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Clueless (I: en la onda, las amigas de Cher)

CAPITULO PRIMERO

Cher estaba muy enojada con Sidney porque se había puesto el mismo vestido rojo que ella, y aquella era la peor de las ofensas para Cher. Cher se vanagloriaba de estar siempre en la onda; ya se tratase de moda, música, cine, chicos o comidas. También sus amigas intimas estaban siempre a la moda; esa era su tarea.

Ella había visitado la semana anterior a un parapsicólogo con algunas amigas para una sesión de espiritismo. El médium parapsicólogo quedó sobrecogido con el aura de Cher. Le dijo que ella era la persona con mayor poder hipnótico que él había visto en su vida -y he visto muchos- dijo.

Ella habló sobre esa entrevista con Dion, su mejor amiga, pero ninguna de las dos se creyó ni media palabra.

-Sólo quiere jugar contigo, no le creas- le dijo Dion, una bellísima adolescente de color.

-¿Por qué?

-Tal vez quiera introducirte en el espiritismo.

-¿Y si yo tuviera ese grandioso poder?

-¿Qué harías con él?

-¡Sidney pagaría por lo que ha hecho!

Estaban en su instituto en Beverly Hills y allí estaba Sidney sonriéndolas.

-Es una perra-dijo Tai, otra de las mejores amigas de Cher. Cher deseó que Sidney le pidiera disculpas y que ella las rechazaría.

Repentinamente, y de forma absolutamente inesperada, Sidney se les acercó:

-Discúlpame Cher, no sabía que fueses a vestir aquel vestido; no sabes cuanto lo siento.

-Y cómo te arrepentirás-pensó Cher para sí misma. Tal vez el charlatán estuviese en lo cierto después de todo.

Posteriormente ella quiso que la profesora terminase rápidamente con la clase. Dicho y hecho, ella empezó a ser consciente de que tenía ese poder en su interior.

Ella y sus amigas salieron al patio y se echaron sobre la hierba. Cher no quería que sus amigas conociesen su nuevo secreto con lo que no les contó una palabra. Pero ella continuó molestando a Sidney. Estaba caminando con su nauseabunda amiga hija de papa y Cher hizo que Sidney cayese a un charco. Cuando su amiga intentaba ayudarla ella también resbaló, se enganchó a la falda de Sidney y la rasgo de arriba abajo. Cuando Sidney y Mary Joe, así es como se llamaba su amiga, se incorporaron con sus ropas empapadas, todo el mundo pudo contemplar la ropa interior violeta de Sidney. Entra corriendo en el baño y Mary Joe entra pocos segundos más tarde. Dion y Tai se reían estruendosamente de Sidney mientras Cher reflexionaba sobre sus nuevos poderes. Cher quería saber si actuarían sin ver a su objetivo; para comprobarlo ordenó a Sidney que vistiese la blusa de Mary Joe, solo que los pechos de Sidney eran mucho más grandes (Mary Joe era plana como una tabla). Cuando ellas salieron del baño Mary Joe vestía la blusa verde de Sidney y Sidney llevaba puesta la blusa de Mary Joe mostrando su ombligo desnudo. Cher quedó satisfecha del test y fue a consolar a Sidney.

Una vez terminada la prueba Cher se marchó; cuando llegó a casa su hermanastro Patrick estaba besando y metiendo mano a Anne, su novia pelirroja. Cher se puso cachonda y decidió que iba a hacer con Sidney; la convertiría en una esclava sexual; se arrepentiría de su estupidez.

Pero en esos momentos quería que la pelirroja le comiese el coño con lo que hizo que Patrick se marchase quedándose Anne con ella. Patrick se acordó de que tenía que ir al campus y le sugirió a Anne que le esperase.

Anne continuó mirando la tele y Cher se sentó a su lado. Anne puso su mano bajo la falda de Cher y le acarició los muslos. Cher fingió estar disgustada y detuvo la mano de Anne.

-¡Lo siento, no sé qué me ha pasado!-dijo Anne.

-No importa-dijo Cher colocando su cabeza al lado de la de Anne dándole un beso con lengua. Cher nunca le había hecho un francés a otra mujer; tal vez a un par de chicos (ella era todavía virgen). No quería que ningún advenedizo la desvirgase, ella prefería a una estrella del cine o a un deportista famoso.

Para Anne esta no era su primera experiencia lésbica y estaba feliz acariciando el cuerpo de Cher mientras sus lenguas jugueteaban dentro de sus bocas.

Entonces Anne le quito la blusa a Cher, también el sujetador, y jugó con sus pezones adolescentes.

Los pechos de Cher no eran tan grandes como los de Sidney pero estaban muy bien para su edad. Anne retiró su lengua de la boca de Cher y empezó a lamerle los pezones. Su mano izquierda se dirigió bajo la falda de Cher y acarició sus bragas de seda rosa.

-Cómeme el coño Anne-dijo Cher entre risas.

Anne estaba dominada por un extraño poder y sin siquiera cuestionarse la orden obedeció. Le bajó las bragas a Cher y observó su dorado mechón de vello púbico. Su lengua lamió los labios vaginales de Cher mientras sus manos jugueteaban haciendo rizos con su vello púbico. Entonces le abrió del todo el coñito, Cher estaba disfrutando de sus mejores momentos.

La lengua de Anne lamió el clítoris adolescente; era la primera vez que alguien distinto de ella misma tocaba le tocaba el clítoris a Cher.

Su entrepierna estaba húmeda y alcanzó su primer orgasmo no inducido mediante masturbación. Gritaba como una loca pero no había nadie en casa.

La lengua de Anne estaba empapada con los jugos de Cher. Cher se dio la vuelta y cuando se volvieron a besar pudo sentir y probar sus propios jugos. Cher se vistió y las dos chicas estaban viendo la tele cuando retornó su hermanastro.

Parecía que no había ocurrido nada entre ellas. Anne y Patrick se metieron en el dormitorio. Cher quería saber que estaba pasando en la habitación de Patrick e igualmente saber que había dentro de la mente de Anne.

Anne le estaba haciendo una mamada, lamiéndole la cabeza y con toda la polla en su garganta. Su palpitante polla descargó chorros de semen dentro de la garganta de Anne; ella se traga cada gota.

-Patrick, cómeme el coño-dijo Anne y Patrick no podía creer lo que oía. Anne nunca le había pedido que le hiciera eso. El no era muy habilidoso en aquellas lides; le abrió el coño pero no podía encontrar el clítoris, a pesar de eso Anne continuaba gimiendo y goteando extasiada. Finalmente él encontró su botón del amor y lo lamió agresivamente y ella se corrió instantáneamente chorreando jugos en la boca de su novio.

Patrick se la folló salvajemente y estaba sorprendido con el comportamiento de puta recientemente adquirido por su Anne. Él siempre había creído que Anne no era una amante apasionada pero su comportamiento había cambiado de forma increíble. Él no sabía que Cher estaba enviando una orden tras otra a la mente de Anne con su nuevo poder.

Patrick estalló otra vez más en el coño de Anne y cuando lo retiró ella le chupó la polla mojada hasta que recuperó su previa dureza. En esos momentos Anne le pidió que le diera por culo.

