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COGIENDO CON EL VECINO, PARA DARLE UAN LECCION A SU MUJER

Acostumbraba los sábados en la mañana salir y lavar mi carro, siempre usando ropa ajustada, como licras y blusas escotadas que mojadas, transparentaban mi cuerpo, aunque a veces prefería usar algún mini short o falda para llevar a cabo la limpieza de mi auto.



Obviamente muchos hombres me miraban con deseo y eso me encantaba, ver sus miradas de idiota mientras yo me agachaba para lavar las llantas de mi auto.



Pero había uno en especial, su nombre es Johan, es el vecino, un hombre maduro, de unos 54 años, que a pesar de sus años, aún mantenía bien su físico, todas las mañanas salía a correr y cada que pasaba por donde yo estaba él se detenía disque a estirarse, pero solo me miraba toda, yo lo miraba y él sonreía, el juego de calentarlo me encantaba, total, de ahí nunca pasaría, el problema era su esposa, la señora Raquel, de la misma edad que él, pero ya más acabada por los años y la vida, su molestia era notoria al ver a su marido mírame las piernas o las nalgas, pero en lugar de reclamarle a él por ojo alegre, se desquitaba conmigo recalándome, por todo lo que hacía, por estacionarme cerca de su puerta, tirar agua según ella y cosas así, yo al principio era tolerante y solo me daba risa pero un sábado mientras estaba limpiando mi auto todo subió de tono!



Mientras lavaba mi auto un poco de agua se fue hacia la entrada de su auto, eso la puso como energúmena y comenzó a gritarme, al principio le di el avión, pero todo cambio cuando con su escoba me aventó el agua a los pies, eso me molesto de sobremanera, estuve a punto de ser lo mismo, peor mi hija me detuvo, así que con todo mi coraje me fui a cambiar y unos minutos después solo salí para recoger las cosas ya que no quería verla nuevamente.



Pero me lleve una sorpresa, afuera estaba Johan, con un par de rosas y mirada tensa, lo mire incrédula y le pregunte si se le ofrecía algo.



C: ¿Te puedo ayudar?



J: Lo siento, ¡vine a disculparme por lo de mi mujer!



C: Tranquilo, no pasa nada, ¡igual creo si fue mi culpa!



J: No, no, esto es su frustración, ¡no tolera ver que una hermosa mujer sea guerrera como tú!



Su comentario me saco una sonrisa y le acepte las rosas, el un poco tenso se acercó y tomándome de la mano me dijo;



J: Prepare un poco de té de fritas, ¡me gustaría invitarte uno!



C: Donde? ¿En tu casa?



J: Si, si tienes tiempo, ¡vamos!



C: ¿Y tu mujer?



J: Fue de compras, estará fuera hasta las 2 de la tarde o talvez más, así que no hay problema, ¡es solo te!



Lo mire detenidamente y una idea loca me vino a la mente, una forma de hacer enojar más a esa mujer loca era que supiera que salí de su casa y pensara muchas cosas, ¡sonreí y acepte la propuesta de Johan quien me tomo de la espalda y me permitió entrar a su casa!



Nos sentamos en una mesa que tiene en la entrada de su estacionamiento y comenzamos a charlar y beber él te, el no dejaba de verme las piernas, ya que yo traía un short entallado y que transparentaba mi tanga, además del pronunciado escote de mi blusa.



Mientras hablábamos, lo notaba tenso y miraba entre sus piernas como un bulto comenzaba a formarse, el viejo estaba excitado, tenerme en su casa, vestida así y sabiendo que su esposa me odiaba lo tenía excitado, eso me comenzó a agradar y comencé a coquetearle.



Cruzaba mis piernas frente a él, me ponía de pie y me empinada disque recogiendo lo que se me cayó, me inclinaba para enseñarle mis pechos, el ya sudaba ye estaba súper rojo, jajá, con mi lengua hacia muecas que lo ponían aún más caliente, finalmente me acerque a él para abrazarlo y le pegue mi cuca en su pierna, ¡eso género que su bulto creciera aún más!



Disfrutaba ponerlo así, el me comenzó a acariciar las piernas, yo se lo permití, también me senté en él, y abrazándolo de su cuello, puse su cara en medio de mis tetas, él ya estaba ardiendo y para culminar mi show, lo bese cerca de su boca, para después despedirme y salir rumbo a mi casa, ¡pero en ese momento el me tomo de la mano y me dijo que esperara!



J: No sé cómo empezar, pero, por favor, hace mucho que no veía a una mujer como tú, ¡Cindy! ¡Quiero hacerte el amor!



C: ¡Vecino!!! ¡Pero que cosas dice!



Honestamente me sorprendió su franqueza, vaya que lanzar directo la flecha, así arriesgándose a mucho, pero lo medite unos segundos y con tal de darle una lección a su esposa y a él, ¡acepte!



C: ¡Vecinito!! No acostumbro a esto, ¡que vas a pensar!



J: ¡No!! ¡No pensare nada, lo prometo!!



C: ¡Bueno, pero se amable conmigo!!!



J: ¡Mi amor, con gusto!!!



Subimos a su recamara y una hermosa cama Queen Sizes nos esperaba, comenzamos a besarnos con pasión, el con sus manos, exploraba mi cuerpo, ¡yo me dejaba querer!



