"La pasión por el Sexo y la lencería les lleva al mundo liberal "

Por: ByL

El lunes cuando llegué a la oficina, ella ya estaba en su mesa y no me vio pasar por detrás de su puesto, por lo que no nos saludamos. Un par de horas después, me mando un email y me dijo “¿tomamos café en un rato?”, y le dije “Claro. ¿En media hora abajo?” y me respondió “vale”.

Media hora después, me levanté y baje a la cafetería. Ella estaba sentada en una mesa al fondo, en una esquina, y no había nadie alrededor. Cogí mi café y me fui hacia ella, y cuando me iba a sentar enfrente suyo dijo “no, a mi lado, aquí” y así lo hice. Me senté a su lado y comenzamos hablar, entonces me dijo “tengo una sorpresa para tí” y le dije “¿qué es?”, y me dijo “mira”. Y se subió la falda mostrándome el liguero que se había puesto. Y entonces le dije “joder, como me gustan los ligueros, que pasada. Que zorra eres” y se rio sin bajarse la minifalda, dejándome ver su liguero todo el rato. Y entonces comencé a tocarle la pierna, el liguero, a jugar con él y a pasarle mi mano por su tanga, que ya noté empapado.

Terminó el café, miró a nuestro alrededor y se levantó dándome un beso en la boca. Luego se compuso de nuevo la minifalda y se fue dejándome más cachondo que otra cosa.

El resto del día la vi pasar por delante de mi sitio varias veces y mirarme guiñándome el ojo. Y no pasó nada más. Estuve a punto de mandarle un email totalmente subido de tono, pero decidí que no quería agobiarla, y fuese ella quien mandase el ritmo y decidiese cuando quería jugar y cómo.

Un par de días después, era miércoles, me mandó otro correo para tomar café y le respondí diciéndola “vale, quiero contarte yo ahora otro secreto”, y me respondió con un “ok”.

Como siempre, bajamos a la cafetería y nos sentamos en aquella mesa del rincón que parece que nadie quería, así que una vez más, comencé a meterla mano por debajo de la minifalda y descubrir una vez más el liguero. Me encantaba y ella lo sabía.

Entonces me dijo “bueno, cuéntame ese secreto” y le dije “ya sabes que me vuelve loco la lencería”, y asintiendo con la cabeza dijo “lo tengo clarísimo”, y le dije “pues es que además de volverme loco verla puesta, me encanta ponérmela yo” y me dijo “¿te gusta ponerte lencería de mujer?” y le dije “si, muchísimo, me pone súper cachondo”. Entonces me preguntó si me había visto alguien en lencería, si me vestiría con alguien y un montón de preguntas del tema. Al final, me dio un beso y me dijo “me gusta mucho tu secreto”. Nos levantamos y nos fuimos.

Al rato, le mandé un correo diciéndola que me había gustado su reacción por mi secreto, y segundos después me mando un sms y me dijo “quiero verte en lencería el viernes por la noche en mi cama” y le respondí “vale, me encantará que me veas así” y me respondió “que sepas que te voy a tratar como a una mujer” y le dije “joder, si por favor”, y me dijo “vale, pues prepárate, putita”.

El resto del día no pasó nada, y al día siguiente, el jueves tampoco.

Llegó el viernes y a media mañana le mandé un email diciendo “tomamos café” y me respondió “no puedo, estoy liadísima”, y le respondí “ok”.

Poco después me mando su respuesta y me dijo “ya sabes esta noche, ¿no?” y le dije “si, guay!”, y me respondió con un emoticono sonriente “J”.

Al llegar a casa le mandé un sms y le dije “¿alguna petición de color o tejido?” y me dijo “Encaje. Negro y rojo.” A lo que le respondí “joder, que morbosa eres” y me dijo “ya sabes que sí. Te espero a las 8 en punto. Como siempre.”.

Entonces me duché y me preparé para otra noche de sexo, pero esta vez como mujer. Abrí el armario donde tenía toda la ropa interior de mujer que guardaba y que me ponía de vez en cuando para mí mismo, y decidí ponerme un conjunto de tanga y sujetador negros, liguero rojo y medias negras con costura roja y blonda en la parte superior con encaje rojo. Me vi increíble.

