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Categoría: En el Trabajo

Con los cinco sentidos...

Hacía mucho tiempo que Isa había perdido el sentido de la vista, casi no se acordaba de lo que era poder ver, asi que estaba acostumbrada y ya no le importaba la falta de vista, aunque aveces añoraba poder ver...
Isa era una chica normal de 29 años había acabado por fin sus estudios y había encontrado un trabajo que la ausencia de vista no era un problema, esa mañana iba a conocer a su jefe, le habían dicho que era borde y tenía mal genio, ella estaba un poco preocupada por entrevistarse con él a solas... Llegó a la entrevista puntual, se vistió con lo mejor que tenía en el armario, una falda hasta los tobillos abierta a un lado de color beige unas botas altas color chocolate y un sueter de cuello largo de color blanco, iba bien conjuntada, ella se preparaba la ropa con trucos que tenía para distinguirlas y tambien una vecina suya la ayudaba todo hay que decirlo... Isa tenía una figura envidiable aunque ella no era consciente de ello, no sabía cual era el standar no tenia tal conciencia de ello, esbelta y alta, piernas larguisimas, melena a media espalda ondulada, su pelo era del color de la miel y cuando le daba el sol tenía reflejos rubisimos... Tocó la puerta dos veces con su puño con suavidad, estaba nerviosa, iba con una carpeta donde ella tenía todos los papeles, por supuesto estaba escrito en braille... Con el permiso del jefe entró lentamente, lo primero que advirtió fue el olor de la habitación, olía a tabaco mezclado con un determinado perfume masculino, a ella le agradó esa mezcla de aromas, lo segundo que percibió fué un repiqueteo, en seguida se dió cuenta que era el zapato del jefe dando al suelo, estaba impaciente, eso intrepretó Isa.
Le oyó, y su voz le cautivó es mas le hizo parar en su avance hacía él, era una voz demasiado ruda, demasiado gutural en definitiva demasiada viril.... Isa tenía pocas experiencias sexuales, había estado con varios chicos pero ninguno le había satisfecho, no sabía lo que era gozar de verdad...
El jefe se quedó de piedra al verla, casi se le cayó la baba, no disimuló pues sabía que era ciega, la examinó de pies a cabezas, le encantó lo que vió, se fijó en sus graciles pechos, en su melena que destelleaba por la luz que entraba por los ventanales y tambien se fijó en la gracia con que se movía, no dudaba en su avance...
Ya metidos en la entrevista él no paraba de pensar en como hacerla suya, la quería ya, con urgencia, pero tenía que andar con cuidado se dijo para él mismo... Como era hora del almuerzo y viendo que la entrevista se alargaría la invitó a un restaurante a comer, ella sorprendida y dudando se lo pensó, rápidamente aceptó, no estaba habituada a que la invitasen y menos el jefe...
Estaban en el café y ella sonreía porque no le pareció que fuera borde ni nada por el estilo, es mas ese tipo le agradaba, su voz era un afrodisiaco para ella, al levantarse para irse provó su tacto por primera vez... eran unas manos grandes, se notaba su fuerza sin embargo eran manos que no conocian el trabajo pensó...
El jefe muy satisfecho de sus avances, en el taxi se pegó a ella, cada segundo la gustaba más y la deseaba por supuesto, todos conocían su fama de mal genio y de conseguir todo lo que quería y en ese momento la quería a ella y sería suya... La cogió la mano con mucha suavidad y en silencio mientras llegaban a la oficina iba acariciandola, él notó que no era indiferente a sus encantos, notó tambien que se sonrosaba... sus mejillas estaban totalmente ruborizadas y las manos le temblaban... Llegaron a la oficina, ya en el ascensor, él se acercó mas a ella, la cogió por la cintura y tomandola por el rostro la besó, fué un beso suave ligero pero muy revelador, ella casi no se sostenía, las piernas no le respondían, notó mas fuerte su olor masculino, ese aroma que le volvió loca mas conocerla, notó tambien el raspe de su cara recien afeitada y no pudo resistir la tentación de tocarsela con las yemas de los dedos, estaba en el limbo cuando el ascensor se paró en la planta del despacho del jefe... ya de vuelta a la realidad y sin saber que hacer, se disculpó con el jefe pero éste llevandosé un dedo de ella a la boca la dijo que no tenía nada de que disculparse al revés... Asi de sonriente se la llevó dentro del despacho, estaba desierta la oficina era hora todavía del almuerzo...
Dentro del despacho la sentó en el sofá de tres plazas que tenía en un rincón del mismo, bajó las persianas, casi en penumbra, pero ella eso no lo podía saber, solo percibia la respiración de él algo apremiante, era algo que prometía...
A partir de eso no hablaron ellos de su boca no salió palabra alguna, solo suspiros de pasión y jadeos de lujuria y desenfreno..
Lo primero que hizo él, fue acariciarla la cara, tenía una cara muy bonita, luego bajó a sus labios, esos labios que prometian tanto... Su cuello esbelto y gracil como el de un cisne, llegó a sus pechos, todavía llevaba el jersey, les acarició suavemente, el pezón totalmente erecto se le notaba claramente y a él eso le gustaba, estaba impaciente y sabia del tiempo que disponía para hacerla suya...
Con cuidado la fué desnudando, ella estaba totalmente anonadada, confundida porque una parte de ella no quería hacer esto y la otra se moría de ganas, porque lo que estaba sucediendole nunca hasta ese dia le habia pasado, nunca con un hombre había sentido gozo y quería sentirlo... sentirlo de verdad.
