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Categoría: Maduras

Compañeros de Trabajo

En estos momentos me acabo de hacer una paja pensando en Laura, una compañera de trabajo que me follé gracias a Silvia una jovencita de 19 años. Y he pensado en relataros mi aventura con estas dos extraordinarias mujeres.



 



Yo trabajo en una empresa familiar muy consolidada en el mercado, en la oficina hay 3 mujeres de edades diversas, Gema 37 años, casada con dos hijos y muy enamorada de su marido, Eva 28 años, a punto de casarse con su novio de toda la vida y finalmente esta Laura, 52 años muy bien llevados, bajita, culo apretado, poca cintura, 1 "michelín" bien puesto, tetas medianas pero redondas, ojos grandes y negros, pelo corto y con mechas rubias, siempre viste con pantalones o faldas largas, en invierno siempre usa blusas y en verano siempre va con camisetas de tirantes con un escote en V marcando el nacimiento del canalillo que forman sus pechos, a mí me vuelve loco su escote, siempre había deseado comerme esas tetas. Su carácter es muy extrovertido, siempre risueña y siempre dispuesta a ir de fiesta pese a estar casada.



 



Desde el día que entre a trabajar siempre le he tirado indirectas, pero ella nunca se ha dado por aludida, en las cenas de empresa siempre me siento a su lado para poder estar cerca de ella, pero nada ella baila se divierte pero de ahí no pasa nunca.



 



En el mes de Julio la empresa siempre coje a alguna chica para ayudar en las tareas cotidianas de la oficina ya que empieza una temporada de muchísimo trabajo. Es año cogieron a Silvia, de piel muy morena, pelo largo y negro azabache, ojos marrones, pechos pequeños y puntiagudos, cintura estrecha, culo pequeño y largas piernas, los primeros días siempre venia con tejanos y camisetas. Al principio era muy tímida y le gastábamos bromas hasta que empezó a soltarse y descubrimos que dentro de esa timidez era muy divertida y cariñosa, pero yo notaba que algo escondía en su interior. Con Silvia encajamos muy bien y nos tomamos mucha confianza, por su lado, con Laura intimó mucho gracias a que vivían cerca e iban las dos en el coche de Laura.



 



Silvia y yo empezamos a trabajar juntos ya que la pusieron a mi cargo para que le enseñara a hacer cartas, presupuestos, etc. Nuestra amistad iba a mas cada día. Un día que estábamos en el PC, entró Laura al despacho, yo me debí quedar embobado por que al irse laura me dijo:



 



"¿Te gusta, eh?"



 



"Pero que dices, es una compañera de trabajo y además casada".



 



"Pero te gusta, a mí no me engañas".



 



La conversación quedó en punto muerto y seguimos trabajando. Por la tarde me pidió que si la podía dejar en el centro de la ciudad ya que había quedado con unas amigas. Una vez en el coche Silvia retomo la conversación.



 



"Venga dime la verdad, ¿Te gusta Laura?"



 



Yo me puse rojo y le conteste que dejara el tema.



 



Pero ella siguió, "He visto como la miras y cada vez que entra al despacho, te atontas con su escote, la verdad es que esta buena y es muy simpática, a mí también me gusta mucho pero yo tengo que ser más discreta".



 



En ese momento el semáforo se puso en rojo y despidiéndose con un beso en la mejilla pero rozando un poco mis labios aprovechó para bajarse del coche. Vi como saludaba a unas chicas muy efusivamente pero el verde apareció en el semáforo y tuve que arrancar.



 



En los días siguientes no ocurrió nada hasta el viernes, le pregunté que haría el fin de semana me dijo que nada que su familia se iba a un pueblo de la costa y que sus amigas se iban de camping y como a ella no tenia mucho dinero hasta que cobrara no podía ir. Le dije que yo tampoco me iba ya que tenía una comida familiar, así que quedamos en vernos el sábado por la noche para ir a cenar y a tomar una copa.



