Me llamo Carlos, soy de Venezuela, tengo 20 años, blanco-bronceado, cabello negro, ojos verdes, flaco (pero no tanto). Quiero compartir con ustedes mi experiencia sexual con Alejandro. Un chico de mi misma edad, a quien no veía desde hace tres años cuando nos graduamos de secundaria! La última vez, fue cuando viajamos al viaje de fin de curso a Cancún, México. Durante la noche del último día del viaje, en medio de su ebriedad, me dijo que me amaba, pero que nuestro amor era imposible porque no quería salir del closet (yo tampoco lo quería, pero por él, estaba dispuesto!) En ese momento, me acerqué a él y lo besé como nunca antes había besado a alguien, pero ya estaba un poco ebrio, así que no pasamos de ahí. Decidí llevarlo a su habitación, le puse la pijama y le di un beso en la frente de buenas noches.

Él siempre ha sido muy hermoso, cabello castaño claro, color trigueño, flaco, no tan alto, ojos color miel, y de bellos detalles. Escondía su homosexualidad en relaciones con mujeres. Seguimos el contacto durante todo este tiempo, nos escribíamos, y a veces tocábamos el tema de aquélla última noche del viaje en Cancún, pero un día decidimos no hacerlo más, pues yo estaba en Venezuela, él en Estados Unidos, y nos daba nostalgia cada vez que lo recordábamos.

Un día me escribió diciéndome que estaba loco de verme, que me fuera a USA unos días a pasarlos con él en su apartamento, y bueno, estuvo varias semanas insistiendo hasta que hice el esfuerzo, compré mi boleto de ida y vuelta por 10 días, compré unos dólares y me fui! Me fue a buscar al aeropuerto, me recibió con un abrazo y obviamente nos dimos una réplica mejorada del beso de Cancún.

De ahí me llevó a dejar las maletas en su apartamento (muy bello, por cierto) y fuimos a cenar, hablamos de todo, recordamos nuestros años de colegio, las fiestas, el viaje de Cancún, e incluso llamamos a un par de amigos para decirles que estábamos juntos en Miami. Luego nos fuimos a su apartamento y seguimos conversando hasta que llegamos a un punto de la conversación cuando le pregunté: Alejandro, "¿qué somos nosotros?" Él se quedó pensativo por unos segundos y con una sonrisa me dijo: "Lo que tú quieras que seamos mi vida." Un calor recorrió mi cuerpo en ese momento y me lancé sobre él a besarlo, empecé a quitarle la camisa y el cinturón, el con sus pies me quitaba los zapatos y luego me quitó la camisa. Nos sacamos los pantalones y lo cargué en boxers hasta su habitación mientras nos besábamos.

Nos acostamos los dos en boxers y empiernados a besarnos con una pasión inexplicable. A penas comenzaba lo que sería la noche más hermosa, romántica y divertida que he tenido. Empecé a bajar lentamente por su cuello, su pecho tallado, besando cada centímetro de su piel. Al llegar al su pene empecé a lamerlo por encima del boxer en inmediatamente bajé a sus piernas para comérmelas enteritas, besé sus pies, sus piernas, todo! y al fin volví a llegar su pene, le bajé el boxer y empecé a chuparla por un buen rato, él gemía de placer, yo movía su pene, que medía unos 17cm, por toda mi cara.

Me levanté y lo puse sin mucho preámbulo, a mamarme las bolas, él empezó, lo hacía rápido y con mucha pasión.. Bajaba a mis piernas, las besaba y seguía sin parar. Se levantó, y empezamos a besarnos, hasta que me dijo al oído: "Cógeme ya! No aguanto más!" Lo coloqué boca arriba, me puse el condón, le unté lubricante en su ano peladito y puse sus piernas en mis hombros! Comencé a cogerlo y él me exigía mayor rapidez, así lo hice y empezó a gemir, éramos uno solo, por fin estaba follándome al amor de mi vida. Estaba por los cielos. Mientras lo follaba, nos besábamos y nos decíamos con mucha sinceridad: "Te amo".

Estuvimos cogiendo hasta las 5am, cuando ya nos agotamos, nos abrazamos desnudos y arropados a hablar de nosotros. Me pidió que me quedara con él para toda la vida, me dijo que ya era hora de que fuéramos felices.

Pasaron los días, noche tras noche, inventando cosas nuevas para el sexo. Yo admiraba en él su madurez, que distaba mucho de la de hace tres años. Yo, por el contrario, siempre fui muy maduro. Dos días antes de regresarme, me dijo que no me fuera, porque le rompería el corazón. Convenimos en que yo me fuera, y que arreglaría todo para irme a vivir con él. No es fácil.

Cuando regresé, inmediatamente empecé a moverme, paralicé mi carrera de Derecho, hablé con mis papás quienes estuvieron de acuerdo de que me fuera, pero asumiendo yo mi vida personal y ellos sólo costeando los estudios. Así fue.

A los tres meses, mi amado Alejandro mes estaba esperando otra vez en el Aeropuerto, pero esta vez, ya seguros de hacer una vida.

Aquí estoy, feliz con él, por fin encontré lo que quería en el fondo pero no lo sabía.

Espero que les guste. Y recuerden, por amor a veces toca sacrificar muchas cosas.