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Categoría: Infidelidad

Comprando lencería para mi mujer en un sex shop

Hola somos un matrimonio de Zaragoza y llevamos 6 años casados, aunque empezamos a estar juntos hace 13 años cuando entonces Lidia era una cría. Hoy yo tengo 47 y Lidia tiene 33, y se podría decir que he ido moldeándola a mi gusto, porque yo estaba divorciado y tenía experiencia en el sexo y ella por aquel entonces era una mojigata. Se puede decir que comenzamos al año de casarnos con juegos picantes, que poco a poco a ella le iban gustando y iba entrando y disfrutando de ellos. Comencé por decirle que me gustaría que hiciese top less, cosa que ella no hacía porque le daba mucha verguenza, tenía complejos porque apenas tiene pecho y sin embargo sus pezones están hichados y parecen las tetinas de los biberones, todos hinchados y oscuros. Luego de eso, le hacía pasesar por la orilla (siempre nos han gustado las playas) y ella empezó a ponerse cachonda cuando la gente que venía de frente se le quedaba mirando con descaro a sus tetitas. Ya hace varios años vamos a playas nudistas y también le ha acabado gustando. Cuando salimos fuera de Zaragoza igual un fin de semana a Madrid o a San Sebastián que nos gusta, le digo que vaya con transparencias (nunca usa sujetadores porque como dije no necesita) y con minis, o falditas de vuelos. Solemos jugar a que vayamos a un pub si es por la noche, o a una cafetería y ella entra sola y se quita la chaqueta y se queda en la barra tomando algo. Yo suelo entrar diez minutos después, como si fuésemos desconocidos, y nos encanta ver como le abordan para ligársela.
Pues bien, el relato que ahora voy a escribir sucedió la primera quincena de agosto del año pasado, que pasamos en Deltebre, porque yo quería dar una vuelta más en su adiestramiento y por proximidad a Zaragoza esas playas además de ser nudistas, están llenas de gente de Zaragoza y a mi me ponía la idea que la viese algún conocido.
Así discurría nuestro verano, entre playa desnudos, salir a la noche a cenar algo, etc, y una mañana estando en la playa le dije que a la tarde me gustaría ir a Tarragona, que en el móvil había visto un sex shop que tenía transparencias y me gustaría comprarle algo provocativo para salir de marcha.
No le disgustó la idea y a la tarde sobre las 7 fuimos a un sitio que le llaman Magic América. Estaba cerca del puerto, había parking así que en un momento nos plantamos. Estuvimos echando un vistazo a los kits, a los consoladores, y finalmente a la lencería. Total, eché un vistazo por mi cuenta (están todos los vestidos que son elásticos como de lycra transparente metidos en un paquete) y le acerqué a Lidia uno que era negro transparente total y le dije que ese me gustaba, que se lo probase. Fuimos donde el dependiente a preguntarle por el probador y nos dijo que la ropa no podía probarse, bueno la lencería no podía probarse estaba prohibido, y que los vestidos si se podían probar pero que no tenían probadores. Lidia entonces dijo vale gracias e hizo ademán de dejarlo en la estantería, pero el dependiente le dijo, ahora bien si quiere le miro si no hay nadie en el cuarto oscuro y se lo puede probar allí, o si no en el WC también puede probárselo.
Total, que nos dijo que había gente en el cuarto oscuro y le indicó donde estaba el WC para probárselo. Me dejó el bolso y pasó a probárselo al baño. Al poco abrió la puerta asomándose un poquito y me chistó para que entrase, pero le dije con descaro, no sal cielo, así él te dará también su opinión. Estaba espléndida, se le veían todos los pezones hinchados como si no llevase nada y debajo como llevaba tanguita blanco se le dibujaba perfectamente también bajo el vestido. El dependiente estaba embobado mirándola, y le dijo que tenía otro en el estante de vestidos de navidad que con su cuerpo le tenía que quedar espectacular. Total, que en estas estaba cuando entró un hombre a la tienda y no paraba de mirarla y mi mujer se puso cachondísima porque nos preguntó si ibamos al cuarto oscuro. Total, pagamos la compra y nos fuimos.
Era tal la calentura que entramos en un bar, El cortijo, que había muy cerca del sex shop. Estuvimos picando algo, tomando un refresco, y finalmente cenando una ración mientras charlando de lo sucedido me preguntó si eso del cuarto oscuro es lo que ella se imaginaba. Le dije que si, que apenas se ve nada que está en penumbra para que no sepas quien te está tocando, y que lo mismo podía ser yo quien la sobase que otro. Le vi tan emocionada, me dijo que estaba mojada toda, que le dije mira te vistes ahora en el bar el vestido que has comprado y te pones la chaqueta por encima. Vamos al sex shop y me das la chaqueta y te acompaño hasta el cuarto oscuro pero vas a entrar tú sola, quiero que tu primera vez estés sola para que no te cortes, para que no estés pendiente de mi, para que estando sola te desinhibas y disfrutes y hagas lo que quieras hacer y no digas que no a algo que te pida alguno de esos hombres porque piensas que a mi no me vaya a gustar.
Le vi feliz, contenta, eso si, nerviosísima. Le animé le dije voy pagando y tu ves al baño con el vestido a cambiarte. Salimos y nos fuimos al sex shop, ya serían sobre las 22 horas y entramos. Pagué al dependiente y me dijo 10 euros a lo que respondí que el cartel decía que costaba 5 euros sin límite de tiempo. El me dijo, si por eso le digo, 5 euros cada uno. Le dije, ya pero es que yo no voy a entrar, es su primera vez y quiero que entre ella sola, perfecto me respondió Le pregunté a que hora cerraban y me dijo que a las doce. Me dio Lidia la chaqueta y su bolso, le acompañé a la puerta del cuarto oscuro y le dije, cariño tranquila, disfruta y no te preocupes por el tiempo, yo me voy a dar una vuelta. Como yo me llevo tu bolso y no tienes móvil yo vendré a buscarte a las doce, y si quieres que venga antes le das al dependiente mi número y que me diga y paso a buscarte.
Abrí la cortina roja que daba paso al cuarto oscuro, pasó Lidia, y yo me dirigí al dependiente y le dije ¿sabes cuantos tíos hay ahora en el cuarto oscuro? Me dijo creo que solo ha salido uno por lo tanto habrá 5 acaban de pedirme una película y creo que no la verán. Y se sonrió.
A eso de las doce menos cuarto me llamaron al móvil un número desconocido. Era Lidia y me dijo cariño no vengas a buscarme porque me acompaña Oscar, hay un local cerca del parking que se llama la isla del mojito, quedamos allá en un ratito.
Total que apareció con el tal Oscar que era el dependiente del sex shop, iban de la mano como si ellos fuesen la pareja y yo el amigo, me dio un piquito Lidia en la boca, y me dijo ha sido genial. Oscar me dijo que era digno de enviar por tener una mujer así, que era una locura y que se había dejado toda. Ella dijo una experiencia fantástica.
Esta es mi historia, que no dejo de recordar cada día que pasa, porque precisamente fue su primera vez.

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