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Categoría: Incestos

Como me entregué a mi hijo

Una amiga me contó en una oportunidad que había tenido sexo con su hijo y me horroricé…

– ¿Pero cómo pudiste hacer eso…? Recuerdo le pregunté en el colmo de la incredulidad…

Hoy me encuentro en una situación similar y me hago la misma pregunta… ¿Cómo pudo ocurrirme? ¿Por qué extraña razón me conmoví al ver a mi hijo desnudo? ¿Fue su enorme y hermoso falo el que me movió a tal hecho? ¿La falta de sexo? Tantas cosas…

Todo ocurrió en el verano… Fuimos con Gabriel, mi hijo, al Uruguay de vacaciones. Soy madre joven, apenas le llevo a mi niño 16 años… eso lleva casi siempre a la confusión porque yo aparento tener menos edad de la que tengo y el más de la que tiene; ergo parecemos novios. Nos llevamos a las mil maravillas y nos comprendemos solo con mirarnos, eso nos da mayor alegría y diversión cuando salimos de parranda juntos… Tenemos una forma de ser que hace que congeniemos. A raíz de esa compenetración sucedió lo que paso a relatar…

Regresábamos de un bailable alrededor de las cuatro o cinco de la mañana, tras pasar una magnifica y divertida velada, cuando sin proponérnoslo nos cruzamos en el mismo lugar… el baño… El con una toalla en la cintura y yo con una bata de toalla… los dos con intenciones de bañarnos antes de acostarnos y porque no decirlo de hacer alguna necesidad fisiológica.

– Pasa vos, ma… yo espero…

– No Gaby, entra vos y yo voy a calentarme un café…

– -No mami… primero vos…

– No seas tonto…

– Dale… yo hago pis y te dejo el baño…

– Bueno… Está bien…

El giro sobre sus talones y quitándose el toallón encaró su pene hacia el inodoro, sin darse cuenta que desde donde me hallaba podía ver perfectamente lo que hacía…

“No puede ser…” pensé al ver las dimensiones de la “manguera” de mi hijo… “es enorme” “Que pedazo de verga que tiene el wachito”

Ensimismada en mis pensamientos y “tildada” mi vista en esa impresionante pija no me di cuenta que ya no orinaba, y tampoco de que el muchacho me estaba mirando… Absorta contemplaba ese enorme y grueso falo… Nunca había visto algo semejante… Y sin desearlo mi conchita empezó a mojarse… Una extraña picazón se apoderó de mi sexo… necesitaba masturbarme con urgencia… quitarme esa calentura que me estaba invadiendo…

Sin meditar lo que hacía me dirigí a la ducha en tanto me quitaba la bata toalla. El muchacho quedó tan tildado como yo… primero me miró las tetas al pasar a su lado y luego su vista se perdió en mi culo… Pero caliente como estaba en lo único que pensé era en echarme agua… y así lo hice…

Al ver mi cuerpo desnudo él tuvo la misma reacción, su verga se puso rígida, dura como un fierro y adquirió una dimensión impresionante… Su calentura le voló los sesos y sin pensar se metió en la bañera a remojarse…

Dos personas en un espacio tan reducido a la corta o a la larga tienen contacto físico. Y eso llegó.

– ¿Querés que te jabone la espalda? – su voz sonó entrecortada falta de resolución, dudosa… anhelante…

– ¡Dale! – ahora fue mi voz la que sonaba quebrada… Los dos tratábamos de disimular la calentura que nos habíamos agarrado al ver nuestras partes al desnudo…

Él fue a tomar el jabón y sin desearlo su miembro, erguido a full, hizo contacto con una de mis nalgas…

– Ahhh… exclamé entre sorprendida y deseosa cuando ese roce me produjo como una chispa en el glúteo.

– ¡¡Ohhh!! – exclamó él ante ese contacto…

Su mano no había llegado a tomar el jabón por lo que reiteró el movimiento…

– Hummm… ahhh… exclamé cuando su verga resbalando por la nalga me ingresó en la raya del culo…

El sorprendido por el hecho soltó el jabón el cual cayó a mis pies. Sin medir las consecuencias en forma automática incliné mi cuerpo estirando mi brazo y mi mano para recogerlo del piso de la bañera. Su verga no abandonó la raya del orto…

Al inclinarme mi chochita fue en busca de la cabeza de su pija… Todo ocurrió en centésimas de segundo… El enorme glande se apoyó en la entrada de mi vagina, y el impulso que mi cuerpo llevaba para inclinarse hizo el resto… Como una bala atravesó la puerta de la concha y se fue para dentro…

– Ahhh… ahhh… ahhh… bramé al sentir la entrada…

– ¡¡Uyyy!! – Dijo él e involuntariamente empujó su pelvis hacia delante…

– Ahhh… me… entró… ahhh… uuuhhh… que… grande… que es… – más de la mitad de la pija se fue para adentro…- uhhh… siii… ponémela toda… – exclamé sin poderme contener…

