~~Un grupo de compañeros y compañeras decidimos quedar un día a comer, simplemente para terminar la jornada de forma distinta a lo habitual y pasar un rato agradable, también como forma de conocernos en un ambiente distinto al del trabajo. Durante la comida, para mi sorpresa noté en uno de mis compañeros miradas de una calidez especial hacia mi, parecía gratamente sorprendido de mi manera de ser, abierta y cordial, quizá porque en el trabajo me muestro más seria y formal. Lo cierto es que hizo que mi líbido subiera unos grados, y que aunque siempre he sido reacia a mantener relaciones que no fueran puramente formales con gente del trabajo, por los problemas que ello pueda ocasionar, en este caso sentí la imperiosa necesidad de romper de algún modo esa norma. Entre las cálidas miradas que me enviaba y el ron añejo que trajo para que lo probaramos andaba yo bastante eufórica.
Relataré la historia como si la estuviera recordando con este compañero. Así mismo se la dedico, y todos a quienes quieran imaginarse protagonistas del mismo.
Era la hora de irnos, la comida habia resultado ser un exito y todos lo habiamos pasado muy bien, pero ya se iba haciendo hora de retirarnos y todos nos despediamos hasta la semana próxima. Ambos teniamos los coches aparcados por la misma zona, asi que nos fuimos caminando juntos, mientras conversabamos de las anécdotas acontecidas durante la comida y opinabamos del ron de la última copa. Al llegar comentaste que aún no te marchabas, pues querias hacer una buena caminata antes de coger el coche, para bajar la comida , me dijiste, y supongo que también por lo bebido durante ella. Por un momento me vi tentada a acompañarte, pues en realidad, el paseo me vendría fenomenal, ademas de sería una buena ocasión para intimar, pero finalmente pensé que mejor no, entre otras cosas porque ya era un poco tarde, y eras un compañero de trabajo. Como tu decidas me dijiste.
Te acercaste a mi para darme un beso de despedida en la mejilla, pero en su lugar acercaste tus labios a los mios. Me pilló de sorpresa, pero . . mmmmmm, un escalofrío de placer me recorrio la espalda. En realidad lo estaba deseando. Me miraste con una calidez que invitaba a continuar el beso. Sentía tus manos en mi espalda y mis caderas, haciendome notar punzadas de placer en mi sexo y mis pechos, sintiendo como tus manos comenzaban a tocarlos, pero de pronto, el ruido de una moto, nos hizo bajar de las nubes, para darnos cuenta de que estabamos en medio de la calle.
¿ Te vienes a dar un paseo? Preguntaste de nuevo.
Por supuesto dije yo. Comenzamos a caminar, y durante unos minutos no dijimos nada, en realidad poco había que decir. Al rato, te pregunté ¿dónde vamos? , a algún lugar tranquilo comentaste.
Volvíamos a conversar animadamente, mientras seguiamos nuestro paseo, en realidad poco me importaba dónde fueramos. Me extremecia de placer cada vez que recordaba el beso anterior, recordando tu cálida mirada de deseo. De pronto paraste ante una portería.
¿Subes conmigo? preguntaste. Claro te dije. Me moría de deseo por continuar lo antes comenzado.
