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Categoría: Infidelidad

¿Confusión?

Solo quiero decir que esta historia que a continuación viene fue pura suerte.

Soy un hombre de 38 años, tipo normal, creo yo.

Tengo una novia quien ha sido muy complaciente conmigo, es toda una hembra en brama; pero eso lo contare luego...

Esta señora tiene una hija de nombre Marbella. La verdad le hace honor a su nombre.

18 años recién cumplidos, piel blanca, 1.60 de estatura, ojos claros, pechos medianos, colita muy redonda, piernas torneadas.

Mi novia había hecho una fiesta en su casa, a causa de ser cumpleaños de uno de sus queridos sobrinos.

Todo marchaba bien.

El baile, la bebida al por mayor, las canciones. En fin. Casi había de todo.

Marbella se puso algo pasada de copas y se retiró a dormir.

Mi chica y yo como era costumbre estábamos fajando de lo lindo.

Como en aquella semana que terminaba el trabajo estaba cargado y además por las copas que tenia encima, le dije a la querida que estaría en su habitación y que la esperaría con el pito bien bragado.

No di cuenta que ella se adelantó para ir al w.c. En lo que me despedía de algunos hermanos y tíos, e hice mi graciosa huida.

Al acostarme, sentí que había alguien más; la verdad pensé que era mi novia.

Como de costumbre no hice tanto ruido para acostarme. Al hacerlo, mis traviesas manos recorrieron el suave cuerpo de mi acompañante.

Ella correspondió moviendo su rico culo, por lo que recorrí sus piernas, sus nalgas, hasta llegar a sus pechos.

Como me gusta hacer el amor a obscuras e imaginar lo que fuera, le di la vuelta a esta persona, besándole la boca, bajando a sus pechos y así hasta llegar a su tesorito.

Noté algo fuera de lo rutinario, al quitar aquella prenda íntima; porque sentí que era un bóxer.

Solo atine a decir...

-Eres una puta; nomas dije que venía para acostarme y ahí vienes por tu dotación de carne.

Sin decir más, clave mi lengua en esa húmeda cueva que tiene por vagina.

Sentí unas manos que me pegaban la cara por completo asía aquel hermoso miembro femenino.

No le di importancia a un orgasmo prematuro acompañado de líquido vaginal que salía a causa de mis múltiples felaciones.

Solo opte por disfrutar y limpiar aquel hoyo peludo.

Me acosté para jalar a la mujer y hacer que me devolviera el favor.

Sin chistar, lamía mi verga y mis huevos, como si fuera un rico dulce.

-Estas inspirada ¿Verdad cariño?

No tuve respuesta.

Me deje llevar por varios minutos, hasta que me anime a clavar esa vagina caliente.

Al penetrarla escuchaba pequeños pujidos entre ahogados. Por lo que pensé que era a causa de haber invitados en la sala.

Aun me sentía mareado por el efecto del alcohol; aunque podía mas mi calentura.

La puse boca abajo para devorarme ese rico ano; pues solo en ocasiones especiales me deja clavárselo.

Sentí muy raro al quererle dar sus estocadas; porque su culo estaba más apretado de lo normal.

Tampoco le di importancia.

Para que no le doliera, me quede con el fierro en su hoyo, quieto, para que su agujero se dilatara más.

Después le di sus merecidas clavadas de ano, como a los dos nos gusta.

Luego de un tiempo, empecé a pensar en que tal vez sería otra persona con la que estaba cogiendo.

Eso me éxito a tal manera que arremetí con fuerza ese culo, pensando que fuese una cuñada, prima o tía.

Zaz! Zaz! Dos nalgadas cargadas de calentura y morbo por saber que no era mi amante de siempre.

Metí tres dedos de un jalón en esa conchita escurrida de placer.

Mi nueva compañera de habitación, seguía con sus gemidos entre cortados, sin expresar palabra alguna.

No quise encender la luz para que no se apagara esa llama que me quemaba. Llama llena de morbo e infidelidad a mi relación.

Sentía tan bien ese culo apretando mi verga, que deseaba volver a probarla tiempo después.

Mis dedos seguían hurgando esa vulva que cada vez estaba más mojada que otra cosa.

Era tan fascinante aquel encuentro que termine llenándole las entrañas de mi leche a la mujer que estaba en la cama de mi novia.

Dejándola en cuatro, bese su espalda para bajar a sus nalguitas. Mordí cada una, para luego beber ese jugo que se desperdiciaba en las sabanas.

La sensación de estar con otra y el sabor de una concha distinta, hizo que no perdiera la erección; por lo que aproveche el momento de volver a llenar de placer esa cuevita.

Besaba como loco esos labios carnosos, mis manos estrujaban esos pechos, mi lengua y la suya se unían como si fuera una sola.

Ella se convulsionaba por un orgasmo que termino por dejarla inmóvil.

-Ya casi acabo preciosa.

Clave mis dientes en su hombro, para llenar esa cueva de líquidos seminal.

Quedamos un rato así. Yo encima de mi nueva conquista.

Por lo antes mencionado me quede dormido.

Al acomodarme entre sueños, recordé lo que había pasado hace un momento. Me levante, pero ella ya no estaba ahí.

Me vestí para ir a la sala.

Al verme mi chica me pregunto si había entrado a su habitación; pues Marbella descanso un poco en su cama.

Al voltear a verla, la muy puta solo me guiño un ojo.

Obvio que su madre no sabe nada y ella y yo le seguimos dando.

Vladimir escritor.

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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