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Comida intima

~~Soy M? Jesus de Asturias, una madura y caliente mujer de 55 años, que a tan tardia edad y gracias a la colaboracion y animos de mi marido, conoci de verdad lo que es disfrutar del sexo y sentirme, por primera vez, realizada y llena de la buena y joven polla de ongel. ongel me convirtio en una verdadera zorra pues logro meter su grueso miembro en mi culo diciendome:
 Asi, cariño, asi, ?ves como la tragas toda tambien por atras? Ahora si que eres una verdadera zorra y muy puta, pues ya tienes tus agujeros bien taladrados.
 Ahora voy a contar un nuevo encuentro con un desconocido, que tuvo lugar hace unas semanas aunque, como siempre, en una comunidad ajena a la nuestra, como simple medida de seguridad. Pero esta vez lo que quiero contar no es solamente lo ocurrido simple y llanamente, sino el comportamiento que tiene mi marido, asumiendo no solamente los cuernos que su mujer le pone, sino tambien su manera de actuar, como comprobareis con los sucesos ocurridos y que me dispongo a relatar. Nos desplazamos a Cantabria. Los primeros dias los dedicamos a conocer la ciudad y alrededores pero el sabado nos fuimos a un club de intercambio de parejas. Habia mucha gente, tanto hombres como mujeres, que iban por libres y al ver esto, mi esposo me animo a que me comportara como si hubiera acudido yo sola, para lo cual el se quedo en la barra tomandose una copa y yo, con la mia, me sente en una mesa que estaba libre.
 Para la ocasion yo llevaba un minivestido rojo bien escotado, que dejaba ver no solo el canalillo sino buena parte de mis pechos y otra buena parte de mis muslos, aunque eso estando de pie pues al sentarme y cruzar las piernas, la vision subia hasta casi verse las braguitas. Con esta pinta no era de extrañar que rapidamente fueran varios los que se acercaran a mi y si bien charle con algunos y baile con otros, por una u otra causa no terminaban de llenarme ninguno hasta que aparecio un señor de unos cuarenta y tantos años que me invito a una copa y comenzo a charlar conmigo. Su conversacion era amena y poco a poco, nos fuimos encontrando a gusto y al rato saliamos a bailar.
 Yo, entre las copas y su simpatia, no tarde en poner mis manos en su cuello mientras el, con las suyas, dibujaba mi silueta, deteniendose en el cierre del sujetador y en el elastico de mis braguitas, hasta que apoyo con fuerza sus manos en mis nalgas, apretandome contra su bragueta. Yo, que ya me encontraba cachonda y caliente, lejos de retroceder ante sus caricias, me pegaba a el como una lapa al tiempo que me besaba con pasion y susurraba piropos y palabras dulces en mis oidos. Todo ello y el morbo que observaba en la mirada de mi esposo, que no perdia detalle del lote que su mujer se estaba dando con aquel desconocido, hicieron que notara la humedad que se apoderaba de mi chocho y que me empezaba a humedecer las braguitas. Entonces aproveche un descanso para ir al servicio y mi marido, al verme, me siguio y cuando llego a mi altura, sin pararnos, me dijo:
 ?Vaya lote que os estais dando, cariño, se te ven las bragas por detras y se la estas poniendo dura a alguno, mas que a mi!
 Eso ya lo se le respondi El primero es mi acompañante que ya ha logrado que se me mojen las bragas al sentir su buen paquete restregandose contra mi chocho.
 Cuando volvi a bailar con Alberto, que ese era su nombre, poco a poco me fue llevando hacia una esquina donde una columna nos protegia y donde la luz solo permitia ver el bulto pero sin distinguir con facilidad de quien se trataba. Llegado este momento, Alberto me habia sacado los pechos y yo sentia, ante sus caricias, la dureza de mis pezones y saliendo de mi boca, los primeros gemidos de placer. Desde luego que si seguia asi era capaz de hacerme correr en pleno baile. Yo seguia notando la dureza de su paquete y al preguntarle si aquello era todo verdad, sin dudarlo ni un instante, se desabrocho su bragueta y cogiendome una mano me puso en ella una durisima y palpitante polla que, si bien no era tan larga como la de mi primer amante, si era extraordinariamente gruesa. Ante sus besos y caricias en mis pechos y su polla en contacto con mi mano, se la pelaba lentamente y sin poder evitarlo comence a gemir y a temblar del orgasmo que de mi se apodero, sintiendo como mis liquidos vaginales se desbordaban de mis braguitas y se deslizaban por mis muslos. Alberto, viendo el cariz que aquello iba tomando, me abrazo con fuerza y me susurro al oido:
 Mira como me tienes, tia, necesito follar y meterla hasta los huevos en el coño de la caliente y madura mujer que tengo entre mis brazos.
