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Categoría: Confesiones

Confesiones de una madre

Tengo 18 años me llamo Viviana y vivo con mi madre, ella está separada de mi padre del cual solo tengo vagos recuerdos y un montón de postales que suele enviarme para mi cumpleaños y para la navidad, ellos se separaron cuando aún yo no había cumplido los dos años, él formó nueva pareja y está viviendo actualmente en Colombia.

Mi madre siempre lucho mucho haciendo de padre y madre a la vez, esto fue lo que forjó entre ambas una relación madre-hija muy íntima, a tal punto que nuestra relación y la relación lésbica entre ambas está separada solamente por una línea muy delgada, nos bañamos infinidad de veces juntas, nos enjabonamos ambas con interminables caricias muy sensuales, muchas veces nos acariciamos los pechos de una forma muy íntima, al igual cuando nos secamos la una a la otra.

Desde hace muchos años dormimos juntas y normalmente en épocas de calor lo hacemos totalmente desnudas, pero nunca hemos intentado practicar ningún tipo de relación lésbica, aún así he encontrado en el cajón de la ropa de mi madre algún vibrador, y no me extrañó en lo más mínimo ya que yo por mi parte tengo mis juguetes.

Lo que les voy a relatar es una confesión que me hizo mi madre dias pasados cuando estabamos cenando, como ella ese día llegaría un poco mas tarde de su trabajo yo preparé la cena, mejor dicho una ensalada de verduras: tomates, pepinos, zanahorias, zapallitos y algo de verde: lechuga, algunas hojas de apio, todo aderezado con aceite de oliva, sal y le agregué un nuevo condimento para ensaladas que había comprado en el supermercado.

Cuando nos sentmos a cenar y mi madre probó la ensalada exclamó Mmmhhhhhh!!! Que exquisita que esta!!! Con que la condimentaste??, entonces con una mirada un tanto cómplice y una sonrisa le dije: usé un condimento especial, pero es secreto… entonces mi madre se puso a reir diciéndome: no será como el condimento que usé yo una vez no???, no sabía a que se refería pero insistí en que me contara la historia, en un principio se negó a hacerlo pero al final cedió a mi ruegos y comenzó diciendo:

"Hace unos años atrás cuando yo tenía mas o menos tu edad, mi madre, tu abuela, un sábado me encargó que preparese una ensalada el día domingo ya que ella y mi padre volverían a casa cerca del mediodía y no le iba a alcanzar el tiempo para hacerlo, por supuesto que no opuse ningún reparo en la tarea, el sábado por la noche salí a bailar con tu padre, con el cual solamente había salido tres o cuatro veces nada más, recién estabamos conociendonos, al volver a casa y despedirnos mientras no besábamos comenzamos con un juego de manos , él metía sus manos por debajo de mi vestido, sus dedos llegaban dentro de mi vagina con una enorme facilidad, su boca mordía mis pechos con una pasión desenfrenada, yo por mi parte jugaba con con mis manos con su verga por dentro del pantalón, a pesar de la calentura que nos agarramos no hicimos el amor esa noche, nos despedimos y cada uno se fue a dormir muy pero muy caliente, yo al menos por mi parte no me masturbé esa noche.

A la mañana siguiente cuando me levanté aún me duraba el recuerdo de la noche anterior, en efecto la calentura nocturna no se me había aplacado del todo, como estaba sola en casa solamente me puse el vestido minifalda blanco de la noche, sin nada abajo, luego de asearme y desayunar me dediqué a preparar la ensalada, fui sacando las veduras de la heladera y colocándolas sobre la mesada de la cocina, luego de lavarlas y enjuagarlas con todo cuidado tomé una cuchilla para ir cortándolas, cuando me dispuse a cortarlas tomé primero un pepino, lo iba cortar en rodajas cuando me vino a la mente la verga de tu padre.

Entonces comenzé a soñar, subí una pierna sobre la mesada y empezé a chupar el pepino, imaginaba que era la verga de tu padre la que tenía en mis labios, luego de chuparlo delicadamente un buen rato comenzé a cariciar mi vagina con el pepino, segía imaginando el roce se su verga sobre mis labios vaginales, así fué como no pude aguantar más ese roce y senténdome en el borde de la mesada con las piernas muy abiertas,

dejé el pepino y comenzé a acariciar mi vagina, la calentura que tenía iba en aumento, luego tomé nuevamente el pepino y comenzé a introducirlo dentro de mi argolla así fue como logré que penetrase casi en toda su longitud, seguí un buen rato masturbándome con él hasta que al final cambié el pepino por un tomate, mientrs volvía a cariciar mi vagina con una mano con la otra chupaba el tomate, ahora imaginaba que eran los testículos que esta chupando, así seguí jugando con el tomate hasta que comenzé a pasarlo por mi argolla, a medida que me fregaba con el tomate lo fui apertanto mas y mas hasta que su jugo comenzó a derramarse por los labios vaginal, en ese momento comenzé a imaginar el semen que escurría por entre mis piernas, pero esto no me satisfacía demasiado.

Dejando de lado el tomate comenzé a masturbarme con una hermosa zanahoria, ella si me pareció de un tamano muy parecido a su verga, al igual que con el pepino me masturbaba con gran placer, pero aún así siempre me faltaba algo más al cabo de un rato de jugar con la zanahoria me cansé de ella, no me satisfacia demasiado, la dejé de lado y elelgí algo mas contundente, era un zapallito calabaza que estaba sobre la mesada entonces abriendo con mis manos los labios de mi vagina y pasando por ellos bastante saliva, al igual que al zapallito me lo fui introduciendo lentamente, mi vagina no podía soportar el grosor de el, pero aún así lentamente me lo fuí enterrando hasta que no pude soportar mas el dolor que ya me producía,

Lamentablemente llegué hasta la mitad nuevamente empezé a masturbarme con el zapallito, lo saca y lo enterraba una y otra vez y a pesar que deseaba que entrase todo en mi vagina no pude lograrlo, llegaba hasta la mitad y nada mas, así fue como comenzé a tener un orgasmo maravilloso, con esto mis flujos vaginales lubricaron aún mas al pobre zapallito el cual con un último empujón casi llegó a enterrarse totalmente en el interior de mi vagina, esto fue lo máximo termié acabando con unos espasmos divinos que casi me hacen caer de la mesada donde estaba sentada.

Cuando me repuse del orgasmo que había tenido caí en la cuenta que se me había hecho bastante tarde para preparar la ensalada, me bajé de la mesada, acomodé mi ropa y terminé de preparar la comida, acomodé la mesa y la dejé lista para almorzar, cuando tus abuelos llegaron e ibamos a comer me acordé que no había vuelto a lavar las verduras después de haber jugado y disfrutado con ellas, pero ya no tenía tiempo para hacerlo, tu abuelo había empezado a comer, luego de probar una o dos veces la comida me dijo mitad en forma de pregunta mitad en forma de aseveración: Esta ensalada está exquisita, con que la condimentaste??…..

No supe que responder, la verdad es que no podía decir el nombre del verdadero condimento que había usado, solamente y creo que poniéndome algo colorada le conteste: Ahhhhh… eso es un secreto de la cocinera, la verdad que sí era un secreto de la cocinera y de la cocina donde tan hermosamente se habían cocinado las verduras".

Entonces ambas comezamos a reirnos, a lo cual yo le dije: La verdad mamá no conocía esa forma de preparar la comida, sinó la hubiese hecho así, pero la verdad…. es que la condimenté con un nuevo aderezo que compré en el supermercado.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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