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CON LA COMPAÑERA DE BAILE

Johana es una excelente bailarina, la conocí allá por el 2012, cuando decían que el mundo se iba a acabar, en esa época estaba recién casado y siempre quería sorprender a mi mujer con algo, lo que fuera.



Lety siempre ha bailado muy bien, de hecho, fue parte del grupo de bailarinas de Luis Miguel, pero luego de ser acosada por miembros del staff, ella decidió retirarse de eso. En esa época me interesaba aprender a bailar, quería sorprenderla, así que me metí a unas clases de baile donde Johana era una de las maestras.



Johana tenía un cuerpo perfecto, media 1.60 cm, piernudisima, ojos verdes, tetas de caso 100 cm, unas tremendas nalgas de unos 110 cm y su color de piel caucásico la hacían ser la más deseada de la clase y eso que había unas cuantas más que también estaban buenísimas.



Siempre trataba de quedar con ella de pareja, de alguna forma me las ingeniaba para que terminara bailando con ella, ¡tomándola de la cintura y mirando sus hermosos ojos y por supuesto su rico trasero!



L: ¡Baila muy bien!



J: Gracias, pero háblame de tu, ¡no de usted!



L: Perdona, ¡bailas espectaculares!



J: Tú también vas tomando paso, ¡sigue así!



De alguna forma conseguí su Facebook y su Whatsapp, no había día que no le mandara un mensaje de buen día o alguna imagen agradable para ella, me encantaban sus contestaciones, me estaba dando entrada y yo tenía que aprovechar esa oportunidad



Poco a poco nos fuimos volviendo más cercanos, ella se convirtió en mi pareja por default y en las clases de vez en cuando aprovechaba para rosar su escultural cuerpo, sobre todo sus piernas y su trasero, ella no me decía nada, de hecho, ella solita se me pegaba o me tomaba las manos para abrazarla, fue entonces que pase a segunda base con ella y la invite a salir.



Quedamos de vernos en Coyoacán para beber, platicar y escuchar música, ella llego vestida de una manera tan sensual, un minivestido negro escotado mostrando sus tetas, y sus zapatos abiertos mostrando sus hermosos pies.



Pedimos unas cervezas y empezamos a charlar, hablábamos de todo, de nuestras vidas, de nuestras parejas, ya que ambos estábamos casados y me lleve una sorpresa al saber que era esposa del director de la escuela de baile, me conto que el casi no está en casa y que prácticamente se estaban separando.



Inmediatamente le cambie el tema, la conversación se volvió más amena y el acercamiento más constante, yo ya ponía mi mano en su pierna, ella se me recostaba cada que cantaba, me ponía sus tetas en mis brazos moviéndolas muy seductoramente, nos mirábamos fijo coqueteándonos mutuamente, fue entonces que le robe un beso, un beso que ella no rechazo, al contrario, me beso con tal pasión que logro enderezarme un poco el pene, yo acariciaba su piernas y su espalda, reaccionamos y solo nos miramos sonriendo, seguimos tomando y cantando!



Me acariciaba la pierna con sus pies, me apretaba con sus manos, yo la abrazaba acariciando sus hombros, ¡nuevamente nos besamos esta vez más largo el beso y con un toqueteo muy sensual!



J: ¡Hace tiempo que no me besaban así!



L: Que mal, ¡no saben lo que se pierden!



J: Así eres para todo, ¿muy pasional?



L: ¡Depende la situación, jajá!



Seguimos besándonos y toqueteándonos, la temperatura subía aceleradamente, ella estaba permitiéndome tocarle todo, sus piernas, sus muslos, sus nalgas, uf, ¡estaba deleitándome con mi maestra de baile!



De pronto recibió una llamada de su esposo, ella un poco molesta me dijo que tenía que irse que ya le esperaban broncas en la casa; Salimos del bar y caminamos por la plaza, íbamos tomados de la mano, eran alrededor de las 12:30 am y sorprendentemente no había mucha gente y el escenario era tenebroso, pero al mismo tiempo ideal para cualquier fantasía.



Justo cuando llegamos a la catedral, ella me beso nuevamente, pero esta vez el deseo sexual salía a reducir, mis manos acariciaban sus piernas subiendo por debajo de su falda apretando sus duros muslos, ella me besaba el cuello y con su mano sobaba mi verga, le pasaba mi boca por sus tetas, lamiendo entre el escote que traía su vestido, la pegue a la barda para darle tremendos llegue con mi verga ya parada, ella se movía muy rico para darme roces magníficos, no nos importaba que estuviéramos a lado de una iglesia, seguíamos fajando riquísimo!



J: ¡Luis, te deseo!



L: Vámonos al hotel bebe, ¡cerca hay uno!



J: ¡No puedo, tengo que llegar a casa!



L: ¡No podemos quedarnos así!