Totalmente desnuda y en sus brazos sintió un poco de frío pero él enseguida la calentó con sus besos, notó que tambien él se había quitado las ropas, tocó su firme torso con los dedos, tenía algo de vello, un vello áspero al tacto pero sin embargo no pinchaba, notó sus músculos, su fuerza eso la impresionó...
La besaba por todos los sitios, se comía literalmente todo, sus pechos, a él le encantaban, eran como frutos maduros del bosque, no eran ni grandes ni pequeñas, sus pezones estaban en su punto, eran sonrosados comoo su cara y sensibles al tacto, les saboreó con su lengua largo rato... Ella no esperaba ese torbellino de sensaciones, tenía como mariposas en el estómago, era un sensación como de ángustia, pero úna ángustia dulce y apremiante, sintío su humedad entre las piernas, sintió la ansiedad... El jefe estaba preparado pero quería disfrutarla mas, no era un jovencito, quería que ella quedara totalmente satisfecha de aquella experiencia y así puso manos a la obra... La tumbó en el sofá delicadamente, empezó por su ombligo, esa parte tenía una connotación erótica que le gustaba a él, le ponía a tono, fué bajando hacia su pubis, hacia el monte de venus ... La ayudó a abrir las piernas, la tocó, la sintió, sabía lo que tenia que hacer y lo haría se prometió a si mismo, empezó a acariciarla superficialmente, ella al tacto de sus dedos, pegó un bote, no se esperaba esa intrusión en su cuerpo, pero no obstante le agradó, le agradó muchisimo asi que no puso reparos, viendo que ella se habia relajado él continuó con sus avances, después bajó la cabeza y la colocó entre sus piernas, empezó a lamerla, si si, lamerla por toda su vagina, era dulce como la miel, miel como sus ojos aunque ciegos de ese color...
Ella casi no podía respirar, no podía sentir nada mas que su lengua chupandole su clitores, cada vez sentía mas esa angustia, dulce por otra parte, casi no podía estarse quieta en el sofa, sus caderas subian y bajaban al ritmo de la lengua de su jefe, era un castigo pensó...
El viendo que hacia efecto sus caricias, cambió de ritmo, fué a mas, mas rapido, la sentía dulce y caliente, la sentía suya ya...
Casi fuera de sí y con el aire justo, despues de la tormenta viene la calma pensó ella, las oleadas de su orgasmo fueron tales que la dejaron casi sin poderse mover, estaba como en otro mundo, pensó que todo era fantástico...
Tomándose todo con mucha calma él la ayudó a levantarse y después con un suave movimiento se la llevó a la mesa de conferencias, allí la sentó, la besó con toda la pasión del mundo, con la lengua tocando la suya, con sus dientes entrechocandose en definitiva con el alma...
Se colocó entre sus piernas, ella por vez primera notó su virilidad, la notó muy caliente, se atrevió a tocarla, dura como el acero, en ese instante pensó en la espada del cid, en tizona la fiel espada... Con sorpresa y de repente excitada otra vez empezó a tocarsela de arriba abajo al mismo son con que él la estaba besando, la estaba subir a las nubes, viendo que él no aguantaría la apartó con delicadeza las manos, no quería correrse todavía, quería penetrarla sentirla dentro...
Con las manos en las caderas de ella, masajeando casi y solo a unos centimetros su verga de la entrada de la vagina, la miró, y lo que vió le dejó impresionado, vió que aquellos ojos apagados desde hacía años, había una expresión de pasión y casi de amor, sin pensarselo más con un empujon fuerte duro y seco, la penetró, fué una delicia, era sumamente estrecha, parecía hecha a su medida pensó, ella casi no podía pronunciar palabra, le sentía como jamas habia sentido a nadie, le sentia muy dentro de su ser...
No se hizo de rogar y empezó a hacerla el amor, estaba bien lubricada y la cosa iba sola, apretando los dientes para aguantar y oyendo como ella jadeaba de gozo y de disfrute iba incrementando cada vez mas el ritmo, suspiró casi gritó y agarrandole fuertemente las caderas se corrió dentro de ella, él jamás había disfrutado tanto, jamás y mira que había estado con muchas mujeres, estaba obnuvilado por aquella mujer...
El reloj dió las tres y él volvió a la realidad, no quería ser descortés con ella después de aquel suceso, y con un beso le dijo que se tenían que vestir, ya vestidos y totalmente ruborizada por la pasión y por el frenexí que habia experimentado tan solo unos minutos antes se atrevió a decirle o a consultarle lo de su trabajo... Él con una gran sonrisa en la boca, que ella no podía ver pero sí adivinar en su voz, la dijo..." NO te preocupes por la entrevista, ahora ya no importa..." Ella no sabía lo que quería decir, con esa confusión se fué de la oficina, que ahora por cierto ya no olia a perfume masculino sino a la fragancia del sexo, a la fragancia de la pasión, olia en definitiva al placer mas absoluto que hay, al amor, amor que nació entre esas cuatro paredes...
Datos del Relato
  • Autor: Esmeralda
  • Código: 8576
  • Fecha: 23-04-2004
  • Categoría: En el Trabajo
  • Media: 5.45
  • Votos: 56
  • Envios: 3
  • Lecturas: 2756
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
ana
invitado-ana 19-06-2004 00:00:00

me parece un relato fabuloso impresionada por que era ciega la mujer es decir que el hombre despues de aquello jamas supo de ella

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