CON EL PADRE DE MI NOVIO
Hubo unos días en que Ezequiel, mi novio tuvo que partir por una beca de estudios que se había ganado y yo no podía acompañarlo. Nos despedimos con mucho disgusto, con mucha pena, pero no nos quedaba otra que aceptar aquella realidad por su futuro sobre todo, porque en la vida nadie sabe lo que puede suceder de un momento a otro.
Una de las pocas cosas que me encargo de manera enfática e impostergable era que me mantuviera en contacto con su padre, ya que era una persona sola y él lo visitaba casi todos los días en su casa. Nosotros vivíamos juntos hacía un año más o menos. Y la convivencia hasta ahora andaba bien. Nos éramos fieles, eso en lo que a mí respecta porque de la otra persona no lo puedo asegurar, y no se me había cruzado nadie por el camino.
La cuestión es que a los dos días de que mi novio se fuera, pasé por la casa de mi suegro, porque era eso en realidad.
Toque el timbre de la puerta y salió el hombre maduro, yo lo conocía y él me conocía, no mucho pero teníamos una cierta empatía.
__Como estas, Nino me vienes a vigilar…__ dijo risueño abriendo su bocaza de dientes casi perfectos.
__No claro que no hombre, como se te ocurre…tu puedes hacer lo que te viene en gana…
__Pasa pasa querido___ ese “querido” me retumbo en los oídos como un aguijón pinchando, me sentí por lo menos raro y extraño.
Entramos en la casa que era grande y muy comoda, Ezequiel era hijo único. No había hermanos, no había parientes eran solo él y su papa. Don Ramiro claro no había dicho su nombre.
Ramiro era un hombre de una cultura exquisita. Buen mozo de rasgos varoniles muy lindos y marcados. Vamos, que era un macho con todas las letras, al menos para mí.
__¿Y cómo has estado Ramiro?__ pregunté
__Bien, bien querido, tranquilo, un poco solo es cierto, pero acostumbrado…¿qué bebes?
__Un jugo nomas…__conteste, además de que era media mañana
__No sabía que te sentías solo__ dije cuando regreso con el vaso.
__A veces, pero es normal, no vivo con nadie, no lo reprocho, pero sabes que le dije a mi hijo que podía venir a vivir con quien quisiera, ¿lo sabes no?
__Sí, si…bueno pero debo confesar que el que no quiso en verdad fui yo…no el…
__¿Y porque?¿Te he tratado mal, te caigo mal?__ dijo con una ternura que me conmovió y me confundió sobre manera. Nunca habíamos tenido oportunidad de hablar con mi suegro de aquellos temas, pero lo sentí realmente conmovido y sincero.
__Por supuesto que no, ni me caes mal ni me has tratado mal, claro que no…
__Entonces es lo que dices que como pareja debes querer privacidad…
__Algo así…pero Ramiro, suegro, no lo tomes a mal, esta noche regreso y lo seguimos charlando, quieres….
__Claro haz lo que tengas que hacer querido…__ le di un abrazo y salí de allí a cumplir mis obligaciones diarias.
Anduve corriendo para todos lados, el negocio funcionaba bien pero había que atenderlo. Me agarro la nochecita en la calle, así que me fui directo a casa de Ramiro, mi suegro. Me esperaba con una cena reparadora cosa que agradecí infinitamente.
__Has estado perfecto Ramiro, debo agradecerte__ dije mientras bebía una copa de vino
__Y estarías mejor viviendo aquí y no tienes nada que agradecer__ dijo y un brillo en sus ojos me hizo temblar.
Seguimos bebiendo, al otro día era fin de semana, el encendió un cigarrillo.
__No sabía que fumabas
__No siempre…de vez en cuando__ dijo echando el humo hacia arriba. La hora pasaba y ya el cansancio me sacudía de manera brutal.
Estaba un poco mareado y no proteste en absoluto cuando Ramiro entre charla y charla propuso que durmiera con él, en su cama, aduciendo que los otros cuartos estaban desordenados.
