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Cogiendo en el bufete

~~En mi bufete mientras practico la abogacía, manifestando esa oración yo he escuchado a infinidad de muchos hombres y mujeres, otra es ya no lo amo o la amo según y sea el caso, o sencillamente no se que me pasa, es buena persona, pero le perdí el amor hace tiempo. Probablemente de tras de todo eso sencillamente hay múltiples respuestas, entre las más comunes se encuentran, que la relación esta entrando o permanece en una etapa de aburrimiento, otra razón puede ser que no hay una comunicación adecuada entre la pareja, pero la más común puede ser que hay otra persona. La situación se empeora, si se suman todas las anteriores. Entonces escucharan decir a alguno de los miembros de la pareja, necesito tiempo y espacio, para pensar sobre el camino que lleva nuestra relación.
 Otro elemento común es la poca o casi ninguna actividad sexual entre la pareja, y hay tienen por lo general a una pareja relativamente joven, que se comportan sexualmente como un par de ancianos anacoretas entre ellos. Quiero decir, que tienen extremadamente poca o ninguna actividad sexual entre ellos como pareja. Fíjense que dije entre ellos, por lo general pueden dirigir sus deseos sexuales fuera de la relación de pareja.
 Me dirán pesimista, pero soy fiel creyente de esa oración que dice ¡Piensa mal y acertaras! Como verán no es cosa del otro mundo, no hay que ser un Hércules Poirot, ni un Sherlot Holmes (personajes celebres de novelas) cualquiera para deducir que es lo que les pudiera sucede a esas personas, y de eso precisamente se trata el siguiente relato.
 Maira es una dama de unos treinta y dos años más o menos, toda una profesional en el campo de la banca, ha alcanzado altas posiciones gracias a su manera de ser tan estructurada, no pide ni da cuartel en lo que a su trabajo se refiere, en los pasillos de las oficinas principales del banco, a sus espaldas le dicen la exterminadora (en alusión al personaje de Arnol Shoshenawer, o como se escriba). En su hogar reina la monotonía constante, su esposo Felipe, es lo que diríamos un quedado, trabaja como oficinista de una agencia de gobierno, tras cumplir monótonamente con sus deberes laborales de ocho a doce y de una a cuatro y media, se marcha a su hogar a ver la tele siempre con una cerveza a la mano, no quiso terminar sus estudios, ya que desde su punto de vista, no le hacía falta ser doctor para realizar su trabajo. Felipe físicamente era alto, pero con un evidente exceso de peso, debido a su sedentaria forma de llevar la vida, su gran barriga colgaba groseramente por fuera de sus pantalones, contrario a Maira que asistía al gitnacio por lo menos tres o cuatro veces por semana, lo que le permitía tener un cuerpo de diosa. Volviendo a Felipe, por lo general se afeitaba una ves por semana, y en ocasiones hasta se apuntaba el baño, cosa que a Maira le desagradaba del todo, al principio ella se lo insinuaba luego se lo recordaba de forma directa, pero hacía ya unos cuantos años que ni se molestaba en recordárselo, salvo cuando la procuraba sexualmente.
 Bueno ese es el cuadro, ha se me olvido decirles que tienen un par de niños, y como todos los niños joden mucho. Bueno Maira y Felipe, han llegado al punto que solo hablan de los niños, si es sumamente necesario, o de cosas relacionadas estrictamente con el hogar, que si pagaste la cuenta de esto o aquello, acuérdate de pintar tal cosa, o, te toca recoger los críos en casa de tu madre hoy.
 Su última sesión de sexo, fue hace unos cuantos meses a tras, Felipe ya bien tarde, miraba en la tele un canal porno, los niños luego de la pelea de siempre se habían acostado, y Maira se encontraba dándose una ducha antes de acostarse. Mientras que Felipe miraba en la pantalla de su televisor una ardiente escena de sexo entre dos mujeres, casi de manera automática comenzó a frotar su verga por encima del pantalón, lógicamente se comenzó a sentir sumamente excitado, mientras que a la ves veía al par de mujeres teniendo una detallada relación lesbiana en la pantalla de su televisor, para estar mucho más cómodo se dirigió a la habitación que compartía con su esposa a cambiarse de ropa. Estando ya semidesnudo y con su verga completamente erecta, Maira entró sin darse cuenta de la presencia de su marido, de ella haberse percatado que él se encontraba dentro de la habitación, lo más probable es que se quedase en el cuarto de baño hasta que él saliera. Maira se despojó de la toalla, que llevaba sobre su húmedo cuerpo recién bañada Felipe observaba el bello y escultural cuerpo de su mujer y se alegró de haber tomado la decisión entrar a cambiarse de ropa. Él muy torpe en lugar de decirle algo bonito que la hiciera sentir bien, sencillamente la tomó por un brazo y la arrastro por decirlo así hasta la cama, Maira opuso algo de resistencia, pero finalmente como en mucha otras ocasiones pensó, al mal paso darle prisa para salir de ese desagradable deber conyugal.