 



Elegí un restaurante pequeño de esos de diseño donde el ambiente es muy tranquilo y se puede hablar sin ser molestado y sin tener que chillar. La pase a buscar por su casa a las 22 h., ella bajo sin hacerme esperar, cosa rara en una mujer, llevaba una falda larga color malva, sandalias de medio tacón y una camiseta de tirantes con escote en V color azul oscuro y los sujetadores no se como pero le unía sus pequeñas tetas formándole un pequeño canalillo que dejaba ver por el escote. La cena transcurrió de lo más agradable hablando de sus inquietudes de sus proyectos para el futuro. Ya nos habíamos bebido una botella de cava cuando empezamos ha hablar de los compañeros de trabajo y de que estaba muy a gusto en la empresa, que había tenido mucha suerte de trabajar conmigo y de la amistad con Laura. Pedimos los cafés y un "chupito" de orujo, la conversación se estaba animando y me pregunto por mis novias, le expliqué que había tenido pero que en estos momentos no tenía a nadie en mí vida y que relaciones esporádicas o cortas si que iba teniendo pero que por una causa u otra no llegaban a buen termino, le pregunte por las suyas pero despisto el tema como si no quisiera hablar de ello.



 



Después de cenar nos fuimos a una terraza de estas de verano, para seguir hablando y para bailar un poco. Allí seguimos bebiendo y ella empezó a desinhibirse y aproveché para volver a preguntarle por sus parejas. Me explicó que hacía poco había roto con su novio por que quería casarse y ella no estaba segura, yo le dije que entendía que con 19 años no quisiera pero ella rápidamente me explico que no era por eso sino que había descubierto que también le gustaban las mujeres y no quería engañar a nadie. Me quedé un poco atónito pero reaccione diciéndole que hoy en día eso era muy normal que no se preocupara y que además era mejor descubrirlo ahora que no cuando ya no tuviera remedio.



 



Sobre las 3 de la mañana la llevé a su casa, ella me pidió que subiera a tomar la última copa. Me senté en el sofá mientras ella ponía las copas y un poco de música yo me atreví a preguntarle como había descubierto su homosexualidad, me explicó que fue con una amiga suya que una noche que estaba triste acabaron en la cama pero que era bisexual que también se lo pasaba muy bien con los hombres y le gustaban mucho. Con las copas que llevaba de mas me atreví a decirle



 



"Eres la mujer perfecta, estas buena, eres simpática, eres inteligente y podrías hacer realidad el sueño de cualquier hombre".



 



"¿Cuál?"



 



"Estar con dos mujeres, pero haciéndoselo de verdad, tu ya me entiendes".



 



"¿A ti te gustaría?"



 



"Claro que me gustaría"



 



Y acercándose a mí y mientras me mordía el óvulo de mí oreja me dijo:



 



"Empecemos por nosotros y luego ya veremos". "¿Has visto que me he vestido como si fuera Laura?". "¿Te excita?"



 



Silvia me besaba el cuello con sus labios carnosos como si me fuera a morder, mientras sus manos desabrochaban los botones de mi camisa, luego descendió hasta mi pecho y entre beso y beso lamía uno de mis pezones mientras que al otro lo pellizcaba con sus dedos, mis manos recorrían su cuerpo como si lo estuviera esculpiendo. Le saqué la camiseta dejándola en unos sostenes de esos elásticos, poco excitantes, pero ella seguía con su labor y cada vez me tenía más excitado, mi polla reventaba dentro del pantalón. Saque sus hermosas tetas del sujetador sus pequeñas aureolas quedaban escondidas por sus excitados pezones, las lamí con mucho cuidado, pasaba mi lengua con mucha ternura por sus pezones. Poco a poco Silvia me había quitado los pantalones y mi verga sobresalía por la bragueta de mi bóxer, ella la agarro con sus manos y se la llevó a la a boca, la engulló de una sola vez, su lengua jugueteaba con ella como si fuera un helado, su lengua subía y bajaba por ella dándome un placer increíble.



