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La verdad que siempre me tentó la idea de hacerme escort, pero… no va mucho conmigo. El sexo me gusta en serio, no para ganar plata. Lo que voy a contar, empezó una semana antes, cuando salimos a tomar un café con Laura para conversar un rato. Como siempre hace, me cuenta un poco de su trabajo, las cosas curiosas o las que le pasan siempre.
Esa vez me empezó a contar de un cliente en particular. Me dijo que era un viejo lobo, que le gustaban mucho las chicas jóvenes y delgaditas. Me contó mi amiga que este hombre quería contratar a dos chicas, para que le hicieran un show erótico, y le había preguntado a ella por una amiga. Y como días anteriores le comente que andaba algo corta de dinero, digamos… pensó en mí. Me estaba ofreciendo ser su compañera lo único, tenía que estar dispuesta a hacer lo que el cliente pidiera… con ella. Para poder trabajar tenía que entrar en la agencia en la que ella está. La semana pasó bastante rápido, y antes de darme cuenta tenía la noche del encuentro encima. Llegué apurada a mi casa, del trabajo, y me vestí con lo mejor que tenía: un vestido negro escotado, medias con portaligas, también negras, y un juego de ropa interior calada, muy sensual. Zapatos de taco alto y como abrigo un tapado por las rodillas.
Sonó el timbre. Era el chofer, que venía a buscarme en su auto. Cuando bajé, me acerqué, el conductor abrió la ventanilla y Laura estaba en el asiento de acompañante. Reclinó la cabeza para encontrar mi mirada y me guiñó un ojo. Fue a quien vi primero Laura estaba hermosísima. Yo acostumbrada a verla sin maquillaje y deportiva, en ese momento me impactó. Era una rubia impecable con uno pechos enormes, el pelo suelto lacio. Llevaba vestido violeta, brillante, con lentejuelas. El maquillaje le resaltaba los ojos y los pómulos pronunciados. Los labios gruesos, pintados, también eran una obra de arte… sensuales y llamativos.
El auto encaminó hacia el motel. Con Azul nos quedamos conversando sobre el auto. Ella parecía ya acostumbrada a ese tipo de lugares. Mientras me acompañaba para entrar a la habitación, escuché un ruido de motor y… ¡Claro! ¡Era la de la puerta eléctrica! Llegamos a la habitación con el cliente el me pregunto cómo me llamaba lo cual muy tímida dije mi nombre con el que aparezco en la agencia. Mientras tomábamos, agarró una silla larga, la puso en frente del sillón donde estaba Laura. Ella me miró y me hizo un gesto de que me siente a su lado.
Ella empezó a besarme y tocarme sobre la ropa yo miraba de reojo al cliente tocarse sobre su ropa interior eso me estaba excitando como nunca había pasado.
Y así se pasó un rato cuando siento que se aleja Laura de mi boca y empieza a acariciar el miembro del cliente poniéndole el condón con la boca después de Laura le estuvo haciendo un oral mientras le acariciaba los testículos sentía que me quemaba por ganas de sentir ese miembro dentro de mi por lo cual me acerque a besar también ese miembro que tanto deseaba el cliente dijo con voz burlesca “mira tu amiga ya perdió el miedo”, lo cual yo le respondí “aún sigo algo nerviosa pero quiero sentirte dentro de mí”. Sin pensarlo dos veces me levanto de mis brazos con mucha delicadeza y me puso de espaldas inclinada en una pequeña mesa frente al espejo cuando me empezó a penetrar sentí tan delicioso como me iba abriendo mi pequeña y estrecha vagina la cual me gusta traer bien depilada. Las risas de Laura se hicieron presentes cuando empecé a gemir ella respondió “vaya que andas con ganas estas disfrutando la ocasión”, me empezó a pasar la mano por la cintura. Me acariciaba. Ahora estábamos los tres.
Le puse la mano en un pecho, la acaricié un rato y empecé a descorrerle el vestido. Ella me agarró la mano y me la sacó. Como para enseñarme como se hacía, apoyó ella la mano en mi vientre y me empezó a acariciar circularmente. El brazo que tenía en mi cintura lo subió al hombro, posó los dedos en mi nuca y me pellizcó despacito. Me empezó a dar besos suaves en la mejilla mientras me acariciaba el pelo, y me susurró al oído “Relájate… dejá que te lleve”.
Me llevó la cabeza a su cuello y se lo besé con ganas, y también me detuvo, sacándome el cuello. Me apretujó el mentón con una mano, me miró a los ojos y me dijo “¡Así no!… suave, con amor” como si retaran a un nene travieso.
No entendía mucho qué quería mi amiga que haga, pero la imité lo mejor que pude. Pensé en qué estaría pensando el cliente, y le eché una mirada rápida. Seguía penetrándome con los ojos en blanco, con una mano me sostenía para penetrarme a su antojo y con la otra le sobaba un pecho a Laura. Le acaricié la cola a mi compañera, finalmente ella metió su mano por mi escote hasta tocarme el pezón. Sentí muchísimo placer, porque estaba esperando ese contacto de piel desde que habíamos empezado a jugar. Me arriesgué a besarla en la boca, y ella me correspondió el beso, queriéndolo controlar, de todas formas. Ver mi pecho desnudo a nuestro cliente, como un trofeo se lo mostró. Estiró la lengua y suavemente, flexionando la puntita, me la empezó a lamer.
Tenía unas ganas incontrolables de gemir, de sacarme todo, pero no lo hice, me quedé callada, disfrutando. Ella me sacó los dos pechos para afuera, y entonces sacó los suyos, también de gran tamaño. Los 4 pezones se encontraron y empezaron a friccionarse unos contra otros.
La verdad no podía creer que estuviera disfrutando tanto. Laura se paró y se quitó el vestido violeta, sin quitarse ni los zapatos, ni despeinarse un poco. Estaba desnuda de cuerpo para arriba, pero conservaba una tanga lila súper finita.
Se acomodó el pelo y, muy seria y profesionalmente, Yo estaba un poco desconcertada, no sabía bien qué hacer, pero la intentaba tocar, movía un poco el cuerpo para no perder la penetración. Ella se dio vuelta, me pasó la mano por los hombros y me empezó a besar.
Todo era muy sensual, excitante el cliente tuvo su orgasmo y diciendo chicas estuvieron fantásticas yo aun excitada le dije “no te molesta si seguimos”, el respondió “al contrario quiero verlas en acción”. No tarde mucho en buscar la vagina de Laura mientras me masturbaba le lamia lo más que podía con mi pequeña lengua a lo cual ella respondió con un tremendo orgasmo en mi boca. Ya los tres satisfechos empezamos a hablar de trivialidades el cliente se vistió miro su reloj y nos dijo “lo siento chicas hoy ando algo corto de tiempo pero pronto las buscare de nuevo”. Se retiró no sin antes darnos un beso a cada una le marcamos al chofer el cual me pregunto que si continuaría trabajando en la agencia lo que le respondí es “que con gusto que me encanta este tipo de empleos”.
Pronto tendré más aventuras que contarles.
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