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Relato
Categoría: Transexuales

Cazador cazado

Por ojosv55



Ese día había sido de los días mas terribles de
los últimos meses. La presión en el trabajo había
venido aumentado lenta pero constantemente, a causa de la proximidad del lanzamiento de nuestra nueva línea de productos. Todas las divisiones andaban frenéticas, alistando los detalles de
última hora. Mi jornada de trabajo durante la última semana había sido extenuante, y estaba
dispuesto a tomarme un rato de descanso y distracción.


Salimos Miguel y yo, a tomarnos unos tragos en un bar de la zona rosa, el sitio con mas movimiento
en la ciudad. Miguel era mi compañero de
trabajo, con el que mas tiempo gastábamos en la oficina, a la vez que era un muy buen amigo. Su forma de ser era muy agradable. Era una persona
de esas en las que depositas tu confianza casi
sin quererlo, en forma natural. Y además tenia una muy buena conversación, era educado y sobrio.
En fin, una persona con la cual se podía
disfrutar una velada.

Entramos a un bar que no conocíamos, inaugurado
hacía muy poco, con una decoración hiper techno.
Debido a la novedad, el sitio estaba a reventar. Conseguir pareja para bailar no resultó nada
difícil. Miguel enganchó con una morena de corta
estatura, pero que tenía una cara de muñeca
preciosa. Además el color de su piel era divino,
un canela como de bronceado de playa del caribe. Yo por mi parte ligué a una rubia mas bien
pálida, pero que bailaba exquisito, Parecía que
se moviera sobre nubes.

Después de unos cuantos bailes y tragos, Miguel y yo nos dimos cuenta que las nenas eran mas bien putonas, a la búsqueda de unos pesos para el fin de semana. Putonas pero algo finas, pues sus
vestidos y su estilo no revelaban la ordinariez de una puta de calle. Sin decirnos nada supimos
que esa noche íbamos a terminar acostados con estas dos zorritas, que buenas si estaban, y que
merecido nos lo teníamos, después de estas
semanas de trabajo intensivo.

El magreo que nos estábamos dando ellas y
nosotros, refregando nuestros pubis y tocándonos
todo lo que la situación permitía, caldeó el
ambiente justo lo necesario para que nuestros
espermatozoides empezaran a quejarse por salir.
Decidimos abandonar la Disco, los cuatro, y
buscar hacia donde derivar para satisfacer
nuestras ganas, que ya abundaban tanto en ellas
como en nosotros. Claudia y Sandra, que a esos nombres respondían la morena y la rubia,
respectivamente, fueron al grano tan pronto
estuvimos en la calle: a negociar el precio y el
sitio. Claudia y Miguel acordaron rápidamente
irse a un motel de las cercanías, casi sin
regatear el precio solicitado por ella, a lo cual me dije que Miguel ya estaba lo suficientemente
arrecho como para ceder fácilmente ante los
requerimientos de la putita. Nos dejaron solos a
Sandra y a mí en medio de la acera, y negociando
todavía el precio. Yo no estaba muy seguro de que hacer. Los moteles me dan cierta desconfianza,
prefiero sitios mas personales e íntimos, pero mi
escaso onocimiento de Sandra me prevenía de
invitarla a mi apartamento.

Ella, al notar que no me resolvía, optó por
invitarme a su propio apartamento. Eso alejó mis
prevenciones, y me decidí a echarme un buen polvo
con esta zorra. “Ojalá que acostada lo mueva
igual que cuando baila” pensé yo, mientras
imaginaba que tal seria este coñito que me iba a
comer en pocos minutos.


El taxi nos dejó en la puerta del edificio donde
vivía. Pagué y subimos aceleradamente. Parecía
que a pesar de ser puta, a Sandra también le
apresuraba calmar sus ansias de sexo. Algunas
putas son desesperantes, pues solo piensan en
cobrar y salir del cliente, lo cual siempre me
hace sentir como basura.


