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Mi nombre es Luis y actualmente tengo 20 años. Soy de pelo rubio oscuro y ojos verdes. Cuando tenía once años a mí barrio se mudó una familia que tenía una niña lindísima de la que me enamoré perdidamente. Vivo en Saltillo, al norte de México y en aquel entonces era verano, que en la zona es bastante caluroso y por eso se llevaba ropa bastante ligera. La niña era de estatura promedio, de piel muy blanca, cabello castaño lacio y unos ojos verdes que la hacían lucir espectacular. Ese día iba vestida con un short bastante corto y una blusa de tirantes que la hacía lucir muy linda, y no pude dejar de observarla por un largo tiempo.
Por ese entonces ya veía porno que dejaba mi hermano mayor en su computadora, y en esos días se había ido de vacaciones con sus amigos a Tampico. Al principio veía fotos de chicas desnudas y esas cosas a escondidas de mis papás, pero ya después ví algunos videos porno y la verdad es que ya empezaba a calentarme. Por ese entonces ya empezaban a gustarme las niñas de la escuela. Ya por entonces ya había tenido mis primeras novias e incluso me había besuqueado con ellas en la escuela.
En la casa de la niña que se mudó había alberca, y como hacía mucho calor en los días que llegó, no tarde en verla en traje de baño nadando y tomando el sol. Ella usaba un bikini que dejaba ver su hermoso cuerpo delgado y sus pechos en desarrollo que me encantaba ver a escondidas. Me decidí a hablarle y comenzamos a comentar que ella se llamaba Carla, que era de Torreón y que su padre se había ido a vivir ahí porque le habían ofrecido un negocio con un amigo que vivía en Saltillo. Nos fuimos conociendo y al cabo de unos días yo le pedí que fuera mi novia y ella accedió, pero que no que le dijera a sus padres porque no la dejaban.
Yo tenía una casita en el árbol, y a partir de entonces hablabamos en ella de nuestras cosas, pero lo que más quería era besuquearla, ahí podía hacerlo un buen rato sin que nadie nos interrumpiera ni nos viera. Pero un día, me invitó a nadar cuando no estaban sus papás y tampoco los míos, y yo fuí muy quitado de la pena. Ese día yo me puse un traje de baño consistente en un short y no me puse camisa. Luego de un rato nadando y lanzandonos agua, nos fuímos a la casita del arbol a besuquearnos, pero esta vez ocurrió algo inesperado.
Como todavía estabamos mojados, ella llebava un bikini diminuto y yo estaba desnudo de la cintura para arriba, así que fue la primera vez que sentí el contacto con la piel de una niña. Eso creo que me encendió de una manera tal, que al besarla la empecé a tocar por todos lados. Era algo que ya me había explicado mi hermano, que ya se había acostado con muchachas y me contó lo que se sentía. Me dio asco en ese momento, pero cuando lo vives no es la misma sensación. Además, creo que los videos porno me habían enseñado lo que era tener sexo en la realidad. Me estaba exitando, pero no me dí cuenta de que ella también estaba disfrutando. Aunque ya había tenido erecciones besando niñas, nunca antes la había tenido en esas condiciones y la verdad es que no quería detenerme porque era más rico de ese modo.
Sin darnos cuenta, nos fuimos recostando mientras nos besabamos y finalmente la besaba mientras ella estaba en el piso. Y entonces me pidió que me detuviera:
-Luis, lo que estamos haciendo, nunca antes había tenido estas sensaciones.
-No tengo ni idea -le respondí- pero me encanta y no quiero detenerme.
Le iba a plantar otro beso, pero ella me dijo:
-En la escuela ya me explicaron que es el sexo, pero nunca lo he practicado y la verdad es que estamos llegando muy lejos.
-¿Quieres que nos detengamos?-le pregunté-.
-No, la verdad es que me gustaría saber cómo se siente. ¿Tú no? -me contestó Carla- Sería mi primera vez, y me gustas mucho.