Yo un poco por borracho y otro porque tal vez me gusto me fui a la cama con él. Me quede dormido rápidamente, no sé de que hablábamos, creo que me contaba que extrañaba a su esposa Hermelinda o algo de eso. Es todo borroso esa parte.
Ramiro en la confusión de mi cabeza me había comentado que el dormía desnudo, a lo que mi no me dio impresión ni nada porque yo hacía lo mismo. Sé que antes me había dado un buen baño y después si caí en la cama y allí quede.
No sé qué hora era cuando sentí una mano tomando la mía. Y una voz. La voz de Ramiro que decía, balbuceando en la oscuridad de la habitación
__Hermelindaaa…ohhh…Hermelindaaa__ mi mano, conducida por la de él, que pude notar tenia gruesos dedos, fue llevada directamente a un palo duro y grueso, lo agarré, y prontamente sentí el cosquilleo que siento cuando me excito. Un cosquilleo que termina con mi colita babeante y calenturienta.
Comencé a subir y bajar menando ese mástil grande y potente, Ramiro, mi suegro, se quejaba gimiendo, y repitiendo el nombre de Hermelinda. Bajo un poco su mano con mi mano para que llegara a sus bolas, ohhh que delicia que eran esas tremendas bolas, mi verga rápidamente también se uso muy dura, muy rígida, alzada y descontrolada, aquello era una locura, que a mí me gustaba mucho. Siempre me habían atraído los maduros, pero él era mi suegro, al cabo de un rato no me importo en lo más mínimo, mi cola estaba ardiendo de calentura. El guiaba las acciones, ayudaba a que masajeara sus bolas, llenas de leche supuse, las repase una y otra vez el ahora gemía como en un sueño húmedo, no sabía a ciencia cierta si estaba despierto, si sabia quien era yo realmente o si aun creía que era su difunta esposa.
En los masajes tomo uno de mis dedos y lo llevo más abajo aun, y supe lo que quería, mi dedo se inserto en su ojete, que estaba encremado y dispuesto.
__Ohhh si querida, así…tu sabes, ohhh que bien lo haces…__ dijo mi suegro y por instinto y deseo baje mi cabeza y con mi boca llegue a su pedazo. Lo metí urgentemente en la boca, sin quitar mi dedo de su anillo, al que sentía palpitar de manera descomunal y caliente.
__Ahhh sigue, así…ohhh querida…entiendes todo ehhh, ohhh que bella…__ mi boca no podía dejar de tragar la belleza de poronga que tenía mi suegro. Era un descontrol, hacia días que no tenía sexo y ahora me encontraba disfrutando de un pedazo de carne venoso y duro, perfecto, mi saliva prontamente baño aquel caño.
__Ohhh perra…siii…así…sabes que me gusta…ahhhh…te daré lo que buscas con tu boca golosa…ahhhh….ohhhh…quieres la leche de tu papi…__ su caño cada vez más rígido latía. Enervado, me parecía cada vez más grande dentro de mi boca. Apretujaba sus bolas, las movía, las hamacaba y siempre un dedo hurgaba en túnel ardiente.
__Ohhh siii me vas a hacer acabar…ya viene…tómala toda…toma mi leche…ahhhh… bebé…bebé…ahhh__ sus escupitajos llenaron de crema pegajosa mi boca desorbitadamente caliente y tragona, mamona. Siempre me había gustado mucho el sexo oral y aquella verga no era para despreciar. Trague todo su semen, todo el jugo que me fue dando sin parar. Su descarga fue fenomenal.
Suspiraba y jadeaba, gruñía, aquel macho increíble que resulto ser Ramiro, mi suegro. Su pedazo no había disminuido en absoluto su potencia ni su erección. Estaba ante algo desconocido y extraño. Escuchaba respirar a Ramiro, mi verga estaba como estaca de caliente y dura, encendió la luz.
__Bebe como estas, como te sientes, como la estas pasando…quiero creer que bien…__ dijo con una sonrisa en su bocaza
__Pero tu…entonces…
__Sabía muy bien con quien estoy…eres un mamon muy lindo Nino o puedo decirte Nina…__ mire sorprendido la estaca de mi suegro que permanecía dura y levantada como si no me hubiese dado leche.