 



Yo tenía su falda subida hasta la cintura, su minúsculo tanga se perdía en la raja de su culo dejando ver unas nalgas tiesas y a la vez tiernas. Lentamente la puse en posición de 69, mi lengua recorrió cada centímetro de esas nalgas, aparte la tira del tanga y le lamí el agujero del culo, ella lo levantó como apartándolo de mi lengua y dejando su excitado coño preparado para ser lamido y a eso me dedique. Estaba mojadísima, el olor penetrante de coño excitado aún me puso más, yo estaba a punto de explotar, su lengua seguía recorriendo mi polla, era incansable, pero estaba a punto de correrme. Me incorpore y quitándole el tanga la abrí de piernas y sumergí mi rostro en su peludo coño, busque con afán su clítoris hasta encontrarlo, se lo lamí y se lo mordisquee hasta que se corrió en mi cara, sus gemidos eran de verdadero placer, luego situé la punta de la polla en la entrada de su concha y de un solo golpe se la introduje toda, estaba tan mojada que no me costo nada clavársela hasta los huevos. Él mete y saca era violento yo estaba excitadísimo pero antes de correrme mi mano busco su clítoris y masajeándolo con todas mis fuerzas ella se volvió a correr en ese momento yo saque mi polla de su coño y me corrí encima de sus tetas, Silvia gemía de placer y mi respiración estaba aceleradísima, ella cogió mi polla e introduciéndola otra vez en su boca sorbió hasta la última gota de mi leche. Caí encima de la cama y después de besarnos y fundirnos en un abrazo con una complicidad que hacía tiempo que no sentía nos dormimos.



 



A la mañana siguiente nos despertamos bastante tarde sus ojos, y supongo que los míos, reflejaban felicidad. Nos vestimos y fuimos a comer por ahí, al principio ninguno hablaba de lo sucedido, pero poco a poco fuimos comentando el tema y decidimos ir probando a salir juntos pero con dos condiciones, primera; que esto no podía ni interferir en nuestro trabajo ni saberse en la empresa, y la segunda condición, impuesta por ella, era que Silvia tendría libertad para seguir con la búsqueda de su verdadera sexualidad.



 



Las cosas funcionaban a la perfección entre Silvia y yo. Ella no salía con nadie y pensaba que poco a poco me la estaba llevando a mi terreno cuando un día me dijo que iba al cine con unas amigas, yo le dije que encantado, que yo aprovecharía para ir a casa de unos amigos que hacía tiempo que no veía. La cena en casa de los amigos se me atraganto, no podía disimular que me ocurría algo y aunque ellos me preguntaban que me sucedía mi única respuesta era que no me encontraba demasiado bien. Me fui temprano a casa y la idea de que Silvia podía estar con una mujer me ponía celoso y al mismo tiempo me ponía cachondo. La excitación de la situación no me dejaba dormir y mi polla estaba dura como una barra de hierro así que me auto consolé masturbándome mientras me imaginaba a Silvia haciendo el amor con otra mujer.



 



Al día siguiente hablé con Silvia. Le expliqué lo que me había sucedido la noche anterior, omití lo de la paja, y que entendiera que era una situación nueva para mí y le pedí que aceptaba su condición a cambio de que me explicara lo que sucediera cuando saliera con otras chicas. Ella se cabreó por que no le parecía justo y que yo lo único que quería era excitarme con sus explicaciones. Estuvimos como una semana sin salir después del trabajo hasta que un día me dijo que quería hablar conmigo. La verdad es que me asuste por si rompía nuestra relación.



 



Fuimos a tomar una cerveza y me dijo que me había encontrado a faltar mucho, que creía que podría pasar de mi pero que no lo había conseguido, y que me estaba empezando a amar. A mí condición solo le puso un pero que me explicaría sus sentimientos y si se había acostado con alguien pero que no me explicaría los detalles sexuales. Yo no opuse ningún reparo en eso. Así que retomamos nuestra relación.



 



Ella no tenía derecho a vacaciones así que yo me quede en la ciudad por ella. Hacíamos escapadas los fines de semana. En uno de estos fines de semana me propuso ir a ver a Laura, ya que la había invitado a pasar un fin de semana al apartamento que tenia en la costa. En un principio me opuse pero me explico que la había llamado y que ya sabía que yo también iría.



 



Llegamos al apartamento el sábado por la mañana para poder ir a la playa, Laura ya nos estaba esperando así que nos enseño nuestras habitaciones, nos pusimos los bañadores y nos fuimos a la playa. El marido de Laura dijo que había estado indispuesto por la noche y que no venía con nosotros. Cuando llegamos nos quitamos las indumentarias y nos quedamos los tres en bañador, solo ver a Laura con ese bañador azul oscuro con tirantes, mostrando sus hombros, su espalda, sus muslos y sus maravillosas nalgas algo en mí creció y en el momento que se giró y pude ver ese par de tetas aprisionadas por el bañador ya no pude detener la feroz crecida de mi polla. Con mucho disimulo, por mi parte, nos fuimos a bañar. Yo salí el primero del agua y ellas dos se quedaron dentro, cuando salieron y venían hacía mí pude ver como se marcaban los pezones de Laura en el bañador mojado. Mi polla volvió a endurecerse al instante. Silvia se dio cuenta de que yo estaba excitado y solo sentarse se quito la parte superior del bikini.