Patrick no le había sodomizado nunca, ni tan siquiera se había atrevido a proponérselo. Había practicado algo de sexo anal en algunas fiestas universitarias pero nunca con Anne. Ella se puso a cuatro patas delante de él, con su culo mojado con los jugos de su coño, Patrick deslizó su polla fácilmente dentro de su culo.

Al principio le dolió un poco a Anne pero cuando él empezó con sus acometidas, y con Cher jugando en su mente, se sintió mucho más excitada. Sus gritos y gemidos retumbaban por toda la casa. Cher, cansada de los juegos mentales, empezó a masturbarse. La mente de Cher estaba tan cachonda conectada con el cuerpo de Anne a través de su poder hipnótico que empezó a chorrear como una fuente.

Patrick se corrió dentro del culo de Anne y cuando todo hubo terminado Cher pensó en sus planes para el día siguiente. Ah, si, iba a convertir a Sidney en una puta.

Se pasó toda la noche pensando en como hacerlo y se sorprendió de su maldad. Por la mañana cuando se levantó la cama estaba completamente empapada. Era sábado y no tenían clases con lo que no tenía que levantarse temprano.

Cher no sabía si Sidney era virgen, pero aquello no era un problema. Hizo sus deberes durante la mañana dejando aparcados sus poderes.

Ella, Dion y Tai fueron al centro comercial y allí pasaron toda la tarde. Allí se encontraron con Sidney y Mary Joe. Cher hizo que Sidney derramase su refresco en sus ropas y su blusa blanca se volvió tan transparente que sus pechos y pezones se hicieron perfectamente visibles para todo el mundo.

-Sidney, ¿siempre estas mojada?-se mofó Cher.

-No le veo la gracia-respondió Sidney malhumorada.

-Mary Joe, ¿por qué no le prestas tu camiseta?-preguntó Dion-Me encanta tu ombligo Sid-se mofó también Dion.

-Eres una puta negra-le escupió Mary Joe que se agarró al pelo rizado de Dion. Lucharon un rato y Dion resultó vencedora. Ella estaba sobre Mary Joe a quien se le había roto la camiseta quedando sus pequeños pechos totalmente expuestos.

-¿Qué has dicho, puta pálida? Quiero que me digas que eres la peor perra en el mundo.

-No lo haré, tú eres una sucia cucaracha-Mary Joe volvió a escupirle mientras Dion le abofeteaba y le rasgaba la falda.

-Lo dirás o regresaras a casa en pelota picada.

-Soy la peor perra en el mundo-dijo en voz alta.

Dion se levantó y Mary Joe intentó ocultar su desnudez.

-Estás en buena forma, Dion-dijo Tai-¿Por qué no le has dado una buena paliza?

-Se ganará una si continua portándose así.

Cher pensó que tal vez Mary Joe mereciese una buena lección. Regresaron a casa y Cher y sus amigas se metieron en su habitación mientras Patrick disfrutaba a Anne una vez más. Empezaron a hablar de sexo pero la conversación fue mucho más picante de lo habitual. Cher quería sus ideas sobre que hacer con Sidney y Mary Joe pero sin preguntarles directamente.

-Qué mente más pecaminosa tienes, Dion-dijo Cher-Has hecho que me sonroje-. Pero su mente estaba trabajando a toda velocidad. Sidney y Mary Joe nunca olvidarían su venganza.

Ya era tarde por la noche cuando Cher intentó meterse en la mente de Sidney con su poder. Tuvo éxito con apenas esfuerzo, tal vez porque Sidney estaba cansada. Fue entonces cuando Cher descubrió a William, el hermano de Sidney. Cher le había conocido en una fiesta y el no era para nada tan estirado como su hermana. La mente de William se había convertido en un nuevo objetivo para Cher.

-Vamos a ver querido amigo; vas a levantarte y a violar a la muy puta de tu hermana-proyectó Cher en la mente de William-No quiero que le ofrezcas ni una pizca de placer; sólo que la violes. Esta noche tiene que convertirse en la peor pesadilla de Sidney. Cuando hayas terminado no recordarás absolutamente nada pero verás a Sidney como la zorra que es.

Cher sabía que podía guiar su mente con sus pensamientos pero disfrutaba más diciéndolos en voz alta. William se levantó sudando, la polla empinada y una extraña sensación en su cuerpo.

Entró en la cocina y bebió un poco de agua. Regresando a su habitación paso al lado de la puerta cerrada de su hermana. No pudo controlarse, abrió la puerta y con un salto se puso a horcajadas sobre Sidney. Ella se despertó espantada, sorprendida pero antes de poder gritar su hermano le tapó la boca. Él se bajó el pijama y restregó su polla en el camisón de ella. Sidney se sintió completamente indefensa cuando su querido Willy le quitó el camisón.

-No vas a gritar mi orgullosa hermanita, o te arrepentirás el resto de tu vida. Voy a destaparte la boca así que calladita.

Sidney quería gritar pero no pudo. William frotaba su pene en los muslos de su hermana y sus manos rasgaron sus bragas. Con una acometida salvaje metió la polla dentro del seco coño de su hermana. Ella sintió una tremenda desazón dentro de su coño virgen y le dolió una enormidad cuando se le rompió el himen. Ella lloraba silenciosamente y no podía creer lo que estaba pasando. Su hermano tuvo un orgasmo tremendo dentro de ella y cuando retiró su pene estaba bañado en sangre.

-Buenas noches, hermanita. Ni una palabra, sabes-dijo.

Sidney era virgen antes de aquella noche. Nunca se había masturbado. ¿Cómo podía su hermano haberle robado su virginidad? ¿Cómo había podido quedarse callada? Se metió en el baño y lloró desconsoladamente. Cuando se limpió, quitándose las manchitas de sangre y semen de sus muslos y pubis, su coño le dolía una enormidad. Cher, por otro lado, se lo estaba pasando de fábula y le sugirió a Sidney que se masturbase un poquito. Sidney se metió el índice en el doliente coño y se provocó su primer orgasmo pensando en su hermano William.

Muy bien mi putita Sidney, pensó Cher, no vas a olvidar esta noche, pero no le podrás decir nada a nadie y mañana tu vida será como siempre. Por cierto, ¿por qué no te pasas por el partido de fútbol?

Cuando quiso darse cuenta Cher tenía tres dedos en su propio coño pero ella tenía todo el cuidado del mundo para no rasgarse el himen. Bien, y ahora a por Mary Joe.

En esta ocasión fue más difícil para Cher introducirse en la mente de su presa. Mary Joe no estaba dormida; estaba en una fiesta estúpida en la casa de su prima. Aquello era un muermo y los chicos parecían mariconas y las chicas, monjas. Cher no pudo entender cómo Mary Joe se lo podía pasar bien. Cher se enteró de que el tío de Mary Joe era un pastor protestante.

Y en aquellos instantes Cher decidió qué hacer con Mary Joe. Bajo los designios de Cher Mary Joe y su tío, que se llamaba Sam (y no es coña marinera) se metieron en la cocina y cerraron la puerta. Cher creía estar haciendo un gran trabajo al controlar dos mentes despiertas a la vez. Mary Joe cogió un plátano de Canarias (con motitas) del frutero. Lo peló mientras su tío se bajaba la cremallera. Mary Joe se puso a cuatro patas y se metió el plátano en su vagina mientras el tío Sam le colocaba su pene en su boca y empezó a follarle la boca.

