Entré a su cuarto lista para la acción, después de estar un rato recordando mis experiencias pasadas y de concentrarme también en mi nueva ilusión, estaba un poco mojada y me sentía más sensual que nunca.
Estaba acostado boca abajo, tapado hasta la cintura con la sábana, la cual deslicé despacio para ver sus piernas que tanto me gustan. Hincada me subí a la cama subiendo también por su cuerpo hasta que mis tetas rozaron su espalda blanca, tibia, marcada por el extenuante ejercicio y llena de lunares que muchas veces había contado y acariciado con ternura. Aún se encontraba medio dormido y eso me excitó, comencé a besarle las orejas, el cuello y la nuca (cosa que lo vuelve loco), y abriendo las piernas dejé que la falda se me subiera para acomodarme encima de sus nalgas duras.
Gabriel abrió los ojos y quiso voltear para verme a pesar de reconocer mis besos, pero lo dejé inmóvil durante otros 5 minutos para saborear sus ansias. Finalmente dejé que se volteara y me viera montada encima de él con cara de lujuria, me acarició las piernas y me subió más la falda hasta ver mi tanguita que tanto lo excita y que solo uso en ocasiones especiales. La jaló hacia arriba haciendo que se me enterrara entre las nalgas y entre los labios vaginales, notando así que me acababa de depilar. Me acarició el clítoris y me bajo el top para ver mis tetas temblar en el vaivén de sus manos que obligaban a mis caderas a contonearse restregando su pene erecto con la entrada de mi vagina deseosa por ser embestida.
Después de un rato de disfrutarme sudando mientras era masturbada me metió los dedos que yo misma había mojado dentro de la boca, los chupe deleitándome con el sabor femenino del placer mientras me preguntaba por dentro “¿A que sabes Anahí?”.
Gabriel me acomodó en posición de perrito, me quito a falda y la blusa, dejándome con los zapatos y haciendo a un lado mi tanga. Me besó la espalda, las nalgas y subió con su lengua por mi espina dorsal haciéndome estremecer.
Cuando menos me lo esperaba me penetró despacio pero con fuerza y llegando hasta el fondo, yo solté un gemido que sonó casi como chillido y me dejé empujar con fuerza sintiendo sus testículos golpeando mi clítoris, hundí la cabeza en la almohada disfrutando la hombría de mi amado novio, lo cual me hizo imaginarme a Anahí desnuda, sentada enfrente de mi esperando que le chupara entre las piernas, y que cada vez que Gabriel me empujara duro ella sintiera extasiada mi boca, mi nariz y mi cara hundiéndose en su sexo, casi ahogándome con esa ricura.
El delicioso pensamiento de comerme a Anahí y ser cogida por Gabriel casi me vuelve loca. Luego pensé cómo sería si cambiaramos ella y yo de lugar, y que mientras mi novio le partiera sus orificios virgenes, ella gimiera de dolor tragándose mis fluidos, poder chorrerarle toda la boquita que seguramente ni siquiera había sido besada.
- Estás mojadísima Dinora, eres una cachonda.
- ¡Ahhhhh!- Esas palabras de Gabriel bastaron para que tuviera el orgasmo más largo y delicioso de mi historia sexual hasta ese momento.
Me dejé caer boca abajo sobre la cama, ya casi no tenía fuerzas por tanto esfuerzo mental y tanta tensión que mis fantasías habían provocado.
Gabriel me volteó y acostada boca arriba puso su pene en mi boca, antes de que pudiera reaccionar ya se lo estaba chupando mientras él me daba con mucha fuerza, después de aproximadamente un minuto de fuerte succión se bajó, abrió mis piernas y tomándome las manos con mucha fuerza me penetro la vagina de nuevo.
Lo besé muy rico, llenando su boca de mi saliva, mordiéndole los labios y ambos jadeando. El aroma de su piel y de nuestros cuerpos se había convertido en estos 4 meses en lo más estimulante para mis sentidos a la hora de hacer el amor.
De repente me soltó las manos y se acostó completamente sobre mí besando mi cuello y penetrándome más duro y rápido, mire su cara y tenía esa expresión que me vuelve loca… ay solo de recordar esa cara siento que el calor se me sube por el cuerpo. En el momento exacto de su orgasmo sentí que yo también explotaba, y a pesar de que eyaculó, su pene se mantiene unos segundos erecto después de terminar, en esos segundos alcancé el cielo otra vez.
-No lo haciamos así desde la primera vez- me dijo
Yo sonreí pensando que talvez la próxima vez lo haremos con la quinceañera que acabo de conocer y a quien raptaré la próxima semana.