Después me puse el pantalón, una camisa, y para que no se notara que llevaba sujetador, me puse una chaqueta.

Me fui a su casa y por el camino me estuve tocando un rato por lo que cuando aparque enfrente de su portal estaba cachondo sintiendo la lencería en mi cuerpo y pensando en estar con ella así.

Llamé a su portal y me abrió, y cuando llegué a su puerta y llamé, me abrió ya en lencería, como a mí me gustaba, peinada y maquillada perfectamente, me dio un morreo en la puerta y me dijo “No has venido demasiado puta” y le dije “espera que me quite esta ropa y me quede como tú”, y me dijo “pues venga, desnúdate, a ver lo zorra que eres, nena”, te espero en el salón. Me dio un cachete en el culo y se dio media vuelta, yéndose, y ahí me quedé yo, desnudándome en la puerta de entrada.

Cuando me quite todo y me quedé solo en lencería, la verdad es que me dio un poco de corte, ya que era la primera vez que me iba a quedar con alguien, y más, con una mujer, en lencería sexy, como estaba ella. Era una mezcla entre corte y excitación, ya que la situación me ponía muchísimo, y se notaba.

Terminé de desnudarme y entré en el salón, mostrándome ante ella con mi lencería negra y roja. Entonces me dijo, “joder, que zorra, te queda genial” y le dije “¿te gusta?”, y me respondió “mucho, pero te faltan los tacones y el maquillaje” y le dije “a tanto no llego” y me dijo “pues esta noche si, ven conmigo al dormitorio putita”. Me cogió de la mano y cuando entramos me pregunto “¿qué pie usas?” y le dije “39”, y me dijo “joder, perfecto, igual que yo”. Me dio un par de sus sandalias de taconazo y me dijo “pruébatelas”. Mientras me las ponía y me miraba, me pregunto si me había puesto tacones alguna vez y le dije que sí, entonces me dijo “joder, y yo pensaba que era aquí la puta” y le respondí “pues ya ves que no”, y se rio con una carcajada.

Lo cierto, es que me quedaban perfectas, así que me puse de pie y caminando delante de ella, me dijo “menudo polvo te voy a echar, zorrona”. Y le dije, espero que sean más de uno, y me dijo “nena, yo follo toda la noche”, y le dije “mmm”.

Después me dijo “pero antes, te voy a maquillar como una mujer”. Me llevó al baño y sentándome en una banqueta que tenía se puso a pintarme con mil y un productos. Después de media hora, me dijo “que guapa estas guarrilla, mírate al espejo”. Me giré y me quedé alucinado, parecía una mujer del todo, estaba impresionante, y le dije “joder, es verdad, parezco una mujer”, y me dijo “Pues venga, a follar.”

Me levantó y me llevo a la cama, me empujó y se subió encima de mí, y comenzó a besarme, a tocarme por encima del sujetador, me quitó el tanga casi arrancándolo, y besó las medias, estuvo jugando con los tacones y me dijo que le encantaban las mujeres y el sexo con ellas, y que me deseaba así vestida. Comenzamos a comernos por todas partes, la quité el sujetador y el tanga y empecé a comerle los pezones, y se volvió loca, y con ella la sesión de sexo que tuvimos, increíble. Nos corrimos varias veces y después hicimos una pausa y me dijo “¿te han follado por el culo alguna vez?” y le dije “no, nunca” y me dijo “me dejas follarte a cuatro patas?” y le dije “¿me quieres meter tu consolador en el culo?” y me dijo “no, tengo algo que uso con mis amigas y que quiero usar ahora contigo, un arnés con una polla” y le dije “¿te follas por el culo así a tus amigas?” y me dijo “si”, y entonces le dije “pues entonces fóllame a mí también así”. Entonces me metió la lengua en la boca dándome un buen morreo con magreo en mis tetas y luego me dijo “ahora vengo”.

Al cabo de un par de minutos apareció tras la puerta con el arnés puesto. La verdad es que me excitó muchísimo verla con esa polla, así que la miré y le dije “joder, que guapa” y me dijo “¿mi polla o yo?” y la respondí “tú con esa polla” y acercándose a mí me dijo “¿quieres chuparla, puta?” y me puse de rodillas enfrente suya y comencé a metérmela en la boca, haciendo una mamada a esa polla de plástico. Me dijo “muy bien putita, quítate el sujetador” y lo hice sin sacar la polla de la boca. Al rato, la saque y le dije con una sonrisa “me encanta tu polla” y me dijo “date la vuelta”. Me puse a cuatro patas y tras lubricarme con su saliva empezó a metérmela por detrás.

