Me la pasaba leyendo relatos de sexo, casi diariamente en mi casa sola para excitarme y luego acabar en mis dedos.
Los que más me gustaban estaban directamente relacionados con encuentros casuales, sin compromiso, con tipos más grandes que yo, que hacían a una sentirse bien putita y satisfecha supongo que por la experiencia que normalmente tienen…
Un día me decidí a hacerlo realidad. Junte valor por que mi experiencia en cuanto al sexo no es muy extensa; tenia miedo de que mis fantasías me lleven a un momento incomodo o peligroso. O que se me vaya de las manos…
Aun así y todo, me levante tarde ese sábado, me bañe y depile completamente. Me puse una rica crema y una tanga chiquita. Me imagine todo el tiempo lo que estaba dispuesta a lograr esa noche y con que podría encontrarme, solo para calentarme… de lo que si estaba segura es de que iba a cogerme a alguien esa noche.
Me puse un vestidito floreado bien flojo y corto, apenas por debajo de la cola, con unos suecos marrones. El pelo suelto, que me llega hasta la espalda, lo batí un poco para q no este tan prolijo y me pinte algo para salir.
El bar que me pareció ideal es en una esquina del barrio de flores. Se que ahí van hombres maduros como me gustan a mi, sin ningún problema de invitarme lo que quiera tomar y, en ese bar en particular, se sabe que están todos solos sin sus esposas…
Apenas entre sentí las miradas a mi alrededor, como si no entraran chicas de mi edad (26) a este bar muy seguido… sentí las miradas de arriba abajo, sobre todo en mis piernas y en mi cola, de la que estoy muy orgullosa.
Me acerque a la barra y pedí un Fernet, comencé a beberlo lentamente y a mirar a mi alrededor con quien quería cumplir mi fantasía.
No vi a nadie en particular pero de repente a mi lado un tipo me pregunta que estaba haciendo solita en esta noche tan linda… no me pareció la mejor de las frases pero al verlo me gusto en seguida. Tendría algo más de 40 años y era alto, con varias canas, hombros anchos y su voz era particularmente sexi. Al lado suyo estaba otro hombre; seria más o menos de la misma edad pero más fuerte y bajo, aunque con unos brazos bien musculosos. No hablaba tanto pero no paraba de mirarme toda con cara de lascivo…
Se llamaban Héctor y Daniel respectivamente y eran compañeros de trabajo. Les dije que me había plantado mi novio y que estaba muy enojada con el…
Luego de unos tragos mas ya las manos de ambos rozaban mi piel constantemente, me decían lo lindo que les bailaba (haciéndome un poco la perra), y lo bueno q seria que nos vayamos a un departamento que Héctor tenia en el centro, que tenían buena música, algunas películas, y algunos tragos mas.
Me hice un poquito la nena histérica pero no tardaron en convencerme. Yo no podía creer que iba a poder estar con dos tipos extraños que se que me van a coger como corresponde y sin muchos preámbulos.
Al subirnos al taxi me senté en el medio, y comencé a besarlos alternadamente despacito. Mordí la boca de Héctor mientras Daniel comenzó a tocarme los pechos por encima de la remera. Sabia bien como hacerlo, rozándo los pezones despacito, hasta que los puso bien duros y luego comenzó a pellizcarlos cada vez mas fuerte provocando cada vez un escalofrío que recorría todo mi cuerpo. Cuando comencé a manosearle la pija a Daniel, Héctor metió la mano entre mis piernas y las separo con fuerza. Yo estaba muy húmeda, sentí como el calor de su mano iba recorriendo mis muslos cada vez mas cerca de mi sexo, me estaban calentando a más no poder.
Comenzó a jugar un poco con mi clítoris, por sobre mi tanga ya completamente húmeda, despacito, lo que hacia que me muriera por que me cojan con violencia ahí mismo, aunque no me animaba a decir nada…
En un momento note que el taxista miraba con entusiasmo por el retrovisor lo que me calentó aun mas, sin siquiera pensarlo le sonreí como una puta imaginándome el polvo que se haría luego en mi honor, lo que hizo que el bajara el espejo hacia abajo supongo para ver como me manoseaban los dos hombres que estaban conmigo. La imagen de mi misma siendo manoseada y observada por completos extraños me hizo acabar de una manera hermosa. Aun hoy esta idea logra que me moje completamente.