__Ven y chupa mis pezones…mira como están, ven no temas querida, ven…__ me acerque a su torso y mis labios fueron a sus pezones erectos, calientes, los mamé de manera ruidosa, llenándolos de saliva, babeándolos mucho y bien, mezclando saliva con sus vellos que no eran muchos pero eran largos.
__Ahhh mamona, putona, que linda eres Nina, ¿puedo llamarte así mi nenita?
__Llámame como quieras papi…__ dije yo mamando aquellas arvejas duras, el volvió a llevar mi mano a su palo para que lo acariciara y jugara con él, estaba duro como una tabla.
De pronto el me llevo hasta arriba, y con sus labios y su lengua busco la mía. Profundamente nos besamos largamente, una y otra vez, yo con mi mano en su tremenda poronga alzada y babeante, apretujaba sus bolas, el entonces en medio de los besos que iban y venían, tomo mi verga en sus manos y en rápidas maniobras me hizo explotar de manera abundante.
__Veo que estabas repleto, necesitabas largar todo eso mi hembrita querida, ahhh…
__Siii papi me tienes muy caliente…
__Si
__Siii
__Entonces quieres tu papi te meta esta cosa en tu ojete verdad…hermosa…
__Claro…quiero que me penetres papi…
__Entonces vamos, siéntate en este pedazo, anda, hazlo, despacio, así, despacio…ahhh__ se fue clavando su garrote dentro de mí. Entro de manera rápida casi sin dolor, pronto me acostumbre al grosor y longitud. Era una puta desquiciada, lo sabía, y durante un tiempo lo guarde para mí. Lo reprimí.
Ese hombre me estaba haciendo gozar como perra. Subía y bajaba de aquel pedazo de carne vibrante y soberbio, que no decaía, que había largado ríos de leche y seguía intacto. Haciéndome gozar, las manos de Ramiro, mi suegro se apoderaron de mis pezones, y los retorcía, mientras lloriqueaba de placer, como gatita perdida.
__Ohhh Nina, no sabes…no sabes lo que me haces gozar…tanto tiempo…que no estaba con nadie…y tu…me has vuelto la vitalidad que creía perdida, he vuelto a vivir, nenita, putona como te tragas mi machete…ahhh__ sentí dentro de mí que su poronga se inflaba, se endurecía cada vez más, latía en mi culito abierto y calentón.
Yo gemía, sollozaba de lujuria, sentir su pedazo en mi cola, me hacia estremecer. Me volvía loca, cada vez más puta y más caliente. Casi saltaba sobre la humanidad de aquel macho, que gruñía dándome carne, apretujando ahora mis nalgas, para volver a apoderarse de mis pezones paraditos y gordos.
__Papi me haces gozar tanto…
__¿Más que mi hijo?...dímelo mi hembra…dilo…dilo que te hago gozar como nunca gozaste…dilo…ahhhh__ mientras me decía estas cosas acababa una vez más llenando mi ojete de leche. Una buena cantidad salió de sus bolas. Me relleno por completo y de inmediato sentí que resbalaba esa crema por mis muslos, mis huevos, y caían inevitablemente sobre sabanas y piel.
El tomo mi nuca y con endiablado frenesí me llevo contra su boca, su lengua me invadió por completo y yo sentía su serpiente vigorosa y viva como nunca. Como si nunca me hubiese penetrado, como si nunca hubiese acabado y me hubiese rellenado de leche.
Su lengua chocaba con la mía y mordía mi lengua, las salivas de ambas cavidades chorreaban por las barbillas y los gemidos eran estrepitosos y sonoros. Hizo que su pedazo saliera de mi culo, y una desbordante cantidad de jugos salieron de mi canal.
