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Categoría: Confesiones

Con mi hijo

Viernes treinta y uno de agosto de 2012, llego a Madrid sobre las seis de la tarde; allí reside mi único hijo de 28 años que tras un año de matrimonio está tramitando su divorcio y realmente lo está pasando mal, así que decido ir a pasar el fin de semana con él a fin de que se sienta apoyado. Yo tengo 59 años y también estoy divorciada, en mi caso hace quince años y desde luego en mi caso no fue tan traumático como está ocurriendo con él, más bien para mi fue una liberación y puede decirse que he vivido, y vivo, la vida intensamente y sin prejuicios.

Estamos charlando en su casa hasta las nueve de la noche, decidimos arreglarnos y salir a cenar y dar una vuelta, mi hijo parece más animado entre otras cosas porque a pesar de ser una situación traumática la que está viviendo en definitiva ha sido una decisión meditada y tomada por él. Sin llegar al exhibicionismo en casa, incluso viviendo su padre con nosotros, siempre hemos sido muy abiertos y a la hora de cambiarnos de ropa o salir de la ducha nunca hemos sido mojigatos y estamos todos acostumbrados a vernos semidesnudos. No iba a ser la excepción y mientras seguimos
la conversación me cambio de ropa en presencia de Santi, mi hijo.
Sexualmente sigo siendo muy activa e incluso desde poco antes de mi divorcio no me han faltado amantes más o menos fijos o algún rollo ocasional en vacaciones; si se nota algo en mi rostro el paso del tiempo pero en cuanto a figura sigo siendo una mujer muy atractiva y deseable, por ello no me sorprendió excesivamente cuando al quedarme unos segundos frente a mi hijo en tanga y sujetador comentó que entre su círculo a amistades del colegio todos sus amigos me tenían por la madre más atractiva de todas

Cenamos en un buen restaurante y la conversación giró en torno a su situación, le pregunté si había alguna tercera persona con él y se limitó a responder que en ese aspecto lo llevaba muy mal, se también consideraba muy activo pero aunque en alguna ocasión le había salido algún ligue no se sentía con ganas y realmente llevaba casi seis meses sin haber tenido ninguna relación sexual.
Más tratando de animarle o hacerle reaccionar probablemente hablé más de la cuenta, le dije que eso tenía que cambiarlo, que a su edad era muy importante mantener una continuada actividad sexual e inconscientemente me puse yo como ejemplo, comentándole sin entrar en mayores detalles, que para mi era muy importante y no había dejado de mantener una continuada actividad incluso más intensa de la que tenían la mayoría de mis amigas que todavía conservaban su matrimonio. Llevada supongo por mi afán de empujarle a que iniciara una nueva etapa en su vida llegué a afirmar que en mi caso concreto y simplemente por mera necesidad física tendría sexo todos los días lo cual, sin ser del todo cierto tampoco era una exageración.

