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Ha sido una de las fiestas más extrañas a la que te he acompañado, y es que todos vienen acompañados, obvio yo no.
Pero no me interesa eso, al contrario, es causa de gracia para mi.
El día ha sido bueno, todos se han divertido.
Tu esposa es tan linda como siempre. Tan guapa ella.
Y las chicas también son divinas, siempre tan atentas conmigo, tan abiertas a platicar de temas sexuales. Es curioso, hasta ahora llevo 4 personas distintas que dicen que quien los a pervertido he sido yo. Eso me interesa, aun no entiendo porque lo dicen.
Las cervezas frías han sido la gloria en éste caluroso día, la comida ha estado deliciosa también.
Ver a los peques de todos corriendo por el patio me causa una extraña añoranza, pero de aquel sentimiento hermoso. Nunca tendré hijos propios, pero la dicha que me da el que me permitan tratar con sus hijos es incomparable. Son tan adorables.
Así ha pasado toda la tarde, entre risas, conversaciones, bebida y calor.
Las cervezas se terminaron a eso de las 6 de la tarde y tu me ofreciste dos opciones, ir por más o tomar whisky y tekila, pues es lo que “hay en casa”.
No quiero provocar molestias así que me decido por tomar whisky.
El cambio de alcohol me pone más alegre, y solo un pequeños grupo de asistentes se anima a acompañarne bebiendo.
Un par de horas después los comensales empiezan a marcharse, me preguntaron dos veces si quiero que me lleven.
No, aun no.
Quedamos pocos, pero la fiesta sigue.
Una hora más tarde los últimos se están marchando y a mi me han invitado a quedarme, me ven enfiestada.
Salgo a despedir a la última pareja que se marcha.
No se porque me quedo, no debería, pero me divierto tanto.
Camino de regreso frente a tí y deliciosamente siento tu mano en mi nalga.
Yo sonrío y te miro. Tu sonrisa coqueta no falta.
Regresamos adentro y la fiesta continúa.
Tu esposa esta bebiendo con nosotros. Desde luego estamos bailando, yo no bailo contigo, eso es para ustedes dos. Pero debes saber que me encanta verlos bailar, es tan sexy ver como se pegan tanto mientras ella mueve las caderas y tu la sostienes de la cintura, casi agarrándola de su exuberante y bonito trasero. Es un espectáculo que no me perdería por nada. Y que disfruto desde luego, con mi trago en mano…
Un rato más y todos desfilaremos a descansar, me has indicado mi sitio de descanso.
En ese momento me pregunto si será mejor idea marcharme para no incomodar a nadie y te lo hago saber.
“Obvio no, ya es tarde, no pasa nada, quedate”
Te pido permiso para servirme un trago más. A fin de cuentas es tu casa no puedo hacer lo que yo quiera.
“sin problemas” es tu respuesta “sirve uno para mi también” y te acercas a ayudarme.
Pero desde luego no estas solo ayudando… me tocas las piernas y me aprietas las nalgas a escondidas.
Trato de parecer entretenida sirviendo los tragos, pero no puedo evitar que mi cuerpo reaccione a tus caricias y en la situación en la que se están dando es más excitante aún.
Te vas con tu trago a seguir bailando. Yo me quedo en un sillón sentada, ahora me toca ser el DJ y quienes siguen bailando se acercan a pedirme algún título de canción.
Tu esposa está cansada, ya es tarde. Es hora de empezar a prepararse para dormir.
Cada quien empieza a desfilar y tu me pides una canción más antes de dar terminada la fiesta. Te sientas a mi lado para escucharla y disimuladamente acaricias mi pierna.
Termina la canción y estas apagando todo el sonido estruendoso. Me levanto para dirigirme a donde me toca dormir. Deseandote que pases buena noche.
Te acercas y me sorprendes con un beso de “buenas noches” que me toma descolocada. El beso ha sido rápido, furtivo y estuvo acompañado de tu mano entre mis piernas.
Colocas tu otra mano en mi boca para silenciar mi posible reacción.
Yo solo te miro, me has tomado desprevenida y mi reacción es muy tardada. Cuando estiro mis manos para devolver la caricia tu ya te estas marchando.
Te veo desaparecer en las escaleras, cierro los ojos y suspiro.
No me creo lo que acabas de hacer. Sonrío como tonta. Me has dejado como motor encendido.
Estoy bastante ebria, así que me recuesto de una buena vez, necesito descansar.
El calor aminoró con la noche, pero sigue estando un poco pesado, así que me quito la blusa y el pantalón quedándome solo en interiores, me meto en las sábanas.
Pero es difícil conciliar el sueño con tanto calor que hace y no sé si es por tu beso o por mi ebriedad, o solo en verdad hace calor.
No puedo evitarlo, me has dejado encendida, comienzo a tocarme bajo las sábanas.
