Eran las 10:38 de la noche cuando el teléfono sonó y Bianca Directora del área de informática se apresuró a contestar, mientras por el auricular escuchaba la voz varonil y atractiva, ella tomaba nota de las instrucciones que el Director General de la empresa le dictaba, en ese momento, Alejandro su compañero de trabajo salió de su oficina para ir por un café a la planta baja del edificio y al pasar por la oficina de Bianca no dudo en tocar la puerta y ofrecerle una bebida fría pues siempre había sentido admiración y deseo por su compañera, ella al verlo por el cristal de la puerta, ella hizo un ademan con el dedo índice invitándole a pasar; ella portaba un vestido de tirantes color gris, el blazer que escrupulosamente había elegido por la mañana y que hacía juego con el resto de su vestimenta se lo había quitado y colocado en el perchero ubicado detrás de la puerta.

Ambos sentían una atracción poderosa, no pocas ocasiones ella se había sorprendido al darse cuenta que la llamada química le despertaba un deseo perverso, muchas veces se imagino entrar la oficina de Alejandro y arrancarle la corbata para después besarlo apasionadamente, sin embargo sabía que no podía permitirse una aventura de tal naturaleza.

• Bajaré a la máquina por un refresco, es increíble que en pleno otoño el calor se siga sintiendo hasta estas horas, ¿gustas que te traiga uno? Preguntó.
• No gracias, ya es algo tarde y creo que en poco tiempo me marcharé a descansar.
• ¿Estás segura? – insistió.
• Si, gracias ya casi me voy.  
• Esta bien, no tardo porque igual quiero irme a descansar, en este edificio sólo quedamos tu, el guardia de seguridad y yo.

Al terminar la frase, él se dirigió por su bebida y regreso a trabajar.

Minutos más tarde, Bianca sin pensarlo lo fue a buscar, pensó que seria cordial despedirse antes de marcharse, al entrar él se encontraba revisando algunas facturas y utilizaba la calculadora para validar la información en ellas contenidas.

• ¿Puedo pasar? Preguntó.
• Adelante, dame un minuto, siéntate por favor.- Respondió amablemente mientras con la palma de la mano señalaba la silla ejecutiva.
• Espero que no haya problemas con esas facturas. Musitó
• Como ya te había dicho, siempre tengo que revisar las cosas antes de autorizar los pagos debido a que mi personal se ha equivocado de manera reiterada.- respondió él.
• Sabes, he oído que en esta empresa no es bien visto las relaciones amistosas entre los trabajadores.
• Caray, nunca pensé que te interesara eso, respondió ella.
• Yo creo que lo han establecido para evitar que las parejas traigan a la oficina sus problemas personales y eso podría afectar el rendimiento de la empresa.
• Bueno, en mi caso no ha pasado nada todavía, es más, nadie sabe en quien pienso.- dijo ella con una mirada profunda.
• Y me podrías decir como has pensado a esa persona o que harías para que lo supiera.- Preguntó Alejandro mientras dejaba a un lado los documentos que revisaba.

Acto seguido ella dio la vuelta al escritorio y se acerco a donde estaba él.

• Pues he pensado en ir a su despacho, reclinar su silla y mostrarle algo de mi.

Mientras decía ello, se sentó en el escritorio para quedar frente a él y abrir un poco las piernas, Alejandro sorprendido ante la actitud de Bianca, se limitó a observar, mientras ella decía: le mostrare mis nalgas, las pondré cerca para que las pueda ver bien.

El deseo y excitación se fueron apoderando de ella y sin pensarlo dio la espalda a su compañero de trabajo y subió al escritorio para ponerse en cuatro mientras levantaba un poco su vestido que dejaba ver el liguero que traía puesto, se acariciaba un glúteo y contoneaba sus caderas mientras él observaba nervioso y excitado.