Apenas acabe los dos comenzaron a decirme cosas, lo putita que estaba, que me iban a hacer sentir como a una perrita, me mordían los pezones y apretaban mis tetas con fuerza mientras yo sentía los espasmos increíbles de ese orgasmo.
Lo bueno es que justo en ese momento llegamos a la puerta del edificio y mientras hacían chistes con el taxista (no necesitan una mano muchachos? Jaja ja) nos bajamos los tres.
El alcohol me jugaba a favor ya que estaba muy desinhibida, no paraba de tocar sus pijas por encima del pantalón. Y de reírme y gozar de sus caricias.
En el ascensor Daniel me trajo hacia el de espaldas apoyándome su pija en mi cola y, mientras yo miraba a Héctor, metió su mano por debajo de mi vestidito, con habilidad corrió la tanga hacia un costado y me metió dos dedos en la concha. Su cara se transformo y su sonrisa no podía ser mas lasciva, yo podía verlo en el espejo frente a mi; le dijo a su amigo “está para que se la cojan toda la noche a esta putita” y Héctor decía “viste” riéndose “bien satisfechos nos va a dejar”.
Luego llegamos al piso, y entre risas entramos. Me fui al baño y al volver ya tenían preparados 6 shots de tequila, ja, me reí mucho y entre risas me bebí el primero.
Daniel saco su pija y se saco la remera aunque no el pantalón y, si antes no me había gustado tanto, ahora me gustaba mucho más. Su pija era bien gordita y bastante larga, pero lo mejor era que estaba completamente al palo. Me puse a chuparla con emoción, intentando hacerlo lo mejor posible, sin apoyar los dientes, aunque si un poquito, lo que lo hacia temblar de placer, con mi lengua recorría la cabeza y le daba lengüetazas de arriba hacia abajo, llegando hasta sus bolas, como un chupetín. Lo miraba y el me miraba y me decía lo linda nenita que era, y lo bien que se la chupaba. Con la punta de la lengua acariciaba sus pelotas sin dejar nunca de masturbarlo con la mano. Estaba haciéndolo bastante bien por que me pidió que pare sino me iba a acabar en la cara, y aun faltaba mucha noche para mi.
Era el turno de Héctor que nos miraba desde el sillón (nosotros estábamos parados frente a la barra de tragos) y acariciaba su pija por afuera del calzoncillo, el ya estaba casi desnudo. Me tome el segundo shot de tequila y encare para el sillón.
Me pidió que me sacara el vestido y me quedara en tanguita. Me pidió que vaya hacia el sillón y me sentara a mirar una peli que el había puesto, en la que a una chica mas o menos de mi edad se la cogian entre 3 o 4 tipos y ella disfrutaba muchísimo. Me calentaba verla gritar, como se la cogian entre todos en turnos, cada pija entraba y salía mientras los otros la sostenían y acariciaban o mordían. Era lo que yo quería. Comencé a acariciarme por sobre la tanga y Daniel riéndose me la saco, me pidió que la próxima vez, si volvíamos a vernos, que no me ponga nada. Separo bien mis piernas, y mientras yo disfrutaba mirando película recostada en un extremo del sillón, calentándome aún mas, el comenzó a lamerme la concha, me mordía furiosamente los labios, introducía su lengua lo mas adentro que podía y con ella, moviéndola rápidamente en el clítoris, me hizo acabar por segunda vez.
Cuando sintió que me estremecía de placer me metió un dedo por la cola, lo que hizo que me ponga un poco nerviosa. Al notarlo, Héctor me dijo “no te vas a hacer la tontita ahora, bancatela” e inmediatamente me metió toda la pija en la concha sin dejar de masturbar mi colita con su dedo.