Recorrer mi cuerpo como tu lo harías, imaginando tu boca en mis senos, mordiendo mis pezones. Comiendo mi sexo.
Mis dedos me penetran mientras trato de hacer el menor ruido posible, salen para sobar con suavidad mi clítoris, me muerdo el labio primero, para tratar de no gemir. Y me viene a la cabeza tu recién beso y tu mano en mi boca, así que me tapo la boca del modo en que hace unos minutos lo hiciste tu y sigo. Es tan rico imaginar que lo estas haciendo tú. Empiezo a temblar, mi orgasmo se aproxima y me dejó ir sin dejar de taparme la boca.
Que rico orgasmo, y sé maximiza al saber que tu estas a unos metros, tal vez disfrutando de ese sugerente cuerpo que tiene tu esposa; con lo que me gustaria meterme en su cama y disfrutar de ambos.
Me relajo y me vence el sueño.
No se cuanto tiempo ha pasado, pero un ruido me ha despertado. Me preocupa que ya sea de día y yo estoy medio desnuda, así que me cubro con las sábanas y empiezo a buscar con la mirada mi ropa tirada en el piso. Me doy cuenta en ese momento que aún está oscuro.
¿Entonces que fue lo que me despertó?
Y de pronto termino de ubicar mi entorno, y ahí estás tú, llamándome.
No se si estoy soñando, pero si es así espero no despertar. Me levanto con la sabana envuelta en mi cuerpo y me acercó a donde tu me estas haciendo señas.
Apenas llego hasta tí, me besas y abres la sabana. Te causa una pequeña sorpresa ver que estoy semidesnuda.
Metes tu mano entre mis piernas adentro de mis bragas yo aún estoy mojada por mi reciente orgasmo.
“porque tan mojadita?” me preguntas muy bajito besándome
“me masturbaba pensando en tí” respondo en el mismo volumen de voz.
Esta vez no me amedrento. Traes un pijama que se ve bastante cómodo y que me permite meter con facilidad mi mano hasta tocarte, tu dureza me fascina. Tus dedos están dentro de mí. Mi mano sube y baja por tu pene erecto. Y tu lengua explora mi boca. Me volteas y me colocas contra la pared. Te bajas el pijama hasta sacar tu miembro, me haces a un lado las bragas y me penetras sin miramientos. Rápido, delicioso, profundo y tu mano está de nuevo en mi boca. Te acercas a mi oido y susurras esa orden que tanto me gusta
“comeme, quiero venirme en tu boca”
Me giro e inmediatamente me arrodillo frente a ti para meter tu miembro en mi boca.
Sabes a mi, y a tí.
Te observo disfrutarlo.
Tu no hablas, solo me miras y asientes mientras acaricias mi cabello y te muerdes el labio.
Estas a punto, te siento, lo sé. Tomas mi cabeza y me follas con ímpetu la boca hasta que siento tu elixir tan delicioso.
Me lo trago, sabes que me encanta hacerlo, y te limpio bien con la lengua.
Me levanto y te acomodas la ropa.
No dices nada, solo sonríes con coquetería me das un último beso y te vas.
Ha sido un encuentro de minutos, muy pocos, pero ha sido delicioso.
Regreso a mi lugar de descanso y decido mejor vestirme, no quiero levantar sospechas y crearte problemas.
Me despierto de nuevo después de un rato. Ya se oye movimiento, no se la hora, pero imagino que eres tu preparándose para ir a trabajar.
Te acercas a donde estoy para despertarme, pero ya lo estoy así que solo sonrio. Recién bañado te ves aun más sexy.
” hola, dormiste bien?” es tu saludo inicial con una sonrisa coqueta. Metes la mano en las sábanas y te das cuenta que estoy vestida y sonríes más. Yo respondo que sí con un movimiento de cabeza.
“es tarde, vamonos”
No entiendo como puedes tener tanto animo de trabajar después de dormir unas 4 o 5 horas. Yo no podría.
Me levanto y me me arreglo como puedo, pero me quedo en el sillón sentada esperando a que bajes de vuelta para irnos. De la nada siento como me abrazas por atrás y besas mi cello. “vámonos, antes de que cometamos otra locura aqui” pero me masajes los pechos sobre la ropa y me aprietas una nalga por última vez.
Salimos y tomamos un taxi. Ya en el taxi sin gente que pueda mirarnos me besas, esos besos dulces que acostumbras. Y tomas mi mano para que sienta tu miembro erecto. “y solo es un beso” me dices mientras me miras. “que rico” es mi repuesta junto a tu oído para que el chófer no se de cuenta.
“estás loca” siempre es tu frase.
Nos deja en el mismo lugar pero yo tomare desviación, tu vas a tu trabajo, yo a casa. Te robo un último beso sin importarme nada y me marcho.
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