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Cójanse a mi novia.

Era imposible resistirse, todos en su trabajo se la querían coger. Angélica era por mucho la chica más atractiva de su oficina. Medía uno setenta de estatura, su pelo era negro como la noche y su piel blanca. Tenía unas curvas deliciosas, caderas anchas, trasero levantado, cintura formada y senos grandes con pezones rosas y deliciosos. Su cara, por supuesto, era angelical pero seductora, labios rosas y ojos inocentes, pero con miradas lascivas de sus preciosos ojos azules. Tenía ya 26 años, no era ninguna niña. Disfrutaba el sexo puro y duro, anal y vaginal al mismo tiempo, con la ayuda de un vibrador le podía dar batalla pero era insaciable, me decía que quería además chupar una verga.
Vaya que era atractiva, le encantaba usar faldas elegantes para ir a trabajar pero sin calzones. Usaba medias negras y le gustaba agacharse para que le vieran las piernas hasta donde comienza el liguero. Se depilaba el pubis para darle forma de línea delgada y tenía un piercing en el clítoris para estimularse más al coger.
Ella tuvo la idea, trabajaba en las oficinas de un banco norteamericano y su jefe era un acaudalado banquero de 50 años de edad, canoso pero todavía en forma. La deseaba, la había invitado a comer mil veces pero ella ya sabía que esas comidan terminaban en un hotel de la exclusiva zona donde estaban las oficinas. El muy cabrón se había cogido a todas sus secretarias y las pobres estaban esperanzadas en que él dejara a su esposa. Pero Angélica era diferente, sabía que podíamos obtener más de ese viejo de lo que se esperaba. Así que decidimos lo impensable. Angélica le dijo que también le gustaba, pero que le costaría una camioneta igual a la que él le regaló a su esposa, a cambio de ese regalito, él tendría todo el sexo que quisiera por un año.
El muy estúpido aceptó sin dudar y una semana después estaban a bordo de la camioneta de ella listos para registrarse en una suite del lujoso hotel. Ella se presentó de lo más hermosa. Cabello suelto, minivestido de seda plateado, wonderbra negro, zapátos negros de charol y tacones altísimos. Se bronceó un poco las piernas y aumentó el maquillaje negro en los ojos. Cenaron en el mejor restaurante. Ella chorreaba de gusto de lo que iba a suceder, le corría por los muslos desnudos, sin pantaletas.
Él no sabía que yo estaría en la habitación de al lado con un sistema de circuito cerrado grabando todo el numerito y masturbándome como loco. Llegaron después de un rato y ella se emborrachó porque sería la primera vez que la vería coger con alguien más. Llegando empezó a chuparle la verga de lo más contenta, seguro el tipo tomó viagra porque tenía una erección impresionante. Se encargó de sacarle la primera dosis de semen mamándole el pene mientras lo masturbaba, se tomó una parte y otra se la embarró en las tetas.
El viejo seguía vigoroso y no tardó en recuperar la erección, ella se quitó el mini vestido de seda y se acostó en la elegante cama viendo hacia arriba. El jefe rápido la penetró y ella apoyó sus pies en los hombros de él sin aún quitarse los zapatos altos que traía, negros, delgados y de charol. Ella apretaba sus pezones sacándolos del brassiere y gritaba como loca, mirando de vez en cuando a una cámara que estaba atrás de él en la rejilla del aire acondicionado. Se chupaba los dedos y gritaba obscenidades como “así me querías ver?”, el estúpido contestaba que sí pero era a mí a quien hablaba. Ella lo interrumpió, se quitó el brassiere y le pidió poner algo de porno en la TV con contenido lésbico. El accedió gustoso y para poder ver ella se puso en cuatro patas ahora viendo a una cámara localizada en el mueble de TV y empezó a gemir de gusto y llorar mientras el señor se la cogía. Tal vez eran lágrimas de saber que se estaba prostituyendo pero ella pedía más y más. Le decía al jefe “dime que soy una niña mala” y le pedía que le dijera nalgadas. Él como siempre accedió pero ella pedía más duro hasta que el tipo se vino y ella se siguió masturbando hasta que soltó su eyaculación femenina a chorros.
El sujeto ya no podía más pero ella insistió y para motivarlo saco un vibrador grande, lo lubricó y se lo empezó a meter en el culo. Después de un rato él recobró fuerza y le hizo el favor de penetrarla por la vagina mientras que ella se metía tremendo objeto entre las nalgas. Siguieron así por un buen rato hasta que ella se vino de nuevo y el tipo pidió un descanso.
No estaba satisfecha, le dijo a su jefe que había llamado a otros dos ejecutivos del banco y que estaban viendo la transmisión en otra habitación. Era cierto. Ella los llamó y éstos entraron muy contentos a la habitación. Saludaron a su viejo amigo, lo felicitaron y le dijeron que se unirían a la fiesta, aunque él todavía estaba incrédulo.
Angélica les dijo que si él ya no quería, ellos podían continuar, pues estaba lista para iniciarse en el mundo de las orgías. Como cada uno había pagado con un respectivo automóvil, no perdieron tiempo y uno de ellos, quien también rondaba los cincuenta años la tomó por el pelo y le empujó el pene en la boca.El otro, era un financiero norteamericano de alrededor de cuarenta años pero de raza negra, a quien ella ya deseaba desde antes. Este negro la acomodó en cuatro, la tomó por las jugosas carnes de la cintura y le metió la verga directamente por el ano, ella gimió de dolor pero ya estaba acostumbrada, se sacó por un momento la verga que tenía en la boca y dijo “cójeme negro, sácame sangre y viólame como la putita que soy”. El soltó un “lo que tu digas” y arremetió con más fuerza.
Angélica siguió llorando y gimiendo y le dijo al viejo que descansaba “te vas a quedar ahí viendo mientras mamo y cojo?”. El viejo reaccionó bien y preguntó qué hacer, las instrucciones de Angélica fueron claras: “mientras se la mamo a éste y el negro me lastima, por qué no te pones debajo y me terminas de coger por el frente, con mucho amor? así todos me violan como lo hacía mi papá y se vienen en mí, me gusta”.
Si no fuera por la sonrisa malévola con que lo dijo ellos se hubieran espantado, pero ya entrados en juego siguieron haciendo cada quien lo suyo mientras ella veía a la cámara. El primero en acabar fue el negro, sus litro de semen se mezclaron con la sangre del trasero de Angélica, tardó tres semanas en volver a caminar. El siguiente fue el viejo de la mamada, se vino en su cara y pelo, mismos que ella limpió con sus manos. Finalmente se vino su jefe por tercera vez pues vaya que la deseaba. Mientras ambos se venían ella lo besaba en la boca y le decía entre sangre, semen y lágrimas: “te amo papi”. Finalmente todos se levantaron y la dejaron ahí ultrajada.
Al día siguiente ella les mandó por mail una parte de nuestro nuevo video donde aparecía cada quien. El trato era simple, el video por los regalos, con la amenaza de llevarlos a sus esposas y denunciarlos por explotación sexual de una empleada. Aceptaron a regañadientes y tuvieron que ceder autos y camionetas. Así empezamos este modus operandi, así es que si la conocen en alguna oficina, por favor cójanse a mi novia.
Datos del Relato
  • Categoría: Juegos
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