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Hace un par de años, poco después de haber perdido mi virginidad, me fui de vacaciones a Toronto, Canadá, donde vive gran parte de mi familia. En el aeropuerto me recibieron mi tío Gerardo y mi primo David. Fue un encuentro bonito, porque ellos antes vivían en Lisboa (Portugal) y teníamos mucho tiempo sin vernos. David y yo somos contemporáneos, él tiene 22 y yo 20, y la última vez que nos vimos teníamos unos 12 años. En cuánto nos vimos, con algo de timidez nos abrazamos.
Fuimos a almorzar a un restaurant muy bonito, yo hablaba sobre la familia en Colombia y David no paraba de mirarme con dulzura, admiración. Parecía un niño pequeño viendo su juguete favorito. A mí no me era indiferente, porque es un muchacho ideal, por así decirlo. Mide unos 1.85cm, de cuerpo atlético, piel clara y cabello oscuro, que además su personalidad abierta, divertida y tipo badboy completaba su porte. En cuanto lo vi pensé en que sería el galanazo de su clase y debía tener muchas niñas babeando por él. Ese día estuvimos juntos todo el tiempo y la timidez rápidamente se fue, parecíamos los pequeños de antes.
En los días que estuve allá, yo dormía en una habitación para invitados al lado de la de David, pero literalmente, sólo dormía allí. El tiempo que pasábamos en la casa siempre estábamos en su habitación, viendo películas, escuchando música, jugando videojuegos o simplemente conversando. La pasábamos muy bien sanamente, aunque la atracción era imposible de ocultar y en ocasiones yo lo provocaba, arrepintiéndome después. Vi su miembro erecto en muchas ocasiones, pero supongo que hacía todo por controlarse.
Una noche, mis tíos iban a una fiesta y nos preguntaron si queríamos ir. Realmente yo prefería quedarme en casa, habíamos estado todo el día de paseo afuera de la ciudad y me sentía agotada. David en cuanto escuchó que yo me quedaría, le dijo a mi tío que no quería dejarme sola en casa, que pediría una pizza para los dos, veríamos un par de películas y nos dormiríamos cada uno en su habitación. Mi tío al parecer no notaba aún lo mucho que nos gustábamos, porque accedió rápidamente.
En cuanto se fueron, cenamos juntos en su habitación y luego colocamos una película. Yo tenía una blusita de tiras ajustada, que llegaba un poco más abajo del ombligo y unos jeans descaderados que al acostarme se bajaban un poco, dejando ver el hilo que tenía debajo. Al comienzo fue algo inesperado, pero de repente volteé a verlo y estaba embelesado en mi trasero, así que desde ahí empecé a levantarlo un poco más, a levantarme para hacer cualquier cosa y que al acostarme se bajara cada vez más el jean. Su cama estaba pegada a una pared y yo estaba junto a ella, así que en una de las veces que me levanté, en vez de bajarme por los pies, prefería hacerlo pasando por encima de David y pude ver lo mucho que le encantó. Fui a la cocina y cuando volví vi su miembro sutilmente levantado. Mi calentura fue demasiado obvia, pero quería parecer inocente, hice de cuenta que no había visto nada, pero volví a subirme a la cama por encima de él y esta vez sentí su pito duro rozarme.
¿Me perdí mucho de la peli? -le pregunté- Bueno, teniendo en cuenta que no has mirado casi nada, yo creo que sí. Ya va a terminar -dijo David- y nos reímos. Me acosté abrazando a David y seguí como si estuviese viendo la peli.
Al acabarse, pasé la TV al cable, para buscar algún programa divertido (quizás ya yo sabía lo que podía encontrar en la tele a esa hora). Pasando los canales, vi una película porno y la dejé unos minutos. Empecé a ver cómo a mi primo se le crecía cada vez más el pito y yo sí que estaba caliente. David me quitó el control remoto y cambió el canal. Yo seguí viendo cómo pasaba los canales sin quedarse en ninguno y cerré suavemente mis ojos para que pensara que dormía. Todo mi plan estaba en mi mente. A los minutos me volteé mirando hacia la pared y saqué mi culo sutilmente hacia donde David. Él esperó unos minutos, apagó la TV y se volteó también. Quedamos en posición de cucharita y él me abrazaba. Aún tenía su pito durísimo. Había conseguido lo que quería. Esperé que pasara un tiempo prudente y empecé a mover el culo hasta que quedó su pito totalmente duro, entre mis nalgas. Fue sencillamente increíble. Estaba tan mojada y mis pezones estaban tan duros como su pito. Con mi mano, coloqué la suya en mis pechos para que sintiera mis pezones y él empezó a besarme el cuello. Me quedé un tiempo así, pajeándole el pito con mi culo y nuestra respiración iba aumentando. David pasó de mis pechos a mi sexo. Metió su mano y empezó a frotarme el clítoris. No pude contenerme y me mojé. Estábamos sudados, a pesar del frío que hacía y nuestra respiración a millón. Me masturbó por unos minutos y justo cuando más excitados estábamos ¡Ding dong! Tocaban el timbre. Eran sus padres. Tuvieron que volver temprano porque mi tío estaba muy cansado y temían que se durmiera en el camino a casa. No se imaginan lo frustrada que estaba y lo arrepentida que quedé de no haber puesto en marcha mi plan unos minutos antes.
Al día siguiente David y yo conversamos sobre lo sucedido, yo sentía remordimiento por Alejandro y preferimos dejar nuestro amor de primos en eso, mientras yo tuviese novio.
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