Mi mujer ha confesado que varias veces ha salido con un familiar mío cercano, luego de varias salidas surgió algo entre ellos, al punto que consiguió de ella cosas que solo me daba a mí, así pudo agarrarle sus tetas, inicialmente sobre la blusa y luego bajo el sujetador.

Una de las veces que salieron de paseo, él la desnudó completamente, disfrutó no solo de sus tetas, le introdujo profundamente la lengua en la panocha, degustando así los jugos de la carnuda panocha de mi mujer, que hasta ese momento solo yo había saboreado, el recorrió sus labios vaginales con suaves mordiscos mientras le arrancó más un orgasmo seguido; y aunque no le metió polla, ella le pidió le dejara tocarla, mientras le bajaba el bóxer, pudo ver como chorreaba y lo dura que la tenía, sus dedos sintieron la viscosidad del líquido previo al acto, lo que permitió que su mano fácilmente se deslice a lo largo de esa polla que no era mía.

Otras oportunidades mientras permanecía desnuda, él le pregunto si la podía penetrar, a pesar que pasaban momentos agradables, ella respondiendo siempre que no. Si tan solo le hubiera expresado que su interés por ella, se trataba de algo más, que tan solo un revolcón de un día, la rica panochita de mi mujer, también hubiera estado a total disposición de él.

Mi mujer relata que cruzaba sus piernas sobre la espalda de él, al tiempo que su panochita desnuda era rozada por su mástil erecto, mientras se mantenía encerrada en su bóxer, friccionando y deslizado las tetas de mi mujer, haciéndolas subir y bajar, lubricadas por el baño de sudor que se derramaba sobre su cuerpo.

En esa relación solamente hizo falta que la panocha de mi mujer engullera y sea inundada por el semen que esa polla ansiosa de ganas de ella, le derramara en su interior, mas me complace que aunque sea a medias, mi mujer haya disfrutado y vivido esa experiencia con mi primo; aunque él no lo sabe, ambos mantienen mi beneplácito para re encontrase y deleitarse cuando lo deseen.

Ahora además de los lazos de sangre, mi primo y yo compartimos el habernos regocijado de los besos, el sabor, el aliento, las caricias, la ternura, el corazón, el cariño, el amor, el cuerpo de mi especial mujercita, por la que ambos sentimos algo muy especial, ella dio a mi primo muestras suficientes de su disposición a hacer el amor con él y si mi primo no consiguió hacerlo es porque solo expresó sus ganas y no sus sentimientos por ella.