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Categoría: Confesiones

CONFESIONES DE UNA CASADA

"Soy una señora casada, respetable y ama de casa además de madre de familia ejemplar, sin embargo no siempre fue así."

 

Estando recién casada con apenas 22 años y un mes de ser una señora respetable, el conserje del edificio, un señor de edad madura me sedujo cuando se dio cuenta que a mi me encantaba la verga.

Me hizo que le mamara la verga en mi propia casa, en la sala estando yo completamente desnuda y sentada en el sofá, se la mamé.

-¡Pero señor yo no se mamar verga…no soy una puta…oh…¡-

Me hubiera cogido nuevamente de no ser porque oímos que alguien abría la puerta del edificio y él se marcho rápidamente dejándome solo con el sabor de su verga en la boca pero con las ganas de tenerla enterrada en mi.

Después en una fiesta en casa de un amigo de mi marido, este me saco al jardín y me obligo a que le mamara su verga.

-¡Así señora…chúpela bien…aaahhhhh….se ve bien rica con la verga en la boca…¡-

Yo no sabía porque todos se daba cuenta que estaba deseosa de pito, a lo mejor mis ojos delataban mi gusto por la verga y recordaba con siendo joven y soltera varios señores me hicieron suya en un callejón, yo sabía que ahí estaban y sin embargo pase por ahí sabiendo lo que me pasaría.

-¡No…por favor…mi novio me espera…no me hagan daño…aaaahhhhhh….¡-

Y ahí en ese oscuro callejón me cogieron como les dio su gana.

Ya casada, el señor que reparte el gas al verme un día que me hacía una entrega se dio cuenta que yo era bien caliente, lo recibí apenas cubierta con mi bata de dormir la cual traslucía todo mi cuerpo, y así en mi casa, me metió la verga.

-¡Por favor…no me siga haciendo esto…ya no tarda mi esposo…ahhhhhh….nos va a encontrar así….oh….ya déjeme….tenga piedad de mi…no sea así conmigo señor…ya…ya..por favor…¡-

Después tratando de reencontrarme con mi esposo un día fui a buscarlo a su oficina y uno de sus empleados que esta bien guapo me llevo a la bodega y se aprovecho de mí, me hizo ir a esa bodega todos los días y cada vez me emputeció más hasta que me cogió.

La última vez que engañe a mi esposo fue en una fiesta donde un tipo me pidió las nalgas descaradamente y aunque me hice la digna.

-¡Usted sabe que soy una señora decente y casada….como me pide eso…no puedo ir con usted a ese lugar…además todos me conocen por aquí…oh…¡-

Él insistió sabiendo otra vez que yo deseaba ser tratada como una cualquiera y termine en la azotea de ese edificio empinada y bien cogida.

-¡Me da pena señor…ya no me diga nada de mi trasero…sé que lo tengo muy grande y me apena…no…no…por favor ya no me lo vea que me pone muy nerviosa…oh…¡-

Nunca supe como todos esos hombres se daban cuenta de mi calentura.

Cuando regresamos de esa fiesta yo iba bien cogida y sin calzones así que al otro día me levante tarde y mi marido había salido por lo que me vestí y me encontré al conserje que al verme me pidió las nalgas y como siempre lo hacía me jalo hacia su cuarto.

-¡Ven acá mamacita…déjate coger…¡-

Yo le decía que no pero al rato ya me tenía bien ensartada a su pitote.

-¡No…no…déjeme señor…por favor…no me vaya a coger…no me la meta…aaahhh..¡-

-¡Mira nomás que ricas nalgotas tienes mamacita…¡-

-¡Ya le dije que no…por favor…ya no me haga eso…aaahhhhh….¡-

Siempre me convencía y terminaba ensartada en su vergota, viniéndome una y otra vez, gritando bien clavada a su pitote.

-¡La última vez que me cogió me lastimo mucho con su cosota…es un salvaje…¡-

Le reclamaba después de haberme comido nuevamente su pitote por todos lados.

No pasaron ni tres días de aquello cuando nuevamente ya me tenían empinada y bajándome los calzones en su cuarto mientras yo me quejaba del trato de puta que ese viejo me daba.

-¡Ya deja de quejarte…si bien que te gusta mi verga…¡ ¡verdad…?-

-¡Ay pues si…es que la tienes bien grandota y muy gruesa y me dejas toda abierta…¡-

Tres palos me echaban siempre que me la metía, no se cansaba de cogerme hasta que yo le suplicaba que ya terminara.

-¡Ya déjame ir a mi casa por favor…ya me la metiste tres veces…oh…¡-

Y así bien cogida, toda adolorida y llena de semen me mandaba a mi casa.

-¡Por favor…ya no más…ya…¡-

Nadie como él me cogió, a pesar de ser mayor que mi esposo nunca dejo de darme pa`dentro.

-¡Como será conmigo señor…¡ ¿no se cansa de cogerme…?-

Ya para irme a mi casa cuando me he puesto los calzones y voy bien cogida y con mi panochita repleta de sus mecos, me detiene y me mete sus dedos hasta hacerme venir.

-¡No me meta los dedos….aayyyyy…no tantos….aaaahhhhh…me va dejar toda abierta la panocha…aaahhhhhya…ya…se lo ruego…mejor meta su vergota…ándele…mejor cójame….aaaahhhhh….¡-

-¡Así mi putita….vente…vente en mi mano….quiero que te vayas bien mojada….aaaahhh¡-

Así que esa es mi vida oculta, la de una mujer que le encanta la verga y mi vida que llevo con mi marido donde soy una respetable señora casada.

Datos del Relato
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