Me di cuenta que debía dejarme llevar y comencé a sentir cada vez mas y mas placer. Estaba en el cielo, nunca había sentido tanto placer junto, era nuevo para mí. Al ver que me gustaba me pidió que me ponga encima de él y ya no era un solo dedo el que me metía sino dos y luego tres.
Su pija era bien larga y muy ancha, rozaba mi punto g perfectamente y el lo sentía, me decía “ahí nenita, ves como te toca mi pija? así nenita, me vas a acabar en la pija, dale puta me vas a hacer acabar”, yo no estaba lejos y con fuerza los dos, al mismo tiempo, acabamos. No me reconocía gritando tanto de placer, veía mi reflejo en un espejo que había próximo en la pared y me desconocía totalmente, estaba convertida en la putita que quería ser.
Me quede un segundo sentada recuperando fuerzas y fui al baño. Al volver, Héctor descansaba acariciando su pija despacito, tomando su tequila y nos miraba. Quedaba solo un último shot que era, obviamente, para mi.
Daniel me pidió que me suba a su pija y me lo coja, lo que yo hice obedientemente.
No tenia del todo parado su pija, por eso comencé metiéndome despacito la puntita, así se mojaba bien y poco a poco fui bajando hasta sentir como crecía bien grande en mi interior, esa sensación me encantaba, sentía como se ponía bien dura gracias a mis movimientos. Su pija era particularmente gorda y quedaba bien apretadita bien adentro mío.
Acabe nuevamente tocando mi clítoris y al ver Daniel que me había cansado me pidió que me de vuelta arrodillada sobre el sillón; “como una perrita nena”.
Yo sabia lo que venia y me daba bastante miedo pero quería que el me haga todo lo que quisiera. Quería ser la más puta esa noche y, luego de tomarme el último shot, me arrodille como la perra que era y deje mi cola y mi sexo bien a disposición suyo.
“mami vas a ver como te gusta mi pija, te voy a coger la colita nena y vas a gritar como una putita”
Inmediatamente sentí un gran dolor como si me hubieran partido en dos. Le pregunte si la había metido toda a lo que respondió riéndose que solo me había metido la punta.
Aguante, y de a poco el dolor comenzó a parecer placer y ya cuando el me daba embestidas fuertemente me había olvidado del dolor y sentía un placer indescriptible. Estaba bien agarrada a su pija y el me cogia con furia.
Desde la barra Héctor tenia la pija nuevamente dura, y dijo “cojamosla los dos que vas a ver como le gusta”. Daniel se separo y Héctor se tiro al piso. Me puse encima de el, agarro mis rodillas alrededor suyo y las apretó. Metió toda su pija adentro mío y me sujeto fuerte abriendo bien mis piernas.
Escuche como Daniel se escupía la pija y mi colita y de un empujón un poco bruto la metió toda completa hasta las bolas.
Yo grite del dolor pero ellos, sin siquiera escucharme, comenzaron a guiarme en un ritmo constante; cuando Daniel me la metía por la cola, Héctor me levantaba un poco y sacaba la suya de mi concha, para luego metérmela bien a fondo.
Así, de a poco, los dos fueron sincronizando el ritmo hasta que al mismo tiempo los dos me cogian y cogian. Cada vez más rápido mientras yo gritaba de placer. Metiéndome los dos a la vez sus pijas bien duras. Yo sentía que estaba bien llena y puta. Acariciaban y apretaban mis pezones aumentando un poco más el placer. Hasta que en un momento los tres acabamos simultáneamente, sentí sus leches calentitas llenándome toda y luego bajando por mis muslos. Al final nos dejamos caer satisfechos.
Yo bese y limpie sus pijas con entusiasmo hasta que quedaron limpias…
Ellos me dijeron que nunca se habían cogido a una nenita tan linda y puta….
Me dejaron en mi casa y dormí satisfecha por horas y horas!
Cada tanto me reúno con ellos y revivimos la experiencia, me regalan cositas y me malcrían como a una nena por que saben q me calienta je :D
Bueno espero que lo hayan disfrutado tanto o más que yo mientras leían. Cualquier sugerencia o proposición escribanme al mail porfis BESOS!