Me volvió loco de placer y entonces comencé a decirle “así, así, follame, vamos, follame, no pares…”  Me estuvo follando como veinte minutos mientras me daba azotes que sonaban cada vez más, hasta que no pude más y exploté, corriéndome en las sábanas de la cama. Caí rendido al lado de mi leche, y entonces ella, comenzó a chuparla con la lengua, recogiéndola. La miré y me dijo “me encanta y la quiero toda para mí”. Cuando terminó, recogió la última gota y con la lengua me la acercó a mi boca y me dio un morreo con ella. Me sorprendió, pero con lo cachondo que estaba, me encantó.

Después se tumbó a mi lado y me dijo “joder nena, que guarra eres. Eres una máquina del sexo como tío y una puta como mujer en la cama”, entonces hice algo que no se esperaba. Me incorporé y le cogí el arnés y volví a meterme la polla en la boca, haciéndole otra mamada mientras le pellizcaba los pezones y le metía esta vez yo los dedos en el coño y en el culo. Se corrió como una loca.

Después se quitó el arnés y nos quedamos las dos solo con el liguero, las medias y los tacones. Además de todo el maquillaje corrido. Parecíamos dos furcias y le dije “joder, menudas guarras estamos hechas” y me dijo “si, y me encanta” y le respondí “y a mí”, y nos reímos.

Al rato me miró y dándome un beso me dijo “nunca pensé que pudiera gustarte follar de mujer” y le dije “y yo nunca hubiera pensado que mi estreno como mujer me gustase tanto, pero me ha encantado” y sonriendo dijo “bueno, pues me alegro de tener un amigo-amiga para follar” y le respondí “y me encanta que me digas cosas guarras y me llames puta y todo eso, por cierto” y se partió de risa.

Poco después ya estábamos liados de nuevo. Comencé a meterle los dedos en el coño mientras le comía los pezones y ella me cogía la polla, a meternos las lenguas en la boca y a masturbarnos mutuamente. Después la puse a cuatro patas y la folle lo más duro que pude tirándola del pelo, como a ella le gustaba mientras la daba duros cachetes en el culo, el cual le follé más tarde. Era una loca del sexo duro.

Después de corrernos dos veces cada uno, nos quedamos dormidos en la cama. Oliendo a sexo.

A la mañana siguiente, nos medio despertamos y echamos un polvazo medio dormidos con el liguero y las medias aun puestas. Después de correrme sobre ella y llenarle de leche la boca me dijo “ya casi he desayunado…” y le dije “si, casi”.

Se levantó y caminando hacia la cocina, me dijo “no te quites el liguero, me gusta verte así” y le dije “ tú tampoco, a mí también”, y me dijo “vaaaleee”… y se rio.

Desayunamos en el salón, en liguero y medias ambos. Ella se había puesto sus tacones, lo cual hizo que me excitase y tuviese una erección. Me la agarró mientras se comía una de las tostadas y me dijo “joder tío, no me había imaginado todo esto contigo ni de coña, pero me encanta” y le dije “yo tampoco, pero gracias”. Me dio un beso y me dijo “¿quieres ducharte aquí?” y le dije “si es contigo si”. Y me dijo “venga, vale, vamos a la ducha juntos”.

Nos duchamos juntos entre besos y caricias y cuando me vestí me puse el pantalón y la camisa, sin nada debajo y le dije, “¿lavas mi lencería y la guardas para la próxima vez?” y me dijo “claro cariño” y me dio un morreo antes de irme. Ella permaneció desnuda y así se despidió de mí en la puerta.

Cuando llegué a casa descubrí un sms suyo en mi móvil diciéndome “me alegra haber descubierto esa faceta femenina en ti, me encantaría ir a comprar lencería contigo y luego a follar como locas”.

La respondí diciéndole “Gracias a ti y por supuesto cuenta con ello, cuando quieras.”

Al rato recibí su respuesta “vale guapo/a”.

Y me reí un buen rato.