 



"¿Os importa que haga top less?". Dijo Silvia.



 



Los dos contestamos al unísono que no.



 



"¿Tu no haces, Laura, os que te da vergüenza por Juan?"



 



"Muy pocas veces lo he hecho, a mi edad….."



 



"Ya ves, estas más buena que muchas de las que están aquí", "¿Verdad Juan?"



 



Yo me sonroje y contesté que si, que era cierto. A la hora de comer nos fuimos al apartamento, comimos e hicimos la siesta, yo estaba súper excitado pensando en la conversación de la playa y me tuve que pajear para relajar mi excitación. Por la noche salimos las dos parejas a cenar y al día siguiente volvimos a la playa y después de comer Silvia y yo nos fuimos.



 



Volviendo en el coche Silvia me pregunto:



 



"¿Te excitaste ayer cuando viste a Laura en bañador?". "A mí me puso cachonda, tenia ganas de ver sus tetas. ¿Y tú, tenías ganas de vérselas?"



 



Yo no dije nada la que contesto fue mi polla que apretaba por debajo del short pidiendo a gritos que la sacaran de allí. Silvia se dio cuenta de ello y la libero de su opresión, mientras yo conducía ella me masturbaba subiendo y bajando su mano por ese mástil, mientras me decía con voz susurrante:



 



"¿Qué le harías a Laura?, ¿Le comerías sus tetas, sus pezones?, yo me los imagino duros como garbanzos rozándolos con la punta de mi lengua. ¿Te imaginas su coño?, ¿Cómo lo debe tener?, ¿Depilado o no?, ¿Te gustaría que Laura se comiera tu polla?, ¿Quién crees que la come mejor Laura o yo?, ¿Te gustaría follártela, verdad?, Esta noche voy a dormir a tu casa y quiero que me folles como si te la estuvieras follando a ella".



 



Yo no pude más y me corrí, toda mi leche quedo entre la mano de Silvia, el short y mi camiseta. No dejo ni que me detuviera, quería llegar pronto a casa. Cuando llegamos y sin previo aviso solo cerrar la puerta la agarré le rompí las bragas del bikini y la tome allí mismo apoyando su espalda contra la pared. No sé si tuvo dos o tres orgasmos seguidos, pero la furia de mis envestidas hacía que mi polla se le clavara en lo más profundo de sus entrañas, le dije que me iba a correr en su cara que quería ver como mi leche corría por su cuello hasta sus tetas y en ese momento se corrió yo estaba apunto y Silvia se arrodilló ante mí, me corrí en su cara mi leche se esparció por todo su rostro dejándolo blanco, sus dedos se llevaban mi néctar a su boca para tragárselo todo. Después de la furia inicial la lleve a la cama y follamos como locos toda la noche.



 



El verano termino y los días iban pasando, la relación con Silvia se afianzaba cada vez más, y sus relaciones fuera de la pareja se iban volviendo muy esporádicas. El trabajo era bastante agotador ya que es una época de muchísimo trabajo y ese año la venta aumento muchísimo.



 



Silvia convenció a Laura para que la acompañara a probar un gimnasio ya que quería hacer un poco de ejercicio. Aquella noche, cuando Silvia llegó a casa estaba especialmente cachonda, después de cenar nos sentamos en el sofá a ver la TV, ella no paraba de insinuarse. Empezamos a abrazarnos y a besarnos mi polla no tardó mucho en reaccionar y Silvia se la introdujo en la boca y empezó a lamerla con muchísimo cuidado como si tuviera miedo a que se rompiera. Cuando la tuvo completamente dura me susurro que quería que me masturbara para ella, me tumbo en el sofá y ella se sentó en el suelo al lado de mi cabeza mirando hacía mi polla viendo como mi mano se deslizaba sobre ella.



