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Categoría: Confesiones

COGIDA EN EL ESTUDIO Y LUEGO EN UN TAXI

COMO PANAMEÑA VOY A CAMBIAR LOS NOMBRES DE ALGUNOS INVOLUCRADOS PARA EVITARME PROBLEMAS. En diciembre de 1993 estaba yo modelando para una sesión de fotos para vestidos de baño para la temporada de verano, el fotógrafo, Emanuel Salazar, uno de los fotógrafos pubicitarios más Top del país y las vestuaristas tenían problemas conmigo y algunas de las piezas de abajo del bikini, mis labios vaginales eran muy grandes y se formaba un enorme Camel Toe, yo nunca me había preocupado por eso, pero al fotógrafo y al tipo de la agencia les preocupaba mucho, decían que era demasiado evidente, el maquillista que era un gay divino me llevó al baño, con gran habilidad y destreza, me apretó los labios vaginales, me los metió en la vagina y colocó encima una cinta color piel, y mi entrepierna quedó como la de Barbie, yo al principio estaba algo incómoda, pero el rose de mi clítoris con mis labios ahora que compartían espacio, era una sensación rara, me tenía un poco excitada, pudimos retomar la sesión de fotografía.   Unas 4 o 5 horas después, al terminar la sesión, yo estaba bastante feliz de poder liberar mi vagina de su cautiverio, el maquillista me sentó en una silla, yo abrí las piernas y con mucho cuidado él me sacó la cinta y a su vez me ponía una crema humectante, se sentía muy bien, en eso entra el fotógrafo y me encuentra con las piernas abiertas, mi vagina totalmente expuesta con los labios brillantes por la crema humectante, él miró y quedó mudo por medio segundo, pidió disculpas y se retiró, la vestuarista y el maquillista explotaron de carcajadas.   Me quedé de última en el estudio, tenía un top rosado que de tiritas que dejaban notar mis pezones, una cómoda faldona ancha hippie de alto vuelo y unas sandalias, me acerqué al fotógrafo, para agradecerle la sesión, él muy amable me agradece mi profesionalismo y mi entrega al trabajo, que no lo llame señor, que se llama Emanuelle, pero que puedo decirle Manu, como la mayoría de sus colegas, le dije que me llamaba Alicia, no sé porque le mentí, le dije que era mi primera sesión profesional de fotogafía y que me gustaría saber si me regalaba algunas de las polaroid que habían usado en las pruebas, él reaccionó muy sorprendido, me dijo que yo le había parecido muy profesional. Me llevó a su oficina, me ofreció una cerveza, le dije que no, me ofreció vino, las rechacé muy amablemente, él se sirvió un poco de vino, fue a su escritorio y sacó unas 21 fotos polaroid, “eres muy fotogénica, la cámara te ama”. Siento como se acerca por detrás muy junto a mi para ver las fotos y su mano me sujeta suavemente por la cadera. Le agradezco el cumplido, me agacho a ver las fotos y mi nalgas tocan su entrepierna  y miro cada una de las fotos, elijo una y le doy las gracias, me pregunta si quiero que él me haga una sesión de fotografías artísticas, para que yo tenga en mi catálogo, le digo que me encantaría, él sonríe y me dice que le habían sobrado dos rollos de esta sesión y que tenía otra de reserva. Yo quedé un poco fuera de base, le pregunto, “¿quieres tomarme las fotos ahora?” y él muy entusiasmado me dice, “para luego es tarde”.   