 Maira se tiró boca arriba sobre la cama, de manera automática abrió sus piernas, y al instante fue penetrada por Felipe. Él comenzó a meter y sacar su verga dentro del coño de su mujer sin la menor preocupación por el estado de ánimo de Maira, por la mente de Felipe, solo pasaban las escenas recién vistas, de las dos mujeres besándose, y acariciándose mutuamente sus depilados coños, frente a la indiscreta cámara.
 No es que Maira no disfrutase de tener relaciones sexuales, se puede decir que casi era todo lo contrario, las disfrutaba pero hacía mucho tiempo que tanto ella como Felipe, realmente no se amaban, es decir si tenían sexo pero ella no lo disfrutaba plenamente, ya que Felipe tras acabar se viraba y la dejaba viendo el techo de la habitación, aun con ese gran fuego sin extinguir dentro de ella. Felipe quien sabe por que razón causa o circunstancia estaba tan excitado por las escenas vistas que a medio camino, sintió que su verga dejaba de tener el rigor con el que había comenzado, esto lo preocupo y con mayor fuerza penetraba a Maira casi se puede decir que hasta con rabia, hasta que finalmente sintió que acababa. Acto seguido se dio media vuelta, se comenzó acomodar en el lado de su cama y sin decir palabra, en ese momento se acordó de haber dejado la tele prendida, por lo que se levantó, entró al baño orinó, y tras asearse ligeramente, fue a la sala y apagó el televisor.
 Al entrar nuevamente en la habitación le pareció ver en los ojos de Maira un par de lágrimas, ella permanecía tal y como la había dejado, desnuda tendida sobre la cama con las piernas completamente abiertas. Ella al sentirlo nuevamente dentro de la habitación, se levantó y se dirigió al baño a ducharse nuevamente. La mujer se sentía sumamente mal, consigo misma. No se perdonaba el que todo eso continuase pasando, si bien es cierto que durante un tiempo amó a Felipe, a esa altura de la relación ella entendía que lo odiaba profundamente, y no es que él fuera mala persona. Sencillamente el amor entre ellos dos Maira entendía que había muerto hacía mucho tiempo ya. Mientras se duchaba y lavaba su coño con la ducha de mano, comenzó acariciar sus senos con la otra mano, luego se la llevó a su entre pierna y con sus dedos rítmicamente se daba sobre su clítoris, hasta que finalmente terminó por tener un orgasmos que satisfizo su necesidad por esos momentos.
 Al terminar le dieron unas fuertes ganas de salir corriendo, mientras lloraba. Deseaba alejarse de todo, de la casa, de los niños, en especial de Felipe, como una autómata salió del baño sin ponerse tan siquiera la toalla, pasó por el lado de la cama, y continuó caminando fuera de la habitación, llegó a la sala la atravesó completamente desnuda, finalmente entre sollozos llegó a la puerta que daba a la calle, sin detenerse a pensar en el estado en que se encontraba abrió la puerta principal de la casa, y continuó caminando fuera de ella, en medio de la noche continuó por el pequeño camino de piedras decorativas que conducían de la calle a su casa, y en ese momento pisó un objeto de plástico que le hizo detenerse, se trataba de un pequeño juguete de uno de sus hijos.
 En ese momento Maira cayó en cuenta de que estaba haciendo y donde se encontraba, y lo peor de todo era que estaba completamente desnuda. De inmediato regresó sobre sus pasos, entró nuevamente al baño y tras sentarse en el inodoro por un largo rato decidió irse a dormir, la verdad que lo único que hizo fue dar vueltas sobre la cama. Al día siguiente se encontraba molida, por la mala noche que había pasado.
 Al día siguiente, Felipe se marchó a su trabajo como si nada hubiera pasado entre ellos, ella llevó a los niños al colegio, y se dirigió a su trabajo, o como decía ella a su terapia. Ya en el banco se sentía diferente, era la señora gerente, o como le decían sus empleados las exterminadora.