Y él lo hizo. Un empujón y todo ese enorme pedazo de carne se enterró en mi cuerpo sacudiéndome y provocándome un shock… Tembló todo mi cuerpo, mi concha se abrió desmesuradamente y absorbió ese falo gigantesco en su totalidad… mis rodillas se aflojaron y me tuve que sostener de la pared… El pendejo caliente como pava de lata comenzó a mover todo ese instrumento en mi interior, lo hacía girar, lo sacaba hasta el glande y lo enterraba de nuevo… Ante ese terrible ir y venir de su grueso glande frotando el interior de mi argolla no pude sustraerme ni por un minuto del placer que me estaba brindando… y eso se reflejó prontamente en los orgasmos que me sacudieron ininterrumpidamente…

– Ahhh…me voooyyy… uhhh… siii…

El redoblaba el esfuerzo y minutos más tarde…

– Uhhhyyy acabooo de nuevo…ahhh…

Nuevamente su pija tomaba ritmo, su glande entraba y salía, mi concha se abría y cerraba a su paso… y yo temblando, totalmente entregada, empecé a decirle que si a todo lo que me preguntaba…

– ¿Te gusta cómo te estoy cogiendo? ¿Viste que hermosa pija te estás comiendo? ¿Me vas a dejar que te chupe la concha? ¿Estas hermosas tetas son para mí? – y yo decía Si… Si… Gozando como estaba ni escuchaba lo que preguntaba… Por eso no preste atención cuando dijo…

– Me dejas que te rompa el culo…

– Si… Si… rompémelo todo… contesté. Estaba agotada… respiraba agitadamente… apenas podía sostenerme parada…

El sacó la pija de mi concha y la dirigió a la entrada de mi trasero… Cuando lo sentí apretarse contra mi virgen agujerito un sudor frío recorrió mi espina dorsal… y una explosión de estrellas multicolores estallo en mi cerebro cuando el glande me lo partió sin ninguna misericordia… Las piernas se me aflojaron. El me sostuvo durante unos instantes y al notar que mi peso era mucho giró medio cuerpo y se sentó al borde de la bañera… Mi culo, abotonado a su verga, lo siguió en el movimiento. Pero cuando el terminó de sentarse mi cuerpo aún estaba en el aire. Motivo por el cual siguió su camino hasta lograr el apoyo. Resultado… la verga se enterró hasta los huevos en mi orto. Freno su entrada cuando mis nalgas hicieron contacto con sus muslos.

Ya no sabía ni como me llamaba. El terrible pedazo me había destrozado el culo y hundido profundamente en mis entrañas. Estaba empalada a esa pija y no podía moverme de tan adentro que la sentía.

Entonces me comenzó a mover hacia arriba y me dejaba caer a lo largo del mástil el cual se enterraba resbalando por todo el interior de mi pobre culo…

Tanto va el cántaro a la fuente… Por fin eyaculó. Recibí la ola de semen caliente en el orto como si fuera el maná en el desierto… Me desabotoné 15 o 20 minutos después… aún me temblaba el cuerpo…

Me ayudó a llegar a la cama e hizo que me recostara… caí cuan larga soy. Él tomó mis piernas, las abrió y las puso al hombro… Yo estúpidamente lo dejaba hacer… mi mente no funcionaba a la velocidad requerida… y él se aprovechó de esa circunstancia. Con mis piernas en sus hombros mi concha quedó entregada a su merced. No dudó ni un instante.

Me enterró la pija hasta el fondo. A partir de ese momento solo el gozó del sexo…Me hizo lo que quiso y cuanto quiso… Me lleno de leche la concha y el culo… y el tercer polvo me lo hizo tragar…

Tras tomarme todo su semen se recostó a mi lado y ambos nos quedamos profundamente dormidos…

Cuando me desperté el aún permanecía dormido…Tropezando y arrastrando los pies llegué al baño y me di una profunda remojada para espabilarme…Tras la ducha, aun temblando, me dirigí a la cocina donde calenté café. Estaba física y mentalmente destruida. Me había cogido a mi hijo… y lo que era peor… ¡¡lo gocé y deseaba más!! El solo pensar en las dimensiones de ese pene ya me ponía cachonda… En medio de ese instante él apareció en la puerta de la cocina… Miré su entrepierna y gemí, rogué…

– Gaby… dejame chupar ese hermoso pedazo…

No se hizo rogar más… se acercó y me dejó que lo chupara a mi antojo…

Desde entonces mi hijo es mi amante… Sé que está mal… pero es hermoso sentir todo ese miembro en mi cuerpo… y cuando me llena de leche… más hermoso aún…

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 8.33
  • Votos: 3
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