"La pasión por el sexo y la lenceria les lleva a unirse definitivamente como pareja liberal y al descubrimiento de otras pasiones eroticas"

Por: ByL

Al día siguiente, en el trabajo no pasó nada, no tomamos café juntos ni nos mandamos un email de ninguna naturaleza, por lo que cada uno trabajó y se fue a su casa. Por la tarde noche como era viernes, la mandé un sms y le dije “¿ya se ha ido Vero?” y me respondió “si, se fue por la noche”, y luego añadió en otro mensaje “¿qué tal tú?” y le respondí “muy bien”, y ella respondió después “genial”.

Al cabo del rato, la mandé otro mensaje preguntándole por si tenía planes para el finde y me dijo que no, que descansar y limpiar la casa que estaba hecha un desastre, y le dije “¿te vienes mañana sábado a cenar a mi casa?” y me dijo “¿solo cenar?” y le dije “te voy a follar como vengas!” y me dijo “así me gusta más. Jaja” y luego me dijo “vale, ¿a las 8?” y le dije, “si, muy bien.”

El sábado a medio día estaba haciendo la compra y me mandó un mensaje “¿sigue en pie la cena-polvo de esta noche?” y le dije “claro”, y me dijo “vale, me apetece mucho.” Al rato le dije “oye, no me voy a poner lencería esta noche, ¿vale?” y me dijo “vale guapetón”.

Me pasé el resto del día limpiando la casa, ordenándola, y poniendo todo en orden para cuando llegase Carmen, mi amiga, mi amante, mi nueva novia… no sabía lo que era, pero me daba igual. Sabía que me gustaba por los cuatro costados a pesar de su estilo de vida liberal 100%.

Después de las tareas típicas, Me arregle e hice la cena con pescado al horno y patatas que me quedo fabulosa y que conseguí tener justo antes de que llegase. Puntual a la cita, toco el timbre de la puerta y cuando la abrí ahí apareció ella, guapísima y muy elegante y sexy todo a la vez. Me quedé boquiabierto y le dije “joder Carmen, estás impresionante esta noche, que tía…”  y cuando pasó y cerré la puerta, se colgó de mi cuello y me dio un morreo lento impresionante mientras yo le cogía de la cintura por detrás y luego dijo “que bien huele” y le dije “espero que te guste y tengas hambre” y dijo “estoy hambrienta… “.

Pasamos al salón, donde ya tenía la mesa preparada, que le encantó porque estaba perfectamente servida, abrí una botella de vino blanco y le serví una copa y le pedí que se sentara. Luego me fui a la cocina a por el pescado.

Le serví y luego me puse yo, y estuvimos cenando tranquilamente, bromeando y por supuesto hablando de sexo. Me contó algunas de sus orgias y también me hablo de sus amantes, 4 hombres y 3 mujeres, y me dijo que ella era así y que iba a seguir con ese estilo de vida, a lo cual le insistí que podía hacer lo que quisiera. Luego le dije que conmigo podía tener las dos cosas, hombre y mujer por la lencería y me dijo que había sido una grata sorpresa y que le encantaba que me vistiese de mujer con ella para follar, lo cual le di las gracias.

Después de cenar, estuvimos en el sofá del salón, charlando, y me dijo que no le había dicho nada de sus transparencias y que si no me gustaban, a lo cual le dije que no solo me gustaban sino que no podía quitar los ojos de sus tetas, las cuales se transparentaban a través del sujetador y de la camisa y que desde luego, el liguero me volvía loco. Se puso de pie y me dijo “quieres verlas mejor?” y le dije “claro…”, así que me hizo un striptease hasta quedarse en lencería. Después, se puso a mi altura y se quitó el sujetador, quedándose solo con el liguero, las medias y los tacones.

Se sentó encima de mis rodillas mirando hacia mí y comenzamos a besarnos. Yo no podía quitar la mano de su teta con una mano y del culo con la otra. Luego le chupe un pezón y le dije “¿follamos?” y me sorprendió su respuesta “quiero que esta noche me hagas el amor”.

Esa noche le hice el amor una y otra vez, despacio, disfrutando del sexo, con besos y caricias.