 Para esa época llegó a la sucursal un nuevo cliente, algo diferente al resto de los demás, su cuenta era lo suficientemente significativa como para atenderlo personalmente, además Maira lo consideraba algo excéntrico, por su manera informal de vestir y de comportarse, aunque se notaba que era bastante pulcro, y el aroma de la colonia o perfume que usaba era agradable, contrario a su marido que por lo general solo olía a cerveza. Su nombre era Alex aparentaba ser joven, pero la ficha del banco indicaba que ya tenía unos cuarenta y tantos años, de cuerpo bien formado sin ser extremadamente atlético, cabellos algo desordenados. Maira lo recibió personalmente en su oficina privada, y como de costumbre cerró la puerta como normalmente hacía cada vez que se reunía con un cliente a solas, por aquello de garantizar la confidencialidad del asunto tratado. Realmente Maira tenía la esperanza de venderle unas cuantas inversiones, Alex cortésmente compartió un rato con la gerente, pero en cierto momento, se le quedó observando fijamente a los bellos ojos de la mujer, y saliéndose del tema sencillamente le preguntó con mucha ternura en su voz, cual era la razón para que ella estuviera llorando toda la noche, al tiempo que le tomaba las manos y las encerraba entre las de él.
 Eso fue como si un balde o cubo de agua fría, le hubiera caído a Maira a las doce del día sobre su cuerpo, la pregunta y la manera de hacerla fue como si alguien en su cerebro, hubiera tocado el botón de sus sentimientos, y sin proponérselo se puso a llorar. Alex sin soltarle las manos se acercó a ella, y colocó una de sus manos sobre los bellos hombros cubiertos de la mujer, Maira lloraba desconsoladamente, algo en esa bella mujer lo había movido hacía ella, la ayudo a levantarse de su silla ejecutiva, y le ofreció sus brazos en los cuales ella se refugió mientras lloraba, en ocasiones ella decía no puedo más, él me va a volver loca, a todas estas Alex la escuchaba detenidamente, y ocasionalmente le daba alguna que otra palabra de apoyo.
 Lentamente sus rostros se toparon, y la bella y hermosa mujer de treinta y dos años, con un cuerpo realmente envidiable, se dejó llevar por sus emociones, los labios de Alex se posaron sobre la boca de Maira, la que no opuso resistencia alguna, por un largo rato ambas bocas estuvieron fuertemente unidas, las manos de él acariciaban el cuerpo de ella, como hacía tiempo que no lo hacían, Maira se entregó por completo, ya que ella a su ves también acariciaba el cuerpo de él.
 El calor fue subiendo dentro de la oficina, al grado que ella tomó la iniciativa, de soltar los botones de la camisa de su amante cliente, por sobre la tela de su falda y del pantalón de Alex Maira sentía esa cosa dura y caliente, contrario a cuando su marido la procuraba que el solo contacto le desagradaba, estaba deseosa de tener eso dentro de sí. La pareja continuó besándose acaloradamente, de manera lenta se las fueron arreglando para que la ropa que tenían no les estorbase, Alex subió la falda de la bella mujer dejando ante sus ojos unas hermosas piernas muy bien torneadas, rematadas por unas pantaletas de color blanco, a las que él se dio a la tarea de ir bajándolas hasta que tocaron el piso, acto seguido, Alejandro colocó su rostro entre los muslos de Maira la que al sentir la lengua de ese hombre sobre la piel de sus piernas vibro de emoción, pensando anticipadamente lo que le sucedería. Maira se dejó llevar, por los suaves movimientos que el hombre le imprimía con la yema de sus dedos, ella estaba de pie frente a su escritorio, y a medida que la boca de Alex pasaba su lengua por sobre su peludo coño, ella fue abriendo más y más las piernas permitiendo el absceso hasta su vulva y clítoris.
 Los dedos de Alex acariciaban los labios vaginales de Maira de tal forma y manera que ella sentía un extraño placer que hasta esos momentos no le habían sido permitidos conocer, ya que Felipe solo le metía su verga, pero era incapaz de hacer lo que ese extraño le estaba haciendo y que la hacía sentir tan felizmente diferente. Los apagados gemidos de la mujer le indicaban al su hombre que estaba deseosa y en la mejor disposición de continuar. Alex se incorporó, a medida que continuaba acariciando el bello y crispante cuerpo de Maira, ella deseosa de ser penetrada, nuevamente se refugió en los brazos de él a medida que se besaban con una ternura y fuerza inusitada para ella.
