Era una niña cuando mi mujer y yo nos mudamos a éste edificio, ahora después de varios años, ya es toda una mujer, le gusta caminar al borde de la piscina como una modelo, contorneando el culo, y sugiriendo algo a travez de su minúsculo bikini, todeos los hombres del edificio no hacen más que mirarla, aún cuando sus padres están presentes, sin embargo personalmente es muy tímida y algo aniñada en sus conversaciones.
sus diecisiete años le han proporcionado un cuerpo escultural, unas tetas redondas y suficientes, unas piernas hermosas, y un culo que despierta el apetito a cualquiera.
yo pocas veces había cruzado palabras con ella, aunque sí miradas que nunca supe lo que realmente pudieran significar, hasta aquel día que mi mujer no quiso bajar a la piscina por encontrarse un poco indispuesta así que estuve solo toda la tarde, ella también estaba sola, hasta que todos los vecinos se fueron marchando uno a uno a sus pisos y quedamos solo ella y yo.
a eso de las nueve y media de la noche empezó a oscurecer, así que me levante y cogí la toalla para irme, en ese momento ella se acercó y me pregunto la hora, se la dije, y empezamos una pequeña conversación sobre el calor y esas cosas que se habla con los vecinos todos los dias, de pronto pasamos a contar cosas personales, nos sentamos en el césped, y así permanecimos hasta las diez y algo, ya estaba oscuro, así que nos levantamos y nos fuimos juntos hacia el ascensor, al llegar al quinto le abrí la puerta y casi sin pensarlo le dije si quería que le acompañe hasta el piso, esperando me diga que no hacía falta porque eran algo más de cinco metros de distancia, sin embargo para mi sorpresa me dijo que vale, y en seguida al caminar me dijo que sus padres estaban en el pueblo de fin de semana, así que al llegar a la puerta me invitó a pasar a tomar algo, acepté encantado, antes le pedí entrar al servicio, dentro llamé a mi mujer por el movil y le dije que llegaría tarde que estaba en el bar con unos vecinos, enseguida salí y ya tenía ella preparadas unas cervezas frias, las bebimos mientras seguíamos hablando de nuestras cosas, me contó que no tenía novio, que sus amigos eran todos unos críos y que le gustaba entablar conversaciones con mayores, así como estábamos ahora, ello me hizo gracia, ala vez que lo tomé como un cumplido, nos tomamos la segunda cerveza, ella empezó a hablar cada vez más de sus cosas íntimas, incluso me dijo que el día anterior había terminado su regla, y que ya estaba libre, yo le contaba de las veces que hacía el amor con mi mujer que eran bien pocas, ella decía que el sexo debía ser muy importante en la vida de una pareja, estábamos de acuerdo, vino la tercera cerveza, nos acercábamos cada vez más, y de pronto nos tomamos de la mano, seguíamos hablando, luego pasamos a acariciarnos los brazos, los hombros y nos besamos apasionadamente atraidos por las tres cervezas que llevábamos encima, a medida que el beso se hacía cada vez más largo, nuestras manos recorrían todo nuestros cuerpos, tocando todo lo que a su paso encontraba, poco a poco nos quitamos la ropa, acaricié sus tetas divinas, su culo precioso, su coño húmedo, ella tocó mi pene lo acaricio lo masturbó, le acerque hacia su boca, lo besó y lo chupó, seguíamos acariciándonos ya totalmente desnudos, solo teníamos los bañadores, así que fué facil quitárnoslo, estábamos bastante calientes y cachondos los dos, en eso ella me dijo, es mi primera vez, así que métemela de una vez aunque me duela, yo no lo creía, me la iba a follar a la chica más hermosa del edificio, y encima virgen, yo con 38 años, le doblaba la edad, pero ella insistió, cogió mi pene con su mano y lo llevó directamente a su vagina, estaba tan mojada que entró aunque con dificultad, pero de un solo tirón, ella gritó pero me atría a metérselo más, cuando por fin llegó al fondo y empecé con el ritmo del sacamete, ella empezó a gemir y a decir, que delicioso, que bueno, no acabes nunca, fóllame siempre, y yo le decía, si cariño eres mi mujer ,eres mía y te follaré toda la vida, así follamos hasta que me vino el orgasmo, y derramé todo el semen dentro de su coño, ella sintió el chorro caliente, le llegó también lo suyo, gritamos ambos de placer, saltamos sobre el sofá todo lo que pudimos, y al final caímos rendidos uno sobre el otro, osea yo sobre ella, nos quedamos así unos minutos, luego me levante, y me dirigí al servicio.
al volver, la encontré llorando, la tomé de los brazos y le dije que se calmara, que lo que había sucedido, era porque los dos lo quisimos, y lo que pueda pasar en el futuro, dependería de lo que los dos decidamos, que no se preocupe, que yo no diría nada a nadie, y que ella también haga lo mismo, nos volvimos a besar, a tocar, y lo volvimos a hacer, esta vez, duramos mucho más que la primera, yo siempre soy así, al terminar derramé la leche sobre sus tetas, y le unté por todo el cuerpo, luego me la chupó, me la lamió, y yo chupé su coño mezclado de un poco de sangre y semen, fué delicioso, le pedí que me metiera el dedo en mi culo mientras yo metia mi pene en el suyo, pero le dolía mucho así que lo dejamos para otra vez, si es que la iba a haber claro, nos besamos por largo rato, hasta que me levanté me despedí y volví para casa, al llegar mi mujer ya estaba dormida, como siempre cuando llego tarde, así que me quedé viendo la tele hasta bastante tarde, al dia siguiente nos fuimos al trabajo, todo la semana no bajé a la piscina, ni tampoco coincidí con ella en el ascensor, el fin de semana nosé lo que pasará, ni como voy a actuar delante de ella con mi mujer allí presente, el tiempo dictará sentencia.