Tan pronto cerramos la puerta, Sandra se abalanzó
sobre mi y me beso apasionadamente, hundiendo su
lengua en mi boca y utilizando ese apéndice para
explorar todos los rincones de la misma. Yo por
mi parte le empecé a desabotonar su vestido, el
cual se abotonaba, que digo, desabotonaba por la
espalda. En segundos estábamos los dos totalmente
desnudos, parados frente a la puerta todavía, Mi
verga estaba dispuesta para la batalla, y Sandra
me tomo de la misma, dirigiéndome a la mesa del
comedor. “Ven y te comes tu postre, papito lindo”
me dijo mientras se sentaba en la mesa y abría
sus piernas al máximo. La visión de ese coño
húmedo me arrecho aún mas y la penetré con
furia,. Ella al sentirse clavada, gimió de placer
y empezó a balancear sus caderas contra mi
vientre, tragándose mi pene a intervalos
rítmicos. La abstinencia de los últimos días tuvo
sus consecuencias. En pocos segundos mi leche se
estrelló contra el fondo de su vagina, lo que
hizo que Sandra se retorciera de placer,
derramando sus jugos sobre mi.


Estaba descansando aún con mi verga entre su
vagina, cuando nos sorprendió el timbre del
apartamento. “Coño, quién será a esta hora?” dijo
Sandra dando un respingo. Yo opté por recoger mis
ropas y retirarme hacia la pieza, en espera de
que no fuera un cliente de ella. Escuche que
abría la puerta, saludaba a alguien y luego de
eso cuchicheos que no lograba descifrar. Lo que
me sorprendió fue que después empecé a notar como
sollozos, los cuales fueron aumentando de
volumen. Nunca había oído llorar a Sandra, por lo
cual no sabia si era ella o no. Un poco alarmado,
pensando que de pronto el intruso la hubiera
golpeado, asomé tímidamente mi cabeza por la
puerta.

Pues no, no era ningún intruso, era una intrusa,
y era ella la que sollozaba abrazada a Sandra,
que trataba de consolarla. Noté que la chica
tenia sus ropas algo averiadas, y pensé: “a que
se ha topado con un cabrón agresivo, que le ha
pegado por cualquier estupidez, pobre nena!” y me
retiré hacia el cuarto, pensando “Y ahora que?”
Yo todavía tengo leche represada, mierda, que
mala pata”

Me puse mis interiores y mi pantalón, y en ese
instante entró Sandra al cuarto. “Nene, que pena
contigo, estoy en un dilema. Cynthia ha sido
golpeada por un estúpido, y está muy alterada. Te
molestaría si ella se quedase aquí?” “Y
nosotros?” le respondí yo, dejando entrever
ligeramente un tono de molestia por el
asunto. “No te preocupes amorcito. Ella no pone
problema para nada.” Accedí, en espera de que las
cosas mejoraran y pudiera ensartar nuevamente a
Sandra, que, efectivamente, se movía igual cuando
tiraba que cuando bailaba.

Salimos los dos a la sala y me di cuenta que
Cynthia estaba bastante maltrecha, su cara con
todo el maquillaje corrido y su ropa rota,
especialmente su blusa, que dejaba ver parte de
sus pechos “No esta mal la Cynthia” pensé para
mis adentros, pero me sentí culpable por estar
pensando nada mas que en mis deseos, cuando esta
chica se veía que había pasado un muy mal rato.
Cynthia trajo un frasco de Body Splash, y unas
toallas de mano, a la vez que me presentaba
formalmente: “Cynthia, este es Rafael, es un
amigó que conocí en la Disco nueva esta
noche” “Hola” me respondió ella, extendiéndome su
mano, y mirándome con una expresión de tristeza y
desvalidez que me conmovió.

”Siento mucho lo que te ha pasado, Cynthia, hay
algunos cabrones que se merecen una buena
arrastrada”, le dije yo, tratando de consolarla.
Ella sollozó, y yo le dije, “vamos, ya pasó,
estas entre amigos, aquí estas segura” La abracé,
y traté de reconfortarla, pues su sufrimiento me
inspiraba ternura “Gracias, eres muy lindo
Rafael, me respondió.

Sandra me pidió que le ayudara a limpiarse un
poco, con las toallas, mientras le alistaba unas
ropas que se pudiera colocar para reemplazar las
estropeadas. Desapareció en la alcoba mientras
yo utilizaba loas toallas y la loción para
limpiarle su rostro, su pecho y su espalda. Ella
se retiró la blusa y el sostén para dejarme
hacer, dejando libres un tremendo para de
redondeadas y firmes tetas. Yo carraspeé, pues me
sentía incomodo en la situación. A pesar de tener
todavía ganas de tirar, no me parecía muy
caballeroso tratar de aprovecharme..