 Maira se fue colocando de espalda a su amante, hasta que las nalgas de ella que se encontraban al aire hicieron contacto con el cuerpo de él, el cual sin perder tiempo sacó de su encierro su verga. Bien dotado por la naturaleza sin ser un fenómeno de circo, Alejandro apoyo su cuerpo contra el de Maira, la que con diligencia condujo a su huésped dentro de sus húmedos y bien lubricados labios vaginales.
 A medida que la verga de Alex se abría paso entre las entretelas del cuerpo de Maira ella, gemía de placer. Era como si toda su vida la hubiera pasado en una total oscuridad y de repente se hiciera la luz, pero una luz que lejos de enceguecerla la llenaba de energía y nuevas fuerzas. El glande de Alex se fue abriendo camino, a medida que los dos disfrutaban de tan sabrosa experiencia, unidos por los brazos de él, Maira se sentía cómoda, segura de si misma, capaz de escalar los Himalaya si su amante se lo pidiera.
 Por un largo rato ambos cuerpo se movieron suavemente, al ritmo natural. De cuando en cuando Alejandro le besaba por sobre sus orejas, le daba pequeños mordidas de amor sobre la blanca nuca de Maira, mientras que con sus dedos acariciaba el monte de Venus y el clítoris de ella. Maira alcanzó un orgasmos como pocos en su vida había alcanzado. A conciencia procuró controlarse, aunque sabía que nadie se le ocurriría abrir la puerta de su oficina, no estaba de más el que fuera discreta. Por su parte Alex soltó dentro de ella todo la carga de su semen, hasta que finalmente los dos cuerpos quedaron detenidos.
 Tras reposar unos instantes, se volvieron a besar como un par de desesperados, se comenzaron arreglar la ropa, y ella entró al pequeño baño del que disponía dentro de su oficina, tras asearse él entró y luego de orinar a Maira le llamó la atención que se lavase con agua y jabón su miembro. Al salir Alex del pequeño baño los dos no sabían que decir, hasta que él tomó la iniciativa, invitándola a que almorzaran juntos.
 Desde ese día se puede decir que ellos se volvieron marido y mujer. Maira contrató a un par de sirvientas, si procuró que fueran viejas y feas, por aquello de que su marido no tratase de propasarse con ellas. Y se las arreglo de forma y manera tal de poder compartir con Alex el mayor tiempo posible. Su osadía llegó al punto que se lo presentó a su marido como un primo lejano, ya que por coincidencia el segundo apellido de ambos era el mismo, y como Felipe no se relacionaba con la familia de Maira, lo tomo como cierto, además en ningún momento llegó a tan siquiera sospechar o tener celos de Alex, ya que al ver sus finas manera de comportarse y de vestir, consideraba que el primo era un homosexual de closet. Mientras Maira se hacía a la idea de divorciarse de Felipe, poco a poco la nueva Maira fue surgiendo, alegre, alocada, toda esa belleza que durante años se había escondido de tras de la imagen de ser la supermujer, buena madre, esposa, ama de casa, y gerente de una institución bancaria habían dado paso a la verdadera Maira.
 Desde un principio, Alex le hizo saber que él era un hombre de mentalidad abierta, lo que para él significaba que ella no era de su propiedad, que si la amaba pero no por eso le iba a prohibir que disfrutase de nuevas experiencias, y a su vez le dijo que él si se daba la ocasión haría lo propio, Maira algo intrigada le preguntó hasta donde él pensaba llevar eso de mentalidad abierta, Alex le aclaró que eso solo se refería a la relación con otras mujeres, pero en cuanto a hombres ni hablar, y en tono de broma comentó, que temía que le fuera a gustar mucho, y cambiase de bando a su edad. Aclarada la pregunta de Alex él y Maira hicieron un acuerdo, que si en algún momento otra persona les llamaba la atención sexualmente hablando, se darían la mutua libertad de hacerlo, sin sentir remordimientos, ni celos en caso contrario.
 Eventualmente Maira se divorció de Felipe, le fue más fácil de lo que ella pensaba, luego que un día él estando borracho se acostó con la más vieja de las sirvientas mientras que la otra, le tomaba fotos. Para no complicar el asunto, se divorciaron por consentimiento mutuo.