 Yo, a estas alturas, sintiendo la humedad entre mis muslos, como es de suponer no me opuse pues es lo que hacia rato estaba deseando, sentir aquella polla en mis entrañas. No obstante le pregunte:
 Pero Alberto, no vamos a ponernos a follar aqui... ?Donde vamos?.
 Recompusimos nuestras ropas, el cerro su bragueta, yo recogi en el vestido mis sobados pechos y cogiendome de la mano, nos dirigimos, cruzando la pista, hasta el otro extremo de la misma, cruzando tambien por delante de la barra viendo como mi marido sonreia al ver el comportamiento de su esposa al tiempo que me guiñaba un ojo, como animandome a que disfrutara plenamente de la follada que me esperaba. Me llevo a una especie de almacen y oficina. Una vez dentro me abrazo con fuerza comenzando a meterme la lengua en la boca, subiendome el vestido hasta la cintura y apartando mis bragas introdujo un dedo en mi mojado chochito. A pesar de que me gustaba lo que me estaba haciendo, yo tenia ganas de mear y asi se lo dije. Como alli habia un servicio, me dispuse a hacerlo y de pie, tal y como estaba, me abri de piernas, aparte mi braga y abriendome los labios de mi coño, me dispuse a mear. Alberto, al ver mi postura, se saco su endurecida polla, pelandosela y al tiempo que miraba mi abundante meada, me decia:
 ?Vaya coñazo que tienes, zorra, menudo desag?e y como echa, pero no te apures que para el tengo yo un buen tapon para tapar el agujero a una puta como tu!
 Cuando termine mi meada, Alberto me coloco de rodillas y sin mas preambulos, alojo todo lo que pudo su endurecido miembro en mi boca y digo todo lo que pudo porque, a pesar de abrir al maximo la boca aquello era muy grueso y no me cabia, por lo que yo le chupaba el glande y deslizando mis labios, llegue a sus huevos, que lami con ansia. ?l no queria terminar tan pronto por lo que, haciendome incorporar, saco mis pechos fuera y coloco su polla entre ellos apresurandome yo a hacerle una cubana al tiempo que, con mi lengua, lamia su glande haciendole exclamar:
 ?Asi, frotamela bien y chupamela... vaya calentorra que eres... veras cuando te la meta como vas a gritar de placer!
 A estas alturas, yo estaba tan caliente como una fragua, deseando sentir como aquella polla se apoderaba de mi ya encharcado coño para llenarme del placer que una mujer madura como yo deseaba en ese momento. Cuando Alberto se coloco a mis espaldas haciendome agachar y al tener mi vestido por la cintura, se apodero de mis braguitas apretandomelas con saña por mi coño y mi culo, haciendome suspirar de placer y pedirle que me la metiera, que la queria sentir dentro. Sin quitarme la prenda, comenzo a frotar su polla por mis labios vaginales, haciendo que mi calentura subiera hasta limites insospechados y de un fuerte empujon me clavo medio polla en el coño, que parecia abrirse en dos ante tamaña invasion pues si, como dije antes, no era muy larga, si era extremadamente gruesa, escapandoseme un pequeño grito diciendole:
 ?Despacio, cabron, que me vas a romper el coño, metemela despacio hasta el fondo, la quiero sentir toda hasta el fondo!
 ?l, con sus manos, estrujaba mis ya doloridos pezones y amasaba mis tetas al tiempo que bombeaba sobre mi diciendome:
 ?Toma y calla, puton, no te quejes que tienes un enorme coñazo, mira como siento mi polla entrar y que mojada estas, desde luego vaya caliente que me saliste!
 No tarde en sufrir un nuevo orgasmo ante sus acometidas. La verdad es que mi pobre chochito debia de estar abierto en grado sumo pues sentia la tirantez en mis labios vaginales, pero todo ello hacia que el orgasmo fuera mayor, hasta hacerme exclamar:
 ?Asi, asi, mira como me corro, que gusto me da... dame mas caña. cabron, que necesito mas para calmar mi caliente chocho!