Manu coloca un fondo negro, mueve unas luces, yo le calculaba unos 35 a 40 años, se nota que cuida su aspecto físico, de piel bronceada, rasgos asiáticos, de unos 1.79 o 1.80, era alto, pero no muy alto, trae unas telas blancas con unos almohadones, los coloca en el piso y me pide que me acueste junto a él. Obedezco, me pide que me coloque erguida, de espaldas mirando al fondo negro, toma una polarid y me la enseña, mi cadera y cintura resaltaban mi feminidad y mi cabello rojo cubría mi espalda, era una foto hermosa y era una polaroid, le digo que la foto esta divina y me dice que ahora vienen las de verdad, que me quite el top y la faldona, yo dudé por un segundo, pero en la polaroid no se veía nada vulgar, era muy artística así que me levanté, me quite el top y la faldona y las coloque en una escalera que estaba a un lado, yo tenía puesta un diminuto panty negro de hilo dental y con una tela transparente por delante, me pide que me lo quite para evitar que por alguna razón se fuera a ver en la foto y también me quito las sandalias y camino tal cual vine al mundo, yo estaba muy bien rasurada de mi entrepierna, me acomodo en la misma posición de la foto, Manu enfoca pero luego se acerca para acomodarme bien, me toma fuertemente por la cadera y de manera muy firme pero delicada me acomoda, luego me agarra por las axilas y me coloca en una posición más elevada, sus dedos rosan mis pechos, me toma por la quijada y me hace mirar a un punto alto en la oscuridad, pasa sus dedos por mis cabellos para que caigan a mis espaldas, me grita “quieta” y toma la primera foto, para la siguiente foto me acomoda acostada de lado de frente a la cámara, unas telas se levantaban enfrente de la entrepierna y mi cabello rojo, esta vez la manipulación de sus manos fueron menos disimuladas, sus dedos colocaron las telas contra mi vagina y la empujó un poco, luego sus manos acomodaron mis cabellos sobre mis pezones, el frío del estudio me rizaba la piel y ponía duro mis pezones. Me tomo algunas fotos en esa posición. Él se veía muy emocionado, yo estaba extasiada viéndolo en su ambiente natural, se veía varonil, sexy y varonil, confirmado, soy una zorra y este tipo me lo voy a coger. Luego me puso de pie, se colocó detrás de mí, me abraza con fuerza sentí que su entrepierna tocaban mis glúteos, yo los muevo un poco y hacia él, mira mis pezones duros y mi piel erizada y dice, “Tienes frío linda, dejame darte un poquito de calor”, me aprieta un poquito más, ese apretón me puso algo cachonda, recuesto todo mi desnuda espalda y mi derrier sobre él, así me frota los brazos, las caderas y luego me envolvió fuertemente la cintura con la tela blanca, como si fuera la toga de la Venus de Milo, casi toda mi pierna izquierda estaba destapada, su mano sube por mi muslo llega hasta mi nalga y levanta la tela para que tenga vuelo, me da una tierna nalgada que me excita, deja su mano ahí unos segundos, sus dedos se mueven hacia el ano, yo me quedo quieta esperando y me dice que sin mover mis piernas trate de tapar mis pechos con diferentes poses, se alejó en dirección a la cámara, en estos momentos me sentí más libre, más modelo, más cómoda, cruzo los brazos, tapo mis pechos con mis codos, con un brazo y extiendo la otra, luego levanto los brazo y libero mis pechos, tengo los pezones duros por el frío, suelto la tela de mi cadera, quedo desnuda y en pose de libertad, me mira unos segundos no dice nada, yo observo su bulto y me dice que ya acabó con el primer rollo y que va a cambiar por otro.   Me cubro con las sábanas, tiemblo un poco por el frío, son ya casi las 9 de la noche, había sido un día muy largo, pero que un fotógrafo de la fama como Emanuelle te regale una sesión de fotografía, veo que trae de su oficina una taza de algo tibio y me dice es un viejo remedio español para combatir el frío, “tienes que tomártelo de un sólo trago”, me dice. Agarró la tasa tibia, siento el calorcito en mis manos y sin pensarlo me tragué todo el contenido del mismo, sentí como entró caliente en mi estómago y un calor me recorrió por todo el cuerpo, desde las 4 de la tarde yo solo me había comido una media manzana y unas uvas, en seguida entré en calor, le pregunté que tenía la taza y me dice que vino tibio con su toque personal, un poco de anís, té de canela y una cucharada de azúcar. Todo el vapor se me subió a la cabeza.   