El pastor se detuvo, cogió el plátano e hizo que Mary Joe empezase a lamerlo; en ocasiones se lo metía todo entero en la boca, en otras solo una parte. Mary deseaba parar pero no podía. Probó el sabor de su flujo, completamente avergonzada de lo que le ocurría y terminó comiéndose la banana.

Entonces su tío la volvió a poner a cuatro patas y le introdujo toda su polla en su culo; el se corrió por segunda vez. Cuando se retiró de su culo le dio la vuelta a Mary Joe y dejó caer el resto de su semen sobre su rostro y su cabello.

Cuando el tío Sam y su sobrina regresaron al salón el pelo de Mary Joe estaba recubierto del semen de su tío formando costras; los allí presentes se percataron al instante de lo que había ocurrido. Se sonrieron y empezaron a murmurar entre ellos pero nadie le dijo una palabra.

Cher era consciente de que aquella sería una noche inolvidable para sus amigas. Pero lo mejor de todo es que aquello justamente acababa de empezar. SEGUNDO CAPITULO

A las cuatro en punto de la mañana Cher se despertó con una única idea en su mente; no estaba segura de si debía revelar su juego a sus victimas o si sería más placentero mantenerlas en la más completa oscuridad.

Decidió que por una temporada ella continuaría moviendo las marionetas desde las sombras. Aquel domingo Cher, Dion y Tai fueron al partido de fútbol. El fútbol se había convertido en el deporte de moda; molaba eso de ver a veinte tios jovenes en calzoncillos corriendo detrás de una pelota. Cher se sintió satisfecha cuando vio a Sindey, vestida con un horrendo vestido negro de un par de temporadas atrás y ojeras. Cher se sorprendió cuando vio a William junto a Sidney.

Cher estaba sentada cerca de ellos y les saludó. El partido estuvo muy bien. Cuando solo quedaban veinte minutos para el final del partido William se marchó del estadio y Sidney bajó a los vestuarios. Un gorila de seguridad no le permitió entrar hasta que Cher le hizo cambiar de opinión con su poder. El segurata no solo la dejo entrar sino que también entró él. Una vez dentro se abalanzó sobre Sidney y la desnudo. Ella no mostró oposición, de hecho, parecía disfrutar mientras el la ataba de pies y manos sobre la camilla con la piernas completamente abiertas.

Le acarició el coño con total impunidad, ella únicamente llevaba puesto su liguero negro; el agente se masturbó y se corrió en las braguitas de Sidney, braguitas que utilizó como improvisada mordaza. También le vendó los ojos con su horrendo vestido negro.

Tan pronto como el arbitro dio el pitido final los jugadores entraron en el vestuario y vieron a Sidney espatarrada para su placer; se pusieron como motos únicamente con verla.

Cher, segura de si misma, jugó con la mente de los chicos.

"Vaya un regalo" dijo el capitán comiéndose con los ojos a Sidney. Todos los jugadores se desnudaron y uno a uno se la fueron follando.

Algunos le follaron el coño mientras otros la mantenían elevada y le daban por el culo. Había dieciseis jugadores y los dieciseis disfrutaron, de una u otra manera, a su atado y amordazado regalo.

Sidney intentó oponerse en un principio pero mientras los chicos la iban violando ella sin saber muy bien como empezó a disfrutar con su violación. Su coño estaba chorreante con sus jugos y el semen de ellos; bueno, una gran cantidad de dicho semen estaba corriendole muslos abajo ya que su vagina era incapaz de absorber una gota más. Estaba llena de semillas de vida.

Cuando los jugadores se cansaron del folleteo se masturbaron al unisono y consiguieron correrse sobre sus pechos y cuerpo. Continuaron jugando con su presente, ahora desatado pero privado de su voluntad desde que Cher estaba al mando.

Los chicos la arrojaron a la ducha y allí el portero deslizó una pastilla de jabón en su coño; sus gruñidos fueron tan sonoros que los otros jugadores se sumaron a la fiesta. Algunos de los futbolistas conocían a Sidney pero aquello no les importaba lo más mínimo. Cher estaba contenta.

Cuando Sidney abandonó el vestuario estaba tan dolorida y humillada que no se dio cuenta de que no llevaba bragas, un perfecto recuerdo para los jugadores.

Sidney se dio cuenta cuando se sentó en el taxi y su maltratado conejito sintió el tacto de cuero del asiento. También había olvidado que no llevaba dinero (ni en metálico ni en tarjetas) con lo que pagó la carrerita con una mamada ya que su coño era incapaz de aceptar más visitante.

Una vez en casa Sidney se sintió proxima al suicidio pero Cher le insufló moral con su poder. Se encerró en la habitación y se pasó toda la tarde llorando y mojandose su dolorida entrepierna con agua helada.

Cher la dejó en paz un par de días, el tiempo suficiente para que los rumores empezaron a circular. La reputación de Sidney cayó por los suelos y la gente empezaba a susurrar acerca de su actuación en el vestuario, y como suele ocurrir en estos casos, exageraban lo acaecido. A Sidney eso no le importaba, tenía suficientes problemas por ella misma. Su forma de vstir había cambiado dramaticamente; su minifalda se convirtió en la más corta del instituto, su maquillaje el más depravado y siempre vestía en cuero negro. Afortunadamente, pensó, no le había pasado nada raro durante los últimos dos días aunque era incapaz de olvidar el terrible partido.

Aquel miércoles concluyo el castigo de Mary Joe y Cher decidió nuevos planes para ella.

Mary Joe era una racista recalcitrante. La única persona de color a la que dirigía la palabra era Dion, y no precisamente con simpatía.

Cher quería que eso cambiase pero no sabía exactamente cómo.

Tenía que conseguir que Mary Joe cambiase de opinión sobre las gente de color pero creyendo que aquel cambio era enteramente suyo. Sucedió durante un recreo. Mary Joe entró en el baño y Emmanuel y Charlote, una pareja amiga de Dion (negros) pasaron al lado de la puerta.

Se dieron un beso húmedo antes de entrar en el baño. Mary Joe estaba poniéndose pintalabios cuando vio a la parejita acaramelada. Emmanuel se dio cuenta de que no estaban solos (y era el aseo de las mujeres) y le dijo a Mary Joe:

-Por favor, no le digas nada de esto a nadie.

La respuesta de Mary Joe fue arrodillarse, desabrochar la cremallera de Emmanuel y agarrar su polla negra y dura con sus manos. Empezó a lamer el capullo y lentamente se metió la polla en la boca, hasta la garganta.

Charlotte, en un primer momento demasiado sorprendida para reaccionar, ordenó a Mary Joe que parara. Cuando Emmanuel se la sacó estaba más larga que nunca. Inesperadamente Charlotte se subió la falda, se bajó las bragas y acercó su afeitada entrepierna negra a la cara de Mary Joe.

Mary Joe empezó a lamer el coño de Charlotte y en escasos segundos su lengua estaba hundida dentro de aquel coño mojado mientras continuaba jugando con aquel pollón negro. Emmanuel le ordenó que se echase en el suelo, para lo que Mary Joe tuvo que parar su comida de coño de color.

