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Categoría: Confesiones

CON LAS AMIGAS DE MI NOVIA EN CASA

"Mi novia juega conmigo y yo me vengo de ella, todos con sus amigas en casa"

 

Mi novia, Ana, vive en un pequeño piso para una persona. Cuenta únicamente con un salón pequeño con una puerta que daba a la habitación y dentro de ésta, un baño. La conocí en la universidad. Es alta, morena de pelo y con la piel muy clara. Su cuerpo, sin ser delgado, posee una belleza natural. Simplemente es bonita. Y muy caliente en la cama. Por mi parte, yo soy ligeramente más alto que ella. Moreno de piel y pelo. Soy un poco delgado pero practico mucho deporte asi que estoy fuerte.

 

Acabábamos de volver de la universidad. Estábamos terminando la época de exámenes. Ella había realizado el último y a mi me faltaba uno que tenía al día siguiente. Para celebrarlo, Ana invitó a dos amigas suyas a ver una película en el salón, mientras yo me metí en el cuarto a estudiar (con pocas ganas).

 

Estaba en la cama, sentado, intentando repasar lo más crítico del temario, cuando ella entró y cerró la puerta. Sin que me diera tiempo a preguntar nada, me quitó de las manos el manojo de hojas que tenía y se lanzó sobre mí. Me empezó a comer la boca con mucha fuerza, se me hizo evidente que me quería follar. Apoyaba su cadera contra mi polla, que rápidamente se puso muy dura. Yo la sujeté para pegarla a mi y ella empezó a jadear. Me comió el cuello y bajó su mano hasta mi pantalón. Me masturbó con fuerza. Yo ya no podía más. Deseaba penetrarla con todas mis fuerzas.

 

Y entonces, paró. Se levantó rápidamente, se recolocó un poco la ropa, me guiño un ojo y se fue al salón otra vez a seguir viendo la película. Yo me quedé con cara de imbécil, y con una erección dolorosa, dándome cuenta de que estaba jugando conmigo. Me hizo gracia y pensé que ya me vengaría. De momento estaba con unas ganas de follar bestiales y tan sólo unos apuntes de física para aliviarme.

 

Decidí centrarme en lo importante e ignoré la erección para seguir estudiando. Al poco rato estaba de nuevo centrado (más o menos).

 

Pasaron como 10 minutos, y la puerta se volvió a abrir. De nuevo entró ella y realizó el mismo acto. Me quitó los apuntes, agachó su boca y mordió mi paquete por encima del vaquero. Inmediatamente mi polla reaccionó, y ella se subió encima a frotarse contra la dureza de nuevo. En mi inocencia de hombre poseído por las hormonas, pensé que se habría calentado con lo de antes y necesitaba quitarse la calentura. En ese instante, volvió a desmontarse de mi y caminó hacia la puerta. Yo me levanté de inmediato, intentando evitar que me dejara en ese estado. Ella me empujó y corrió al salón, mientras se reía.

 

Se me hizo evidente que no tenía fuerza de voluntad para continuar estudiando con la polla palpitándome en ese momento, así que pensé en mi venganza. Me bajé los pantalones y empecé a masturbarme. Me acaricié la polla hasta que se puso como una piedra y me excité pensando en lo que iba a hacer a continuación. A los pocos minutos sentí mi corrida inminente y me detuve. Esperé unos segundos y empecé a acariciarme violentamente de nuevo. Hice esto en un par de ocasiones para asegurarme de que saldría la mayor cantidad de semen posible.

 

Tenía la polla a punto de reventar. El líquido preseminal ya manchaba toda la cabeza de mi polla y mi mano. Entonces pasé a la acción. Me coloqué el pantalón como pude, Abrí la puerta y le dije a mi novia, que estaba en el sillón con sus amigas:

 

- Oye, ¿puedes venir un segundo? A ver si me puedes ayudar. Es una duda rápida, 5 minutos. 

 

Las tres me miraron. Ella se levantó sin decir nada y entró en la habitación. Cerré la puerta, la cogí, y pegué mi polla a ella para que notara mi excitación. El corazón me latía a mil. Y la polla también. Pensé que me corría ahí mismo.

 

La besé y metí la mano por dentro de su camiseta. La acaricié los pechos y me restregué contra ella. Notaba que ella también estaba excitada.

 

- ¿Tu crees que puedes hacerme lo que me has hecho? - Le dije 

 

- Si. - Respondió secamente, mientras sonreía

 

- Ayúdame a correrme, por favor.

 

Sabía perfectamente que me iba a decir que no.

 

- Ni de coña. ¿Te molesta mucho esto? – Dijo mientras me agarraba la polla y se reía.

 

Quité su mano, me desabroché el pantalón y saqué mi miembro duro como pocas veces en mi vida.

 

- Chúpamela un poco por favor. Solo un poco.

 

Miró mi polla, que daba pequeños saltos por la excitación, completamente involuntarios. Me miró a mi y se agachó despacio mientras la agarraba con su mano.

 

La lamió de abajo arriba, saboreando el líquido preseminal que la impregnaba, y se metió la mitad en la boca, acariciando la cabeza con su lengua. Yo la sujeté ligeramente la cabeza y sonreí. Mi venganza estaba completada. Disimulé mis gemidos todo lo que pude, mientras mi polla disparaba largos y densos chorros de semen. Había acabado cientos de veces en su boca, pero esta fue memorable. La cantidad de corrida fue bestial. Mientras ella me miraba con sorpresa, parte de mi leche caliente se empezó a escurrir por sus labios.

 

Tras el impacto inicial (nunca mejor dicho) ella siguió mamando, hasta que se aseguró de que todo había salido de mí.

 

Entonces se levantó, fue al baño y escupió en el lavabo la carga que tenía en su boca. Yo estaba quieto intentando recuperarme del monumental orgasmo, cuando me miró, y me dijo, mientras se reía:

 

- Eres un puto cerdo, que lo sepas.

 

Yo me reí con ella. Se acercó, me dio un beso, se agachó para darme una última chupada, y volvió con sus amigas.

Datos del Relato
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