Aprendiendo a compartir


La lluvia caía suave como lastimándome los recuerdos. El se había marchado en un viaje con su padre anciano y su prima cómplice y con el su novia, mi dueño sexual y me corruptor del deseo no lo vería por un tiempo.


Difícil era dejar esa pena casi perfecta que me dolía todo el día.

Fue Teresa la que se intereso por mi pena, intentando consolar mi situación. Fue por ella que me entere de toda esa historia familiar tan enmarañada y sexual. Teresa había sido amante de Mauricio, y su prima lo sabia y era cómplice de todas sus acciones; también Teresa había sido amante de ambos, compartiendo también la alcoba, muchas veces haciendo pareja con Mauricio.


Comprendí por que Mauricio no había querido avanzar sobre mí. Comprendí también que su prima hoy repetía el repertorio con su nueva novia, haciendo cama redonda con sus empleados.

No entiendo bien como pero conté a Teresa mis antecedentes y sin preámbulos nos encontramos en el apartamento secreto de Mauricio en el dormitorio, ambas desnudas, muy calientes; ya lo habíamos hablado los tres en estar juntos pero aún no se daba yo tenía mis reservas a pesar de que ya había estado con 2 hombres Mauricio y su amigo.

Por lo que ella me conforto primero, y luego me comenzó a dar un increíble concierto de lengua. Usando su larga y puntiagudas lengua además de sus largos y suaves dedos, los cuales introducía con gentileza y destreza haciéndome venir con cada paso de lengua y dedo en mi concha húmeda. Esa noche sólo estuvimos así hasta quedar dormidas ambas.
Pasaron los días y nos volvimos a encontrar en el apartamento de Mauricio; ella me sonsacaba y yo no ponía objeción ya que ella era gentil conmigo y no me obligaba a nada, y siempre me hacía llegar al éxtasis de placer.


Notable era compartir mi desesperación con la virtuosa Teresa, que me desmorono mis inquietudes secando mis manantiales, orgasmo tras orgasmo…… hasta que quede profundamente dormida. Como de costumbre am final de una sesión más de su dulce compañía.


No se bien que hora era, pero el amanecer no estaba lejos, los silencios se hacia vibrantes al ritmo de los ruidos del amanecer. Más algo mas se sentía en el cuarto de alado y eso fue lo que realmente me levantó a indagar. Contemple un acto que después supe como se llamaba, era la famosa “A la turca”, entre mi ya querida Teresa y mi semental maduro de 45 años Mauricio… Dándose con unas ganas que provocaban envidia.


Los deje tranquilos y suponiendo que se dieron de todas formas me fui a dormir.
Pero durante el día, supe confesarle a mi amiga lo que había presenciado esa noche….. Y ella se limito a confirmarlo y reír pícaramente.

Quizás el día no fue mejor que el anterior, pero necesite la paz para recuperarme de la exprimida que me había dado Teresa la noche anterior. Aunque si bien podría decir que me estaba recuperando, también podríamos afirmar que me habían dado ganas plus de volar otro poco mas.

Pensé en Luciana, mi amiga, bueno una compañera de trabajo, que es del tipo liberal deportista la cual me tiene ganas y lo confieso su cuerpo me provoca ganas, lo confieso, si… si, ella me tiene ganas y yo ganas a ella, y se que tarde o temprano podríamos o más bien terminaríamos en la cama. Tal vez yo siendo su arco de fútbol al que ella meterá goles con su lengua y sus manos firmes…


Creo que eso me calentó la cabeza, porque a la noche, después de cenar, me fui para el apartamento de Mauricio el trabajaría hasta tarde; y le llame y chatie a Teresa para que pasara; le dije a Teresa, no demores y me fui a la cama, a esperarla.
Que regalo me hizo mi nueva preceptora esa noche. Impecable.
Se apareció hecha una diosa, me calentó bien calentita, para dejar pasar a mi cuarto al bien dotado de Mauricio, que comenzó a compartir con nosotras sus besos.
Mi experiencia en eso era muy poca pero me deje llevar por sus acciones disfrutando cada cambio o variantes que hicieron.


Ser lamida por una mujer mientras la cogen, es diferente….. Se siente diferente. Y comerle la Conchita a una mientras te penetran, ni te cuento. El nos atendió a las dos de una forma fogosa, y yo les regale mis jugos que volvía a inundar todo para brindar por nuestras orgías eternas.


Quiso el esquivar de nuevo mi ya abierta conchita, limitándose a besarla, pero abierta de piernas de para en par, le mostramos como estaba ya lista para recibirlo sin perder ahora mi condición de novata… que ya tenia roto hasta sus temores, y ahora podría disfrutar el, también yo de un buen coito de la manera que se nos ocurriera.
En el instante que me la sumió a fondo, pensé en mi Alex, y sentí que quizás lo estaba engañando, pero la verdad que lo que estaba viviendo con estos cuarentones me hacía sentir diferente a todo. Mi primer trío con otra pareja estaba sucediendo de la mejor manera. Con dos experimentados seres que se habían volteado a quien sabe cuántas ingenuas como yo sedienta de algo más de placer y deseo.

Esto fue el inicio o mejor dicho la continuación de muchas más historias de excitantes locuras pasionales.

Un trío entre dos mujeres que se llevan bien y un hombre fogoso pero paciente, es cosa buena. Mientras el se recupera, nosotras nos aligeramos de calenturas lésbicas. Cuando el se pone a pleno, nos turnamos en gozarlo.

Selle con ellos esa noche lo que sigue siendo hasta hoy, un arte amatorio.