Una vez en el suelo Charlotte se sentó a horcajadas sobre la cara de Mary Joe que reinició su faena.

Ella sintió aquel pedazo de carne de color en su coño cuando Emmanuel hundió "hasta la bola" su polla en aquel agujero. Ella intentó gruñir pero el coño que tenía en la boca frenó el gemido.

Sus jugos empezaron a fluir, lo mismo que los de Charlotte.

Emmanuel parecía un semental con un motor en su interior entrando y saliendo a toda pastilla de aquel hinchado coño.

Charlote se corrió, unos segundos más tarde también lo hizo Mary Joe y Emmanuel continuaba follandose a aquella blanca.

Mary Joe volvió a correrse y Charlotte empezó a lamerle los durísimos pezones. Cuando Emmanuel se dio cuenta de que iba a correrse retiró la polla y se corrió en la boca de su novia (bueno, algunas gotas acabaron sobre los pechos de Mary Joe). Chorro tras chorro de su semen inundaron la boca de Charlotte quien hizo un esfuerzo para no tragar ni una gota.

Cuando aquello por fin termino Charlotte, con la boca llena de semen, besó a Mary Joe y le pasó las semillas de su novio. Mary Joe se las tragó todas sin rechistar. Unas pocas gotas permanecieron en su barbilla y en las comisuras de sus labios pero ella ni se enteró. Se arreglaron y volvieron a clase.

Cuando tres de ellos entraron en clase el resto de la clase se sorprendió de la apariencia de Mary Joe. Su sorpresa se incrementó cuando se cercioraron de que el semen en su barbilla era de Emmanuel. Sidney que estaba sentada a su lado se lo comentó y le dijo que se limpiara. Mary Joe se sonrojó y Cher, quien no estaba lejos, esbozó una sonrisa.

Después de diez minutos la aversión de Mary Joe hacia la gente de color retornó con más fuerza si cabe y se sintió asquerosa y profundamente avergonzada. Cuando terminó la clase Dion le preguntó a Charlotte que había ocurrido y su amiga se lo contó con pelos y señales. Las dos rieron.

Por supuesto las noticias corrieron tan rápidas como el viento y la imagen de Mary Joe (que sin ser tan buena como la de Sidney era positiva) se hundió.

Ni Mary Joe ni Sidney jamas volverían a estar entre las chicas más popular del instituto. Aquella tarde Cher empezó a escribir un diario que mantenía oculto bajo llave.

Anne llegó a casa de Cher. Patrick no estaba pero eso a Anne no le importaba lo más mínimo. A Cher le encantaría disfrutar otra tarde como la anterior así que se puso manos a la obra en la mente de Anne.

Cher se dio cuenta de que algo había cambiado en la mente de su amiga; ella antes era poco menos que una mojigata y ahora parecía una cortesana.

Anne se desnudo y Cher le dio un vibrador que había encontrado dentro del desastrado cuarto de su hermanastro.

Sin pensarselo dos veces Anne se lo metió en el coño y cuando tenía las doce pulgadas en su interior lo conectó.

Ella gemía y jadeaba como una loca cuando Cher le mostró su propia entrepierna desnuda. Anne empezó a comerle el coño a Cher y en esos momentos parecía la más experta de las cortesanas sáficas en todo el mundo.

Cher estaba empapada y su coño goteaba como un grifo abierto. Cuando Cher alcanzó su tercer orgasmo (Anne había perdido la cuenta de cuántos había tenido ella) se metió en la habitación de su hermano y regreso con unas bolas chinas (la habitación de su hermano disponía de todo un arsenal de juguecitos). Cher empapó las bolas con los jugos de Anne y Cher insertó todas y cada una de las seis bolas, una a una y muy despacito en el hasta ayer virgen culo de Anne, quien por cierto estaba en el séptimo cielo.

Entonces Cher le ordenó a Anne que le lamiera el culo y la lengua de Anne se desplazó hambrienta hacia su destino. Anne acabó metiendole toda la lengua en el culo hasta saborear los intestinos de Cher (es un eufemismo). Realmente aquello era desagradable e incluso asqueroso pero Anne estaba tan mojada y cachonda sumida en su enésimo orgasmo que no se dio cuenta de nada.

Cuando Cher se convenció de que había tenido más que suficiente le ordenó a Anne que parase de jugar con la lengua. Cher desconectó el vibrador y lo retiró; igualmente y con un tirón seco en el hilo de las bolas chinas las quitó de golpe del culo de Anne. Ella gritó de dolor, de placer y es que no se esperaba aquel final tan sorpresivo. En el fondo tampoco estaba tan mal. Cher se arrodilló y empezó a lamer los hinchados labios vaginales de Anne, empapandose la barbilla y sorbiendo los jugos de Anne. Cher no había comido coño antes y aquella fue un experiencia excitante que alcanzó cimas de inolvidable cuando Anne se corrió una vez más; los flujos deslizándose hacia su boca.

-Cher, tu coño dorado me vuelve loca-dijo Anne despues que ambas se arreglasen.

-Me encanta que te guste; pero, ¿qué hay de mis pezones? Todavía no les has prestado atención-susurró Cher.

-No sabes cuánto lo siento; te prometo que lo hare la proxima vez.

-En otra ocasión, Anne.

-Ahora mismo me siento como una puta; no hay nada tan dulce como tú-dijo Anne.

-Pero, ¿qué hay de tu novio? ¿no te gusta él también?

-Si... pero... Eres la más adorable de las amigas que he tenido en mi vida. Prometo limpiarte el altar cada vez que me lo permitas. Seré tu esclava si eso te gusta.

Cher estaba satisfacha; ya hacía mucho rato que había parado de controlar la mente de Anne. Ahora la voluntad de Anne estaba incólume y ella la quería.

-Nos vemos mañana, Annie.

Después que Anne se marchase Cher corrió a encerrarse en su habitación con su recien estrenado diario.

CAPITULO TERCERO

A Cher se le ocurrieron un montón de ideas perversas para sus dos queridas amigas.

Ya era casi la hora de cierre de los comercios así que no había tiempo que perder. Les ordenó que se encontrasen enfrente del cine (que estaba abarrotado) al que solían ir (y donde eran muy conocidas) y una vez allí entrar en el sex shop que había allí al lado. Un montón de la gente que hacía cola para conseguir entradas las reconocieron pero no les importó lo más mínimo a ninguna de las dos.

Una vez en la tienda la dependienta estaba pasando las páginas de una revista de sadomaso esperando a que llegase la hora.

Echaron un vistazo en la tienda y acabaron comprando todo un surtido de vibradores, consoladores, cirios, lencería de lo más atrevida y bolas chinas. Igualmente se compró cada una un muñeco hinchable llamado Rod con un pene de plástico de 13 pulgadas. Sus tarjetas de crédito consiguieron soportar sus depravadas compras y regresaron a casa con un montón de paquetes enormes y planes.

William, quien no recordaba la violación de su hermana, estaba absolutamente seguro de que su adorable hermanita se había convertido en la mayor puta de todo Los Angeles.

Aquella noche ambas durmieron con el mayor de los consoladores enterrado en sus chorreantes vaginas. Cher pensó que necesitaban un buen afeitado y eso sin contar de que sus culos continuaba incólumes.

