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Categoría: Confesiones

Colegio de señoritas

Mi edad adolescente, y esa febril excitación erótica como contínua, hacía de mí un chico como enfermo por el deseo y el constante ardor.



Modestia aparte, mi figurita estética siempre fue cosa por el femenino sexo siempre alabada. Desde niñito casi, las mujeres supieron poner sobre mí sus miradas con maliciosas maneras harto evidentes, y en ese marco creciendo, mis orientaciones fueron rápidamente girando hacia esa costumbre de gustarme mucho el hecho de exhibirme a ellas.



Ya en mi pre-adolescencia, solía mostrarme completamente desnudo a amigas que aprovechando ésas mis inclinaciones, comenzaban a hacer de mí su objeto de prohibidas diversiones, manoseándome hasta el hartazgo así desnudo y arrancando de mí aquellos orgasmos que me hacían hasta gritar desesperado de placer para mayor goce de ellas que se regodeaban así haciéndome estallar cada vez que caía yo "en sus garras".



Fuí creciendo, y lejos de amainar lo mío, pues...se intensificaba aún más.



Cierta vez, haciendo un mandado a una zona de la ciudad totalmente apartada y contigua a un inmenso bosque, conocí una solitaria edificación tipo palacio antiguo, del que ví entonces en el momento en que por allí pasaba, salían de él hermosísimas muchachas de colegial uniforme. Aquéllo, había resultado ser un colegio femenino, y pude ver cómo varias de ellas, se dirigían hasta un lugar en el cual allí esperaban a un ómnibus que las retornaría a sus lugares de orígen.



El lugar, era absolutamente solitario y sin ningúna casa ni gente cerca, y, además, con el bosque ahí a escasos metros lindante.



Mi excitación fue instantánea, y ya...mi deseo de exhibirme a aquellas chicas, fue inmediato.



Sin haberme ellas hasta entonces advertido, rápidamente fuí por un lugar introduciéndome en el boscaje, para allí dentro desnudarme completamente desnudo, y dejando por allí escondidas mis ropas, comencé a caminar por entre los árboles a una distancia y lugar de donde ellas estaban esperando el ómnibus, de manera que pudieran todas verme.



Una femenina exclamación inmediatamente surgió, cuando la primera en advertirme así me vió. Obviamente, a las otras de inmediato se lo comunicó, a lo que todas enseguida miraron, y ya, un coro de risitas y exclamaciones, comenzaron entre todas ellas ahí a brotar.



Las carcajadas comenzaron a tronar estridentes, y yo continuaba mi caminar lento y como indiferente, dejándome así ver por todas ellas que no paraban de reír, reír y reír...



Exprofesamente me internaba entre el boscaje, desapareciendo por momentos del campo visual de ellas que se movían tratando de localizarme . . .Yo, exprofesamente también, reaparecía dejándome nuevamente ver, y sus carcajadas estallaban entonces. Cuando advertí que el ómnibus que esperaban por allá iba apareciendo, me introduje rápidamente ocultándome más en el bosque, y pude ver que cuando el mismo llegaba...ellas...desistieron de ascender, dejándolo partir sin ellas marcharse. ¡Querían seguir mirando!!!



El ómnibus allá se iba alejándose hasta perderse, y yo...volví a aparecer ante la visión de todas ellas que otra vez hacían sonar sus risotadas estridentes. Fué, cuando escuché el sonoro grito de unas de ellas llamando a otras que allá cerca del colegio estaban:



-"¡CHICAS, CHICAS, VENGAN AQUÍ RÁPIDO...VENGAN!!!"



-"¿Qué sucede???" Fue la pregunta de alguna desde allá donde varias estaban escuchando ese llamado de estas otras; y le respondieron a voces:



-"¡VENGAN, QUE ANDA UN CHICO COMPLETAMENTE PELADO AQUÍ EN EL BOSQUE!!!"



Un coro de gritos eufóricos se escuchó de las que allá estaban, y, de inmediato, pude ver cómo en un número mayor a diez, venían a toda carrera para juntarse con las que mirando estaban. Confieso que me recorrió cierto pavorcillo mezclado sí con una electrizante eroticidad mayúscula, y lejos de donde había dejado mis ropas, tuve hasta alguna intención de correr por si acaso hasta ellas, pero al advertir que unas de aquellas chicas se habían adentrado en el bosque para seguirme mejor, desistí de retornar para no acercarme a ellas.