 Durante el proceso de celebración, Maira fijó sus ojos en un mozalbete que había sido contratado por Alex, para servir a los invitados a la fiesta privada que él le daba a Maira. Al principio ella así misma se reprendió, pero su nuevo marido al verla tan pendiente del joven, le comentó mientras señalaba a una joven negra, Maira esta noche tengo ganas de comerme una negrita, ya sabes si tu deseas algo sencillamente date el gusto. Al principio ella no entendió el mensaje, pero al ver que Alex se dirigía donde la belleza de ébano que asistía a la fiesta, se dio cuenta de que quiso decir con esas palabras.
 Tras una presentación informal, Alex acaparó a la joven, una estudiante universitaria, procedente de una isla caribeña, Maira lo observaba incrédula de lo que estaba pasando frente a sus ojos. No fue hasta que nuevamente reparó en el joven mozo, ya gran parte de los invitados estaban por marcharse o se habían retirado. Por lo que volviendo a pensar en el acuerdo que realizó con Alex, decidió satisfacer su curiosidad sobre sí misma. Por lo que puso manos a la obra, lo primero que hizo ella fue entrar a al habitación y quitarse la pequeña panti que estaba usando bajo el fabuloso vestido blanco que usaba esa noche y dejaba gran parte de sus encantos a la vista de los presentes y muy poco a la imaginación. Mientras Alex evidentemente adelantaba a pasos agigantados con la joven negra, ya que se encontraban en el patio trasero besándose y acariciando sus cuerpos semidesnudos mutuamente, sin preocuparse que los vieran o no.
 Luego salio de la habitación y de manera muy seductora llamó al joven de unos veinte años más o menos, el cual nerviosamente acudió hasta donde Maira lo llamaba, al él llegar donde ella, la mujer le dijo que necesitaba un pequeño favor de parte de él, a lo que el joven mozo de inmediato le preguntó que deseaba que él hiciera por ella, Maira sencillamente le indicó que la siguiera, lo que el joven hizo hasta la habitación sin decir palabra, al entrar ella sencillamente le indicó que necesitaba ayuda para quitarse el vestido, de satín blanco que usaba en esos momentos, ya que en la espalda tenía un lazo del mismo material y ella no podía alcanzarlo sin correr el riesgo de que el nudo cerrarse en lugar de abrirse, al joven jalar las dos puntas del lazo, el vestido se deslizó por el hermoso cuerpo de Maira hasta que llegó a la alfombra de la lujosa habitación, el muchacho quedó en silencio sorprendido ante el bello espectáculo que tenía frente a sí, tanto la espalda como las nalgas, piernas y muslos de Maira se pueden decir que eran perfectas, ella como si no le diera gran importancia al estar completamente desnuda frente a un extraño, continuó hablando, diciendo necesito que me hagas otro pequeño favor, al tiempo que se volvía de frente al joven, que no despegaba sus ojos del cuerpo de ella. Los hermosos y bien parados senos de ella le apuntaban de manera arrogante, su vientre plano y un coño totalmente depilado terminaron por atraer más la atención del mozo. Sin nada que decir el joven tan solo alcanzó a mover su cabeza de manera afirmativa, para esos momentos Maira se sentía algo extraña, se acordaba de sus travesuras cuando niña, pero sin salirse de su papel se dirigió a la cama, y se acostó boca abajo extendiendo brazos y piernas, mientras, le indicaba al joven que tomase una determinada crema de su tocador, el cual como autómata fue siguiendo paso a paso lo ordenado por la mujer.
 Para Maira era evidente que el jovencito se encontraba sumamente excitado, a parte de que parecía que se hubiera tragado la lengua, pudo observar que las manos del joven temblaban, pero lo que más la impresionó fue ver el gran bulto que ocultaba el pantalón. Mientras tanto Alex se dedicaba en el patio trasero junto a la piscina, en cuerpo y alma a la estudiante caribeña, ella para esos momentos ya solo tenía puesto sobre su cuerpo una hermosa gargantilla de perlas rematada en un broche de oro y esmeraldas, Luisa que era como se llamaba la chica, se encontraba sentada o mejor dicho recostada sobre uno de los muebles del patio, sus dos largas y bellas piernas se encontraban completamente separadas las rodillas dobladas sobre, y su hermoso y oscuro coño era lamido intensamente por Alex, mientras que ella gemía de placer una y otra vez.