Cher empezó a pensar en sus nuevos planes y en su control.

Cher continuaba siendo virgen; ella pensó en corregirlo tan pronto como fuese posible. ¿Quién sería el afortunado en desvirgarla?

Pasaron por su mente infinidad de imágenes de estrellas juveniles de cine pero era incapaz de decidir. Ella quería perder su virginidad con un hombre al que no dominase; no quería usar sus poderes hipnóticos.

Cada día en el instituto se había convertido en un infierno para Sidney y Mary Joe desde que Cher había empezado a juguetear con ellas. Las intenciones del día de Cher eran muy sencillas. Dejaría en paz a Sidney por el momento y ordenó a Mary Joe que se metiese en el baño de los chicos y le hiciera una mamada a cada chico que entrase. Tenía que tragar todo el semen. De hecho cuando más de quince jovenes habían pasado por su cada vez más experta boca su estómago estaba inundado de semen y no podría olvidar en su vida ese sabor.

Pero lo peor que le ocurrió fue cuando su primo Jim, quien pensaba que ella era una perra frígida, entró en el baño. Había oido hablar de la actuación de Mary Joe con su tio pero no creyó ni una palabra. Bueno, almenos hasta que vio el semen goteando de su boca en el retrete. Mary Joe se arrodilló y desabrochói la cremallera de Jim sin mirarle a los ojos. Cuando tenía la polla en su mano y movía su boca para chuparle la cabeza el la detuvo.

-Al suelo, perra-ordenó

Ella obedeció.

-He venido aquí a echar una meadita y lo haré. Bebete esto. De su polla salió un chorró de dorado y caliente pis que caía en la boca de su prima, quien se sentía tan humillada que pensaba en suicidarse. La lluvia dorada no había caído únicamente en su boca sino también en su rostro. Ella lloraba.

Cuando Jimmy terminó su quehacer dijo:

-La mejor meada de mi vida. Querida primita, ¿qué hay de la mamada que querías hacerme?

Con lagrimas en sus ojos y el más desagradable de los sabores en su boca ella se puso la flacida polla entre sus labios. Empezó a chupar, a moverse de arriba hacia abajo para revivir aquel pene decaido. Aquella fue su mamada más larga, aquel rato pareció durarle un par de siglos hasta que se dio cuenta de que él estaba a punto de correrse. El le ordenó que parara y le sacó el pene de la boca. Se masturbó salvajemente y desparramó su semen directamente sobre el pelo de ella.

-Yo no soy menos que tu tio Sam, puta-gritó agarrándole la cabeza y volviendo a depositar su exhausta polla en la boca de su prima que empezó a trabajar en ella de nuevo cuando otro estudiante apareció.

-A la cola, chaval-le dijo Jim-¿No te parece que aquí huele mucho a orin? Muy bien, Mary Joe-jadeó.

Aquello fue una tortura para Mary Joe y Jim todavía tardó más en correrse que antes; su semen inundó la boca de su prima. Jim dio un paso atrás y el otro chico rápidamente metió su polla en la boca todavía llena de leche y comenzó a bombear rápidamente hasta la garganta; ella se atragantaba con aquella nueva polla dura.

Cuando Cher volvió a hacerse cargo de la mente de Mary Joe (la había dejado a la voluntad del mundo durante un rato) se dio cuenta de lo que había pasado. Nunca había oido hablar de lluvia dorada y el descubrimiento le satisfizo. Cuando descubrió el semen en el pelo rubio de bote de Mary Joe le ordenó que se lo lavase y volviese a clase.

Practicamente todo el mundo sabía lo que había ocurrido en el baño de los chicos y la vieron como la más despreciable de las putas. Algunos de sus compañeros que habían disfrutado de su boca chismorreaban. Además desprendía un profundo odor a orin en sus ropas.

Aquella tarde Cher hizo otra prueba. Quería saber si los demás podrían verla si ella les decía que era invisible. La prueba fue totalmente satisfactoria y ella decidió seguir degradando aun más a sus amigas.

Cogió la videocamara de us hermano y fue a hacerles una visita. Mary Joe estaba sumida en una profunda depresión y Sidney estaba profundamente preocupada por su mejor amiga. Cher hizo uso de su poder para hacer que Mary Joe citase a Sidney en su casa. Allí, en la puerta, Cher esperaba a Sidney invisible y armada con la cama. Cuando Sidney llegó entraron en la casa y subieron las escaleras hacia la habitación de Mary Joe que tenía su cara empapada en lágrimas y se sintió reconfortada con la visita de su amiga.

-¿Qué ha pasado esta mañana?-preguntó Sidney.

-No sé. "Algo"... me ha hecho comportarme de forma tan extraña. He chupado más de veinte pollas; mi primo Jim se me ha meado encima...

-¿Pero qué es ese "algo"?

-No lo se Sidney-contestó rompiendo a llorar-He estado haciendo cosas terribles durante la semana pasada. Como si yo fuera una puta... y..."algo" hace que me comporte así.

-¿Sabes qué? "Algo" similar me está ocurriendo a mi. Todo el equipo de fútbol me violó el pasado fin de semana. He comprado un montón de cosas pervertidas-dijo señalando el paquete de consoladores y jueguecitos (solo que estos eran los de Mary Joe).

Cher no estaba grabando aquello ya que quería que ellas hablasen libremente para reconfortarse.

Ya está bien, pensó Cher y empezó a grabar de nuevo:

"Vais a afeitaros vuestros coños; los quiero sin el menor rastro de pelo. Podeis usar jabón de afeitar y las maquinillas de afeitar del padre de Mary Joe.Oh, y quiero un plátano bien grande hundido en vuestros coños-ella les ordenó.

Mientras Mary Joe bajaba corriendo a la cocina a recoger los dos plátanos más grandes que allí había Sidney buscaba el jabón y las maquinillas. Cher encontró los artilugios que estaba buscando. Cuando se volvieron a reunir en la habitación las dos amigas se jugaron a cara o cruz quien iba a ser afeitada antes. Sidney fue la afortunada; pelaron las bananas y las deslizaron facilmente dentro del coño de la otra y es que sus conejitos se habían ensanchado bastante por el uso durante la última semana.

Gemían pero Cher les prohibió correrse hasta que ella lo ordenase.

Mary Joe enjabonó el encantador vello púbico negro del pubis de su mejor amigo. Era la primera vez que Mary Joe empuñaba la maquinilla así que estaba preocupada de cortar a su amiga. Cuando trabajaba en la parte más delicada, los labios vaginales de su amiga, casi provoca la desgracia pero cortó el platano en lugar de los labios internos. Cher se movía realmente cerca, tomando primeros planos y fotos; terminó jugando consigo misma manteniendo tan fijo como era posible el objetivo de la camara.

Cuando Mary Joe terminó Sidney empezó con su entrepierna. Ella era mucho más hábil que Mary Joe ya que se había afeitado las piernas un montón de veces e incluso el pubis en una ocasión. Una vez que terminó sus coños ardían de la fricción y Cher les ordenó que se comieran los platanos que había en sus respectivos coños. Se pusieron en la posición del 69 y consiguieron comerse los plátanos; como estaban empapados aquello casi se convirtió en una competición de comer conejo.