Ya llegaban las que corriendo venían reuniéndose a las risas con las demás que les señalaban mi posición, y las carcajadas se multiplicaban en todas al capturarme con sus visiones. Las que se habían adentrado al bosque seguían avanzando, y sentí como una corriente eléctrica cuando escuché a una de ellas gritar:



-"¡Miren chicas, ahí están sus ropas!!!" Las carcajadas estallaron instantáneamente en todas, y otra electricidad desesperante me recorrió entero, cuando las ví capturar mis ropas en otro coro de carcajadas socarronamente triunfales.



-"¡CHICAS, CAPTURAMOS SUS ROPAS!!!" Les gritaron avisándoles a las demás allá mas lejos, las cuales estallaban en carcajadas y saltaban eufóricas y aplaudían y ahora, también ingresaban todas corriendo junto con las demás que habían al bosque ingresado.



Yo, aterrorizado y suplicante, comencé a implorarles me devolviesen las ropas,y ellas, ya con la sartén por el mango,comenzaron a divertirse en ese juego de saber desesperarme para hacerme caer a los pies de todas ellas juntas. Si: la suerte, había virado ciento por ciento a favor de ellas!



Eran más de catorce muchachas..! tal vez dieciocho o veinte...pues otras también venían ahora corriendo hasta el lugar, entrando también al bosque! Las risas y carcajadas, eran un femenino coro estridente.



Yo, vacilante en acercarme para parlamentar suplicándoles me devolviesen las ropas o huír de ellas, ahí me devatía en ese desesperante dilema; mientras, algunas de ellas, me llamaban "para que fuese a recibir de ellas mis ropas"...sus voces en ese llamado, no podían ser más burlonamente cochinas! entonces, fue cuando una de ellas exclamó:



-"Chicas...vamos a capturarlo!?!?!?!???!!!" Hubieron risitas, alguna carcajada... y audáz y resuelta, otra exclamó alentando decidida a las demás:



-"¡Pues SÍ! VAMOS A CAPTURARLO!!!"



Y ya otra salió junto con ésta en carrera hacia mí y todas las demás imitándolas en un coro de risas todas, y comenzó aquella persecusión de captura de todas ellas a mí corriéndome desnudo por adentro de aquel bosque. En mi desesperación no sabía yo disparar, no pudiendo advertir que varias de ellas sabían correr de manera que rodeaban por otros lugares para sorprenderme de frente atajándome, cosa que sucedió cuando al pretender yo disparar por entre unos árboles, tres hermosas rubias piernudas me capturaron largando las carcajadas al aparecer dede atrás de un árbol desde donde me esperaban sabiendo que iría yo a pasar por allí.



Enseguida aparecieron todas las demás soltando sus carcajadas, y ya, me tumbaron al suelo y ya...comenzaron "su fiesta".



En un trís ya me pusieron de espaldas al suelo así con cuatro de ellas bien acaballadas sobre cada una de mis piernas y brazos dejándome completamente dominado, mientras esas cuatro me dirigían las más socarronas morisquetas y todas las demás saltaban y bailaban y alzaban los brazos danzando alrededor mío así capturado y completamente desnudo.



Comenzó entonces para mí, una de las más cachondas "violaciones": Cosquillas enloquecedoras con aquella multitud de dedos de todas pasando sutilmente cosquilleantes por toda mi desnudéz haciéndome sentir verdaderas eclosiones como volcánicas de una desesperación erótica que me hacían aullar y sacudir mi cabeza sin poder ni moverme debajo de sus robusteces dominantes. Gozaban como diablas las muy cerdas haciéndome arder en calenturas de bestia así sintiendo aquellas cosquillas atroces que me hacían, y descalzándose, deslizaban por mi cara sus plantas húmedas y olorosas aumantando con éso, aún más mi excitación calenturienta.



-"Vamos a pajiarlo bien pajiado primero, para ver cómo le hacemos saltar la leche!!!" Dijo una, y ya...echaron "manos a la obra".



Entre pajas sutilmente y muy bien hechas por las que éso me hacían, sus risitas y carcajadas, los pies sudados de las que me los deslizaban por mi cara y sus sornas y las avalanchas orgásmicas que me tomaban por asalto, me hicieron así acabar dando gritos de loco plcer y gimiendo y aullando y suspirando y bramando, y oyéndolas soltar sus carcajadas triunfales cuando por la punta de mi empinada y gruesa verga enoreme los chorros de leche me saltaban lejos en parábolas hacia arriba y adelante como chorros saltando por una manguera.



Aquéllo...era recién el comienzo...(Continuará)


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