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Como me volví la puta de mi trabajo

Todo comenzó cuando llegue a mi actual empleo, inicialmente pensé que sería solo un empleo pasajero mientras encontraba algo mejor cosa que nunca pasó. Ahora aunque quisiera no puedo salir de ahí.

Cuando cumplí 8 meses trabajando ahí comenzaron a hacerse muchos cambios y actualizaciones, con lo que me sentí feliz, porque gracias a mis capacidades pude demostrar lo buen aporte que podía ser, por ello mi jefe me recompensó con un aumento y con ello más responsabilidades, por lo que comencé a salir más tarde o incluso trabajar algún sábado.

Mi jefe era un hombre sencillo, según todos y yo hasta ese momento, cercano, muy buena persona. Siempre me dijeron mis compañeros "si Don Feña puede ayudarte en algo, no dudes que lo hará" y así había sido hasta el momento. Era un señor de unos 61 años, aunque bien conservado, con una mirada penetrante que a veces me ponía nerviosa.

Siempre que yo lograba algo, sobre todo si estaba más allá de mis obligaciones me reconocía y me hacía caso, incluso su hijo, que también trabajaba ahí me decía "nunca lo había visto agachar el moño con nadie, eso quiere decir que te considera valiosa". Y así lo sentía, aunque a veces me incomodaba su cercanía, cada vez que podía se me acercaba mucho, me hablaba cerca del oído o me agarraba las mejillas y me agradecía con un beso en la cara.

Un día me tocaba cerrar el mes, estábamos solo una compañera de otro departamento, mi jefe y yo, mi jefe se ofreció amablemente a servirnos un café a ambas, ella acepto pues ya había terminado pero yo aún no así que le dije si lo dejaba para más tarde.

Al fin mi compañera se fue, y yo hice un alto para fumarme un cigarro y descansar la vista, Don Fernando ahora insistió con el café,

- Lore, ¿ahora si me lo aceptas?, vamos para que te despiertes un poco, llevas horas ahí tengo unas galletitas para que lo acompañes"

- Está bien ya me hace falta, Gracias Don Feña!

-Noo gracias a ti linda, haz hecho y harás mucho por nosotros, especialmente por mí.

Me miró con esos ojos verdes penetrantes que me sonrojé y me apresure a tomarme el café, en ese momento no le tomé mayor importancia al comentario.

Ya de vuelta en mi escritorio, de pronto sentí unas manos en mis hombros, me sobre salté, era don Feña

- jajaja, tranquila soy yo no queda nadie más adentro, pero que tensa estas chiquilla, te hace falta un masaje, pero tengo que ir a hacer la última ronda y revisar que este todo cerrado y apagado, si no encantado.

- No se preocupe, cuando llegue a casa pediré a mi marido que me haga uno, y me reí con algo de picardía.

- Esa es la actitud! me encantan las mujeres, bellas inteligentes y con carácter.

Me dio un beso en el cuello, pensé que quiso dármelo en la cara y fallo el cálculo, y se fue a cerrar. De pronto sentí que me sudaban las manos, y estaba un poco mareada, lo último que recuerdo es que me pare al baño.

Al despertar estaba en una de las bodegas sobre un fardo de tela, con la blusa abierta y sin pantalones.

Asustada me toque y tenía la ropa interior puesta, pero húmeda, y don rafa estaba en una silla con los pantalones desabrochados y sin camisa.

-¿qué paso, que hago aquí?, pregunte con voz entre miedo y enojo, ¿y Ud. que hace así?

-Nada Lorenita, te dije que harías muchas cosas más por mí, y en eso estoy, mira que linda te vez durmiendo. Aunque al tocarte parecía como si estuvieras despierta, gemías y te retorcías como toda una hembra. Y se saboreó los dedos mientras cerraba los ojos como si estuviese recordando.

Me lanzo su celular y habían fotos mías en poses sugerentes, mostrando mi ropa interior y un video donde el me masturbaba y lamia los senos, era verdad yo gemía y emitía chillidos de placer.

Aturdida, asustada y enojada lo mire y pregunte, ¿que pretende? ¿Va a violarme? Lo denunciare por acoso sexual!!

