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Categoría: Confesiones

Coincidencias agradables

Día complicado para muchos, día de cobro, día de bancos, etc.

Esperar un largo tiempo mientras hacemos fila es común un día a la quincena, pero este por alguna razón fue diferente, llegando a la oficina de pagos, solo 2 personas haciendo fila, me ubico donde me corresponde esperando mi turno, de inmediato, atrás de mí, un joven, quien pregunta si es la fila para cobrar nómina, amablemente respondo que así es, minutos próximos, me hace otra pregunta a modo de conversación, solo me limito a responder "si, no, ok".

Cuando al fin es mi turno y el de él, me lanza la pregunta si podemos irnos juntos al banco, para esto yo voy en coche, no vi porque no acercarlo al banco si al final íbamos para allá ambos, decidí esperarlo en el pasillo, caminamos al estacionamiento y como gesto de caballerosidad me da el brazo para pasar la calle, llegando al coche él abre la puerta y me ayuda a entrar a mi asiento, cierra y se va al lado del copiloto.

Durante el trayecto dimos información concreta el uno del otro, llegamos al banco, el me pide espere para poder abrir la puerta, me acerca su mano para poder salir y caminar juntos. (wow, caballerosidad, divino tesoro) 

Entramos al banco y me da el paso para hacer primero la fila, durante la espera yo estaba en silencio, repentinamente siento una mano en el hombro y otra que me recorre la espalda, al mismo tiempo una voz que pregunta: ¿que tanto piensas?, solo respondí con una sonrisa.
Al salir del banco, me pide le recomiende un lugar para ir a comer, fueron variadas las propuestas, el elige un restaurante y como parte de mi gesto de hospitalidad (él era foráneo) lo acerco al lugar, al llegar me lanza la invitación a comer, algo insistente, por tal motivo, no quise ser grosera y acepté.

Traen la carta y había platillos variados, elegimos mariscos, inmediatamente preguntó: ¿será que son afrodisíacos?, solo sonreímos, tuvimos una charla amena y descubrimos muchas cosas que teníamos en común, inclusive, años trabajando para la misma Institución pero nunca habíamos coincidido, me pregunte como es que no nos habíamos encontrado antes, un tipo así no se olvida tan fácil, pensé esto al mismo tiempo que él, porque lo externamos a continuación, reímos y brindamos por la coincidencia, así transcurre parte de la tarde, yo tenía algunos asuntos por atender, sin dudarlo, me pide si puede acompañarme, y sale una invitación para tomar un café (solo menciona que le encantó charlar conmigo).

Para cuando salí del último pendiente, estaba parado justo en mi auto, con un ramo de rosas y un café capuchino moka, como adivinó, no lo sé, pero esa era mi bebida favorita. 

Subimos al auto y pregunto hacia dónde nos dirigíamos, él pone su mano sobre mis muslos, me toma la mano y la lleva hacia su entrepierna, siendo honesta lo que me estaba invitando a tocar era perfecto, para entonces, ya estábamos envueltos en un beso, de esos que inician con nervios y terminan desatando pasión.

Nos dirigimos a un hotel de paso, desde que entramos íbamos con unas ganas enormes de tener sexo, ambos quitando nuestras ropas, buscando tocar nuestra piel, nuestros labios, etc. , me tumba en la cama, empieza a besar cada parte de mi cuerpo, alterna sus besos, labios, lengua, manos y escucho "déjame estar dentro de ti y darte placer", ambos excitados, yo por supuesto lista para ser penetrada, me sorprende con un sexo oral sensacional, termino y de inmediato empieza a utilizar sus dedos para masturbarme y llevarlos dentro de mí, para entonces estoy más que entregada y a su disposición, obtiene mi más extraordinario orgasmo y fluidos, después me voltea y escucho al oído, ahora si, prepárate para disfrutar de mi verga, estoy al máximo placer y excitación, empiezan las embestidas, deliciosas y maravillosas penetradas, una y otra vez, alterna suavidad y rudeza, a mi ese ritmo me pone al máximo y nuevamente soy suya, sí una vez más, me da un instante para recuperarme y levanta mis piernas, las coloca en sus hombros, de un jalón tiene mi cadera junto a la suya y con sus dedos abre mi entrada, juega su miembro con mi vagina y empieza a meterlo, esta vez, hasta que él termina dentro de mí.

Acto seguido, mis paredes vaginales lo masajean mientras está aún dentro, cae rendido de placer al lado mío, busca mi boca y nos damos un beso tan libre de culpas y lleno de pasión.
Acaricia mi cuerpo y me pide que lo abrace unos minutos, sellamos esta ocasión fundidos en ese abrazo y quedando coincidir en más ocasiones.

Él con esa caballerosidad de la que ya les había hablado, me acerca la ropa, cada prenda es besada y colocada por él.

Salimos del lugar, lo dejo en la terminal de autobuses y yo me dirijo a casa.

Ahora somos amigos coincidentes, recibiendo nuestros pagos y él y yo agregando ese extra a los días de nómina.
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