Nos refugiamos en los bares de copas de la zona de "Chueca", al principio no había excesiva gente pero a partir del tercer local en el que entramos se hacía casi imposible oírse y no digamos estar separados en la barra por el espacio suficiente para que corriese el aire. Santi tenía que acercar sus labios a mi oído para hacerse entender al igual que yo, era evidente nuestra diferencia de edad y algunas personas ya nos miraban con cierto descaro pensando que éramos la típica pareja de madura viciosa y bollycao. Los dos éramos conscientes de ello y si bien nos entendimos con la mirada y una sonrisa mutua nos bastó para decirnos "vamos a seguir con el juego, que se jodan". Santi casi me gritaba para decirme que tal como nos miraban la gente pensaba que él era mi rollo o viceversa. Era imposible entenderse, y pasó la mano por mi cintura para acercarme más a él y poder decírmelo al oído. A lo mejor fue el roce de sus labio en mi oreja, o probablemente que noté su polla dura apretada contra mi sexo, pero me mojé instantáneamente como me ocurría cuando estaba con cualquier hombre en una situación semejante; la gente nos empujaba agolpándose junto a la barra y continuamos manteniendo este contacto diciéndonos frases al oído que por lo que a mi respecta ya no entendía, solo me apetecía continuar así. Santi parecía estar cómodo también, habíamos terminado la copa y sin preguntarme pidió otra ronda, supongo que no quería cambiar de local para evitar separarse y (pensaría él) a lo mejor en otro sitio guardábamos las distancias.
Un nuevo empujón me hizo apretarme más contra él esta vez en contra de mi voluntad, como si temiera caerme ahora fui yo la que pasó el brazo por su cintura, pasados unos segundos todavía mantenía mi brazo así. Noté la presión de su brazo apretándome más contra él y no me corté, también yo le empujé contra mi. Podía notar los latidos de su polla a través de mi vestido, a esas alturas estaba ya caliente como una perra en celo pero no me atrevía a dar el siguiente paso y de repente me di cuenta que llevábamos varios minutos así, abrazados, y sin intercambiar una sola frase.
Bebí un trago largo de mi copa, un nuevo empujón y la salpicadura del vaso me mojó la cara, los labios… la barbilla…. Mi hijo pasó un dedo por mi barbilla recogiendo las gotas de gin-tonic que resbalaban por ella, luego la comisura de mis labios…. instintivamente presioné su cintura apretándole más contra mi y con su dedo comenzó a perfilar mis labios, no pude más y con un gesto rápido alcancé su dedo con mi boca y lo lamí…. Santí me apretó contra él y ya descontrolada eché mi pelvis hacia adelante buscando mayor contacto e hice un par de movimientos circulares sobre su paquete…. La mano que estaba sobre mi cintura fue descendiendo lentamente, sin ningún rubor palpó y masajeó mis nalgas mientras yo apoyaba mi cabeza sobre su pecho, mi hijo se había girado levemente dejándome contra la barra, esta posición y la cantidad de gente que teníamos a alrededor hacían imposible que nadie pudiera percatarse de lo que estábamos haciendo y sus dedos comenzaron a jugar con mi vestido. Podía notar como poco a poco lo iban subiendo hasta que sus dedos tocaron la carne de mis nalgas. Sentía el deseo de decirle que nos fuéramos a casa pero por otro lado me preocupaba que tras salir del local se rompiera la magia, que ambos recapacitásemos, que fuéramos conscientes de que somos madre e hijo y todo se quedara en lo que teníamos en ese instante… uno de sus dedos recorría bajo mi vestido el centro de mis nalgas, dejé escapar un suspiro. Repentinamente Santi se separó de mi, al principio pensé que deseaba parar lo que estaba ocurriendo pero me dijo que había visto a una pareja de amigos. Tuvimos suerte, con el susto y las prisas nos marchamos del local sin pagar las copas, caminamos un centenar de metros y montamos en un taxi que acababa de dejar unos pasajeros y en veinte minutos estábamos en casa.

Desde que tomamos el taxi hasta llegar a casa nada me hacía imaginar que pudiéramos ir más allá de donde habíamos ido, mi hijo se metió en el baño que hay en su habitación y yo entré en otro… me había desnudado en mi habitación y estaba quitándome el maquillaje de los ojos solamente ataviada con mi tanga, la puerta de mi baño estaba ligeramente abierta. Estaba excitada como hacía mucho tiempo no estaba pero en ningún caso iba a dar yo un nuevo paso. Pensaba donde habíamos llegado en el bar y que mi hijo probablemente estuviera pensando lo mismo y se encontrase indeciso y buscando alguna disculpa que ofrecerme. Estaba terminando de lavarme los dientes cuando Santi asomó la cabeza por la puerta para preguntarme si estaba bien o necesitaba algo, negué con la cabeza al tiempo que limpiaba el cepillo de dientes y mientras secaba mis manos apagó la luz del cuarto de baño, entró en él y se colocó a mi espalda. Una luz tenue que entraba de la habitación que estaba enfrente iluminaba levemente el baño, Santi pasa los brazos rodeándome y sus manos acarician mis pechos mientras pega su cuerpo al mío y siento su polla dura, muy dura rozando mis nalgas, me besa la espalda mientras sus dedos juegan, acarician y tiran de mis pezones; llevo una de mis manos hacia atrás buscándole hasta que alcanzo su polla, ¡joder! no me parece una exageración de larga pero si en cuanto a grosor ya que mi mano no alcanza a abarcarla toda, está dura, muy dura y dada la posición, como puedo la meneo un poco. Pasa sus manos a mis caderas y tira ligeramente de ellas, tengo que apoyarme en la encimare del lavabo y separo levemente las piernas para mantener mejor el equilibrio. Con una mano echa a un lado la tira de mi tanga y siento sus dedos de la otra mano recorrer toda la longitud de mi sexo…. es como si hubiera perdido la noción del tiempo, recuerdo la sensación que tuve al notar su glande apoyado en mi coño y sus movimientos entrando y saliendo de mi hasta que se vació dentro…. y recuerdo que mi primer orgasmo lo tuve en el instante en que le sentí entrar. Nos quedamos mirándonos a través del espejo, en ese instante no lo veía como a mi hijo y moví mis nalgas frotándolas contra su polla mojada por mis jugos y su esperma; acababa de correrse pero en esos movimientos sentí un atisbo de recuperación, me giré hacia él y me agaché tomando su sexo con las manos y meterlo en mi boca, Dios mío, efectivamente era muy grueso, creo que no había tenido una polla tan gorda entre mis manos… al tiempo que acariciaba sus testículos lo chupé como si me fuera la vida en ello, notaba como crecía y engordaba en mi boca y esa sensación me excitaba más.