Ella me miro y como loca se me lanzo, nos acercamos hacia una jardinera donde estaba oscuro, me senté en una banca de las que ahí estaba, ¡ella lentamente bajo y fue directo a mi verga! Me lo iba a mamar en plena calle, saco mi verga dura de mi pantalón, comenzó inmediatamente a devorarla, la metía a su boca como paleta, cual, si fuera una banana me recorría el tronco, yo le acariciaba su cabeza y volteaba para todos lados.



J: ¡Deliciosa!!!



L. Eres una crazy, mira que hacérmelo aquí, uf!



J: ¿Te gusta?



L: ¡Demasiado!!!!!



Me la mamo unos minutos más para después subir su vestido, hacer a un lado su tanga, ¡subió doblando sus rodillas sobre la banca y se comenzó a ensartarse solita! Tenía una vagina muy apretada, sin decirle nada desabotoné su escote para sacar una teta, la cual le empecé a lamer como bebe, ¡le mordía el pezón mientras ella con suaves movimientos cabalgaba mi verga durísima!



L: ¡Eres increíble, que teta más rica!



J: ¡Ah, mi amor, que dura!



L: ¡Nos pueden ver!



J: ¡No me importa, solo te quiero dentro de mí!!



¡Nos besábamos entrelazando nuestras lenguas, ya tenía sus dos tetas afuera mordiéndolas fuerte, ella se movía más duro y rápido, le acariciaba las piernas, gemíamos sin importar que alguien nos pudiera ver!



Nos pusimos de pie, ella se puso de lado de la banca apoyándose en ella, empinándose un poco dejándome su rico trasero parado para mí, la tome con las dos manos de la cintura y la embestí fuerte, de un solo golpe la penetre, me movía fuerte y rápido, la acariciaba su clítoris mientras el sonido de sus nalgas chocando con mi pelvis era excitante y fuerte.



J: ¡Ah, así Luis, así!



L: ¿Tu marido no te atiende? ¡Aquí estoy yo!!



J: ¡Pero eres casado, agh!!



L: No importa, uf, una mujer como tú, ¡merece que la hagan gozar y no la tengan ahí en el olvido!



Johana hacia un movimiento espectacular de nalgas, parecía que hacia el famoso “twerk”, eso me daba un tremendo placer, a lo lejos se veía gente, pero el área donde estábamos estaba tan oscura que nadie notaba como penetraba fuerte a Johana.



Sus fluidos empezaron a escurrir, ella estaba tan cachonda que todo lo que le hacia lo disfrutaba como nunca, ¡era eso o que no la tocaban así!



J: ¡Agh, así papi, así!



L: Que nalgas, eres un mujeron, buenísima, ¡riquísima!



J: ¡Cógeme, cógeme bebe!



L: ¡Toma, toma mi verga nena!!



Me senté en la banca y ella dándome la espalda empezó a darse sentones, los daba de forma magnifica, uno tras otro, a veces me dolía un poco por la forma violenta que se dejaba caer, también me cabalgaba fuerte para sentir mi verga hasta el fondo, mientras tanto mis manos jugaban sus pezones y su clítoris, ¡me estaba devorando a esa casada insatisfecha!



L: ¡Que rico, que rico nena!



J: ¡Que verga, me encanta tu verga!!



L: ¡Cuando gustes es tuya amor!



J: ¡Si, dame la verga, es mía, dámela!



Ambos nos movíamos como locos, ya no mirábamos a los lados para ver si no venía nadie, solo disfrutábamos del rico momento, del sexo que ella tanto anhelaba y yo le estaba dando, aunque un hotel hubiese sido mejor, ¡el sexo en esa banca estaba siendo de maravilla!



J: ¡Mi amor, me vas hacer venir, voy a estallar!



L: Hazlo nena, explota, acaba, ¡mójame todo!



J: ¡Quiero tu leche! ¡Dame tu semen!!



L: ¡Ya va salir nena, aj, ah!!



¡La llene de mi semen caliente, ella también se vino y me mojo toda la pelvis, nuestros fluidos se mezclan haciendo el orgasmo más placentero!



J: ¡Agh, que rico, que rico agh!



L: ¡Nena, que rico placer!!



Una vez terminado el acto y recuperas nuestras fuerzas, nos acomodamos la ropa, tuvimos la suerte que nadie nos veía.



La acompañe a la avenida a tomar un taxi, su teléfono sonó y era su marido, ¡ella le invento una historia y subió al taxi no sin antes despedirnos con un riquísimo beso!



Pero el lunes al llegar a la clase de baile me encontré con la sorpresa de que ella no fue y no fue porque había tendió que salir de viaje, eso fue todo lo que me dijeron, estaba desconcertado cuando llego un mensaje de ella que decía: “muchas gracias por todo, no olvidare esa noche de sexo, me separe de Alfonso, acepte una propuesta para ser parte de un musical e iré a París, espero poder verte algún día otra vez, con deseo y cariño. Johana”.


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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