~~Hola, mi nombre es Juan, tengo una novia muy linda, color canela, cuerpo esbelto, nalgas respingonas, senos parados y una boca muy sensual, su nombre es Isabel,
hoy relatare como permiti que otro hombre estuviera en un motel con nosotros.
A mi novia siempre le ha gustado mostrarse, cuando vamos en la carretera yo le pido que se quite los pantalones y se quede solo con la tanguita para que cuando le pasamos por el lado a los camioneros les da una vista espectacular, luego aceleramos y nos les perdemos, también cuando vamos al motel, le digo que se quede solo con las tanguitas y ella va a la ventana del servicio a recoger la cuenta, cuando abre el muchacho de servicio se queda atónito mirando ese espectacular cuerpecito, para encenderlo mas deja la ventanilla abierta, se da la vuelta como para ir a buscar el dinero y simula que se le cae algo, se baja a cogerlo y la vista que le da al mozo de esa nalguita es de morirse.
así nos la pasamos de juegos en juegos, hasta que un día decidimos que llevaríamos una persona para que estuviera el la habitación y que solo miraría.
Contatamos a alguien en una pagina de acompañantes
y fijamos el dia.
Llegado el dia la pase a recoger, llevaba un vestido de camison, con botones al frente, y bastante corto, dejaba ver sus lindos y torneados muslo, debajo tenia unas tanguitas blancas y arriba no tenia sujetadores, zapatos de tacones altos y el pelo sujetado hacia detrás.
Luego fuimos y recogimos el joven, alto, apuesto, blanco, al parecer le cayo en gracia a mi novia.
Cuando llegamos al lugar, entramos, el ambiente era tenso, nos acomodamos en la cama y el en un sillón cercano, pedimos unos tragos para relajarnos y comenzamos a conversar, le tocaba los muslos, la cintura y cono el vestido es tan corto dejaba ver algo de sus tanguitas blancas, a lo que todos nos fuimos subiendo la temperatura.
Le dije que se parara delante de mi y comencé a tocarla y a menuda que subía las manos por sus muslos hacia sus nalgas le fui subiendo un poco el vestido hasta que se notaba claramente el inicio de sus nalgas, ella se bajaba el vestido, pues sabia que el joven no perdía ningún detalle de la acción, pero la excitación fue venciendo el pudor y esta dejo que mis manos llegaran hasta sus nalgas dejándolas al descubierto, solo tapadas con el hilo de las tanguitas que no cubrían casi nada.
Las manos no se quedaron ahí y comenzaron a bajar el delgado hilo hasta quitarlo por completo.
Sin nada debajo, solo con el vestido, le di vuelta y comencé a desabotonar lentamente el vestido, el joven no aguanto y se fue acercando lentamente, como pidiendo autorización para poder participar.
El convenio era de solo mirar, no me atrevia a desaprovar y mucho menos a asentir su participación, pero esto me creaba un morbo espectacular y al parecer, la humedad de ella ya no le permitía negarse a mucho, su fuerza de voluntad desaparecía, deje que las cosas continuaran y nadie detuvo nada, el se integro y me ayudo a quitar esos botones, dichosos botones, cada ves que soltaba uno iba apareciendo mas piel, piel que al mirarla provocaba, provocaba lamerla y eso fue lo que el comenzó hacer, acerco su lengua a esos muslos tersos hasta tocarlos, continuo subiendo y ella se estremecía de placer con cada lamida, ya no había negatividad, lo que imperaba era el deseo, deseo a ser poseída completa, pero nadie se atrevía a tomar la iniciativa.
Mientras el se seguia acercando al su centro de placer, yo continuaba quitando los restantes botones hasta que que el vestido callo dejándola absolutamente desnuda, nuestras miradas se cruzaron como confirmando, se dio,
el sin ningún temor llego a su sexo, ella ya no soportaba mas seguir de pies y se tumbo el la cama, allí, separo las piernas para darle mas espacio a lo que ya pedía a gritos, comenzó a gemir y yo acalle sus gemidos con mi polla, comenzó a chuparla como se lo estaban haciendo a ella, le acaricie los cenos y el se detuvo, se quito toda la ropa y comenzó a frotarle su gran miembro en la entrada de su vagina, ella pedía a gritos que la penetrara, yo me tumbe el la cama, ella se subió sobre mi y se introdujo mi pene, llenando su hueco con esa carde dura que entraba y salía produciéndole tanto placer.
Sus nalgas quedaron expuestas a la mirada y a un pene que enloquecía por saciar su placer, el tomo su miembro en la mano y lo apunto al hueco que quedaba libre, este estaba muy lubricado por los jugos vaginales de su excitación y de un tirón le entro la punta, esta se estremeció de dolor pero el placer no permitió que detuviera esa doble penetración que le proporcionaba también doble placer.