-Levantaos y enseñarme vuestros coñitos depilados-ordenó Cher mediante su poder-"Sé que quereis correros pero no os preocupeis. Ya os tocará cuando llegué el momento. ¿Por qué no os meteis un par de dedos en vuestros estuches? Continuad metiendo y sacando los dedos hasta que estén absolutamente empepados.

Cher le sugirió a Mary Joe que cogiese el consolador de dos puntas e hizo que Mary Joe y Sidney se follasen con el. Ambas jovenes se echaron al suelo unidas por el consolador. Se follaron mutuamente de forma brutal y pulgada a pulgada se metían el consolador en sus coños. Cuando el consolador lo tenían completamente dentro sus coños estaban separados por menos de un centimetro; el monstruoso consolador estaba en sus cuerpos y sus coños se podían tocar.

-Continuar moviendo las caderas. Quiero que lucheis para obtener aun más consolador-les ordenó Cher.

Se movieron tan violentamente como pudieron y sus jadeos y gemidos eran tan estridentes que Cher tuvo un orgasmo.

-Putitas, quiero que os corráis como no lo habéis hecho en vuestras vidas-penso y las jovenes se apretujaron la una con la otra. Sonó como un concierto de heavy metal. El suelo estaba empapado con sus jugos y ellas estaban totalmente unidas a la otra.

Cher lo estaba grabando todo. Menuda película estaba haciendo.

-Y ahora, Sidney, por qué no le follas el culo a Mary Joe-pensó Cher.

Sidney sin saber porque se colocó su consolador de correa.

-Ponte a cuatro patas Mary Joe-le susurró Sidney.

Mary Joe obedeció y Sidney con su polla de plástico firmemente asentada camino hacia su amiga y puso algo de vaselina tanto alrededor como dentro del culo de Mary Joe. Sidney le lubricó las paredes del ano e intentó meter su consolador, tal vez el más gordo de todo el sex shop; pero Mary Joe era allí tan estrecha que Sidney tuvo que empujar con todas sus fuerzas para hundir únicamente la punta.

Mary Joe lloraba y gritaba con una voz más aguda que la de una soprano. Poco a poco y con una estruendosa banda sonora de chillidos el consolador se fue introduciendo. Cuando la totalidad del pene artificial estaba dentro de Mary Joe Sidney empezó a mover sus caderas.

-Mary Joe, corréte para mí-le sugirió Cher mediante su poder mientras Sidney metía y sacaba la polla de goma del culo de su amiga y le abría los labios del coño con sus manos. Mary Joe, con un grito agudo, se corrió y sus flujos inundaron las manos de Sidney. Ambas cayeron rendidas al suelo.

Exhaustas por el esfuerzo tuvieron que volver a interpretar la misma escena pero cambiando los papeles.

Cher había conseguido los objetivos de aquel día. Se habían afeitado y sus culos nunca más serían virgenes.

-Bueno mis chicas, me largo-pensó Cher. Ellas no podían oirla, ni tan siquiera eran conscientes de los que les decía.

-A partir de esta noche dormiréis no solo con un consolador en vuestros coños sino que añadiréis un hermoso pepino bien metidito en el culo, más que nada como un recordatorio. Y mañana por la mañana lo lamereis hasta que no le queden restos de vuestros intestinos. Buenas noches.

Aquella noche los culos de sus amigas se ensancharon muchó más con los descomunales pepinos pero eran incapaces de luchar contra los designios de Cher.

Al día siguiente Mary Joe no fue al instituto así que Cher le "recomendó" que se metiese todo lo que tuviese a mano en cualquiera de sus orificios. Y como castigo Cher no le iba a permitir correrse.

Sidney si que fue a clase pero a duras penas si pudo sentarse de tanto como le dolía el culo. CAPITULO CUARTO

Aquella mañana tenían su clase sexual de sexo. Aquello era un coñazo, totalmente teórico y ni una imagen. Cher quiso animar la clase para lo que hizo que Sidney se corriese tan sonoramente como lo hizo la noche anterior con el consolador de dos cabezas. Cuando Sidney hubo terminado toda la clase la ovacionó, creían que fingía; ella estaba completamente ruborizada.

-Una actuación increíble, Sidney-le dijo Cher más tarde-¿La habías hecho antes?

Sidney no respondió y Cher no le forzó a hacerlo. El profesor, un gordo cincuentón, llamó a Sidney a su despacho. Quería saber porque Sid había actuado de aquella manera. Ella le dijo al profesor que no lo sabía pero Cher le metió en la cabeza el irrefrenable deseo de hacerle una mamada.

El profesor se quedó atónito con su regalo. Era un viejo verde con ninguna posibilidad de disfrutar de carne tan joven. Se corrió en la boca de la joven y posteriormente se folló su dolorido coño.

-Mereces que se te castigue, putita-dijo el profesor-Vendrás aquí en cada recreo y ya te enseñaré yo de sexo.

Sidney se dio cuenta de que estaba metida en un marrón de consideración.

Mary Joe se folló con todos y cada uno de sus consoladore y vibradores. Rod, su muñeco de goma, le había penetrado (ya el culo, ya el coño) en no menos de veinte ocasiones aquella mañana y estaba reventada. Lo intentó con todas sus fuerzas, con absolutamente todo lo que tenía a mano pero fue incapaz de correrse.

Cuando Cher llegó a su casa se dio cuenta de que Mary Joe estaba tan hecha polvo que se había quedado dormida con un pepino descomunal en el culo, una zanahoria y algunas cerezas en su coño y Rod en la boca.

Cher sintió pena de Mary Joe y le concedió un orgasmo. Mary Joe se despertó con un interminable chorro saliéndole de la vagina (el resultado de todos sus infructuosos abusos aquella mañana). Cher la dejó en paz por el resto de la tarde.

La fortuna, por el contrario, no sonrió a Sidney. Cher hizo que cogiese un inmenso tapón anal y que se lo metiese en el culo con la orden expresa de llevarlo puesto toda la tarde.

Cuando Cher oyó a su hermanastro hablar de un fiesta salvaje en la Universidad (sexo, drogas y alcohol) ella pensó que aquel era un evento idóneo para sus amigas. Les sugirió que fuesen al edificio de la fraternidad con sus uniformes de puta. Cuando llegaron absolutamente nadie les prestó atención. Tal vez fuesen las más jovenes pero sus atrevidas vestimentas no desentonaban ni un ápice. Más de la mitad de la gente estaba borracha y sus amigas no se lo estaban pasando bien así que Cher les ordenó que se metieran en el servicio y suministrasen una buena ración de sexo oral para todo el mundo.

En menos que canta un gallo los chicos se alinearon a la puerta. Cuando Sidney se la había mamado a dos chicos y Mary Joe a tres uno de los miembros veteranos de la hermandad las descubrió y se le ocurrió algo mejor que hacer con ellas. Por supuesto el poder de Cher yacía en aquella decisión.

-¿Qué estáis haciendo aquí, zorritas? ¿Por qué no os unís a la fiesta? Venid conmigo-dijo.

Un par de tipos bebidos las agarraron, les arrancaron la ropa y las ataron sobre una gran mesa, brazos en cruz y con las piernas absolutamente abiertas, cabeza contra cabeza.