-No mujer, a mí eso de la violación no me va, pero si no quieres que tu maridito, toda la fábrica y mucha gente más vea lo puta que eres incluso dormida, tienes que ser mi puta voluntariamente, vamos, tu sabes que te conviene, eres una chiquilla inteligente, no tienes nada que perder y sí mucho que ganar.

- pero porque yo?? Hay mujeres mucho más lindas que yo acá? ahora

-Bueno, debo reconocer que ya me he tirado un par y no me costaron tanto trabajo como tú, además siempre quise dominar a una hembra como tú, inteligente, bella y terca, porque eres terca, pero no tanto como yo, por eso estoy donde estoy y ahora quiero estar dentro de ti!!

Fue como si en 5 segundos todas las cosas pasaran por mi cabeza, cuando mis pensamientos fueron interrumpidos por una gran verga, dura como un palo frente a mi boca.

-¿Vas a abrir? o te atienes a las consecuencias, te advierto que conozco muchaaa gente!

Lo pensé 2 segundos, y pensé para mí, bueno una follada es una follada, nadie tiene porque saberlo además el viejo no esta tan mal. Comencé a darle la mejor mamada de su vida, gemía como enfermo mientras me decía - Sabia que eras buena, siempre lo supe, por eso tienes a todos locos acá, me imagino como será tu concha zorrita, vamos sigue chupando, me agarro del pelo y comenzó a follarme de forma frenética la boca, hasta acabar dentro de ella. - Eso putita, ahora límpiala bien con tu lengüita juguetona.

Me sentí aliviada erróneamente pensé que a su edad le tomaría más tiempo recuperarse, si es que lo hacía, hasta que me hizo ponerme de pie.

- Desvístete quiero verte así sin nada que me estorbe la vista, mientras el hizo lo propio. Ahora sube las manos y no las bajes hasta que yo te diga.

Debo reconocer que fuera de la panza, el viejo se mantenía muy bien, olía bien, y tenía un miembro que cualquiera de los pendejos con los que estuve se la envidiarían. Me agarro las tetas y las retorció y las chupo hasta que se hartó, mientras me masturbaba, la verdad me tenía toda mojada.

-mm ya estas mojadita, que dulces son tus jugos, ahora perrita ponte en cuatro patas. Me abrió las nalgas y las olio, y recorrió con su lengua hasta llegar a mi concha húmeda, el viejo sabía lo que hacía me metió un par de dedos y no pude evitar empezar a gemir - ahh viste como si te gusta, pídeme que te la meta, dale putita ruega por verga.

-Deme su verga jefecito, don Feña por favor métala ya!

-Ahí está tu premio zorrita, y comenzó a follarme brutalmente, sentía las gotas de su sudor caer sobre mis nalgas mientras él las palmeaba a su antojo mientras sujetaba mi cadera y sus huevos chocaban en mi clítoris, gemía y me decía cosas sucias. -Si supiera mi hijo la putita que contrató como te mueves puta me tienes como roca, hacía años que no cogía así! apretaba mis nalgas y mis tetas y me daba mordiscos en la espalda.

Nooo! pensé este viejo de mierda va a darme un orgasmo, cuando comencé a sentir ese cosquilleo y lance un gemido que le indico que había logrado su cometido, ya era suya. Solo faltaba la guinda de la torta, cuando sentí la palpitación el viejo estaba llenándome de su semen, caliente y pegajoso. Me espante porque no usaba hace rato anticonceptivos ya que quería embarazarme, pero no de él.

Me nalgueo una última vez... - no te preocupes putita, me hice la vasectomía cuando nació Alex mi hijo menor. Ahora vístete y recoge tus cosas que te llevo a tu casa, Date prisa que ya llego José el Nochero.

Cuando guarde mis cosas note un sobre, había bastante dinero casi la mitad de mi sueldo de un mes y una nota:

"vales cada peso putita, después acordaremos cuando tendrás que hacer más horas extra"

En ese momento entendí que ya no solo era mi jefe, ahora era mi dueño.

Continuará...

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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