__No estés tan sorprendida zorrita…cuando alguien me calienta y me gusta tanto como tu…no puedo dejar de estar erecto, es una condición que tengo desde hace mucho tiempo…así que te digo que te voy a llenar de leche toda la noche y más también, no sé si saciaré mi sed…
__Ohh papi eres tan fogoso…mi culito esta en llamas, por mi no hay problema…__ volvió a comer mi boca, mi lengua, daba la sensación de que quería meterse dentro de mi boca, yo buscaba su machete y estaba duro como piedra, jugaba con él, lo masajeaba y mi suegro gemía estridentemente. El aire y el sudor eran calientes, aunque había encendido el aire acondicionado, los cuerpos estaban pegajosos, por el fragor del sexo, y los jugos de ambos desperdigados en cada rincón de nuestros cuerpos alocados y volcánicos.
Se coloco de rodillas en la cama y yo por debajo y llego con su herramienta a mi boca, y me la fue metiendo, la fue hundiendo y yo saboreaba y me atragantaba, y casi vomitaba y la sacaba de mi boca y golpeaba duramente mis mejillas ardidas y coloradas.
Me la volvía a meter gruñendo como animal salvaje. Como bruto. A mí me encantaba.
__Traga putona…ahhh…comete la verga de tu macho…asiiii….ahhh que delicia de boquita putita…así, ahhh__ y entraba y salía de mi boca como si fuera mi culito, me cogía a buen ritmo. Sus pelotas golpeaban en mi pera. Cuando hundía por completo su sable en mi garganta, llegando al punto de asfixia, luego me devolvía a la vida, yo respiraba y tomaba aire y volvíamos a empezar.
De allí levanto mis piernas y las abrió bien, poniéndolas sobre sus hombros y me ensarto de una.
__Ahhh papi…siii…ahhh uhhh que linda poronga tienes papi…para tu hembra ahhhh__ me abría el túnel, lo ensanchaba con crudeza, esa posición siempre me había gustado y con aquel maduro tenía otro morbo.
__Quiero ver tu carita de nena gozando…ahhh… así putita goza de tu macho que te va a dar más leche…quieres, deseas mas leche….¿no te has saciado?...ohhh cariño, que linda eres, mira como estás gozando…ahhh…me calientas tanto…__ sus embestidas recrudecían. Tenía una energía especial. Perecía que nunca se iba a agotar. Sus músculos fibrosos se tensaban cada segundo un poco más. Presagiaba el nuevo final, mi verga se levantaba de a poco nuevamente, aquello era una fiesta sin final.
Ramiro, mi suegro, me bombeaba divinamente, como un jovencito caliente. Miraba mi cara que reflejaba placer y lujuria, morbo de estar comiendo la poronga de mi suegro, del padre de mi novio.
__ohhh pequeña zorra…te voy a llenar el culito otra vez…te voy a rebalsar…ahhh…siii ya viene…ya viene…__ sentí los escupitajos que golpeaban en mi interior, llenándome otra vez, rebalsándome, era una maquina insaciable de leche. Nunca había tenido un amante de este calibre. Producía leche sin descanso. Su perno hundido en mi, latía, y seguía babeando dentro. El se desplomo sobre mí, sin sacar su vergota, busco mi boca y nos unimos en besos profundos, lenguas centelleantes y rabiosas.
__Ohhh mi nena como me haces gozar…
__Y tú a mi papi, siento tu verga dura dentro de mí…
__Es que tú me calientas mucho…no sabes cuánto…ahhh…eres tan preciosa…
__Ay no me digas así papi, mira como se pone mi pija, se alza con solo escucharte…
__Es la verdad…no sientes lo duro que esta y te acabo de llenar de leche la cola…__ mientras decía esto acariciaba mi verga, que se ponía mas y mas dura, la masajeaba, jugaba con mis bolas sin sacar su pedazo de mi ojete, la sentía inflamarse dentro de mí, en tanto mi suegro, me pasaba los dedos en l cabeza de mi pija, que vibraba y se movía enloquecida.