 



En voz baja me empezó a contar lo que habían hecho en el gimnasio con Laura, primero me contó como iba vestida.



 



"Llevaba un body ajustadísimo, de color negro con un gran escote por donde le veía bajar las gotas de sudor mientras hacíamos bicicleta estática". "Luego hemos echo abdominales, yo le agarraba las piernas, tenia una visión de su entrepierna que no te puedes imaginar como se le marcaba su chocho en el body, luego le he cogido sus brazos para que levantara las piernas, su escote se le abría dejándome ver gran parte de sus redondos pechos". "Pero lo mejor ha sido cuando nos hemos duchado juntas, a esa hora no había duchas libres". "Sus tetas son redondas, un poco caídas pero las tiene divinas y la piel de sus tetas es muy suave, me gustaría ver tu polla entre sus tetas, Juan". "Su cintura es estrecha por eso marca tanto las nalgas cuando va con pantalones". "Y tendrías que ver su coñito, depilado por los labios y en el monte de venus tiene un triangulo de pelos, sus labios son grandes y le sobresalen, te juro que me hubiese comido ese coño con todas mis fuerzas, sus labios me decían cómeme, cómeme". "Y cuando la he ayudado a secarse la espalda con un dedo le he tocado el culo y me he corrido, las piernas me han temblado por unos segundos creía que me iba a caer".



 



Yo si que me corrí, no pude más mi mente imaginaba como Silvia se comía el coño que yo más deseaba comerme y penetrar con mi polla. Cuando ya me empezaba a recuperar vi que Silvia sonreía mientras me miraba de una forma que entendí lo muy enamorada que estaba de mí. En ese momento me incorporé y besándola en los labios le dije que la amaba.



 



Las navidades se acercaban y en la empresa no se hablaba de otra cosa que de la cena que todos los años organizábamos para celebrar la Navidad todos juntos. La fiesta la tenía que organizar Laura, ya que cada año la organiza uno diferente. Silvia le propuso ayudarla en los preparativos, buscar restaurante, una sala de baile para después, etc. Silvia convenció a laura para que la fiesta fuera en un solo local y que así podrían montar una fiesta más particular y personalizada para nuestra empresa. Consiguieron un local, un catering y un grupo musical y propusieron una cena de gala donde los hombres teníamos que ir con traje oscuro y las mujeres con vestido de gala.



 



Y llego el día de la fiesta, Silvia y yo pasamos a recoger a Laura por su casa, ellas tenían que llegar temprano para los últimos preparativos, las dos llevaban los vestidos de la fiesta en una bolsa para cambiarse a última hora. Nada más llegar al local Silvia y Laura se pusieron a dar los últimos retoques a las mesas, situaron a los músicos y ayudaron a los del catering.



 



La fiesta empezaba a 22 h. y media hora antes se fueron a vestir, aún no había llegado ningún compañero cuando Laura y Silvia salieron vestidas. Estaban preciosas, Silvia llevaba un vestido largo azul marino con cuello redondo y un escote en la espalda que la dejaba completamente al aire y con un maquillaje muy suave. Laura llevaba un vestido negro ceñido con un escote en V que dejaba ver el canalillo que formaban sus tetas, el vestido le llegaba hasta media pierna y una raja en su pierna derecha, dejando ver sus pantorrillas y un poco de su muslo cubierto por unas medias negras, pelo recogido, maquillaje suave, unas pulseras y un collar de perlas que le caía hasta el canalillo.



 



La fiesta estaba resultando de lo más divertida y original, todo los compañeros alababan el trabajo echo por Silvia y Laura. Sobre la una de la madrugada Silvia me dijo que estaba muy cansada y que le gustaría irse a casa a lo que yo respondí que cuando ella quisiera nos iríamos. Ella se empezó a despedir cuando Laura nos dijo que si ya nos íbamos se venia con nosotros.



 



Cuando ya estábamos en el coche Silvia le pregunto a Laura si quería venir a casa a tomar la última copa para celebrar el éxito, Laura dijo que si, que no tenia prisa por que le había dicho a su marido que llegaría muy tarde.



