Cuando entré en la Universidad, tuve que irme a vivir a otra ciudad. Tenía solo 18 añitos, y en lo único que pensaba era en que, lejos de casa, me lo iba a pasar muy bien. Los pisos no es que estuvieran muy baratos, así que tuve que buscar un piso compartido. Entré a vivir en un piso bastante amplio, y tenía dos compañeras simpatiquísimas: Andrea y Marta. Era el primer año de carrera de Marta(estudiaba Química), pero Andrea ya llevaba tres años en la universidad (estudiaba Periodismo).
Eran dos chicas guapísimas. Marta tenía 18 años, como yo, era morena, con el pelo larguísimo, los ojos verdes osuros y un cuerpo precioso. Andrea tenía 21 años, tenía el pelo teñido de rubio por la mitad de la espalda, los ojos azules y un cuerpo impresionante.
Una tarde fría, en pleno enero, me llamó Marta y me dijo que no la esperáramos para cenar, que tenía que hacer unas prácticas en el laboratorio y que después se iba a una hamburguesería a cenar con sus compañeras de clase. Andrea y yo, que estábamos en casa, no teníamos mucho trabajo de clase, y empezamos a ver una película. Al poco rato empezó a llover. Nos pusimos las dos a recoger la ropa que estaba a secar en el tendal para que no se mojara, y cuando Andrea cogió un tanguita minúsculo preguntó: "¿De quién es es este tanga?", "Es mío, ¿por qué?" contesté yo; "No puede tapar nada de nada, es minúsculo", me dijo, "Tapa lo que tiene que tapar" le contesté con picardía. "Me gustaría vértelo puesto, ¿por qué no me enseñas cómo te queda y así me demuestras que tapa lo que tiene que tapar?". Me lo tomé a broma, pero me puse el tanga para que me lo viera.
"Joer, me pongo cachonda solo con verte casi desnuda. Estás de impresión", me dijo. Yo me reí, y cuando me iba a vestir otra vez me dijo: "Oye Patri, ¿tú lo has hecho alguna vez con una tía?", "No, a mí me van los tíos. ¿Y tú?", le respondí. "Yo lo hice una vez con una amiga el verano pasado..." me confesó; entonces le pregunté que si le había gustado y me dijo que lo había disfrutado más que con muchos hombres. "¿Ah, sí?" le pregunté curiosa; "¿Te gustaría probarlo?", me preguntó finalmente. Me quedé con cara de no saber qué decir, y entonces se empezó a desnudar hasta quedar, como yo, en tanga y sujetador.
Me quedé como tonta mirándola, tenía un cuerpo explosivo. Entonces se me acercó y me quitó el sujetador y empezó a besarme y a lamerme las tetas mientras yo empexaba a tocarme. Noté cómo en pocos segundos mi tanguita se empezó a mojar, así que empecé a tocarla a ella. Estaba mojada también, pero me encantaba sentir sus fuidos en mis dedos. Por sorpresa me besó y nuestras lenguas empezaron a jugar mientras las dos terminábamos de desnudarnos. Le besélas tetas, le mordisquée los pezones durísimos, la toqué, mientras ella jugaba con su dedo alrededor de mi vagina. Nuestras respiraciones se fueron acelerando, y decidimos ponernos en el sofá. Nos seguimos enrollando en el sofá, mientras yo jugaba con su coño y ella con el mío, cuando de repente, noté cómo su dedo iba entrando en mi vagina. Me excitó mucho aquella sensación.Empezó a meter y a sacar su dedo rápido, y me gustaba, así que decidí meterle a ella el mío. Noaba en mi mano su esencia, su calor, sus fluidos. Me sacó el dedo y se lo llevó a la boca gimiendo al mismo tiempo. Me pidió que juntáramos nuestros coños y que los frotáramos el uno contra el otro, que eso la ponía a cien. Así lo hicimos y fue una sensación increíble. Notaba latir mi sexo y quería meterme algo, ella se dio cuenta y me metió dos deditos. Entra sale entra sale. Notaba cómó le estaba mojando lso dedos, pero me gustaba, me acariciaba el clítoris y ella me lamía los pezones. Noté como la tensión del placer se acumulaba cada vez más en mi coño caliente, hasta que no pude más y me corrí en su mano.
Prometió que lo repetiríamos, aunque las veces sucesivas iríamos añadiendo cosas: unos juguetitos, un poco de sexo oral... pero eso, es otra historia.
tu historia es muy excitante, me gusto mucho. Besos