 Alguno de los pocos invitados que quedaban los observaban descaradamente, todos eran del circulo de amistades de Alex, y sabían su manera de pensar y proceder, por lo que dos de las parejas presentes, siguieron el ejemplo que el dueño de la casa les daba. Maira por su parte continuaba dentro de la habitación llevando a cabo su plan de seducción, el joven de temblorosas manos acariciaba el bello cuerpo de la mujer, hasta que esta le indicó que se colocase de tras de ellas para que pudiera masajearla mejor, pero antes te quitas el pantalón no sea que se manche con la crema. Lo siguiente que ella sintió sobre sus nalgas no fueron las manos del joven sino su lengua lamiendo tanto su depilado coño como el hueco de su culo, lo que la excitó más todavía si eso pudiera ser posible.
 Maira levantó sus nalgas dejando espacio para que la cabeza del mozo, pudiera colocarse directamente bajo su propio coño, mientras que la lengua y labios del joven la hacían vibrar de emoción una y otra vez. Al lado de la piscina lo que se estaba dando era el equivalente a una orgía romana, aparte de Alex estar chupándole el coño a la caribeña el resto del grupo se había contagiado de la misma euforia, a una tía que al principio tenía cara de mosca muerta, la tenían entre dos tipos ensartada, uno por el culo y el otro por la boca ya que según luego comentó ella misma con cara de ser mas puta que una gallina, se encontraba en esos días del mes, pero al ver lo mucho que todos los presentes disfrutaban accedió a los requerimientos de su marido y los de un amigo de este.
 Alex pasó de la fase oral a la fase anal, mientras le chupaba el coño a la negrita le fue introduciendo sus dedos dentro del ano de ella, se lo fue dilatando lentamente con calma como quien llega para quedarse, la saliva de él haría el papel de lubricante, y mientras la negra a gritos pedía que se lo metiera, Alex se fue dando su tiempo para hacerlo como Dios manda.
 Maira por su parte estaba disfrutando de una espectacular mamada de coño que le estaba dando el joven mozo, hasta que ella se sorprendió de si misma al escucharse decir métemelo papi chulo, que quiero sentir tu verga dentro de mi. Ya con más calma el joven procedió a colocarse tras le bella mujer y agarrado su verga con la mano derecha la dirigió a la vulva de Maira, la que se encontraba completamente húmeda tanto por la saliva de su amante como por los líquidos vaginales propios de ella.
 Maira sentía desfallecer a medida que la verga del joven entraba y salía de su caliente vulva, de momento pensaba en su nuevo marido Alex, como la estaría pasando, hasta que levantó la vista y pudo ver por medio del ventanal que daba a la piscina, la inconfundible figura de la negra y de él dándole por el culo a ella, en ese momento le comentó a su amante de turno, vez ese que le da por el culo a la negra, y el joven respondió que si, bueno ese es mi marido, de verdad que se ve que se están divirtiendo los dos. El joven como que no reparó mucho en eso, y continuó a toda maquina dándole verga al coño de la mujer, hasta que finalmente, se vino dentro de ella.
 Tras un buen rato de descanso Maira se aseó y tan solo se colocó una pequeña toalla alrededor de su cuerpo, y tras besar al joven mozo, se despidió de él diciéndole que era todo lo que ella se había imaginado y tras lo cual abandonó la habitación y se dirigió a la piscina, donde dentro de la misma se encontraban sin ropa alguna, los pocos invitados que aun quedaban Alex y la estudiante caribeña.
 Posteriormente se fueron despidiendo las pocas personas que aun quedaban, hasta que finalmente Alex y Maira se encontraron a solas en su habitación, luego de una vigorosa ducha caliente los dos se dispusieron a descansar luego de esa extenuante fiesta, ya en la cama Alex le preguntó a Maira como le había ido y ella comenzó a narrarle con lujo de detalles todo lo sucedido entre ella y el joven mozo, pero apenas finalizó dirigió su boca a la verga de su marido y antes de metérsela a la boca, le pidió que le fuera contando todo lo que hizo con la negra, y mientras Maira le mamaba la verga a Alex este como podía le narraba todo lo sucedido con lujo de detalles a su compañera y amante.
 Ha se me olvido decirle que los niños le quedaron a Maira, pero por suerte tiene una madre que es sumamente alcahueta con sus nietos y cada vez que pueden se van de fin de semana con la vieja.
 Como verán cuando un miembro de una pareja le dice a la otra persona, necesito tiempo y espacio, es que hace tiempo ese espacio esta ocupado.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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