__Ahhh perrita, mira como te pones…eres tan caliente…por eso mi hijo esta tan loco contigo…eres tan fogosa mi hembrita…__ besaba mi cuello, sin dejar de acariciar mi verga que se tensaba rígidamente. Muy caliente, volaba de temperatura, el sudor chorreaba por nuestros cuerpos que ardían a punto de quemarse.
__¿Te gusta cómo te acarició?
__Si papi me encanta, ahhh, tú me haces gozar tanto…ahhh…por favor…ahhh__ sus dedos paseaban por mis bolas inquietas e hinchadas, rojas de fuego. Su perno no disminuía al contrario parecía que se hinchaba más y más, salían jugos de mi culo, por todos los costados chorreaba.
__Ahhh nena, y si te acabas conmigo…
__¿Otra vez?__ pregunte alarmado
__Si nena…tu provocas eso y más en mi__ sentía que temblaba y se tensaba, apenas si se movía en mi cola, había quedado detrás mío, de costado, y con sus dedos jugaba insistentemente con mi vara cada vez mas enloquecida y a punto de chorrear semen.
__Ya siento que viene ¿Y tú?
__Yo también papi, si… ya viene…ya viene__ gritamos al unísono y mi verga soltó un potente chorro de semen y sentí en mi cola borbotones increíbles de mas leche de aquel macho maduro que me poseía como un demente. Mordió mi hombro sin largar mi verga hasta que no hubo salido hasta la última gota. Suspiraba él y lloriqueaba yo. Su perno aún estaba duro, como si recién empezará a cogerme, después de un rato lo sacó.
Pude observar que había disminuido un poco su erección. Pero si hubiese querido me podría haber penetrado ya que yo tenía el culo abierto y dispuesto para que entrara cuando quisiera.
Nos tendimos uno al lado del otro. Creo que en un momento hasta se quedo dormido. Levemente. Porque al rato, tal vez una media hora, se incorporo y me dio un profundo y largo beso que me quito la respiración.
Abrió el cajón de una mesita y saco de allí un frasco con una especie de gel, brillante y aromatizado.
__Mira…probemos esto una vez más… ¿quieres amor?
__Lo que digas papi…__ dije dispuesto a seguir amándonos.
Entonces me indico que con ese gel bañara su vergota que prontamente estaba levantada y mirando al techo. El bufaba, yo lo masajeaba, acariciaba la cabeza brillante, y desparramaba el gel por los huevos, y el pedazo, subiendo y bajando, sintiendo como aquel macho gozaba plenamente de aquellas caricias.
En un momento llevo unos de mis dedos con gel a su culito y allí hizo que lo hundiera, su pedazo se irguió brioso, duro, tenso, metí dos dedos, y empecé a sacar y salir, entrar, salir, y sin dejar de masajear aquel pedazo de carne que me hacía gozar. El con sus dedos se pellizcaba y acariciaba sus pezones erguidos y erectos en punta.
__Así perrita…ohhh mi nena, haz feliz a papi…si…si. Sigue…hunde los dedos…ahhh siii…ya viene, ya viene…__ una poderosa catarata de leche pegajosa y blanca salieron del ojo de aquella serpiente. Desbordo de semen. Baje mi cabeza y limpié aquel sable que largo un poco más de su sabor en mis labios.
Era una fábrica de leche.
Nos quedamos dormidos finalmente. Al día siguiente nos dimos un baño, comimos algo, hablamos de cosas, hicimos trámites y cosas que cada uno tenía que hacer. A media tarde regrese a la casa de mi suegro.
Todo volvió a empezar. Serían las nueve de la noche cuando sonó mi celular era mi novio que deseaba hablar conmigo.
Yo lo atendí mientras estaba sentado sobre la poronga de mi suegro, que me cogía maravillosamente, en una silla de la cocina, apretando mis pezones, mordiendo mi nuca y susurrándome palabrotas en el oído.
De más esta decir que cuando regresó mi novio no tardamos en instalarnos en la casa de mi suegro.
Al tiempo mi novio tuvo que ir a trabajar a otra ciudad, bastante lejos y finalmente decidió dejarme. Por supuesto que mucho no sufrí.-