Yo empecé a sentirme muy reída me daba sentía feliz, me puse en 4 sobre las telas, colocaba los almohadones entre mis piernas y las apretaba contra mi cuerpo, me apretaba mis tetas y trataba de lamerlas con mi lengua y Manu seguía tomándome fotos, veo que tiene una erección, me acerco y me arrodillo frente a él le pregunto, “¿Qué es ese bulto que tienes ahí?”, abro su zipper y sale su verga, de buen tamaño, lejos de la fama que tienen los asiáticos, definitivamente que él tiene algún abuelo de ascendencia africana, agarro su verga y sin mediar palabra empiezo a chupárselo, enseguida su glande empieza a hincharse y yo me voy excitando más y lo chupo y con mi mano empiezo a masturbarme y sigo chupando la verga erguida de Manu, mis dedos juegan con mi clítoris, estoy disfrutando de mi punto G, sigo chupando esa verga venosa que tengo en la boca y juego al mismo ritmo, mi lengua y mis dedos buscando encontrar el placer oigo a Manu emitir sonidos guturales, su verga se hincha, yo estoy toda húmeda, Manu se viene en mi boca, él pone su mano en mi hombro para apoyarse gime de placer y yo le chupo hasta la última gota de su semen, caliente, espeso y abundante, cuando trago lo último me acuesto en el piso del estudio y me vengo con un delicioso orgasmo. Me envuelvo con las telas y me acuesto encima de los almohadones del estudio, yo estaba totalmente desinhibida, pero mi memoria está intacta, empiezo a dormitar y moverme desnuda por el suelo entre las sábanas, telas y almohadones, Manu estaba emocionado tomando fotos, yo me sentía una Marilyn Monroe pelirroja. Manu se acerca a mi rostro, toma unas fotos más, coloca la cámara en una mesita, se desnuda y se acerca a mis pies, me abre las piernas y sumerge su rostro en mi vagina, su lengua juegan con mis carnosos labios vaginales, busca mi clítoris, yo estoy muy húmeda, él sigue chupando, lamiendo, bufando y yo estoy en éxtasis disfrutando y me vengo de nuevo, agarra una de mis teta, yo pego un respingo, él sube su lengua por mi abdomen, me besa el ombligo, sus dedos empiezan a juguetear con mi pirigallo, su boca empieza a chuparme la teta y yo siento una excitación que no había sentido antes, parece que la operación de las tetas además del tamaño, aumentaron mi sensibilidad sexual, yo gemía de placer, sus dedos en mi vagina, su manos y boca en mis senos me hacían estremecer de placer, se detiene un momento, separa mi pierna izquierda, la levanta y me la coloca sobre mi hombro y me penetra con ganas, sin dudas, hasta adentro, yo gritaba de placer, y el seguía dando y dando, me vine y él seguía , me levanta la otra pierna y me pone de misionero y sigue dándome con fuerza, yo estaba en éxtasis total y él se viene y yo siento como su verga bombea dentro de mí y me vengo finalmente.   Él se acuesta al lado mío jadeando, yo lo abrazo y me acurruco a su lado y lo empiezo a besuquear y le digo “Muy rico Manu,” él sonríe, me besa en los labios, yo agarró su miembro y él se incomoda porque todavía tiene el condón puesto, se lo quita y yo lo tranquilizo, acerco mi lengua y empiezo chuparle la verga, flácida, pero de buen tamaño, mi boca chupaba y mi lengua travesiaba con su órgano, el glande empieza a englobarse, su verga empieza a ensancharse, oigo a Manu gemir de placer, yo sigo reanimando al soldado caído, este se pone firme y listo para la batalla, rápidamente Manu se levanta, me gira, me coloca boca abajo sobre un almohadón y mi culo queda levantado, el escupe mi ano, empieza a masajear, mete un dedo, luego dos, luego 4, yo gimo por el dolor, él coloca su verga entre mis glúteos y empieza a masturbarse con