Subí las escaleras de la torre, casi corriendo por llegar a clase, había faltado dos veces y no podía hacerlo una vez más ese parcial, llegué justo a tiempo y la “Miss” con un seño en la frente me dijo: “come in”, uff! me senté aun lado tuyo, era la única silla vacía, enseguida percibí tu delicioso aroma a hombre, combinado con esa loción tan de moda.

Solo te miré de reojo y aunque hay que aceptar que no eras un cuero de hombre, me resultaste bastante atractivo, esos lentes y tu concentración te daban un aire intelectual muy sexy...en fin!, regresé al ejercicio de la tediosa clase y te olvidé.

Casi al finalizar la clase te levantaste a hablar de no se que con la Miss, recogiste tus libros y me regalaste una sonrisita muy picara; no volví a llegar tarde a clases y en una silenciosa complicidad siempre encontrábamos la oportunidad para sentarnos juntos o cuando el espacio no lo permitía yo delante y tú detrás, situación que disimulábamos poniendo nuestros útiles a un lado, quitándolos únicamente cuando aparecía el otro.

....así sucedió lo nuestro....yo me encontraba delante de ti, con un pantaloncito blanco y una diminuta tanga debajo, sabía que al sentarme la notarías, no necesité nada más para acaparar tu atención la hora y media de insoportable clase de Ingles, descuidadamente acercaste tus rodillas al respaldo de mi silla, un fino roce entre una de ellas y mi trasero me indicó que mi táctica había funcionado, para los demás nuestro juego era imperceptible y quizás la presencia de todos ellos y su desconocimiento me prendía más, creo que lo mismo te sucedió a ti porque te animaste a hacer mas fuerte el contacto, y mi silencio te dio la aprobación que necesitabas para seguir, delicadamente combinaste el movimiento de tu rodilla con el toqueteo cuidadoso de tu mano, erizando los pequeños y escaso bellitos de mi baja espalda, el sentirme observada intensificaba todas las sensaciones que me provocabas, fue una tortura placentera a la que me sometiste cuando por fin te atreviste a meter bajo mis pantalones un par de dedos, jalando un poquito mi tanga, lo que hizo mas fuertes los latidos que sentía entre las piernas, mi respiración se entrecortó; creí que la chica de enfrente lo notaría, pero no fue así y pude sentir ahora tu palma acariciando intensamente mis nalgas, dejé escapar un gemido haciendo voltear—ahora si—a la rubia de enfrente, me soltaste y ambos reímos, para sorpresa del resto del grupo que escuchaban atentos una lectura, sólo tu y yo sabíamos porqué....y la rubia lo sospechaba jajaja....

Era un jueves, creo, llegúe cinco minutos antes y me senté como siempre en la última fila, apartando tu lugar, tu llegaste momentos después, no dijiste nada solo cerraste la puerta tras de ti y me jalaste, nos besamos profundamente, con desesperación, descargando esa pasión contenida por días, apretaste mi cuerpo y comenzaste a besar mi cuello, me susurraste al oído: “te voy a coger como nunca”, tomaste con ambas manos mis caderas y me subiste al escritorio, separaste mis piernas y me quitaste la mínima tanga que cubría mi intimidad, tus dedos recorrieron mi sexo desde mi clítoris hasta mi ano, mientras tu boca se depositaba en mis pechos hambrientos de ti, succionando mis pezones, pasando tu lengua a su alrededor una y otra vez, mordiendo, haciéndome gritar, mientras tu mano me transportaba al mismo cielo, yo me dejaba llevar, tome tus mejillas y te bese nuevamente y le indiqué a tu boca el camino al lugar que mas la necesitaba, te apoderaste de mis labios menores, apenas tocarlos los separaste y me introdujiste la puntita de tu lengua, rodeando la entrada de mi vagina, yo me arqueaba de placer y tus manos alzaban mis nalgas para tener mayor manejo, entraba y salía cada vez mas rápido, yo solo quería “más, más, maaaaaaaas”, me metiste un dedo y chupaste mi clítoris al unísono, no pude más y te entregue mis abundantes jugos como premio a tus maniobras, me vine dos veces y apenas habíamos empezado.

-Te gusta?, me preguntaste agitado.
-Si, pero me gusta más esto, conteste apretando con lujuria tu paquete.

estabas frente a mi, divino, con los labios húmedos y el cuerpo lleno de deseo, quería hacerte desearme tanto como yo deseaba que me metieras ese miembro tan rico que tenía enfrente, te haría sufrir deseándome hasta que rogaras por hacérmelo; me bajé del escritorio y así de pie como estabas, bajé tu ziper y tome entre mi manos tu hermoso y enorme pene, lo chupe lentamente primero apretando la base con una de mis manos, subiendo y bajando sin sacármelo de la boca, podía sentir como te estremecías y soltabas leves gemidos. El olor que expedía tu entrepierna me estaba excitando mas de la cuenta y sacaba de mi interior toda la lujuria guarda en mi ser.

-Aggrrr! me vengo, advertiste.
-Vente mi vida, así, dame toda, toooodita tu lechita!

y un chorro calientito brotó enseguida llenándome toda, debo advertir que aunque nunca me ha gustado mucho el sabor del semen, el tuyo me supo a gloria!!. Tu verga seguía enhiesta, tan dura, como si no hubiera pasado nada, limpie vehemente la última parte de semen en ella y se puso aun mas erguida, me volteaste y recargada sobre el escritorio sin mas preámbulos me la metiste por atrás, eso estabas anhelando y yo te complací, podía sentir sus estocadas fuertes y rápidas, y tus manos apretando mis caderas y luego mis nalgas, yo apretaba mi vagina para sentirte mas, eso te provocaba más placer y lo podía sentir al acelerar el ritmo, y sentir el choque de tus testículos con mis nalgas apretadas uhmmm, agrrr, yaaaaaaaaaa!, nos venimos juntos en un deliciosos y placentero orgasmo.

Nunca noté el tiempo, desperté rapidamente, era casi la hora de entrar a mi siguiente clase, por qué nunca llegó nadie?....... ja!! había proyección en la tele-aula, lo había olvidado...pero tu no, te vi cuando bajabas las escaleras junto con mis demás compañeros.

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Por favor sigan escribiendo y dejando sus comentarios, espero que este les guste, besos:

Lilith