-¡Competición de conejitos!-gritó uno de ellos.

Un par de hileras se formaron al instante a sus pies y los chicos se bajaron los pantalones. En la fila de Sidney había al menos treinta tios por veinte en la de Mary Joe. El resto de la multitud rodeó la mesa animando a los participantes.

-Chicos, igular las filas-mandó el presidente de la Hermandad. Se formaron dos filas de veinticinco.-Hermanos ya os sabéis las reglas. Vais a follaroslas hasta que os corrais. Y cuando os hayais corrido dejar sitio. La primera de estas dos adorables zorras que consiga que se corran todos los de su fila gana.

Los primeros dos folladores tomaron sus posiciones y el arbitro, el hermano que las había descubierto, dio un pitido. Empezaron a bombear como animales en celo, era una competición. De repente y sin que nadie se lo esperase, un par de chicas saltaron sobre la mesa, se bajaron las bragas y se sentaron a horcajadas sobre las caras de las dos jóvenes que tuvieron que comer conejo mientras eran folladas por un montón de tios hambrientos.

-Arbitro-dijo una de las chicas-La primera de ellas que haga que una de nosotras se corra, gana.

-Eso no está en las reglas pero nada impide una competición amistosa-dijo el árbitro.

El follador de Sidney fue el primero en correrse y fue reemplazado por el segundo de la fila. En aquellos instantes los coños de las chicas eran tan anchos que dificultaban que los chicos se corrieran.

Aparecieron dos cubos en la habitación y los chicos que no participaban empezaron a masturbarse y a mear dentro de ellos; se corrieron dentro de los cubos y cuando estuvieron llenos derramaron la mezcla de semen y orin sobre las chicas para refrescarlas.

Sidney iba en cabeza, doce de sus chicos se habían corrido por solo diez de los de Mary Joe. En eso de comer coño la cosa era distinta. Mary Joe era mucho más habilidosa y el coño que cubría su rostro derramó sus jugos dentro de su boca. El decimosexto chico que se follaba a Sidney tardó una eternidad y Mary Joe recuperó terreno. Finalmente Sidney venció derrotando a su amiga por tres chicos.

-Ha sido la más corta de nuestras competiciones. Sidney es nuestra nueva recordwoman-dijo el arbitro.-Me encantaría que os recuperaseis del esfuerzo y para eso os proporcionamos este tratamiento.

Las chicas fueron desatadas pero no podían mantenerse en pie ya que sus piernas estaban tan débiles y sus coños practicamente partidos del abuso. Uno de los hermanos puso elos cubos en el suelo y les dijo a Sidney y Mary Joe que se arrodillaran.

-Y ahora os bebereis el resto...YA.

Las cabezas de Sidney y Mary Joe fueron hundidas entre los cubos llenos de semen y orines. Sabían que se lo tenían que beber todo con las manos atadas a su espalda. Lo hacían ansiosamente mientras otras chicas en la fiesta se pusieron a mear dentro de los cubos y sobre sus cuerpos.

-Qué sabor más delicioso-dijo el árbitro-Qué pena, es todo para nuestras damas.

Las chicas sintieron nauseas y asfixia al tener la cabeza hundida en los cubos mientras algunos chicos continuaban masturbándose llenando los cubos con más semen.

Cuando uno de los hermanos empezó a echar vodka Sidney cogió la botella y pegó un trago que fue jaleado por la multitud intentando hacer desaparecer aquel sabor de su boca. Mary Joe se terminó su cubo y el arbitro levantó su mano. Su cara estaba empapada en semen. Sidney había perdido y como castigo la volvieron a subir a la mesa donde otros diez chicos (que ya habían eyaculado como mínimo dos veces previamente) se la follaron. Un hermano cogió el cubo y derramó el contenido de semen-orin-vodka sobre Sidney. Entre risas una de las chicas se subió a la mesa y meo en la cara de Sidney.

-Y ahora me toca-dijo el arbitro-Dar la vuelta a la perra-ordenó y algunos miembros de la hermandad giraron el debilitado cuerpo de Sidney haciendo que su culo sobresaliese de la mesa.-Separarle las piernas-dijo a dos hermanos que cogieron los tobillos de Sidney y fueron incrementando la separación de sus piernas.-Arriba el culito-dijo el arbitro al mismo tiempo que enterraba su gigantesco pollón en el culo de Sidney. Ella gritaba desconsoladamente mientras la polla entraba y salia de su congestionado orificio y los dos chicos le abrían más las piernas llegando casi a partirla.

-Os haremos un regalo, pequeñas zorritas-dijo el árbitro-Os llevareis un inolvidable recuerdo de esta noche.

Una de las chicas de la fiesta trajo una caja. Estaba llena de aros, anillos y otros elementos de piercing. A Mary Joe le colocaron aros en sus pezones, su ombligo, su nariz y en distintas partes de sus orejas. Con cada pinchazo Mary Joe chillaba.

-Y para ti, la medalla especial-gritó el árbitro mientras se corría en el culo de Sidney.

A Sidney le perforaron los pezones, el ombligo y tres anillos en cada uno de sus labios vaginales. Ella gritaba, lloraba y luchaba con todas las escasas fuerzas que le quedaban pero los chicos que la sostenían eran demasiado fuertes para ella.

-Vaya una entrepierna más deliciosa. Creo que voy a estrenar este coñito-dijo el arbitro que se folló a la inmóvil Sidney sobre la mesa. Ella sentía un agudo dolor en su vagina mezcla de los anillos que la partían y de la fricción de la polla. El hermanastro de Cher, bajo el influjo de su hermanita, grabó toda la fiesta.

Un par de miembros condujo a las chicas a sus casas pero Sidney y Mary Joe estaban tan hundidas que practicamente no pudieron entrar en sus casas. Se fueron a la cama con sus consoladores en sus doloridos coños, un pepino en sus culos y el más desagradable de los sabores en sus bocas.

Aquella mañana de sábado Cher vio la película de la fiesta. Sintió pena por sus amigas pero ella se lo estaba pasando de coña. Sus reputaciones se habían hundido irremisiblemente y Cher sabía que ellas estaban al borde del suicidio por la vergüenza.

Anne fue a visitar a Cher. La rubita estaba tan cansada que invitó a Anne a meterse con ella en la cama. Una vez allí Cher le comió el coño a Anne bajo las sabanas. Más tarde sus cuerpos estaban tan unidos que parecían un solo ser. Sus lenguas en contacto, sus cuerpos sudorosos tan cercanos como era posible. Cher condujo a Anne a su entrepierna y la pelirroja empezó a trabajar en el altar dorado de su amiga. Cher disfrutaba una barbaridad siendo comida que quería pasarse el resto de la vida con una lengua en su rajita, lamiéndole los labios, acariciándole el clitoris.

Cher quería una complice en sus actuaciones, aquello sería mejor que compartirlo con el resto del mundo. Con la lengua de Anne hundida en su coño haciendo que Cher se corriese una y otra vez Cher decidió que Anne era la perfecta confidente, tan profundamente enamorada que Cher estaba segura de que estaría controlada.

-¿Anne, crees que soy una perra?

-¿Cómo?¿Tú una perra? Eres la más adorable de las personas que he conocido en mi vida.