Nos dirigimos a su dormitorio, sin que él dijera nada me coloqué sobre la cama apoyada en mis rodillas y las manos ofreciéndole mi grupa y de nuevo esa maravillosa sensación al sentirle entrar, los golpes de su pelvis al chocar contra mis nalgas se oían como bofetadas y me corrí gimiendo como un animal sin que él diera el menos síntoma de que también fuera a hacerlo. Me dio la vuelta dejándome tumbada sobre la cama, se metió nuevamente entre mis piernas y volvió a entrar en mi; apoyado en sus manos y como si estuviera haciendo flexiones otra vez volvió a follarme hasta que sintió mis uñas clavadas en su espalda cuando tuve el siguiente orgasmo y otra vez a cuatro patas entrando y saliendo de mi casi violentamente. Nos corrimos juntos, se dejó caer agotado a un lado de la cama y solo recuerdo que me desperté de madrugada, le tapé con la sábana y volvimos a quedar dormidos.

Me despertó su lengua hurgando en mi sexo, simplemente puse mis manos sobre su cabeza apretándole contra mi y le dejé hacer hasta que no pude aguantar más…. desayunamos y volvimos a la cama…. tardó más de una hora en correrse follándome en todas las posturas posibles. Aquella noche volvió a follarme tres veces más, no puedo decir las veces que me corrí, regresé a mi casa el domingo a mediodía sin el más mínimo sentimiento de haber actuado mal. El viernes siete de septiembre fue él quien vino a casa a visitarme, llegó de viaje a media noche y su cara no reflejaba lo mismo que el fin de semana anterior cuando llegué a su casa, tampoco hablamos de lo ocurrido… de madrugada le sentí meterse en mi cama…. a lo largo del fin de semana me hizo seis veces el amor……
Datos del Relato
  • Autor: Leonor
  • Código: 26147
  • Fecha: 13-09-2012
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 7.12
  • Votos: 84
  • Envios: 1
  • Lecturas: 124496
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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12 comentarios. Página 1 de 3
aurelio
aurelio 23-05-2019 06:39:32

que envidia Leonor .si es verdad tu relato. lo confieso me he corrido.envia maaasss

Enrique
invitado-Enrique 04-03-2016 11:18:11

Relato real bueno excitante

Argenis
invitado-Argenis 04-01-2016 19:13:31

Muy buen comentario ojala siga contando lo que sucedio y no nos dejes con la curiosidad, saludos desde Venezuela

daniel37
daniel37 29-05-2014 17:52:11

Que rico poder tener esas relaciones tan lindas y amorosas, felicitaciones, los que no esten de acuerdo, pues que no se pongan a buscar estos relatos, bueno que lo puedan seguir disfrutando al maximo.

yoelito
invitado-yoelito 30-04-2014 02:41:48

Pero la gente si es salida... Entonces para que carajo te metes a leer eso: lee otras cosas que no tengan nada que ver con incesto... LOS FELICITO ESTA MUY BUENO... Ojala yo pudiera estar asi con mi madre

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