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Categoría: En el Trabajo

Con la hija de un colega

Esto ocurrió un día no muy agradable, habíamos ido mi mujer y yo al hospital a visitar a una compañera del trabajo que estaba muy enferma; allí coincidimos con Angel, que también trabajaba conmigo,y que además era mi amigo; él estaba con su mujer y su hija Raquel de veinte años.

Mientras mi mujer, Angel y la mujer de éste, hablaban con la compañera enferma; raquel y yo que permanecíamos detras en segundo plano, intercambiabanos comentarios hacerca de lo que íbamos oyendo de la conversación principal, y despues de un rato largo, previa disculpa con la enferma y de acuerdo con la enfermera, salimos los dos fuera, porque éramos ya bastantes para una habitación tan pequeña.

Nos sentamos en un hall que encontramos a pocos metros y los dos coincidimos en que no nos gustaba mucho los hospitales, y menos agobiar a un enfermo con tanta gente; luego empezamos a hablar de otras cosas, del trabajo mío y de los estudios de ella,etc.

Pasadas las dos horas, salieron de la habitación los demás y despues de despedirnos de la enferma, salimos rumbo a los coches, en el trayecto, Raquel dijo a sus padres que no le apetecía acompañarles al chalet, que ellos poseían en la sierra, que era sábado y que prefería quedarse en casa a estudiar; los padres hablaron entre ellos y decidieron complacer a Raquel, advirtiéndole sin embargo que no la acercarían a casa a esa hora por que perderían demasiado tiempo en ello; en ese momento mi mujer intervino ofreciéndose en llevarla nosotros a su casa; todos de acuerdo nos despedimos y nos subimos a los respectivos coches.

Poco habíamos circulado todavía, cuando sonó el teléfono móvil de mi mujer; era su hermana diciéndole que estaba con unas amigas de ambas en su casa y que les apetecía contar con ella, en la planificación para la fiesta de puesta de largo de su hija que tendria lugar pronto; mi mujer le dijo que la llamaría en dos minutos previa consulta conmigo; lo hablamos inmediatamente, le dije que me parecía bien que ella vaya donde su hermana, pero que yo no tenía muchos deseos de estar en una reunión de mujeres, para cosas de mujeres, por lo que aprovecharía para ir a una tienda de libros y música que están abiertas las 24 horas, donde esperaría sin problemas alguno su llamada para recogerla; ella asintió, y además nos desviamos ya hacia la casa de su hermana que nos quedaba más cerca; quedando yo en que llevaría luego a Raquel a su casa, que estaba en el trayecto hacia la tienda.

Ya solo con Raquel en el coche, durante el trayecto hacia su casa entablamos una conversación interesante de carácter psicológico, tema que me encanta, y que ella estudiaba en la universidad, lo que originó que al llegar, aparqué el coche en la puerta de la casa para continuar la charla hasta terminarla.


Cuando casi estábamos por despedirnos y ella por bajarse del coche, me dijo de improviso, que porqué no aprovechaba y subía un momento a su casa para ver cómo había quedado la remodelación total que hicieron hace algunos meses, y que su padre le había comentado que varias veces habíamos postergado la visita mía a su casa por distintos motivos, y qué mejor que ahora que ya estaba en la puerta; lo pensé por segundos y le dije, tienes razón, bajamos del coche, y nos dirigimos hacia el piso.

Era una novena planta, antigua, pero reformada; ya dentro ví que efectivamente que estaba todo renovado, moderno y decorado con buen gusto; llené de halagos a la afitriona, quién me iba enseñando pieza por pieza toda la casa, hasta llegar a su habitación, donde nos demoramos un poco más, ya que empezó a detallar más sus cosas personales; hasta llegar a un album de fotos, donde ella estaba en minúsculo bikini, en una playa rodeada dee chicos y chicas; alabé su figura, a lo que contestó si de verdad le parecía que tenía buen cuerpo; le dije que sí, y que además era preciosa; un poco se sonrojó, y por mi cuerpo pasó un haz de radiación; me miró de reojo, sonreimos, nos seguimos mirando fíjamente de pronto le puse la mano en su brazo, y acercando su cuerpo hacia el mío nos besamos apasionadamente, mis manos acariciaban su espalda sobre la ropa, y las de ella se instalaron en mis hombros, acariciando mi cuello y mi cabeza, dejando libre su cuerpo a mis caricias; seguíamos besándonos sin parar, metí mis manos por dentro de la camiseta que llevaba, tocando su piel suve y tersa; primero por detrás y luego por delante, hasta llegar a su sujetador, el cual desbroché por detrás,y pude tocar sus calientes tetas con sus pezones duros; me quité la camisa que llevaba dejando mi torso a su caricias incesantes; abrí su pantalón y mi mano se deslizó por debajo de las bragas hasta tocar los húmedos labios vaginales; encontré el clítoris y luego el año; ella empezó a gemir; abrió mi pantalón y deslizó sus pequeñas manos hacia mis genitales, al encontrarlos los empezó a acariciar, logrando más i más excitación por parte de los dos; no pudo aguantar más y me pidió que por favor se la metiese ya; enseguida nos despojamos de las prendas que nos quedaba en el cuerpo y nos tumbamos en su cama para consumar esa pasión; se la metí de un solo impulso, mik polla entro en su coño como si fueran hechos uno a la medida del otro; seguidamente empezamos a follar cada vez más aceleradamente, ella se retorcía de placer aql igual que yo, que hace tiempo no sentía algo así, llegamos al climax después de pasar por cinco cielos, y derramamos nuestro placer en forma de semen dentro de su vientre casi.

Estuvimos algún rato tumbados mirando al techo, sin decir palabra; seguidamente me levanté, fuí al servicio y luego me vestí, al acercarme para despedirme, me abrazó por el cuello y me pidió que prometiera que la llamaría para quedar para otra vez; le dije que sí que me había gustado mucho, le besé en los labios y salí de la casa.

Mi mujer aún no había llamado para recogerla.

Después de eso ya hemos estado juntos tres veces más, una de esas en el chalet de la sierra de sus padres; le llevo 25 años de diferencia, pero cuando estamos juntos tanto charlando como follando no se nota tanto.

Ambos sabemos que no hay futuro en ésta relación, pero nos resistimos a dejarlo, y tampoco puedo renunciar a mi vida por ella, aunque ganas me sobran; el destino dictará sentencia.
Datos del Relato
  • Autor: Alberto
  • Código: 16718
  • Fecha: 28-05-2006
  • Categoría: En el Trabajo
  • Media: 5.65
  • Votos: 34
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3511
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