 



Se sentaron en el sofá mientras yo servía un whisky, Silvia nos pregunto que si nos importaba que se pusiera cómoda y se fue a la habitación, cuando regreso llevaba puesto un camisón de raso que se le marcaban los pezones. Nos pusimos hablar de lo bien que había ido la fiesta y de los diversos personajes que asistieron a ella. Cuando ya llevábamos un par de copas Silvia empezó a elevar el tono de la conversación hablando de sexo, a Laura se la veía un poco incomoda.



 



"¿Te sientes mal hablando de sexo, Laura?". Preguntó Silvia.



 



"Ya sabéis que a mí estos temas…."



 



"Déjalo, Silvia, si a Laura no le gusta."



 



"Tu no sabes ¿que?, perro ladrador poco mordedor, esto es lo que le pasa a Laura, que no quiere que sepamos que en el fondo le encanta el sexo. A saber los corazones que habrá roto, y las braguetas que habrá calentado por ahí."



 



Laura sonrió, "Claro que me gusta, como a todo el mundo, ¿o es que vosotros no follais siempre que tenéis ganas?".



 



"¿Y que te gusta hacer?" Preguntó Silvia.



 



"¿Lo que me gusta hacer?, no os creáis mi educación no ha sido la misma que la vuestra".



 



"¿Quieres decir que no has chupado nunca una polla?".



 



Laura se sonrojo, "Mira no me gusta dar explicaciones de….."



 



"Vaya que tu marido es sexualmente aburrido. Pero contéstame por favor ¿Te gustaría?".



 



"No sé, al no habérmelo pedido nunca nadie, no lo he pensado"



 



Silvia sin decir nada saco mi polla de su escondite y se la introdujo en la boca, cuando estuvo bien erecta se la saco y mostrándosela a Laura y mirándome a mí me dijo



 



"Pídeselo, Juan, pídele que te chupe la polla".



 



"Creo que esto no se debe pedir, Silvia" y dirigiéndome hacia Laura le puse mi verga a unos milímetros de sus labios, Laura estaba tan cortada que no sabía que hacer si agarrar mi mástil, si irse o si quedarse y echarnos una bronca por lo que estaba pasando. Silvia puso sus manos en mis huevos y le susurro al oído "No te preocupes, siempre hay una primera vez, yo te enseño".



 



Solo sentir el contacto de las manos de Laura sobre mi polla me entraron unos escalofríos por todo el cuerpo que me hicieron tumbar en el sofá, poco a poco sus labios fueron rodeando mi polla y su húmeda boca la fue engullendo, Silvia le iba diciendo lo que tenía que ir haciendo en todo momento. Silvia se acabo de desnudar y empezó a desnudarme, me beso, me lamió y mordisqueo mis pezones mientras Laura seguía el aprendizaje con mi polla, la verdad es que era una alumna muy aventajada. Luego le explico que era mejor dejar la polla y lamerme los huevos de vez en cuando mientras apretaba la base de la polla para que no subiera la sangre y pudiera durar más, y así lo hizo su lengua recorría mis huevos sin dejar un milímetro por explorar que lo combinaba con lamidas de polla extraordinarias.



 



Fue entonces cuando Silvia se levanto y se puso detrás de Laura y le bajo la cremallera del vestido, sus manos acariciaban suavemente la espalda de Laura, poco a poco le quito el vestido dejando sus tetas protegidas solo por un sostén negro con bordados, los pezones de Laura se intuían por debajo de la tela, Silvia introdujo una mano bajo el sostén y pellizcándole el pezón le saco un pecho sus aureolas eran oscuras y sus pezones grandes a pesar de lo duros que estaban. Silvia empezó a besarle el cuello mientras acariciaba esas dos tetas deseadas por ambos, Laura no decía nada solo iba lamiendo mi mástil.



 



Ver a Silvia besando el cuello de Laura y a esta chapándome la polla y los huevos hizo que me viniera el orgasmo, avise a ambas mujeres de que me iba a correr. Silvia se detuvo y saco mi polla de la boca de Laura y agarrándome la polla me masturbo hasta que me corrí en la cara de Laura mi leche corría por el rostro de Laura y caía en forma de hilo por sus tetas, entonces hizo apoyar la cara de Laura sobre mi muslo y le dijo que me limpiara la polla de semen, Laura obedeció de inmediato, Silvia se agachó y con su lengua limpio las tetas y los pezones de Laura. Está, cada vez que Silvia le lamía y mordisqueaba un pezón gemía de placer y su aliento se volvía cada vez más cálido, limpió tanto mi polla que está volvió a coger un considerable tamaño.