Entramos en el ascensor y de nuevo volviamos a besarnos, con más ahínco y sintiendo más placer si cabe, siendo obligados a parar únicamente por el ascensor, que cesó su recorrido. Salimos de él y entramos en el piso. Me llevaste a una sala donde tan solo habia un sofá, unas cuantas sillas, y algunas cajas, supuse que producto de una mudanza. Te sentaste en el sofá, yo me quedé de pie frente a ti, sonriéndote. Tomándome de las manos me pediste que me sentara encima tuya, a hojarcadas. Así lo hice y comenzaste de nuevo a besarme mientras mis manos acaricaban tu nuca, el cuello y tu torso. Fui abriéndote la camisa a medida que mis labios se desplazaban por tu cuello. Me hiciste parar quiero desvestirte yo dijiste. Suavemente fuiste desabrochando mi blusa y con una caricia exquisita dejaste que cayese por mis hombros. Mi excitación era cada vez más y más creciente sobre todo al sentir que tú también lo estabas y mucho. Comenzastmás,más. .Deslizaste suavemente uno de tus dedos empapados en mis fluidos por mi culo, introduciéndolo suavemente en él. Yo estaba fuera de mi, el placer que sentía me desbordaba.Te quedaste observando mi salvaje abandono y cómo poco a poco me iba calmando. Al mirarte observé que me mirabas curioso y con una expresión divertida. ¿Has disfrutado, verdad? Síiiiii, mucho contesté. Me alcé y de nuevo me senté sobre ti, comenzando a desvestirte. Mis manos recorrian tu torso mientras desabrochaba tu camisa. Recreaba mi boca chupando tus pezones, mientras mi mano se adelantaba y bajaba con ansia para liberar tu pene que notaba pleno y aprisionado por el pantalón. Situándome de rodillas frente a ti, desabroché y bajé tu pantalón, al hacerlo te pusiste en pie para que bajaran fácilmente, quedando yo de rodillas frente a ti. Bajé tu calzoncillo mientras acariciaba tus piernas y tus gluteos, liberando tu pene de toda presión. Miré hacia arriba y vi tu cara de placer. Hiciste ademán de sentarte, pero te dije quedate así. Me gusta, déjame que te de placer Con ambas manos llevé tu pene suavemente en la boca. Estaba como loca, chupándolo, chasqueando la lengua desde la punta hasta la base, lamiendo los testículos, mientras notaba pequeñas palpitaciones de placer en ti. Tu me sujetabas la cabeza, indicándome que siguiera. Yo seguia introduciéndolo en mi boca, recorriendolo con mis labios y dándole suaves bocados, exquisitos, notando como la excitación subia cada vez más y mas. Espera dijiste, asi no aguantaré mucho Poniendome de pie, me giraste de espaldas a ti haciendo que me apoyara en el sofá. Continuaste acariciando mi espalda, recorriéndola con tus manos y tu sexo, hasta los gluteos. Yo no podia más. Metete dentro, ¡¡ya!! deseaba notar la cálidez de tu pene en mi interior. Colocándome a cuatro patas, te introdujiste en mi con una fuerza brutal que indicaba el punto de tu excitación. Yo notaba tu espalda contra la mia, abarcando tu pecho toda ella, tu sexo palpitante en mi interior y oleadas de intenso placer dentro de mi, exquisitas olas, que me llevaban a otro mundo. Tu seguias con movimientos rítmicos, fuertes. Sin salir de mi, cambiamos, situándote tu sentado y yo encima de ti. Cogiendo mi cintura, hacias que bajara y subiera sobre ti. . . .de nuevo ondas de placer me embargan, ¡¡¡¡voy a correrme!!!! grité. Quiero ver tu cara dijiste. Me giré para situarme cara a ti, mientras continuabas en mi interior. Veia tus ojos vidriosos por el placer, y tu cara sonrosada. De nuevo besándonos, acariciándonos con deseo incontenido. Me situé en cuclillas sobre ti para hacerte sentir más, bajando y subiendo, repetidas veces, hasta que tus palpitaciones fueron tales y tu cara me indicaron que explotarias. Me acercaste a ti abrazándome, mientras notaba, como de nuevo, el placer me invadia, a la vez que a ti. Quedamos un rato abrazados saboreando el placer experimentado.
Espero que ésto no te suponga problema cuando nos veamos en el trabajo me comentaste
No te preocupes, por mi sin problemas. Si sólo hubieramos tomado un café o charlado, no lo habria ¿por qué ha de ser diferente? te dije Asentiste con la cabeza, haciéndome entender que pensabas de la misma manera. Con gran pesar vimos que se había hecho muy tarde, habría que aplazar las nuevas ganas que iban surgiendo, para otro momento
¿volveremos a vernos de esta forma? Me preguntaste.
claro ¿por qué no? respondí, besándote profundamente.
Recogimos nuestras ropas y nos vestimos. Volvimos andando donde teniamos los coches aparcados despidiendonos nuevamente hasta la proxima semana.