Afortunadamente Sandra llego con la ropa
necesaria para Cynthia, quien a su vez
desapareció en el cuarto, no sin antes
agradecerme por mi apoyo y ayuda. Al quedarnos
solos, le dije a Sandra “Y ahora que”, “Ella no
es problema, yo le tengo mucha confianza, A ti te
molesta que ella este por ahí mientras nosotros,
ya sabes?”. “Bueno, pues no es lo ideal, pero que
le vamos a hacer, yo sobreviviré con eso”
respondí.

Escuchamos la ducha, y Sandra me dijo “Ven, esta
en el baño, aprovechemos, pues se nota que
todavía te falta”. Entramos al cuarto, y
rápidamente nos desnudamos de nuevo arrojándonos
sobre el colchón. Nuestros cuerpos se fundieron,
unidos por nuestros sexos, mientras nos
abandonábamos al frenesí del coito, La poseí con
un deseo extraño en mí, tal vez por la ansiedad
generada por una tercera persona que podría
irrumpir en cualquier momento. Mi corrida fue
total, quede exhausto, al lado de Sandra, que,
sudorosa, prendía un cigarrillo.

Desperté de súbito, al escuchar que la puerta del
baño se abría. Sandra seguía acostada a mi lado,
dormida, y Cynthia, acababa de entrar en la
habitación, después de concluir su baño. “Oh lo
siento, no quería incomodarlos” “No te
preocupes”, le contesté medio adormilado, al
parecer nos habíamos quedado dormidos después del
coito. “Voy a recostarme en el sofá” dijo. Yo,
cortés y caballeroso, le dije: “no, espera,
quédate en esta cama, y yo uso el sofá, así
podrás descansar mejor” e hice el ademán de
pararme. Sandra, que se había despertado hacía
unos segundos, intervino: No, papi, no te vayas,
ven Cynthia, esta cama es un potrero, aquí
cabremos todos muy cómodamente”. “No, creo que
mejor los dejo, me da mucha pena con
ustedes”. “Vamos, no seas tonta, no molestas,
cierto Rafael?”,. Yo asentí, y le dije “si, ven,
estarás mejor aquí”, y le señale un espacio entre
Sandra y yo. Eso pareció convencerla, tal vez el
dormir al lado de su amiga era lo que necesitaba
para olvidar ese mal rato de antes.

Me pare de la cama para que ellas se pudieran
acomodar mejor. Opté por ir al baño, y después
pasar por la cocina por un bocadillo. Retorne al
cuarto, con unos panecillos y una cerveza que le
ofrecí a Cynthia. “Amor, eres un príncipe, pero
me haces quedar como mala anfitriona, yo he
debido hacer eso” dijo Sandra. “No te preocupes,
no es molestia para mi, al fin, yo me he atrevido
a tomar parte de tus viandas para calmar el
hambre. Quieres un poco?” le respondí
ofreciéndole un sándwich y una cerveza: “Cómelo
tu querido yo estoy fundida”.

Así, acabamos nuestros bocadillos Cynthia y yo,
mientras Sandra se volvía a quedar dormida.
Cynthia me dijo, “No te vas a acostar? Si quieres
los dejo, como te digo” “Que no, bobita, quédate
ahí!. Mejor dicho, espera, ya me acuesto” dije
con intenciones de dormir un rato, pues el ligero
sueño que había tomado antes me había recordado
las noches de insomnio en la oficina.

Me acosté al lado de Cynthia, que olía exquisito,
un perfume muy femenino. Ella se Abrazó a Sandra,
dejándome espacio para mi solo. Mi mano se
aproximo al cabello de Cynthia. “Estas mejor?
Descansaste con la ducha?” Si, gracias, lo
necesitaba, hoy ha sido una noche de perros”.
Continué sobando su cabellera y acariciando su
cabeza. Ella se giró hacia mi lado y colocó su
cabeza sobre mi pecho. Así en esa posición, nos
quedamos dormidos.