 



Laura estaba tan caliente que no puso objeción alguna cuando los dedos de Silvia se introdujeron en su coño. Yo me incorpore y dejando a Laura suavemente sobre el sofá me fui a su entrepierna para chuparle el coño si Silvia me dejaba.



 



Silvia le abrió las piernas de par en par y yo puse mi cabeza entre ellas, mi lengua recorrió los labios sin dejar nada por saborear estuve diez minutos lamiendo el coño mientras Silvia la masturbaba con sus dedos hasta tres dedeos le metió Laura tuvo dos orgasmos consecutivos, sus convulsiones eran bestiales y sus jugos eran como ríos desbordados, realmente hacia tiempo que Laura no se corría.



 



Laura nos pidió que descansáramos un poco, que después de tanto tiempo su cuerpo necesitaba un respiro. Al poco rato Silvia se abalanzó sobre mí empezando a chupar mi polla nuevamente, esta no tardó mucho tiempo en estar preparada para una nueva batalla. Fui situándome poco a poco en posición de 69 para chupar el coño de Silvia, Laura mientras miraba como Silvia se comía mi rabo, sus manos toqueteaban su coño con muchísimo pudor, así que me dispuse a ayudarla. Cogí un dedo de Laura y se lo puse en la punta del coño y fui empujándolo hasta introducírselo todo y así seguí con dos dedos más, cuando ella ya había cogido un ritmo con su mano me dedique a su clítoris.



Laura estaba empapada nuevamente aparté a Silvia de mi polla e hice sentarse a Laura encima de mi polla y ella empezó a cabalgarme, Silvia se arrodilló ante nosotros y lamió nuestros sexos mientras él mete y saca no cesaba. Abrazando a Laura desde atrás y cogiéndola de las tetas Silvia se acerco y le susurro "Te voy a encular".



 



Silvia se fue a la habitación y volvió con una bote de crema y una polla de plástico atada con un arnés a su cintura. La visión de Silvia hizo que aún me excitará más. Detuve el vaivén y me tumbe de espaldas, tirando el cuerpo de Laura hacia mí dejando todo su culo para Silvia.



 



Los dedos untados de Silvia empezaron a acariciar el agujero de Laura y poco a poco se lo fue dilatando introduciéndole uno a uno, tres dedos. Cuando el culo de Laura ya estaba preparado le colocó la punta de ese cipote en la misma entrada del agujero, lo deslizo suavemente hasta la mitad aproximadamente, los gritos de dolor de Laura se entrecortaban con los gemidos de placer y de repente y de un solo golpe se lo acabó de clavar todo entero dentro del culo, el grito de dolor de Laura fue desgarrador pero Silvia no detuvo ni un segundo el mete y saca, yo por mi parte también continuaba el vaivén al ritmo que Laura me marcaba por las sacudidas de Silvia.



 



A los diez minutos cambiamos las posiciones Silvia encoño a Laura y yo la enculé, el gozó era tan grande que no tardé en avisar que me iba a correr, Laura me pidió que me corriera dentro de ella que quería sentirme dentro de sus entrañas, en el momento que me corrí Laura también lo hizo. Después de descargar toda mi leche en su culo saque mi polla. El semen salía de su culo y se deslizaba por sus muslos, Silvia estaba extasiada y Laura y yo nos pusimos manos a la obra para hacerla gozar. Le abrí las piernas todo lo que pude y hundiendo mi cara en su coño lamí cada milímetro de sus labios luego le introduje la lengua todo lo que pude, mientras Laura la besaba y mordisqueaba la boca, sus tetas y sus hinchados pezones y con su mano le frotaba el clítoris, toda la corrida de Silvia me vino a la boca yo trague todo lo que pude hasta que Laura me aparto diciéndome "Deja para los demás" mientras hundía su cara en el coño de Silvia. Por mi parte me fui a besarle los labios mientras le daba las gracias por haberme "regalado" a Laura.



 



Actualmente estoy casado con Silvia, estamos los dos enamoradísimos, y nuestra relación con Laura sigue siendo excelente y dos veces al año follamos como locos los tres.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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