de él, cerré los ojos y sólo gozaba, mis movimientos eran rápidos y con un ritmo que pronto me llevaron a un segundo orgasmo, él sonrió y me dijo ey golosa gozaste? Y yo le respondí que sí, que bueno porque ahora viene lo bueno me dijo él y me preguntó: te gusta a gatas?



Como respuesta me puse a gatas a la orilla de la cama ofreciéndole todo mi culo al aire, bajó de la cama, me tomó y me la ensartó, arañe las sabanas, que me empieza a bombear y tenía razón, faltaba lo bueno, con cada embestida hacia que todo mi interior cimbrase y eso me causaba mucho placer, sus testículos pegaban en mi clítoris y se sentía delicioso, fue una deliciosa eternidad, que aguante tenía este hombre, su manera salvaje de cogerme me tenía al límite, yo estaba agradecida de que pudiera durar tanto, en eso sonó su celular, era el taxista al que le habíamos pedido que volviera por nosotros, él le respondió que estaríamos esperándolo abajo en 20 min y colgó, tomó algo de la mochila que llevaba, era algo pequeño, me dijo: ven, indicándome que me pusiera de pie y me puso de frente a un muro y a mi lado izquierdo quedaba un espejo, lo que llevaba en su otra mano lo tomó y pude ver que era un lubricante, puso en sus dedos y me lo untó en el ano, que sensación tan rica, tan suave pero....



-Por ahí? -Pregunté



-Si mami quiero escucharte gritar de placer



-Si por mi vagina se sentía grande como se iba a sentir por mi culito?



Me puso la punta de su verga en la entrada del ano, me incliné y me tomó por las caderas, empujó y mi ano no cedía, volvió a empujar y empezó a abrirse camino, tal como él lo quería grité, me dolía pero quería más, empujó y por fin me lo metió todo, tomó mi cabello y me lo jaló hacia atrás, fue una sensación de dolor y placer, que rico coger así como esa noche de una manera tan salvaje, me la metía con fuerza cada embestida yo gritaba porqué eran más que gemidos, con el jalando de mi cabello y mis senos rebotando con cada metida de verga era espectacular la imagen en el espejo, tuve un orgasmo que me escurrió por las piernas y el al sentirlo comenzó a gemir ese rico gemir de un orgasmo y se vino dentro de mi culo, que rico lo sentí palpitar dentro de mí, me echó toda su leche, tomamos una ducha un tanto rápida y nos vestimos, al bajar el taxista ya estaba ahí ya dentro del taxi, nos comentó que ya tenía unos minutos ahí porqué seriamos su último pasaje del día pero que no nos marcó porque no nos quiso interrumpir, creo que le toco escuchar mis gritos, respecto a el supervisor me despedí de él y dejé la opción abierta a una nueva cita.


Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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