Desperté, como a las dos horas, con una erección
de película. Cynthia estaba todavía dormida sobre
mi, prácticamente en la misma posición. Trate de
zafarme, pero mis intentos hicieron que Cythia se
abrazara aún mas a mi. Su cabeza quedo al lado de
la mía, con los rostros casi pegados. Su perfume
era delicioso, sugerente y empezó a hacerme pasar
ideas por la cabeza. No resistí la tentación, y
acerqué mis labios a los suyos. Empecé a besarla
suavemente, y sentí que ella separaba sus labios,
en sueños todavía. “Soy un aprovechado” pensé,
pero continué besándola, acariciándole ahora su
espalda. Mi tranca estaba tiesa totalmente, pues
la excitación de lo prohibido multiplicaba el
placer. Noté que ella empezaba a despertar, y
decidí apartarme, como chiquillo pillado en una
travesura. Ella me lo impidió, y empezó a obrar
por su cuenta. Sus labios se pegaron a los míos,
mientras su mano se deslizaba hacia mi
entrepierna. Sentí como electricidad al ella
tocar mi falo erguido. Lo rodeó con sus dedos y
empezó a masturbarme lentamente. Yo decidí
avanzar por mi cuenta también, y empecé a
manosear sus preciosas tetas. No resistí la
tentación de vérselas, y levante la sábana. El
esplendor de ella se me mostró en su totalidad.
Su pijama estaba desabotonada hasta la cintura, y
sus tetas esplendorosas hacían que mis manos se
vieran pequeñas. Ella acelero su ritmo sobre mi
polla, mientras yo le deslicé la mano a su sexo.
Mi sorpresa no se hizo esperar, al toparme con un
objeto duro que no debería estar allí!. Le abrí
su pijama totalmente, y pude ver lo que había:
una tremenda verga tiesa y erguida. Era la
primera vez que tocaba una verga que no fuera la
mía, y eso me hizo sentirme cortado. Iba a
pararme de la cama, y entonces ella se retrajo
diciendo con un tono lastimero “Lo siento, no
quise molestarte”. Su actitud me venció. Parecía
una niña desvalida, y me hizo olvidar que no lo
era, que en realidad era un tipo con tetas...


Abandoné mi idea de pararme, y la abracé: “No, lo
siento yo, perdóname tu.” La acariciaba como si
fuera la mujer mas dulce. Por que actuaba asi?,
Por que acariciaba y consentía a este tipo? Me di
cuenta que en realidad no le veía como hombre,
sino como mujer. “Si no tuviera esa polla entre
las piernas, si tuviera lo que yo esperaba” pensé
para mis adentros Ella me ofreció sus labios que
se me antojaron irresistibles. Nos besamos como
locos, acercando nuestros cuerpos. Su pene empezó
a rozar el mío, y contrario a lo esperable, eso
me excito aún mas. Empezamos a movernos para que
nuestro penes se rozaran. Yo subía ligeramente
mis caderas y ella las escurría, haciendo que los
dos troncos se refregaran el uno contra el otro.
Todo ese toqueteo acabó por vencer mis ultimas
defensas. Levanté la sábana y la coloqué
delicadamente sobre Sandra, que continuaba
profunda. Mientras admiraba su femenino cuerpo,
empecé a acariciar su verga erecta. “Que estoy
haciendo?” pensaba yo. Yo que me creía macho
remacho, acariciando la verga de este tipo”. Pero
cuando la veía completa, me decía, “no es un
tipo, es una mujer, y que preciosa que está”


Ella pareció leer mi mente, y acercó sus labios a
mis oídos para hablarme suavemente: “ya, ya papi,
déjate llevar por tu corazón, obedece a tus
instintos. Se que dentro de ti estás deseando que
ocurra. No te resistas papi, no involucres la
razón con esto tan bello que estás sintiendo.”
Todo eso que me decía acabó por romper la última
barrera. Me abandoné a ella, me abandoné a el, me
abandoné a lo que quería. Y lo que quería era
amarla profundamente, poseerla, y dejarme querer
por ella.