ellos, yo dilato el ano esperando que penetre y él sigue jugueteando, le ruego que me lo meta e introduce suavemente la cabeza y súbitamente lo mete hasta el fondo, yo grito del placer, el dolor me lleva al climax, el me embiste por varios minutos, me da nalgadas, me agarra por las caderas y me aprieta con fuerza tratando de meter su verga lo más profundo posible, me aprieta una y otra vez, el me embiste con fuerza, estuvimos así como diez minutos, hasta que finalmente me llenó el culo de leche. Va al baño se viste y me dice muy formal que se hace tarde y que mañana él tiene una sesión. Me visto, me escolta hasta la puerta, me da un beso un frío beso en la boca, me empuja suavemente por el culo y a las 11 y media de la noche estoy en la vía España buscando Taxi.   Le digo que voy a Bethania, me dice que son 5 dólares, le digo que yo había pagado 3 y me insiste que es precio nocturno; estoy cansada, con hambre, necesito bañarme y no quiero discutir más y finalmente acepto, voy a sentarme a tras y me dice que me siente mejor adelante, lo ignoro y arranca. Durante el camino él trata de sacarme conversación y yo lo ignoro, era un hombre negro de unos 50 años, barba de una par de días, panzón y enorme, se veía que ocupaba mucho espacio, tenía todo su asiento hacia atrás, me pregunta acerca de a que me dedico, le digo que soy estudiante, me dice que soy muy linda, le doy un gracias muy seco, me mantengo en silencio ya ibamos llegando a mi casa cuando empiezo a buscar mi cartera en mi bolsa y no la encuentro, vacío casi todo en el asiento y no encuentro la cartera, el taxista oye mi angustia y me pregunta que me pasa, le cuento que no hallo mi cartera y que no tengo plata para pagar la carrera, se detiene bruscamente y se hecha a un lado, le digo que en mi casa mi mamá me da la plata para pagarle y me contesta que él ya se conoce esos cuentos y que si no hay dinero, que me baje de una vez, estabamos en Santa María, que no es un barrio muy seguro y yo, le pido que por favor me lleve a mi casa, que yo allá le pagaba, me dice que me pase al asiento de adelante, obedezco y me siento a su lado. “Quieres que te lleve hasta tu casa?” Le contesto que sí, se saca la verga del pantalón, una picha arrugada gorda y hedionda a orina, agarra mi cabeza y la hunde debajo de su panza, trato de levantar la cabeza, pero él es muy fuerte, me dice, “Chupa fulita, mama verga negra, para que sepas lo que es bueno”, abro la boca y este mazacote de pellejo, piel, pelos, entra y yo empiezo a chupar, él deja de apretar mi cráneo, pero no retira su mano, el sabor era desagradable pero yo seguí succionando y moviendo mi lengua, mi boca salibaba descontroladamente, tratando de combatir los sabores, poco a poco esa verga empezó a reaccionar, a llenar más espacio en mi boca, “Sigue fula, sigue” decía el taxista y yo seguía chupando y esa verga engordó y creció y el taxista empezó a mover mi cabeza arriba y abajo, me hundía esa verga hasta el fondo de mi garganta me dejaba sin aire, me provocaba arcadas, se me salían las lágrimas y de nuevo para atrás una y otra vez, él tenía control total de lo que sucedía, se estaba masturbando y usaba mi boca como un juguete, me tuvo así unos minutos y me dice “Trágatelo todo, no quiero leche en mi pantalón ni en mi asiento, y segundos después dispara un chorro espeso, amargo y caliente de semen, lo trago, bombea leche unas dos o tres veces más, el gordo gime de placer, me incorporo, el taxista sonríe se acomoda, le cuesta respirar y cierra su pantalón, busca aire a bocanadas y arranca, pone música navideña y yo miro distraídamente por la ventana.

EL TAXISTA SE DIRIGE A MI DESTINO, O ESO YO PENSÉ.
Datos del Relato
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