Nos quedamos dormidos y a la mañana siguiente me encantó verla a mi lado al despertarme, me quedé mirando su desnudez, su cuerpo perfecto, sus preciosos pechos, sus pezones, su pubis depilado con su rayita de pelo por arriba y su liguero y medias aun puestas…  me quedé mirándola un buen rato hasta que me levanté y me fui a hacer el desayuno.

Al rato apareció ella en la cocina desnuda con su liguero y las medias tal y como sabía que me encantaba verla, y después de darme los buenos días con un beso me dijo “joder tío, ¿qué voy a hacer contigo?” y le dije “de momento, desayunar” y le devolví el beso y me dijo “me vuelves loca, eres adictivo” y yo le dije “anda, desayuna tranquila, yo me voy a duchar” y me dijo “de eso nada, quédate aquí conmigo, luego nos duchamos juntos” y le dije “genial”.

Me quedé mirándola embobado y entonces le dije “¿me dejas hacerte fotos desnuda?” y me dijo “claro, ¿porque no me lo has pedido antes?” y le dije “la verdad es que no lo había pensado hasta esta mañana que te he visto a mi lado en la cama” y me dijo “pues puedes hacerme todas las fotos desnuda que te dé la gana cuando quieras, me encanta hacerme fotos desnuda.” Y le dije “pues ya tenemos más cosas que hacer juntos” y me dijo “el próximo día que vengas a mi casa, te enseño mi colección de fotos porno” y nos reímos los dos. Luego, al terminar el desayuno, me dijo “anda, vamos a la ducha”.

En la ducha estuvimos besándonos, acariciándonos y al final, acabamos echando un polvo bajo el agua caliente. Cuando salimos, me dijo “¿me quieres hacer fotos ahora?” y le dije “claro, ¿si te apetece?” y me dijo “quiero pasar el día entero desnuda contigo, tonto” y le dije “me parece una idea fantástica, día nudista en casa” y nos reímos.  Entonces cogí la cámara y empecé a decirle como tenía que ponerse, que posturas quería fotografiar y demás. Según iba haciéndola fotos, estas se iban haciendo cada vez más explícitas y con ello mi erección crecía, hasta que en un momento determinado solté la cámara y le dije “no puedo más, quiero follarte” y me dijo “follamé vamos”.

Entonces empezó otra sesión de sexo y al terminar me dijo “al gilipollas ese que dice ser mi novio que le den, oficialmente” y le dije “me parece genial. Cambio de parejas” y dijo “de pareja, si, lo tengo clarísimo.” Y la sonreí satisfecho y encantado antes de cogerla del cuello y darle el mejor beso que pude.

Y entonces, me dijo “¿me dejas tu lencería para vestirme?” y le dije “ahí la tienes, coge lo que quieras siempre que quieras”, y entonces se fue y volvió vestida con un conjunto azul que me encantaba. Le sentaba fantástico y se lo comenté y me dijo, “ya te lo veré puesto a ti” y le dije “ya me lo verás todo puesto” y entonces dijo “genial, me encantará verte con ello y compartir la lencería, me encanta verte vestida de mujer y que seas mi zorrita” y le dije “pues mira, otra cosa para hacer juntos, día de pases de modelo de lencería en casa y folleteo lésbico” y volvimos a reírnos y entonces dijo “y hacernos fotos porno” y seguimos riéndonos.

A partir de ahí comencé mi relación con Carmen, abierta como era su estilo de vida, y la acepté. De vez en cuando me dice que se va a follar con un tío o una tía, y yo he comenzado a quedar con Vero, que de vez en cuando pasa fines de semana con nosotros, y con otras amigas suyas que me ha ido presentando y a las que nos follamos juntos, por lo que también se ha convertido en mi estilo de vida, pero siempre volvemos a nosotros y a nuestra cama a hacer el amor o follar como locos según nos apetezca, con o sin lencería, y me pide que me vista de mujer para ella, la otra pasión que descubrimos juntos, además de la fotografía erótica, de la que ya tenemos una gran colección que de vez en cuando ampliamos y disfrutamos. De vez en cuando vamos a clubes liberales y montamos orgias en hoteles con amigas y amigos, ya que han dejado de ser amantes como tales para los dos.

Y seguimos trabajando en la misma empresa y todo el mundo sabe que somos pareja, pero no saben nada de lo que hacemos fuera del trabajo.