• Adelante, puedes tocar un momento se que lo deseas tanto como yo.- dijo ella mientras él acercaba la mano lentamente, ella tomó la mano y se llevo dos dedos a su boca para chuparlos e imaginar que era su miembro lo que succionaba.

Debido a que las caderas de Bianca quedaban a escasos centímetros de su rostro, Alejandro comenzó a acariciarle suavemente la vagina depilada para después besarle apasionadamente las nalgas, lamiendo cada centímetro de ellas, la sensación de sentir la lengua rasposa, recorriéndole cada centímetro fue excitándola más y comenzó a humedecer rápidamente.

No dudo en hacer aun lado la tanga de satín color blanco y comenzar a chupar atrás y meter la lengua poco a poco en ella; ahhh así, que rico lo haces, ufff. - gemía una y otra vez, sin duda estaba disfrutándolo- así cómeme, que rico, siento delicioso.

Para poder chuparla mejor, él se paro y se colocó de lado para mojar sus dedos con un poco de saliva y acariciarle el clítoris mientras seguía chupándole atrás, la sensación de tener la lengua jugueteándole y de los dedos suaves en su clítoris hacían delirar a Bianca, tanto que sujetaba la cabeza de Alejandro del pelo y lo jalaba hacía ella cada vez que metía la lengua en su ser.

Con maestría y rapidez el recorría de un solo golpe su clítoris y ano, cosa que hacía que se empapara más. – No sabes cuantas ganes tenia de cogerte- dijo mientras bajaba el cierre de su vestido y le lamía la nuca y el cuello.

Estaban tan calientes que ella se quitó el vestido para después arrodillarse frente a él y comenzar a chupárselo por encima del pantalón, mientras él le acariciaba los senos, no podía esperar mas y se desabotonó el pantalón y sacar su miembro para que ella lo chupara, lubricaba muchísimo por lo que ella recogía con la lengua ese líquido tan dulce; se lo metió a la boca una y otra vez mientras él gemía reclinado hacía atrás con los ojos cerrados.

Lo chupaba frenéticamente, lo metía hasta el fondo de su boca y en momentos cruzaban las miradas de complicidad y deseo, él la sentó en el escritorio con las piernas separadas para seguir chupándola y meterle los dedos en su cosita húmeda, ella veía como la chupaba mientras le acariciaba el pelo. No pudo resistir más y se paró para metérselo despacito, era tanta la excitación y humedad que entró muy fácil; cada vez eran más fuertes las embestidas y los gemidos que salían de ella fueron más altos.

Lo tenía muy duro y mientras se lo metía y sacaba ella murmuraba: si, así cogeme, coges delicioso, quiero más, deseaba tanto que me lo metieras, que me cogieras como ahorita lo estás haciendo. Cogían tan duro que los senos de Bianca  se movían fuertemente; después él se sentó nuevamente y ella se sentó sobre él para metérselo hasta el fondo, cabalgaba fuertemente.

Para hacerlo en otra posición, él aventó los papeles y la calculadora al piso para tener espacio y seguir cogiendo tan rico como lo estaban haciendo, se acostó en el escritorio y ella se montó nuevamente, mientras lo hacía ella se apretaba los senos, quiero ser tu puta, quiero ser tu puta, cógeme más, no quiero que sea la única vez gritaba, era tan rico que termino sobre de él, pero aún así seguía tan caliente que deseaba más, en un momento de locura pensó que seria buena idea llamar al guardia y cogerse a los dos, imaginaba que seria delicioso que mientras cabalgaba sobre su compañero de trabajo, pudiera chupar la cosita del guardia, así sería doble el placer.

Él se vino a los pocos segundos y cuando ambos reposaban platicaron sus deseos y perversiones que convinieron coger seguido en la oficina y la fantasía de en algún momento hacerlo con el chico de seguridad fue expuesta y a los dos les fascinó la idea, nadie, absolutamente nadie se imaginaba que en esa oficina Alejandro y Bianca cogían tan rico.

El trio, se pudo consumar semanas más tarde…