 ?l seguia follandome al tiempo que parecia querer ordeñar mis pechos los cuales tenia doloridos, uno por la extrema dureza que presentaban mis pezones y otro por sus continuos pellizcos sobre los mismos. Al arreciar en sus embestidas, que anunciaban su inminente corrida, le dije:
 ?Aguanta un poco mas, que si no me dejas a medias, quiero correrme contigo y sentir tu leche llenandome el coño!
 Aguanto lo suficiente para llevarme a un nuevo orgasmo, cuyo placer se multiplico cuando comence a sentir la abundante y caliente leche llenando mis entrañas. Nunca mi coño estuvo tan bien regado, al tiempo que me decia:
 ?Ahora, zorra, ahora toma leche, toda para tu coñazo de puta, mira como me corro dentro, toda para ti, tia caliente!.
 ?Si, como la siento, cabron, vaya polvo que me echaste y vaya cantidad de leche... siento mi coño lleno de ella, pero me gusta! le contestaba yo.
 Despues de esto, el deseaba que se la volviera a chupar para ponerse otra vez en plan y volverme a follar. Ademas alababa mi culo queriendo perforarmelo, pero yo, colocandome las ropas, le dije que no podia ser ya que, en la barra del bar me estaba esperando mi marido. Ante aquella confesion se quedo cortado, aunque acerto a decirme:
 ?No me jodas que te espera tu marido y que me acabo de follar a una casada!.
 Pues si, Alberto, acabas de tirarte a una casada y gracias por el buen polvo que me brindaste.
 Por la cara que puso parecia que no acababa de creerse lo que yo le decia y al verme abandonar la estancia, observe que estaba pendiente de mis movimientos por lo que vio como me iba a la barra al encuentro de David, como le cogia del brazo y como nos marchabamos. Ante la extrañeza de mi marido por querer abandonar el lugar tan pronto, le dije que por el camino se lo contaria y nos dirigimos hacia el coche. Cuando subi en el, volvi la vista y observe como Alberto, que no habia perdido detalle, me lanzaba un beso en señal de despedida. Seguro que ahora si se creeria que aquella madura y caliente mujer que no solo tuvo entre sus brazos, sino que se la follo bien follada, era de verdad una mujer casada.
 Cuando ibamos camino del hotel, mi esposo me hacia preguntas sobre lo ocurrido y que yo le respondia. Aqui fue cuando, tal como decia al principio, descubri el extraño comportamiento de mi marido el cual no solo le encantaba que su mujer le pusiera una buena y abundante cornamenta, sino que fue mucho mas lejos de lo que yo nunca pude imaginar. Durante el trayecto, yo sentia brotar de mi coño y deslizarse por mis muslos, la leche que Alberto habia depositado en mi, por lo que le dije a mi marido:
 Cariño, estoy sintiendo como me escurre la leche por mis muslos, menuda corrida me echo, nunca tuve tanta leche en mi coño.
 Este comentario le excito enormemente hasta el punto de llevar una mano a mi entrepierna para cerciorarse de lo que su mujer le decia. Paso su mano por mi chocho y se la llevo, ante mi asombro, a la boca, dejandome perpleja tal actitud. Una vez en el hotel y cuando me iba a la ducha para bañarme, me hizo dar la vuelta y echandome sobre la cama, me despojo de mis mojadas braguitas y abriendome de piernas, apoyo su boca contra mi coño comenzando a limpiarmelo, no solo de mis corridas, sino de la abundante leche que Alberto habia depositado en el mismo. Yo, al ver su actitud, no pude menos que exclamar:
 ?Pero que cabron eres, no solo te gusta que se follen a tu mujer, poniendote unos bonitos cuernos, sino que te gusta limpiarle el coño de la leche de sus amantes!.
 Si, cariño, me gusta verte disfrutar y que te follen bien follada como merece un puton como el que tu eres, y luego me gusta dejarte limpio tu hermoso coño.
 ?Asi que esto es lo que te gusta? conteste Pues no te apures que si te gusta ya se encargara tu mujer de que estes bien alimentado chupando la leche que otros depositen en mi.
 

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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