Cuándo me encapricho, me excito, me zaceo, me pongo sumamente ardiente como caliente y para rematar entre nosotros tengo en las propias manos una falda de vestir de cualquier tipo no lo pienso ni siquiera dos veces en que me la roso o sobo con tanta fascinación sobre todo cautivándome también seduciéndome igualmente provocándome de ahí que me follo con todas mis fuerzas, ganas, ánimos, alientos, deleites, delicias, deseos, incitación, intensidad, enajenación, en fin que al instante me vengo completamente en paja que embarro la misma parte de atrás de la falda en que queda chorreado blanco muy espeso y muy liquido en que es el nivel en que estaba inundado sobre todo cargado pensando en mujeres que me ponen de esta forma y mucho más hoy por hoy.