.¿De verdad? -le pregunté- La verdad es que ya estoy un poco nervioso ahora. ¿Y si alguien se entera?
-No te preocupes, nadie lo sabrá, no les voy a decir -dijo Carla-.
-Yo tampoco lo diría -le respondí- pero estoy nervioso que alguien nos descubra.
Entonces ella se volteó de espaldas a mí y me pidió que le desatara el el brassier del bikini que cayó y el ver sus pechos en desarrollo me prendió, y volví a la carga besandola en los labios y en el cuello. Sin darme cuenta, ella me bajaba el traje de baño y se comenzaba a notarse el élastico de mis boxers que tenían camuflaje militar y eran holgados.
-Quitate el traje de baño. Quiero verte en ropa interior- dijo ella-.
Me puse de pie, desaté el cordón de mi traje de baño, me lo baje, y quedé en ropa interior, que estaba todavía húmeda por el agua de la alberca. Mí pene se veía erecto, y ella no dejaba de mirarlo.
-Hincate -dijo ella, y yo la obedecí- te tengo una sorpresa.
Me hinqué, ella se acercó y sacó mi pene por la abertura que tiene la ropa interior, acercó su cara y comenzó a hacerme sexo oral. Intente retirarla, pero lo que me estaba haciendo Carla me hacía sentir muy rico. Anteriormente ya me había masturbado viendo porno y la sensación era parecida, pero sentía más placer y comencé a suspirar. Comencé a sentir la deliciosa sensación de un orgasmo que venía, y solte un suspiro profundo en el momento en el que eyacuyle, siendo la primera vez que lo hacía y cuando termine estaba jadeando. Sin embargo, mi pene no dejaba de estar erecto. Ya no me importaba si nos descubrían. Ella estaba tenía todo mi esperma en su boca, y se lo tragó.
-Te toca -me dijo mientras se destaba la parte inferior del bikini y dejaba ver su vagina, que era un puntito rosa y yo lo deseaba- ¿Sabes dónde está el clitorís?
-Sí -le respondí-
-Siente mi vagina -tomó mi mano y la llevó hacia su conchita. Estaba muy húmeda y ella empezó a gemir.
-Usa tu lengua y lamelo.
Ella se recostó, y yo acerqué mi boca a su vagina, saqué la leguna y comence a lamerla mientras ella gemía. Los jugos de su panocha no sabían mal. Ella continuó gimiendo cada vez más intensamente, mientras yo lamía el clitorís. Finalmente, ella empezó a decir que sentía rico, y comenzó a suspirar cuando empezó a llegar a su orgasmo y soltó un grito que ahogó con sus manos.
-Quítate los boxers y meteme tu cosita -me dijo-.
Me pusé de pie y me quité los boxers. Quedé totalmente desnudo, ella se recostó, y me abalancé sobre ella. Institvamente besé sus pezones en formación y parecía gustarle. Finalmente comencé a buscar su vagina con mi pene. Ella ayudó a guiarme y cuando sentí la punta de mi pene en la entrada de su conchita, la penetre. De repente, sentí una barrera, era su himen de virgen que se estaba rompiendo ante el avance de mi pene, era maravilloso sentir aquello, pues estaba tomando su virginidad y ella la mía.
Automáticamente comencé a bombear dentro su vagina y el placer fue aumentando. Comenzamos a gemir mientras yo bomebaba cada vez más rápido. Legué a mi orgasmo cuando empezó a gemir de tal modo, la besé y ahogó su grito de placer dentro de mi boca. El semen comenzó a salir de la punta de mi pene mientras sentía el orgasmo, el más fuerte de mi vida.
Estabamos agotados y nos quedamos recostados un rato. Finalmente nos vestimos y ella se fue a su casa y yo entré a la mía. La experiencia me había parecido maravillosa y quería repetirla. Pero eso será otra historia.
invitado-libertytower 09-07-2018 08:10:21
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Muy buen relato