Empecé a acariciar su verga sin tapujos, a la par
que disfrutaba de la vista de su cuerpo
totalmente femenino, salvo por ese pequeño
detalle. Bueno, no tan pequeño. Mi mano apenas
bastaba para contener su miembro palpitante. Ella
correspondió, y empezó a masturbarme. Yo me
sentía en el paraíso, cuando ella dejo de
meneármela, y se colocó en posición para hacerme
una buena fellatio. Tragó mi verga con su boca a
la par que se montaba a horcajadas sobre mi. Su
miembro apareció en todo su esplendor colgado
frente a mi cara. No resistí. Para que resistirme
mas? Para que negar que lo que estaba haciendo me
gustaba? Abrí mi boca y trague el miembro de
Cynthia con ardor. Que rico sabor el que tenia. Y
que rico que Cynthia lo mamaba, era una experta.
Me sorprendí pensando en que deseaba alcanzar la
experiencia de ella, aprender a mamarlo como un
profesional. Al pensar estas cosas, al darme
cuenta lo delicioso que era un pene en tu boca,
lo mucho que me gustaba, me descargué con
espasmos de placer en la boca de Cynthia, que
recibió sumisa todo mi semen, sin soltar mi falo
hasta que lo hubo exprimido totalmente. Nos
separamos, y me di cuenta entonces que yo ya
había llegado, mientras Cynthia tenia toda su
carga completa. Ella me dijo “si tu quieres, mi
amor, solo si tu quieres!” Yo lo único que atiné
fue a dar un beso en su mejilla, y voltearme de
medio lado. Su verga quedó en donde debería
quedar, a la entrada de mi culo virgen. Seguí
haciendo caso a mi corazón, a mis deseos, y alce
una pierna, mientras reposaba la cabeza en la
almohada y cerraba los ojos.

Sentí que ella empezó a penetrarme con su
herramienta, haciendo todo lo posible por no
herirme. Sin embargo, empecé a sentir que me
rasgaba, y me quejé. Ella retiró su miembro, y
cruzando su brazo sobre mi pecho, abrió la mesa
de noche y saco un tubo de crema lubricante. Lo
aplicó sobre su falo y sobre mi culo, y volvió a
intentarlo. Esta vez no sentí ni el menor asomo
de dolor. Al contrario, sentir la verga de
Cynthia penetrándome fue la sensación mas
deliciosa, tan diferente a penetrar a una mujer.
Continué con los ojos cerrados, hasta que Cynthia
hundió su arma hasta la empuñadura. Así
totalmente empalado, penetrado y con mis ojos
cerrados, empecé a gozar de la follada de
Cyinthia. El placer de sentir ese falo entrando
y saliendo empezó a hacerse mas y mas notorio, a
medida que mi culo se acostumbraba a ese invasor.
Así estaba, sintiendo el sexo de Cynthia y
dejándome llevar por el placer, cuando sentí que
algo aprisionaba mi miembro, que estaba medio
flácido después de la corrida en la boca de
Cynthia. Abrí los ojos y vi a Sandra que con su
boca aprisionaba mi miembro, tragándoselo con
avidez. Ella me dijo: “Con que saliste de doble
vía, no papi? Así me gustan mas”. Al izar la
vista, noté que el techo de la habitación contaba
con espejo, cual motel de putas pasajeras. “Por
qué no había visto este espejo antes?” pensé para
mis adentros, diciéndome que la arrechera y el
afán de comerme a Sandra me había hecho ciego a
lo obvio, ciego a los espejos en el techo, ciego
a los miembros escondidos entre pantys, ciego a
mis deseos de ser poseído en la forma en que yo
poseía. Me extasié en el espectáculo. Yo entre
dos mujeres, penetrado por detrás y succionado
por delante. Que delicia, que placer el sentirse
usado, que placer el sentirse inundado por un
miembro palpitante. El espectáculo era tan
completo, que terminé por correrme en la boca de
Sandra, mientras Cynthia descargaba toda su leche
dentro de mi “Oh, si, mamita, que rico, que leche
tan deliciosa, vamos, dame mas, damela toda”
gritaba yo como si fuera una de las zorras que
acostumbraba follar.

Ahora yo era la zorra. Ahora sentía lo que
sentían ellas.. Ahora era lo que jamás soñé que
sería.... Ahora estaba completo.... Ahora era,
como decirlo, feliz. Sí, ahora era feliz.....
Datos del Relato
  • Autor: OJOSV
  • Código: 13603
  • Fecha: 23-02-2005
  • Categoría: Transexuales
  • Media: 5.7
  • Votos: 80
  • Envios: 4
  • Lecturas: 5086
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
rodrigo
invitado-rodrigo 24-12-2006 00:00:00

para compartir con ella la cama y entregarnos mutuamente al placer, que suerte tuvistes, te felicito, te di mis diez, saludos. rodrigo

paloma
invitado-paloma 14-06-2006 00:00:00

si fue cierto.... mmm que rico, espero algo parecido, felicidades tu lo conseguiste

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