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Categoría: Masturbación

Como unos universitarios perfeccionan sus mast...

Juanito era un chico muy aficionado a masturbarse pensando en las cosas mas eróticas que podía imaginarse y así disfrutaba de unas pajas sensacionales por lo menos 5 o 6 veces al día.

Cuando ya estaba muy cansado de tantas pajas, pensaba como tener mas deseos sexuales a pesar de su agotamiento por el exceso de pajas en ese día, y recordó que si miraba revistas eróticas volvía a tener mas y mejores erecciones.

Para ese propósito se conseguía todas las revistas posibles de obtener y las pajas seguían y seguían a más y mejor, y mirando las revistas se fijó que lo que mas le gustaba era ver las chicas subidas en tacos finitos y muy altos.

Pero al poco tiempo de ver tantas figuras de preciosas mujeres así vestidas con esos tacones de meravilla, trató de seguir en las calles a chicas con esos zapatos, pero no encontró ninguna que los usara así ya que las modas no lo aconsejan ahora y ellas se sienten muy incómodas subidas en tacos tan altos.

Entonces Juanito trató de conseguir que sus hermanas o sus amigas se compraran esa clase de zapatos, pero se vió enfrentado a las burlas y el desprecio de ellas, las que lo ridiculizaron diciéndole que sus pretensiones eran tontas, ya que no se usaban y adems quedarían muy adoloridas por eso tacos tan altos, ya que ellas los usaban solo entre 5 a 7 cms ahora.

Juanito que era muy llevado por sus ideas, discurrió de comprar el mismo, unos zapatos como los que usaban las chicas en las revistas, eran unos cerrados modelo de fiesta en color rojo encendido con tacones de 14 cms. para su pié del Nº 42 y un par de medias de malla del mismo color rojo y muy entusiasmado los calzó en cuanto llegó a casa.

Fue algo realmente apoteósico, ya que su pene se puso mas tieso que nunca, a pesar de que en ese día ya se había corrido 6 veces la paja y `pudo continuar con su deporte favorito 4 veces seguidas más de inmediato, y no podía creer que esa ayuda le causara tanta calentura como jamás había tenido antes.

Después de la comida se encerró en su dormitorio y volvió a calzarse los fabulosos tacones y nuevamente las pajas fueron increíblemente fasbulosas y se hicieron casi interminables hasta que cayó extenuado en un sueño lleno de chicas con tacones preciosos.

Días después se atrevió a contarle a su mejor amigo Pedro, compañero de la universidad, lo que había discurrido y éste se llenó de curiosidad por la tan interesante idea, ya que también este era un decidido aficionado a las masturbaciones en todo instante y leyendo las revistas porno.

Pedro se volvió loco cuando se probó los zapatos de Juanito y su erección fue tan fuerte, que sin tocarse el pene le brotó un verdadero raudal de semen que cubrió de gotas el espejo del frente e incluso salpicó los pies de Juanito que lo observaba embelesado.

Ambos quedaron felices del éxito obtenido con los zapatos de tacos tan altos y decidieron que además de otro par parecido pero en color negro, se tenían que comprar otros más altos todavía para ver si su entusiasmo se haría mas grande todavía, y así sucedió ya que tuvieron que encargar a los EE.UU. dos de colores rojo uno, y negro el otro, que habían visto en Internet y que tenían los tacos de 6" o sea de 15 cms y en el intertanto se dedicaron a ensayar de caminar bien con los tacos y las medias iguales, que ya tenían.

Un amigo gay común que también era su compañero, les enseñó en usarse mutuamente cuando estuvieran con las medias y los tacos, ya que les dijo que el climax les vendría muchísmo mas fuerte si se enculaban mutuamente estando así con zapatos tan sexy y acabando dentro del trasero del otro.

Siguieron su consejo y encontraron que el amigo gay tenía toda la razón del mundo, ya que no teniendo mujeres que los acompañaran en sus aventuras sexuales, opr lo menos se tenían el uno al otro sin problemas mayores y así lograban imitar un coito con mujer haciendo una abstracción casi obligada de que su compañero sexual era otro varón.

Durante muchos meses se habituaron a hacer el amor entre ellos, lo que resultaba bastante satisfactorio a pesar de no ser con una mujer, pero eso los dejaba muy calmados y satisfechos sexualmente sin muchas complicaciones adicionales como tener que hacerle regalos y seguir los caprichos de una chica que muchas veces se pone exigente para otorgar sus servicios amorosos.

Pero la monotonía era algo inevitable en el largo plazo y no tardó su amigo gay en sugerirles que siguieran adelante en sus pruebas para mejorar nuevamente, aún más, sus tan placenteras actividades sexuales y es así como empezaron lentamente a perfeccionar el uso de prendas de vestir femeninas, por lo que comenzaron a usar cada vez mas, cosas muy sexy.

Compraron sendas y preciosas fajas enterizas de colores rojo y negro desde el entrepiernas hasta casi los hombros, con mucho lycra que les apretaban fuertemente la cintura y que tenían espacio libre para rellenos de silicona que les aparentaban unos senos preciosos y unas caderas y nalgas muy femeninas y abultadas.

Habían comenzado a travestirse, y esa operación les daba todavía mucho mas deseos sexuales si usaban las fajas junto con las medias de malla y los fabulosos zapatos con tacos que no eran de 15, sino de 16,5 cm. de alto proporcional en su Nº 42 de pié.

Y así siguió la cosa, ya mas vestidos y mas calientes todavía enculándose mutuamente y teniendo verdaderas orgías sexuales así travestidos, y perfeccionando cada vez mas su travestismo, ya que habían agregado a su ajuar, cuadros de seda brillante, joyas, cinturones, aros, collares y anillos, y le habían pedido a una "amiga" del compañero gay que era estilista que les enseñara a ponerse maquillaje completo y pelucas.

Ambos chicos eran delgados y con tan poco vello que casi no les costaba nada disimularlo, en cuanto a la barba que era muy leve, bastaba con muy poco maquillaje para ocultarla totalmente.

De este modo al cabo de muy poco andar, ambos se travestían tan perfecto que casi nadie podía jurar que estaban ante un par de jóvenes varones, en lugar de unas lindas y atractivas muchachas altísimas, ya que estaban además subidas en sus enormes tacones que las hacían sobrepasar el metro ochenta de altura.

Datos del Relato
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