-Tal vez no tendrías esa opinión si supieses las cosas perversas que he hecho. ¿Recuerdas a Sidney y a Mary Joe? Las he convertido en putas y practicamente las he conducido al suicidio con tanto abuso como han sufrido de mi; y lo mejor de todo es lo bien que me lo estoy pasando.

-Si te lo pasas bien no puede estar mal. Cualquier cosa que te satisfaga es una cosa fantástica. ¿Qué les has hecho?-preguntó Anne. Cher no respondió. Se levantó, enchufó la camara y la tele. Anne vio las filmaciones y se metió en su coño todo lo que pudo. Aquella no era la reacción que Cher esperaba. Pensaba que Anne era una adulta razonable y que aquella película la pondría enferma. Todo lo contrario, Anne estaba consiguiendo sus mejores orgasmos, tal vez lo mejor que había visto, antes de las cosas que ocurrieron en la fiesta de la hermandad.

-Patrick me habló del piercing-dijo Anne cuando recuperó el aliento-Quiere que me perfore el ombligo y tal vez lo haga; ¿deberia?

-¿No crees que soy una perra?-preguntó Cher por segunda vez.

-Por supuesto que no. Están pasando los mejores momentos de sus vidas. Tal vez no lo piensen en estos momentos pero ya lo descubrirán como yo lo hice.

-Deberías saber que use poderes hipnóticos en ti.

-Y no sabes cuanto te lo agradezco. Mi vida ha cambiado, cada día, cada hora es una nueva experiencia. Mi lado oscuro ha nacido a la vida. Sigo siendo una buena estudiante, una auténtica persona solo que no tan tímida y todo eso te lo debo a ti.

-¿Y qué piensas que debería hacer ahora?-preguntó Cher.

-Tal vez decirmelo todo desde el principio. Entonces igual lo arreglamos.

Cher le confesó a Anne todas las cosas perversas pero Anne cada vez estaba más excitada. Su coño estaba ardiendo y le pidió a Cher que se lo comiese. Cher le comió el conejo a su amiga terminando con su cabeza bañada en los jugos femeninos y con el clítoris de Anne entre sus dientes. Anne gemía tan sonoramente que no escucharon a Patrick. Cuando vio a su hermanastra arrodillada comiéndose a su novia tuvo una erección instantanea. Cher estaba tan hundida en las piernas de Anne que ni se enteró de que su hermanastro estaba en la habitación disfrutando el espectáculo.

-Muy bien, mi pequeña putita adolescente. Por qué no te follas a mi novia con tu puño-dijo deseando que Anne se sintiese humillada. No estaba celoso viendo como le comían el coño a su novia. Cher obedeció a Patrick, tampoco era nada malo. Si su hermanastro intentaba hacerle algo que ella no quisiera solo tenía que usar sus poderes para detenerlo. Su mano se deslizo con pasmosa facilidad dentro del coño perfectamente lubricado; Anne gemía todavía más alto.

-Todavía se la puedes meter más, hermanita-dijo él y Cher continuó empujando rotando ligeramente su muñeca en el coño de la novia de su hermanastro. Nunca había estado tan profundamente dentro de nadie, casi hasta el codo. Cuando Cher no pudo enterrar más su brazo Patrick hizo una foto para tenerla como recordatorio.

Cher se dio cuenta de que la mente de su hermano era la más fuerte a la que ella se había enfrentado. Cher retiró el brazo empapado en jugos vaginales y empezó a chuparselo. Patrick se bajo la cremallera del vaquero y su polla apareció erecta como un obelisco.

-Cher, chupame la polla-ordenó y Cher se arrodillo y se metio la inmensa polla de su hermano en la boca. Nunca le había hecho una mamada a nadie. Lamía la cabeza, intentando meterse todo el monstro hasta la garganta. Patrick la ayudó moviendole la cabeza y ella pudo sentir como aquel pedazo de pene se iba haciendo más y más grande dentro de su calidez. De repente ella se dio cuenta de que era la voluntad de su hermano la que se imponía. Ella no podía o no quería controlarle.

Cher se esforzó y usó sus poderes para pedirle a Anne que le comiera el coño. Fue un éxito, tal vez Patrick se había vuelto inmune a sus poderes. Aquella polla en su garganta la estaba ahogando. La lengua en su coño hacía que Cher disfrutase su tarde más inolvidable. Patrick se corrió en la boca de Cher quien se tragó todo el líquido. Ella no sabía cuantas veces se había corrido en la boca de Anne. El pene de Patrick recobró la erección y cuando Cher creía que aquel pedazo de carne iba a desvirgarla su hermanastro hundió su pene en el dilatadisimo coño de Anne, echada en el suelo con su lengua en el dorado coño de Cher siendo follada por Patrick. Cher, durante breves instantes, deseo que Patrick la violase; estaba tan cachonda y mojada que practicamente le pidió que la follara pero su polla estaba muy dentro de Anne.

Un cuarto de hora más tarde todo había vuelto a la normalidad. Patrick y Anne parecían una pareja de estudiantes de psicología y Cher una adolescente con angelical rostro.

-Vi ayer a tus amigas Sidney y Mary Joe-dijo Patrick-Fueron la principal atracción de la fiesta.

Cher y Anne sabían de lo que hablaba pero fingieron que no.

-¿Qué hicieron?-preguntó Cher.

-Tal vez no deberías oirlo. Se han convertido en una asquerosa pareja de putas.-Con aquello daba por zanjada la conversación. Afortunadamente no sospechaba de su hermanastra. Cher descubrió que podía navegar por la mente de Patrick pero no influir en él. Aprovechó para descubrir sus fantasías más perversas que le gustaron tanto que decidió ponerlas en práctica con Sidney y Mary Joe. CAPÍTULO QUINTO

Sidney no pudo quitarse el sabor del pis y del semen de su boca. Se había cepillado con saña los dientes infinidad de veces y había comido todo tipo de alimentos de sabor penetrante pero no funcionó. Todo su cuerpo estaba dolorido, sus anillos le dolían, particularmente los que tenía en sus todavía hinchados labios vaginales. Sus padres empezaron a sospechar de su comportamiento, su inusual interes en los pepinos y la forma en que había cambiado de vestuario. Estaba tan humillada que quería matarse.

Mary Joe no estaba mucho mejor que su amiga. Sus piercings no estaban tan ocultos y todo el mundo podía verlos. Afortunadamente no le tocaron los labios vaginales y el dolor se le iba pasando. Pero todavía podía oir los infrahumanos gemidos de Sidney mientras los animales le perforaban las más delicadas de sus carnes. Tampoco podía olvidar sus pezones perforados y el piercing de su lengua le dolía incluso cuando bebía agua. Se había acabado por acostumbrar al sabor de semen y sabía que no podría deshacerse de él.

Algo extraño evitaba que ambas chicas se quitaran los aros.

Cher se puso a revolver entre los papeles de su hermanastro buscando sus revistas guarras; sabía lo que buscaba y al final lo encontró. Quedó sorprendida cuando vio las fotos y leyó el texto. Selecciono uno de los anuncios, el que le pareció más cruel y Cher eligió a la afortunada para aquella sesión especial. La china le correspondió a Sidney; tenía otra sorpresa

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