Me quito la blusa y casi se viene al tocarme las tetas, las cuales una vez fuera de mi brasear, el tipo como un recién nacido, se amamantaba de ellas, ¡lamiendo mi pezón y succionándolo de forma deliciosa!



Sin dejar de chupármelas me acostó en su cama, su boca recorría mi cuello, abdomen y lentamente encima de mi short, le ayude a quitarse su camisa, pese a su edad no estaba tan mal, se notaba rasgos que alguna vez fue musculoso, pero el tiempo hizo sus estragos, aun así, ¡el viejo me agradaba!



¡Me quito el short y como desesperado puso su cara encima de mi vagina, la cual empezaba a humedecerse al sentir los arrumacos de Johan, me quito la tanga y llevo su lengua a mis labios vaginales, los lamia con clase, honestamente empezaba a hacerme gozar, pero aun así mi objetivo era lograr que su mujer nos encontrara así!



C: ¡Ah, sí, que rico!!



J: ¡Cindy, mi amor, que rica sabes!!!



¡El viejo estaba perdido, comenzó a desnudarse lentamente, yo miraba atenta como sacaba su bulto, el cual no me decepciono, una verga grande y durísima, salió de su trusa, yo la miré complacida y le pedí se acostará para un 69!



Comencé a lamer su duro caramelo, mi lengua se hacía cargo de su glande, con mis tetas lo masturbaba, ¡le tragaba su palo de un solo bocado y luego como aspiradora en repetidas ocasiones succionaba su dura verga!



J: ¡Ah, Cindy, uhm!!



C: ¡Que grande!!



J: ¡Ah, mi amor, que rico, sigue!!



El 69 que hacíamos me tenía toda húmeda, Johan saco a relucir sus mejores movimientos orales, se ayudaba con sus dedos para estimularme mi clítoris, el cual se inflaba al sentir el trabajo del viejo.



Luego de darnos un buen sexo oral, me acomodé para recibirlo dentro, me abrí de piernas y el lentamente me introdujo a su amigo, mi vagina lo devoraba con ansia, el comenzó a moverse muy bien, me besaba y me lamia los pechos, me encantaba y excitaba sentir su respiración en mi oreja, ¡mi cuerpo también reacciono moviéndose a ritmo de sus embestidas!



La cara de satisfacción de Johan lo decía todo, el viejo estaba gozando como nuca, me arañaba las nalgas y me empujaba más duro su verga.



C: ¡Ah, si, que duro!



J: ¡Mi amor, uhm, hace tiempo no se me ponía tan duro!



C: ¡Te hacía falta mujer!!



J: ¡Tú eres un forrazo!!!



Mis diálogos eran un claro ataque a Raquel, la verdad estaba disfrutando coger con su marido, ¡y de venganza paso a placer!



Lo acosté y subí a cabalgarlo, me movía suave, me tomaba de la cintura y me levantaba un poco para dejarme caer en él, ese movimiento lo repetimos bastante, sus gemidos ya se oían más fuerte, ¡me contagio su ánimo y más rápido y suculento cabalgaba al viejo vecino!



La tenía toda adentro, sus manos apretaban fuerte mis tetas, me movía salvaje, ¡nunca imagine que un viejo me diera tanto placer!



Me puso en cuatro, ¡tomándome de la cintura me introdujo despacio su miembro y comenzó a mover suave y rico!



J: ¡Ah, mi amor que rico!!



C: ¡Ah, si, uhm!!!



Me acariciaba las nalgas y poco a poco subió su velocidad, el viejo saco a relucir sus mejores movimientos, yo también me movía para completar un acto de sexo glorioso, el babeaba y gritaba yo también gemía, ¡ambos estábamos por terminar!



C: ¡Ah, si!!!! ¡Uhm!!!



J: ¡Ah, nena, uhm!!!



C. Sácala, ya, vamos!!!



J: ¡Agh, si, toma!



Su rica venida me lleno toda e incluso batimos la sabana, ¡el gozaba su orgasmo y yo disfrutaba con lo que logro hacerme gozar!



Después de ese rico momento me limpié y me vestí, dejando mi tanga tirada debajo de su cama, todo para hacerle pasar un mal rato a Raquel.



Volvimos a la mesa, él sirvió un té para refrescarnos un poco, justo en ese momento llego Raquel quien furiosa me miro con odio y volvió a insultarme, yo esta vez más seria le advertí que me dejara en paz, que no se metiera conmigo y que mejor se ocupara de atender a su marido.



Johan calmo las aguas inventando que quiso limar asperezas, Raquel subió toda loca a su habitación y escuchamos un enorme grito, ella bajo con mi tanga en su mano directo a reclamar, la miré con una sonrisa y le dije!



C: ¡Para la próxima, no encontraras solo la tanga!



Y como una puta, me di la vuelta y los deje discutir, a partir de ese día esa mujer nunca más se ha metido conmigo, claro, hizo chismes en el vecindario, pero gracias a mi apariencia y forma de ser, poco a poco convencí a los vecinos de que eran chismes, aunque Johan, aun espera que vuelva a estar con él y es algo que medito y que tal vez un día, vuelva a hacer.



¡Con cariño, Cindy!


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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