En algún momento de esta madrugada desperté porque sentí que me manoseaban las tetas por debajo de mi pijama. Cuando estuve totalmente despierta me di cuenta de que mi novio me tenía en posición de cucharita, sobando mis tetas, pellizcando suavemente mis pezones y presionando su erección contra mi trasero.
Gemí y le arrimé aún más mi culito para que supiera que estaba despierta y enseguida me puso una mano en en cuello y lo apretó mientras con la otra me seguía masajeando las tetas. Me enloquece que me ahorque mientras estamos fajando, así que volví a gemir suavecito mientras sentía cómo me estaba empezando a poner húmeda.
Dejó de acariciar mis pechos y comenzó a frotar mi clítoris por encima de mi pijama, se sentía delicioso y yo sólo podía retorcerme del placer mientras le decía que me encantaba lo que estaba haciendo. Escuchaba su respiración entrecortada mientras yo frotaba mi trasero contra su verga erecta y guiaba su mano para que me masturbara por debajo de la ropa pero él rápidamente me metió dos dedos y comenzó a meterlos y sacarlos mientras apretaba más fuerte mi cuello con su otra mano. Yo sólo disfrutaba todo ese placer, no sabía ni qué hora era pero me encantaba que me hubiera despertado en medio de la madrugada para cogerme.
Después de unos minutos, se hincó en la cama y me dijo que me diera la vuelta, me acosté boca abajo y enseguida abrió mis piernas, acomodó su verga caliente cerca de mi vagina y se acostó sobre mí. Todavía estábamos vestidos y eso hacía que me diera más morbo el sentir sus movimientos encima de mí, frotando su verga entre mis nalgas y yo moviéndome como si me estuviera penetrando desde atrás. No pude evitar gemir porque se sentía muy muy rico y él me jaló del cabello, estaba muy muy excitado; lo sabía por su respiración y por lo dura que sentía su verga en mis nalguitas. Yo estaba muy muy prendida y se me salió decirle:
- Dime que soy tu perra
- Eres mi perrita. Sólo mía...
Me dijo al oído desde atrás de mí, entre jadeos y el vaivén de mis nalgas y su pelvis.
Me calenté todavía más porque después de eso me dió una nalgada que resonó en el silecioso departamento y le dije:
- Dime que soy tu puta.
- Eres mi puta.
Me lo dijo al tiempo que me cerraba las piernas y seguía masturbándose en mi culito. Sentir su verga en mis nalgas me estaba excitando mucho, así que en cuanto sentí que se hincó y me jaló hacia él para que quedáramos en posición de perrito, no dudé y comencé a moverme como si estuviéramos en el perreo más sucio e intenso del que haya registro. Frotaba mi culo contra su verga como si de eso dependiera mi vida. Primero lento y con movimientos circulares, después rápido y él me nalgueaba cuando quería que cambiara la velocidad. Se inclinó para tocarme las tetas y morderme la espalda, después me volvió a jalar el cabello y no pude más, estaba muy caliente y quería sentir su verga caliente y grande cerca de mi vulva, así que en un movimiento rápido me bajé el pantalón de mi pijama y le acerqué mi culito de nuevo, él supo lo que quería y puso su pene entre mis nalgas mientras yo seguía moviendo el trasero para su placer. Después lo acomodó hacia abajo, con lo que sentía el contacto de su verga con mi clítoris cada vez que me movía hacia atrás. No estoy usando anticonceptivos, así que él dudaba en penetrame pero la sensación de su verga en mis nalgas y mi vulva era tan deliciosa que no me importó.
Se quitó la ropa, yo la playera que todavía traía puesta y me acomodó boca arriba para penetrarme con sus dedos mientras con la otra mano se masturbaba pero yo no iba a estar conforme hasta tener aunque fuera unos minutos su verga dentro, así que lo jalé hacia mí y con mi mano me metí su verga. Escuché en su respiración el placer que él estaba sintiendo mientras yo me movía para que gozara y él me embestía. Me dijo al oído "eres mi puta" y yo toda excitada le contesté "sí, soy tu zorra y tu puta". Me cogió así unos minutos pero de repente sacó su verga y se la empezó a jalar mientras jadeaba y me tomó de la mano para que me acercara y se la chupara.
Sedienta me acerqué y lo comencé a masturbar mientras le chupaba la verga y los testículos. Me preguntó: "quieres mi lechita, puta?" Y le dije: "sí, dame toda tu leche en la boca".
Volví a poner su verga en mi boca y me la metí hasta el fondo, sentí que me empujaba la cabeza para que no me moviera y supe que estaba por eyacular. Pasaron unos segundos y pude escucharlo gemir mientras su semen caliente inundaba mi boca y garganta. Continué unos segundos más el movimiento después de que se viniera porque sé que le gusta y después lo empujé para que se acostara, me tragué su deliciosa lechita y nos acomodamos para seguir durmiendo...