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Categoría: Masturbación

Como apagué el incendio del cuerpo

Ese calor profundo y sofocante se había apoderado de la atmósfera de mi habitación. La ventana estaba abierta pero el aire parecía haberse perdido en algún lugar de la galaxia. Mi cuerpo, delgado pero de buenas formas estaba empapado de transpiración. En ese momento, me decidí por fin a preparar un baño para intentar refrescarme un poco.



Llegaba al baño y luego de llenar la bañera de agua fria, me detenía a observarme detenidamente en el espejo como hacía mucho no lo hacía. Sonreía, gesticulaba, me ponía seria, sacaba la lengua, guiñaba un ojo, tiraba besos al aire como una diva de hollywood. Me sentía esplendida y a pesar del calor, de buen humor. El agua fluia y yo liberaba mis ropas. El narciso que tenemos muchas mujeres empezaba a brotar como nunca. Así, mi excitación empezaba a manisfestarse Mis tetas se veían mas lindas que de costumbre, y aquellas caderas seguían tan sensuales y super femeninas como me lo habia dicho él alguna vez y hace tiempo. Volví a sonreir y masajee mis pechos suavemente en forma circular y apretando mis pezones sensibles.



No tardé en meter mi cuerpo ardiente en el frío polar del agua del baño aderezado con unas espectaculares salas. La electricidad se apoderaba de mi cuerpo. Calor y frio; combinación brusca y explosiva para algunos pero no para mí que continuaba con el cuerpo en llamas. Distintas imágenes comenzaban a deambular por mis crecientes impulsos sexuales. La forma en la que me abrazaba el, la manera que me acariciaba ella, tan acobardadamente salvaje y sensual. Recordaba el cuerpo de el introduciendose lento y veloz al mismo tiempo, con su sexo duro y candente. También las tetas grandes de la chiquilla que las refriega en mi entrepierna como una experta madura.



El agua fria empezaba a hervir de apoco, culpa quizás de mis labios vaginales que eran separados por mis manos. Eran mis dedos que jugaban desesperadamente buscando algún éxtasis perdido en alguna cama de hotel, mientras mi imaginación participaba de una polla chupada con la delicadeza que el solo sabe disfrutar.



Mis ojos se cerraban y el labio inferior era mordido por mis dientes señalando el placer que me estaba proporcionando con las manos. La calenturienta mente seguía disparando imágenes sin cesar. Ahora, el chico me tenía con las piernas abiertas y me penetraba sin compasión, la chiquilla me asfixiaba con su sexo chorreante de jugos en mi boca sedienta.



Mi respiración se agitaba y el placer me sacudía en forma progresiva. No era suficiente con mis dedos juguetones por lo que me introduje en mi vagina el envase de un desodorante a bolilla. Soñaba que ellos me follaban hasta a punto de desmayarme. Entraba y salía con facilidad.Gozaba, gemia, gritaba. Agitaba mi falo entre la humedad de mi sexo. El calor consumía el frio y mi sexo estaba por descargar todo mi éxtasis y lujuria. Se contraían mis músculos, mis piernas se cerraban un poco como esperando el esperado final. Chupaba mi instrumento y me encantaba el sabor de mi sexo. Lo pegue al clitoris como si fuera una verga erecta, moviéndola en círculos y rallando todas la paredes de mi vagina. Cerraba los ojos. Suave y fuerte, rápido. Estaba por acabar lo que no imaginaba minutos antes, una desenfrenada carrera de imaginación que estaba llevando al orgasmo. Mas rápido, entrando y saliendo. Y allí el grito primitivo y aullante, el gemido que acababa con el silencio del baño.



 


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